- Por Esteban Gallo
El próximo domingo los chubutenses elegiremos a los diputados que nos representarán por un período de 4 años en el Congreso nacional y aunque la mayor parte de la atención está puesta en la contienda presidencial, la decisión que tomemos en relación a nuestros futuros legisladores no debería pasar desapercibida.
Mujeres y hombres que defiendan las causas nobles de la sociedad, se necesitan siempre, pero esta vez, en medio de anuncios estrafalarios y propuestas delirantes, que ponen en jaque muchos de los derechos conseguidos en democracia, necesitamos más que nunca, diputados y diputadas comprometidos, sensibles y valientes.
En medio de esta encrucijada, un debate que había organizado la Universidad de la Patagonia en Comodoro Rivadavia con los candidatos a diputados se suspendió, porque de los tres aspirantes, el único que aceptó el convite fue José Glinski, representante de Unión por la Patria.
La respuesta del funcionario nacional condice con la postura que mantuvo a lo largo de toda la campaña.
Glinski compartió su propuesta a través de las redes sociales, en medios escritos, radiales y televisivos de la provincia, y lo hizo cara a cara con los vecinos de las ciudades y pueblos de Chubut.
Sus ideas han quedado expresadas claramente. Su visión sobre los derechos laborales de los ciudadanos, el apoyo explicito a las pequeñas y medianas empresas, su mirada en relación al futuro energético de la región y sobre la necesidad de tener un Estado activo y presente que asegure los servicios básicos de los pueblos del interior, han quedado explicitadas con claridad meridiana.
Es lo que la ciudadanía espera de un candidato. Que quien se postule para un cargo de semejante importancia asuma la responsabilidad de manifestar con absoluta transparencia, para qué quiere ser diputado, cuáles son las propuestas que llevará al Congreso, y qué proyectos piensa presentar.
Que Ávila y Treffinger se hayan bajado del debate no es una buena señal. Al contrario, representa un retroceso institucional, porque le impide a la ciudadanía conocer y comparar.
El dirigente petrolero de Comodoro Rivadavia es un hombre de pocas palabras y de perfil bajo, pero en las últimas semanas intensificó su presencia en las calles y fijó posturas claras sobre variados temas.
Dijo en una entrevista a Cadena Tiempo que no votará ninguna ley que atente contra los derechos de los trabajadores y se manifestó en contra de la privatización de YPF. “Es una bandera nacional que tenemos que cuidar” afirmó el candidato de Juntos por el Cambio.
De Treffinger no sabemos nada, salvo algunas gacetillas escuetas, que han estado dirigidas a sus fiscales de mesa más que al electorado chubutense.
Su estrategia electoral ha sido la de cerrar la boca, evitar las entrevistas periodísticas, esquivar las preguntas incómodas y “pegarse” en silencio a la figura de Milei que le asegura los votos que necesita para llegar al Congreso.
Es raro lo de Treffinger. Adosado a la boleta de Milei se asegura un lugar, pero evita hablarle a los chubutenses para no “quemarse” con las propuestas de su líder político.
De esta manera, arribamos a la elección del domingo sin saber qué piensa Treffinger sobre la venta de órganos, la portación de armas, la privatización del CONICET, la pulverización de la escuela y la salud pública, la eliminación del Banco Central o la dolarización de la economía.
Treffinger será diputado nacional gracias el arrastre de los votos de Milei, cerrando el pico y sin haber compartido con la ciudadanía una sola propuesta.
Habrá quienes celebren su forma de hacer política. Del otro lado, estamos los que pensamos que el candidato que se esconde para no quedar expuesto, no es un pillo, sino un cínico y un irresponsable. Mucho más, si pretende representar los intereses de la ciudadanía a la que le da la espalda.
¿Qué es un diputado o una diputada sino una persona que se encarga de escuchar y recoger las necesidades de los ciudadanos para luego llevarlas al centro de la vida pública?
Pensemos en eso, cuando el domingo pongamos el voto en la urna.
- Por Esteban Gallo
El próximo domingo los chubutenses elegiremos a los diputados que nos representarán por un período de 4 años en el Congreso nacional y aunque la mayor parte de la atención está puesta en la contienda presidencial, la decisión que tomemos en relación a nuestros futuros legisladores no debería pasar desapercibida.
Mujeres y hombres que defiendan las causas nobles de la sociedad, se necesitan siempre, pero esta vez, en medio de anuncios estrafalarios y propuestas delirantes, que ponen en jaque muchos de los derechos conseguidos en democracia, necesitamos más que nunca, diputados y diputadas comprometidos, sensibles y valientes.
En medio de esta encrucijada, un debate que había organizado la Universidad de la Patagonia en Comodoro Rivadavia con los candidatos a diputados se suspendió, porque de los tres aspirantes, el único que aceptó el convite fue José Glinski, representante de Unión por la Patria.
La respuesta del funcionario nacional condice con la postura que mantuvo a lo largo de toda la campaña.
Glinski compartió su propuesta a través de las redes sociales, en medios escritos, radiales y televisivos de la provincia, y lo hizo cara a cara con los vecinos de las ciudades y pueblos de Chubut.
Sus ideas han quedado expresadas claramente. Su visión sobre los derechos laborales de los ciudadanos, el apoyo explicito a las pequeñas y medianas empresas, su mirada en relación al futuro energético de la región y sobre la necesidad de tener un Estado activo y presente que asegure los servicios básicos de los pueblos del interior, han quedado explicitadas con claridad meridiana.
Es lo que la ciudadanía espera de un candidato. Que quien se postule para un cargo de semejante importancia asuma la responsabilidad de manifestar con absoluta transparencia, para qué quiere ser diputado, cuáles son las propuestas que llevará al Congreso, y qué proyectos piensa presentar.
Que Ávila y Treffinger se hayan bajado del debate no es una buena señal. Al contrario, representa un retroceso institucional, porque le impide a la ciudadanía conocer y comparar.
El dirigente petrolero de Comodoro Rivadavia es un hombre de pocas palabras y de perfil bajo, pero en las últimas semanas intensificó su presencia en las calles y fijó posturas claras sobre variados temas.
Dijo en una entrevista a Cadena Tiempo que no votará ninguna ley que atente contra los derechos de los trabajadores y se manifestó en contra de la privatización de YPF. “Es una bandera nacional que tenemos que cuidar” afirmó el candidato de Juntos por el Cambio.
De Treffinger no sabemos nada, salvo algunas gacetillas escuetas, que han estado dirigidas a sus fiscales de mesa más que al electorado chubutense.
Su estrategia electoral ha sido la de cerrar la boca, evitar las entrevistas periodísticas, esquivar las preguntas incómodas y “pegarse” en silencio a la figura de Milei que le asegura los votos que necesita para llegar al Congreso.
Es raro lo de Treffinger. Adosado a la boleta de Milei se asegura un lugar, pero evita hablarle a los chubutenses para no “quemarse” con las propuestas de su líder político.
De esta manera, arribamos a la elección del domingo sin saber qué piensa Treffinger sobre la venta de órganos, la portación de armas, la privatización del CONICET, la pulverización de la escuela y la salud pública, la eliminación del Banco Central o la dolarización de la economía.
Treffinger será diputado nacional gracias el arrastre de los votos de Milei, cerrando el pico y sin haber compartido con la ciudadanía una sola propuesta.
Habrá quienes celebren su forma de hacer política. Del otro lado, estamos los que pensamos que el candidato que se esconde para no quedar expuesto, no es un pillo, sino un cínico y un irresponsable. Mucho más, si pretende representar los intereses de la ciudadanía a la que le da la espalda.
¿Qué es un diputado o una diputada sino una persona que se encarga de escuchar y recoger las necesidades de los ciudadanos para luego llevarlas al centro de la vida pública?
Pensemos en eso, cuando el domingo pongamos el voto en la urna.