Cobardes

24 MAR 2023 - 21:04

Los efectos de una dictadura son dramáticos siempre: la destrucción del aparato productivo, el empeoramiento de los indicadores sociales, el daño a la vida en comunidad y tantos otros. Hay sin embargo otras consecuencias conceptuales que vale no perder de vista. Por ejemplo, están quienes justifican cualquier atrocidad en nombre de pacificaciones mal entendidas y están, quizás peor, quienes relativizan el horror aún en sus peores formas.

Pero hay un tercer escalón, que demuestra que siempre se puede caer más bajo: los negacionistas. No se esfuerzan en buscar explicación racional para lo irracional ni en establecer comparaciones infelices: lisa y llanamente creen y difunden que lo que ocurrió, en verdad no ocurrió. Para estas mentes peligrosas no hubo desaparecidos sino guerrilleros que huyeron a Europa, no hubo torturas sino guerra y no hubo dictadores sino males necesarios.

Una muestra gratis fue el vandalismo en Esquel en las placas que recuerdan a los desaparecidos. Son espacios donde sus familias y su comunidad pueden poner una flor ya que no cuentan ni siquiera con una tumba para la despedida.

Como sucede con los cobardes, las pintadas fueron a escondidas y justamente un día antes del 24M. El dato demuestra que estas conductas delictivas no son para nada casuales, y que buscaban la visibilidad que tuvieron.

Parece mentira. Pero mientras el país se acerca al medio siglo del infierno más impensado que atravesó, todavía hay quienes discuten lo que está largamente probado.

El camino es uno solo: repudiar y enseñar. #

24 MAR 2023 - 21:04

Los efectos de una dictadura son dramáticos siempre: la destrucción del aparato productivo, el empeoramiento de los indicadores sociales, el daño a la vida en comunidad y tantos otros. Hay sin embargo otras consecuencias conceptuales que vale no perder de vista. Por ejemplo, están quienes justifican cualquier atrocidad en nombre de pacificaciones mal entendidas y están, quizás peor, quienes relativizan el horror aún en sus peores formas.

Pero hay un tercer escalón, que demuestra que siempre se puede caer más bajo: los negacionistas. No se esfuerzan en buscar explicación racional para lo irracional ni en establecer comparaciones infelices: lisa y llanamente creen y difunden que lo que ocurrió, en verdad no ocurrió. Para estas mentes peligrosas no hubo desaparecidos sino guerrilleros que huyeron a Europa, no hubo torturas sino guerra y no hubo dictadores sino males necesarios.

Una muestra gratis fue el vandalismo en Esquel en las placas que recuerdan a los desaparecidos. Son espacios donde sus familias y su comunidad pueden poner una flor ya que no cuentan ni siquiera con una tumba para la despedida.

Como sucede con los cobardes, las pintadas fueron a escondidas y justamente un día antes del 24M. El dato demuestra que estas conductas delictivas no son para nada casuales, y que buscaban la visibilidad que tuvieron.

Parece mentira. Pero mientras el país se acerca al medio siglo del infierno más impensado que atravesó, todavía hay quienes discuten lo que está largamente probado.

El camino es uno solo: repudiar y enseñar. #


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