Más de 30.000 hectáreas fueron devastadas por el incendio que se desató el lunes en Puerto Lobos, al noreste de Chubut, y se complicó este martes por las fuertes ráfagas de viento que hicieron que las llamas de más de 50 metros se esparcieran por varios campos de la zona.
Emilia Massari, propietario de la estancia “El Pañuelo”, uno de los damnificados, admitió que hay seis campos que se quemaron casi en su totalidad, y las perspectivas de frenarlo no son buenas hasta tanto no llueva.
“Que Dios nos ayude, que haya una tormenta y que el fuego se apague. Estamos pendientes de que llueva, escapa a la voluntad humana”, reconoció el hombre que mencionó que las proporciones del incendio superan toda capacidad de contenerlo, por más esfuerzos que se hagan.
El establecimiento está ubicado 58 kilómetros al norte de la rotonda de “El Doradillo”, unos 10 kilómetros antes de Puerto Lobos, entre la Ruta 3 y la Ruta 1.
INCONTROLABLE
Massari admitió que el combate del fuego “es muy difícil por más voluntad que le pongas; hay lugares de 3 o 4 metros de profundidad, las máquinas no pueden pasar. Las llamas son de más de 50 metros de alto, el mismo calor hace que no se pueda arrimar ni personas ni máquinas ni nada”.
En este caso, el 80 por ciento de las 8000 hectáreas de “El Pañuelo” fueron devastadas; solamente lograron salvar el casco de la estancia y algunos animales. El lunes, cerca de las 21 horas, había unos 60 focos ígneos que amenazaban con arrasar con todo.
“La rotación del viento, por momentos, hace que tenga nuevos frentes; las tres máquinas que están trabajando tienen una dura tarea y a veces no llegan a tapar todos los focos”, dijo el estanciero.
Este martes a la mañana, indicó Masaria, debieron evacuar por unas horas la estancia de la Fundación Patagonia Natural; se refugiaron en el campo "El Pañuelo", a unos cinco kilómetros, y luego regresaron después del mediodía.
PRECAUCIÓN EXTREMA
Massari pidió a los vecinos que, por favor, no se acerquen a la zona del incendio porque no harían más que empeorar la situación.
“Es importante que la comunidad no venga a la zona, cuando pasa el humo los caminos se puede producir un choque, salvo Defensa Civil, Bomberos y los dueños de los campos que nadie venga a la zona, no hace falta nada”.
Asimismo, el estanciero advirtió que estos incendios recién empiezan y lo mejor sería tomar esta experiencia desafortunada para estar prevenidos para los meses que vienen.
“Los próximos dos meses van a ser terribles, hoy es Puerto Lobos, mañana es Península o Bajo Gualicho, porque las condiciones climáticas así lo determinan”, pronosticó.
Finalmente, Massari consideró que sería bueno que intervenga el Gobierno Nacional en la zona de la misma manera que lo hace en otras áreas turísticas como El Bolsón o Bariloche, cada vez que sucede un siniestro de semejantes proporciones.
“Es preocupante que el Programa Nacional de Manejo del Fuego no tenga asignados recursos para esta zona que es turística y ganadera, y que inclusive puede afectar a los cascos urbanos como pasó el año pasado en El Doradillo”, concluyó.
Más de 30.000 hectáreas fueron devastadas por el incendio que se desató el lunes en Puerto Lobos, al noreste de Chubut, y se complicó este martes por las fuertes ráfagas de viento que hicieron que las llamas de más de 50 metros se esparcieran por varios campos de la zona.
Emilia Massari, propietario de la estancia “El Pañuelo”, uno de los damnificados, admitió que hay seis campos que se quemaron casi en su totalidad, y las perspectivas de frenarlo no son buenas hasta tanto no llueva.
“Que Dios nos ayude, que haya una tormenta y que el fuego se apague. Estamos pendientes de que llueva, escapa a la voluntad humana”, reconoció el hombre que mencionó que las proporciones del incendio superan toda capacidad de contenerlo, por más esfuerzos que se hagan.
El establecimiento está ubicado 58 kilómetros al norte de la rotonda de “El Doradillo”, unos 10 kilómetros antes de Puerto Lobos, entre la Ruta 3 y la Ruta 1.
INCONTROLABLE
Massari admitió que el combate del fuego “es muy difícil por más voluntad que le pongas; hay lugares de 3 o 4 metros de profundidad, las máquinas no pueden pasar. Las llamas son de más de 50 metros de alto, el mismo calor hace que no se pueda arrimar ni personas ni máquinas ni nada”.
En este caso, el 80 por ciento de las 8000 hectáreas de “El Pañuelo” fueron devastadas; solamente lograron salvar el casco de la estancia y algunos animales. El lunes, cerca de las 21 horas, había unos 60 focos ígneos que amenazaban con arrasar con todo.
“La rotación del viento, por momentos, hace que tenga nuevos frentes; las tres máquinas que están trabajando tienen una dura tarea y a veces no llegan a tapar todos los focos”, dijo el estanciero.
Este martes a la mañana, indicó Masaria, debieron evacuar por unas horas la estancia de la Fundación Patagonia Natural; se refugiaron en el campo "El Pañuelo", a unos cinco kilómetros, y luego regresaron después del mediodía.
PRECAUCIÓN EXTREMA
Massari pidió a los vecinos que, por favor, no se acerquen a la zona del incendio porque no harían más que empeorar la situación.
“Es importante que la comunidad no venga a la zona, cuando pasa el humo los caminos se puede producir un choque, salvo Defensa Civil, Bomberos y los dueños de los campos que nadie venga a la zona, no hace falta nada”.
Asimismo, el estanciero advirtió que estos incendios recién empiezan y lo mejor sería tomar esta experiencia desafortunada para estar prevenidos para los meses que vienen.
“Los próximos dos meses van a ser terribles, hoy es Puerto Lobos, mañana es Península o Bajo Gualicho, porque las condiciones climáticas así lo determinan”, pronosticó.
Finalmente, Massari consideró que sería bueno que intervenga el Gobierno Nacional en la zona de la misma manera que lo hace en otras áreas turísticas como El Bolsón o Bariloche, cada vez que sucede un siniestro de semejantes proporciones.
“Es preocupante que el Programa Nacional de Manejo del Fuego no tenga asignados recursos para esta zona que es turística y ganadera, y que inclusive puede afectar a los cascos urbanos como pasó el año pasado en El Doradillo”, concluyó.