Un binacional "No a las salmoneras" en el canal de Beagle

Un grupo de activistas de Argentina y Chile realizó hoy una manifestación conjunta en el Canal Beagle, frente a las costas de la ciudad de Ushuaia, para reafirmar el rechazo a la instalación de salmoneras en ese espejo de agua y concientizar a las autoridades de ambos países sobre los riesgos ambientales de la actividad.

03 JUL 2022 - 13:41 | Actualizado 03 JUL 2022 - 13:44

Por el lado argentino, el acto sirvió para celebrar el primer año desde la sanción de la ley provincial 1355 que prohibió la salmonicultura a gran escala en jurisdicción fueguina.

Por su parte, desde la óptica trasandina se instó a las autoridades a evitar que prosperen los distintos proyectos de explotación de salmónidos en inmediaciones de la localidad de Puerto Williams, situada sobre el Beagle en la costa opuesta a la capital de Tierra del Fuego.

Los manifestantes se reunieron pasadas las 11 en la Bahía de Ushuaia, desde donde iniciaron una navegación simbólica por el canal y desplegaron carteles con la inscripción “No a las salmoneras”.

Después, ya de regreso a tierra, volvieron a reunirse para seguir sumando aportes a la causa y compartieron entre todos una gran sopa con productos de mar elaborada por el conocido cheff de Ushuaia Lino Adillon.

“Le pedimos al presidente Gabriel Boric que detenga el avance de la salmonicultura en el Canal Beagle, patrimonio natural compartido por argentinos y chilenos, y apoyamos a las comunidades originarias, habitantes costeros del Beagle y ONG’s locales en la protección por ley de este corredor genético entre ambos océanos”, afirmaron los ambientalistas.

La ley fueguina que prohibió la salmonicultura a gran escala fue sancionada por unanimidad en la Legislatura provincial y obtuvo el apoyo de referentes de la gastronomía como Francis Mallman y Narda Lepes y de marcas de ropa como outdoor Patagonia, reconocida por su activismo ambiental.

Sin embargo, a un año de su sanción, la norma sigue sin reglamentarse y una empresa llamada “Pesquera del Fin del Mundo” presentó un proyecto de producción de agroalimentos que incluye la salmonicultura en el Canal, revelaron los activistas.

“Las salmoneras amenazan la biodiversidad, la salud de los habitantes y el desarrollo económico. Tierra del Fuego fue el primer lugar del mundo en prohibir la industria antes de que se instale y se convirtió en un ejemplo del cuidado de un modelo económico y productivo sostenible, que respeta tradiciones culturales y prácticas artesanales que generan puestos de trabajo genuinos e ingresos por turismo y por la comercialización de productos locales”, señalaron los activistas a través de un documento.

La salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos bajo condiciones controladas y con fines comerciales, para lo que se utilizan jaulas flotantes ubicadas normalmente en bahías y fiordos a lo largo de las costas, una técnica que se originó en Noruega finales de 1960.

Entre las consecuencias de la actividad, los ambientalistas cuestionan “las mortandades de salmones masivas, la intensificación de blooms de algas tóxicas (como la marea roja), la introducción de especies exóticas, la alteración de los ecosistemas y pérdida de fauna local, la generación de zonas “muertas” y el enmallamiento de mamíferos marinos”, así como “el uso indebido de antibióticos”.

03 JUL 2022 - 13:41

Por el lado argentino, el acto sirvió para celebrar el primer año desde la sanción de la ley provincial 1355 que prohibió la salmonicultura a gran escala en jurisdicción fueguina.

Por su parte, desde la óptica trasandina se instó a las autoridades a evitar que prosperen los distintos proyectos de explotación de salmónidos en inmediaciones de la localidad de Puerto Williams, situada sobre el Beagle en la costa opuesta a la capital de Tierra del Fuego.

Los manifestantes se reunieron pasadas las 11 en la Bahía de Ushuaia, desde donde iniciaron una navegación simbólica por el canal y desplegaron carteles con la inscripción “No a las salmoneras”.

Después, ya de regreso a tierra, volvieron a reunirse para seguir sumando aportes a la causa y compartieron entre todos una gran sopa con productos de mar elaborada por el conocido cheff de Ushuaia Lino Adillon.

“Le pedimos al presidente Gabriel Boric que detenga el avance de la salmonicultura en el Canal Beagle, patrimonio natural compartido por argentinos y chilenos, y apoyamos a las comunidades originarias, habitantes costeros del Beagle y ONG’s locales en la protección por ley de este corredor genético entre ambos océanos”, afirmaron los ambientalistas.

La ley fueguina que prohibió la salmonicultura a gran escala fue sancionada por unanimidad en la Legislatura provincial y obtuvo el apoyo de referentes de la gastronomía como Francis Mallman y Narda Lepes y de marcas de ropa como outdoor Patagonia, reconocida por su activismo ambiental.

Sin embargo, a un año de su sanción, la norma sigue sin reglamentarse y una empresa llamada “Pesquera del Fin del Mundo” presentó un proyecto de producción de agroalimentos que incluye la salmonicultura en el Canal, revelaron los activistas.

“Las salmoneras amenazan la biodiversidad, la salud de los habitantes y el desarrollo económico. Tierra del Fuego fue el primer lugar del mundo en prohibir la industria antes de que se instale y se convirtió en un ejemplo del cuidado de un modelo económico y productivo sostenible, que respeta tradiciones culturales y prácticas artesanales que generan puestos de trabajo genuinos e ingresos por turismo y por la comercialización de productos locales”, señalaron los activistas a través de un documento.

La salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos bajo condiciones controladas y con fines comerciales, para lo que se utilizan jaulas flotantes ubicadas normalmente en bahías y fiordos a lo largo de las costas, una técnica que se originó en Noruega finales de 1960.

Entre las consecuencias de la actividad, los ambientalistas cuestionan “las mortandades de salmones masivas, la intensificación de blooms de algas tóxicas (como la marea roja), la introducción de especies exóticas, la alteración de los ecosistemas y pérdida de fauna local, la generación de zonas “muertas” y el enmallamiento de mamíferos marinos”, así como “el uso indebido de antibióticos”.


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