Ayer, en Primera Vuelta, el programa que conduce María Laura Barcia, el fiscal Jorge Bugueño, brindó detalles vinculados a la muerte de Tamara Silva, un crimen que impactó poderosamente en la comunidad de Puerto Madryn.
Los fiscales no tienen dudas de que el acusado es el asesino de Tamara. La motivación del crimen todavía es motivo de investigación, pero los peritos determinaron que fue asesinada de un golpe en la cabeza.
Es muy prematuro para decir que el caso está dilucidado. Para eso habrá que esperar que finalice la etapa de investigación y eventualmente que los jueces analicen las pruebas que surgirán en los próximos seis meses. Pero también es verdad que la celeridad con la que ha actuado el equipo de fiscales, encabezado por el Dr. Alex Williams, ha permitido la recolección de pruebas relevantes, las que han sido convalidadas por la jueza interviniente, que dispuso la prisión preventiva del único detenido.
La Justicia suele ser blanco de críticas muy severas cuando los resultados de su trabajo no satisfacen la expectativa de la sociedad. Ahora, con el mismo énfasis, deberíamos subrayar el impecable accionar de los operadores judiciales que han logrado avances significativos en la búsqueda del esclarecimiento del crimen.
Un aspecto clave que tampoco se debe soslayar es la importancia de la tecnología en la investigación de los hechos delictivos. Es una prédica constante la que hacemos en este espacio periodístico, que cobra más sentido cuando nos golpean casos como los de Tamara.
Hoy hay un detenido, porque las cámaras de seguridad permitieron dilucidar que a las 2:50 de la madrugada del día 9 de mayo el acusado llegó con su vehículo Ford Escort a su domicilio de Santa Cruz 867, acompañado por Tamara Silva. El dispositivo también revela que a las 06:08 el imputado salió de su domicilio, empujó su vehículo para colocarlo en la entrada del inmueble, para luego salir con un bulto, que sería el cuerpo de la joven, colocándolo en el lateral derecho de la parte trasera del automóvil, para dirigirse luego a la zona sur de la ciudad. Hago este repaso minucioso de lo sucedido para resaltar que sin cámaras de seguridad no habría elementos contundentes para incriminar a Gustavo Solvas. El esclarecimiento de las causas judiciales se complica cuando se carece de herramientas tecnológicas. El gobierno provincial está haciendo un esfuerzo para invertir en cámaras de seguridad para que no falten en los ingresos, egresos y lugares estratégicos de las principales ciudades. Es la mejor inversión que se puede hacer, porque es esa tecnología la que permite desembrollar muchos de los delitos graves que se cometen en nuestro territorio.
Comparto una última reflexión. El viernes pasado hubo una movilización en Madryn que culminó con desmanes, y como resultado de los mismos, varios policías resultaron lesionados.
Los agentes cumplían con su labor, que, en ese caso, era resguardar las instalaciones de un local que era violentado por un grupo de manifestantes. Los efectivos fueron a cumplir con su tarea y volvieron a sus casas con lesiones en distintas partes del cuerpo.
Se comprende que el crimen de Tamara Silva haya enardecido a muchos vecinos de la ciudad. Tamara era madre de una beba y podría haber sido la hija de cualquiera de nosotros, o un familiar, o una amiga. ¡Cómo no va a surgir un sentimiento legítimo de bronca y de dolor!
Pero las heridas no se curan con violencia. Ni justifica la agresión que sufrieron los agentes de la seguridad pública. Esa noche, varias mujeres policías terminaron en el hospital. Les tocaba estar del otro lado de la manifestación, pero en su interior sentían la misma angustia que cualquier otro ciudadano. No se merecían semejante destrato. Las piedras dejaron marcas en el cuerpo, pero las heridas que se alojan en el alma, duelen más que los proyectiles.
Pero como nadie sale a la calle para felicitar a policías y fiscales, nosotros lo hacemos en esta columna.
Contar la verdad de lo que pasó, es nuestra obligación.
Ayer, en Primera Vuelta, el programa que conduce María Laura Barcia, el fiscal Jorge Bugueño, brindó detalles vinculados a la muerte de Tamara Silva, un crimen que impactó poderosamente en la comunidad de Puerto Madryn.
Los fiscales no tienen dudas de que el acusado es el asesino de Tamara. La motivación del crimen todavía es motivo de investigación, pero los peritos determinaron que fue asesinada de un golpe en la cabeza.
Es muy prematuro para decir que el caso está dilucidado. Para eso habrá que esperar que finalice la etapa de investigación y eventualmente que los jueces analicen las pruebas que surgirán en los próximos seis meses. Pero también es verdad que la celeridad con la que ha actuado el equipo de fiscales, encabezado por el Dr. Alex Williams, ha permitido la recolección de pruebas relevantes, las que han sido convalidadas por la jueza interviniente, que dispuso la prisión preventiva del único detenido.
La Justicia suele ser blanco de críticas muy severas cuando los resultados de su trabajo no satisfacen la expectativa de la sociedad. Ahora, con el mismo énfasis, deberíamos subrayar el impecable accionar de los operadores judiciales que han logrado avances significativos en la búsqueda del esclarecimiento del crimen.
Un aspecto clave que tampoco se debe soslayar es la importancia de la tecnología en la investigación de los hechos delictivos. Es una prédica constante la que hacemos en este espacio periodístico, que cobra más sentido cuando nos golpean casos como los de Tamara.
Hoy hay un detenido, porque las cámaras de seguridad permitieron dilucidar que a las 2:50 de la madrugada del día 9 de mayo el acusado llegó con su vehículo Ford Escort a su domicilio de Santa Cruz 867, acompañado por Tamara Silva. El dispositivo también revela que a las 06:08 el imputado salió de su domicilio, empujó su vehículo para colocarlo en la entrada del inmueble, para luego salir con un bulto, que sería el cuerpo de la joven, colocándolo en el lateral derecho de la parte trasera del automóvil, para dirigirse luego a la zona sur de la ciudad. Hago este repaso minucioso de lo sucedido para resaltar que sin cámaras de seguridad no habría elementos contundentes para incriminar a Gustavo Solvas. El esclarecimiento de las causas judiciales se complica cuando se carece de herramientas tecnológicas. El gobierno provincial está haciendo un esfuerzo para invertir en cámaras de seguridad para que no falten en los ingresos, egresos y lugares estratégicos de las principales ciudades. Es la mejor inversión que se puede hacer, porque es esa tecnología la que permite desembrollar muchos de los delitos graves que se cometen en nuestro territorio.
Comparto una última reflexión. El viernes pasado hubo una movilización en Madryn que culminó con desmanes, y como resultado de los mismos, varios policías resultaron lesionados.
Los agentes cumplían con su labor, que, en ese caso, era resguardar las instalaciones de un local que era violentado por un grupo de manifestantes. Los efectivos fueron a cumplir con su tarea y volvieron a sus casas con lesiones en distintas partes del cuerpo.
Se comprende que el crimen de Tamara Silva haya enardecido a muchos vecinos de la ciudad. Tamara era madre de una beba y podría haber sido la hija de cualquiera de nosotros, o un familiar, o una amiga. ¡Cómo no va a surgir un sentimiento legítimo de bronca y de dolor!
Pero las heridas no se curan con violencia. Ni justifica la agresión que sufrieron los agentes de la seguridad pública. Esa noche, varias mujeres policías terminaron en el hospital. Les tocaba estar del otro lado de la manifestación, pero en su interior sentían la misma angustia que cualquier otro ciudadano. No se merecían semejante destrato. Las piedras dejaron marcas en el cuerpo, pero las heridas que se alojan en el alma, duelen más que los proyectiles.
Pero como nadie sale a la calle para felicitar a policías y fiscales, nosotros lo hacemos en esta columna.
Contar la verdad de lo que pasó, es nuestra obligación.