"Por un lado, la situación es grave, y hay consecuencias. Al mismo tiempo, se tomó una serie de medidas para estabilizar la situación. Nuestro trabajo de evaluación de la situación continuará", declaró Grossi a la prensa, citó la agencia de noticias Sputnik.
El jefe del OIEA expresó su esperanza de que la planta nuclear vuelva a funcionar a pleno rendimiento cuando se detengan las hostilidades.
Grossi llegó hoy a la central nuclear del sur de Ucrania controlada por Rusia, para estudiar el impacto de un ataque a una represa que afectó las reservas de agua que enfrían sus reactores.
La central atómica de la sureña provincia de Zaporiyia sufrió bombardeos desde que el Ejército ruso la tomó al inicio de la invasión de Ucrania, y Grossi ya advirtió múltiples veces sobre el riesgo de que un ataque provoque una fuga radiactiva catastrófica.
La situación se agravó luego de que un ataque que la semana pasada destruyó la represa de Kajovka, de la vecina provincia de Jerson, causó una reducción del nivel de las reservas de agua de su embalse, que enfrían los seis reactores de la central.
Los reactores están inactivos hace meses, pero se tiene que enfriar constantemente el combustible en el centro de las unidades y de las piscinas de almacenamiento para evitar un posible accidente de fusión y emisiones radioactivas en el medioambiente.
Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dijo ayer a su llegada a Kiev que no había "peligro inmediato", pero que el nivel de agua de la piscina de refrigeración era motivo de preocupación.
"Quiero hacer mi propia valoración, ir allí, hablar con la dirección sobre las medidas que han tomado y luego establecer una evaluación más definitiva del peligro", explicó.
El representante de Rusia ante el OIEA dijo que Grossi había llegado ya a la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, para la inspección.
"El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica su equipo llegaron" a la planta de Zaporiyia, dijo Mijail Ulianov en su cuenta de Twitter.
La semana pasada, Grossi había dicho que la destrucción de la represa de la ciudad de Nova Kajovka, que estaba bajo control de Rusia, junto a su embalse y su central hidroeléctrica, deterioraba "un poco más una situación ya difícil e imprevisible".
El jefe del OIEA reiteró su demanda de acceso al lugar donde se mide el nivel del agua, para poder llevar a cabo un análisis "independiente".
La visita a la central nuclear de Zaporiyia es la tercera de Grossi desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, luego de otra a fines de marzo pasado y una primera en septiembre de 2022.
Rusia y Ucrania se acusaron mutuamente del ataque a la represa, que regula el flujo del río Dniéper, el más largo de Ucrania, y cuya destrucción dejó completamente inundados numerosas localidades de la provincia de Jerson, cuyo control se reparten Kiev y Moscú.
"Por un lado, la situación es grave, y hay consecuencias. Al mismo tiempo, se tomó una serie de medidas para estabilizar la situación. Nuestro trabajo de evaluación de la situación continuará", declaró Grossi a la prensa, citó la agencia de noticias Sputnik.
El jefe del OIEA expresó su esperanza de que la planta nuclear vuelva a funcionar a pleno rendimiento cuando se detengan las hostilidades.
Grossi llegó hoy a la central nuclear del sur de Ucrania controlada por Rusia, para estudiar el impacto de un ataque a una represa que afectó las reservas de agua que enfrían sus reactores.
La central atómica de la sureña provincia de Zaporiyia sufrió bombardeos desde que el Ejército ruso la tomó al inicio de la invasión de Ucrania, y Grossi ya advirtió múltiples veces sobre el riesgo de que un ataque provoque una fuga radiactiva catastrófica.
La situación se agravó luego de que un ataque que la semana pasada destruyó la represa de Kajovka, de la vecina provincia de Jerson, causó una reducción del nivel de las reservas de agua de su embalse, que enfrían los seis reactores de la central.
Los reactores están inactivos hace meses, pero se tiene que enfriar constantemente el combustible en el centro de las unidades y de las piscinas de almacenamiento para evitar un posible accidente de fusión y emisiones radioactivas en el medioambiente.
Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dijo ayer a su llegada a Kiev que no había "peligro inmediato", pero que el nivel de agua de la piscina de refrigeración era motivo de preocupación.
"Quiero hacer mi propia valoración, ir allí, hablar con la dirección sobre las medidas que han tomado y luego establecer una evaluación más definitiva del peligro", explicó.
El representante de Rusia ante el OIEA dijo que Grossi había llegado ya a la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, para la inspección.
"El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica su equipo llegaron" a la planta de Zaporiyia, dijo Mijail Ulianov en su cuenta de Twitter.
La semana pasada, Grossi había dicho que la destrucción de la represa de la ciudad de Nova Kajovka, que estaba bajo control de Rusia, junto a su embalse y su central hidroeléctrica, deterioraba "un poco más una situación ya difícil e imprevisible".
El jefe del OIEA reiteró su demanda de acceso al lugar donde se mide el nivel del agua, para poder llevar a cabo un análisis "independiente".
La visita a la central nuclear de Zaporiyia es la tercera de Grossi desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, luego de otra a fines de marzo pasado y una primera en septiembre de 2022.
Rusia y Ucrania se acusaron mutuamente del ataque a la represa, que regula el flujo del río Dniéper, el más largo de Ucrania, y cuya destrucción dejó completamente inundados numerosas localidades de la provincia de Jerson, cuyo control se reparten Kiev y Moscú.