En los últimos diez días, el INDEC publicó dos informes que tuvieron el efecto de una trompada al hígado para Chubut. El informe del segundo trimestre del mercado del trabajo y el de la incidencia de la pobreza y la indigencia en el primer semestre del año, volvieron a marcar la delicada situación que está atravesando la zona del Valle en dos de las variables más sensibles.
Es verdad que el INDEC mide a las ciudades de Trelew y Rawson como un solo aglomerado urbano, pero nadie tiene dudas que cuando las cifras dan tan mal, la causa central hay que buscarla en la grave situación que vienen viviendo los trelewenses en los últimos años.
Según el organismo que compara las estadísticas de los 31 aglomerados urbanos en los que divide a la Argentina, Trelew está entre los cinco primeros con mayor tasa de desempleo (7,1%) y entre los seis primeros con mayor índice de pobreza (42,7%).
Por ejemplo, en la zona de Trelew hay unas 17 mil personas con problemas de empleo; y alrededor de 78 mil viven por debajo de la línea de pobreza, según el INDEC. Si este dato es preocupante, el que viene asusta: entre el Valle y Comodoro Rivadavia hay unas 155 mil personas que viven en la pobreza. O sea, al menos un cuarto de los habitantes de Chubut son pobres.
Detrás de los números
Los números son fríos pero explican muchas de las cosas que están ocurriendo en la provincia. La desigualdad en la distribución de ingresos genera marginalidad y dispara otras variables como el delito. Detrás de las quejas por la incompetencia de algunos jueces y fiscales para hacer su trabajo y dejar presos a los delincuentes, también hay que mirar el nivel de desigualdad generado por la falta de políticas públicas.
Es difícil de explicar que la provincia que tiene estos niveles de marginalidad social también sea la quinta mayor exportadora del país, detrás de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Neuquén. El petróleo, el aluminio y la pesca son actividades ultra rentables en Chubut. La energía, otro tanto. ¿Por qué, entonces, los niveles de desigualdad aumentan y lugares como Trelew siguen cayendo en una violenta pauperización? Sacan mucho pero queda poco.
Los desafíos que tiene la política son enormes. La gente eligió cambiar el color político de los gobernantes, tanto en Chubut como en Trelew. Ahora, los que dijeron que venían a cambiar esa realidad que tanto criticaron, tienen la chance de confirmar que tienen con qué.
El que más difícil la va a tener es Gerardo Merino, que recibirá una ciudad que viene cuesta abajo hace varias décadas. En este fin de ciclo es más fácil echarle toda la culpa a Adrián Maderna que mirar un poco en perspectiva. Los problemas de Trelew se agravaron en el segundo mandato del actual intendente, pero comenzaron hace varias décadas cuando ni desde los gobiernos municipales ni desde los provinciales se hizo absolutamente nada para revertir la crisis que dejó la destrucción del Parque Industrial que hizo el menemismo en los noventa al eliminar los beneficios impositivos que actuaron como una bomba sobre el empleo. Tampoco la fallida “revolución productiva” que impulsó el radical Carlos Maestro (hoy candidato a parlamentario del Mercosur de Juntos por el Cambio), ni las distintas gestiones radicales al frente del municipio lograron cambiarle la cara a la ciudad. Ni siquiera el poderoso dasnevismo de la primera década de los años 2000, que echó a su primer intendente, Horacio Gómez, y le dio todos los “fierros” a César Gustavo Mac Karthy, pudo cambiar ese rumbo.
La decadencia de Trelew es responsabilidad de muchos. Que nadie se saque el sayo porque a todos les cabe.
Giro a la derecha
En tres semanas habrá que ir a las urnas a elegir entre un proyecto con unos cuantos rasgos de peronismo, basado en mejorar las condiciones de la clase trabajadora y que plantea cierto nivel de independencia de los organismos internacionales de crédito que pretenden cogobernar, con otros dos que compiten por ver cuál está más a la derecha, que promete un ajuste brutal, achicar al Estado a su mínima expresión y que adelanta que lo hará con “mano dura” y una motosierra.
En cualquier otra circunstancia, esta puja no hubiera admitido discusiones sobre de qué lado iban a estar los diferentes estratos de la sociedad. Sin embargo, los tiempos han cambiado y el descontento generalizado, que tiene orígenes diversos, ha hecho confluir a muchos votantes de distintos estratos sociales en Javier Milei y su vertiente de derecha más violenta, negacionista, retrógrada, ignorante y hasta disparatada a haya parido la historia argentina.
Peronizar es la tarea
Nadie cree que Sergio Massa, aun con la variedad de medidas que ha tomado en estas últimas semanas en favor de la clase trabajadora, se vaya a convertir en el nuevo Perón. Tampoco que vaya a recitar como un credo las máximas del peronismo: Independencia Económica, Justicia Social y Soberanía Política. Pero ha sabido ocupar y hasta aprovechar en este tiempo el lugar y la oportunidad que muchos sectores le habían dado en 2019 a Alberto Fernández, que el todavía presidente dejó pasar en su mar de dudas y tibiezas.
A veintiún días de las elecciones, la confusión de la candidata Patricia Bullrich y del resto de la conducción de Juntos por el Cambio parece indicar que la orilla les queda cada vez más lejos. Si este escenario se confirma, el mes que precederá a las elecciones generales hasta el balotaje será de extrema tensión.
Pero esa será otra historia.#
En los últimos diez días, el INDEC publicó dos informes que tuvieron el efecto de una trompada al hígado para Chubut. El informe del segundo trimestre del mercado del trabajo y el de la incidencia de la pobreza y la indigencia en el primer semestre del año, volvieron a marcar la delicada situación que está atravesando la zona del Valle en dos de las variables más sensibles.
Es verdad que el INDEC mide a las ciudades de Trelew y Rawson como un solo aglomerado urbano, pero nadie tiene dudas que cuando las cifras dan tan mal, la causa central hay que buscarla en la grave situación que vienen viviendo los trelewenses en los últimos años.
Según el organismo que compara las estadísticas de los 31 aglomerados urbanos en los que divide a la Argentina, Trelew está entre los cinco primeros con mayor tasa de desempleo (7,1%) y entre los seis primeros con mayor índice de pobreza (42,7%).
Por ejemplo, en la zona de Trelew hay unas 17 mil personas con problemas de empleo; y alrededor de 78 mil viven por debajo de la línea de pobreza, según el INDEC. Si este dato es preocupante, el que viene asusta: entre el Valle y Comodoro Rivadavia hay unas 155 mil personas que viven en la pobreza. O sea, al menos un cuarto de los habitantes de Chubut son pobres.
Detrás de los números
Los números son fríos pero explican muchas de las cosas que están ocurriendo en la provincia. La desigualdad en la distribución de ingresos genera marginalidad y dispara otras variables como el delito. Detrás de las quejas por la incompetencia de algunos jueces y fiscales para hacer su trabajo y dejar presos a los delincuentes, también hay que mirar el nivel de desigualdad generado por la falta de políticas públicas.
Es difícil de explicar que la provincia que tiene estos niveles de marginalidad social también sea la quinta mayor exportadora del país, detrás de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Neuquén. El petróleo, el aluminio y la pesca son actividades ultra rentables en Chubut. La energía, otro tanto. ¿Por qué, entonces, los niveles de desigualdad aumentan y lugares como Trelew siguen cayendo en una violenta pauperización? Sacan mucho pero queda poco.
Los desafíos que tiene la política son enormes. La gente eligió cambiar el color político de los gobernantes, tanto en Chubut como en Trelew. Ahora, los que dijeron que venían a cambiar esa realidad que tanto criticaron, tienen la chance de confirmar que tienen con qué.
El que más difícil la va a tener es Gerardo Merino, que recibirá una ciudad que viene cuesta abajo hace varias décadas. En este fin de ciclo es más fácil echarle toda la culpa a Adrián Maderna que mirar un poco en perspectiva. Los problemas de Trelew se agravaron en el segundo mandato del actual intendente, pero comenzaron hace varias décadas cuando ni desde los gobiernos municipales ni desde los provinciales se hizo absolutamente nada para revertir la crisis que dejó la destrucción del Parque Industrial que hizo el menemismo en los noventa al eliminar los beneficios impositivos que actuaron como una bomba sobre el empleo. Tampoco la fallida “revolución productiva” que impulsó el radical Carlos Maestro (hoy candidato a parlamentario del Mercosur de Juntos por el Cambio), ni las distintas gestiones radicales al frente del municipio lograron cambiarle la cara a la ciudad. Ni siquiera el poderoso dasnevismo de la primera década de los años 2000, que echó a su primer intendente, Horacio Gómez, y le dio todos los “fierros” a César Gustavo Mac Karthy, pudo cambiar ese rumbo.
La decadencia de Trelew es responsabilidad de muchos. Que nadie se saque el sayo porque a todos les cabe.
Giro a la derecha
En tres semanas habrá que ir a las urnas a elegir entre un proyecto con unos cuantos rasgos de peronismo, basado en mejorar las condiciones de la clase trabajadora y que plantea cierto nivel de independencia de los organismos internacionales de crédito que pretenden cogobernar, con otros dos que compiten por ver cuál está más a la derecha, que promete un ajuste brutal, achicar al Estado a su mínima expresión y que adelanta que lo hará con “mano dura” y una motosierra.
En cualquier otra circunstancia, esta puja no hubiera admitido discusiones sobre de qué lado iban a estar los diferentes estratos de la sociedad. Sin embargo, los tiempos han cambiado y el descontento generalizado, que tiene orígenes diversos, ha hecho confluir a muchos votantes de distintos estratos sociales en Javier Milei y su vertiente de derecha más violenta, negacionista, retrógrada, ignorante y hasta disparatada a haya parido la historia argentina.
Peronizar es la tarea
Nadie cree que Sergio Massa, aun con la variedad de medidas que ha tomado en estas últimas semanas en favor de la clase trabajadora, se vaya a convertir en el nuevo Perón. Tampoco que vaya a recitar como un credo las máximas del peronismo: Independencia Económica, Justicia Social y Soberanía Política. Pero ha sabido ocupar y hasta aprovechar en este tiempo el lugar y la oportunidad que muchos sectores le habían dado en 2019 a Alberto Fernández, que el todavía presidente dejó pasar en su mar de dudas y tibiezas.
A veintiún días de las elecciones, la confusión de la candidata Patricia Bullrich y del resto de la conducción de Juntos por el Cambio parece indicar que la orilla les queda cada vez más lejos. Si este escenario se confirma, el mes que precederá a las elecciones generales hasta el balotaje será de extrema tensión.
Pero esa será otra historia.#