Respetar y denunciar hallazgos de restos óseos

Pedido de la comunidad mapuche tehuelche.

11 OCT 2021 - 20:22 | Actualizado

Los “alumbramientos” o hallazgos de restos óseos en las costas de la Patagonia no son casualidad e implica en tiempos de convivencia y amplitud cultural, una demanda para atender. Los habitantes originarios de la tierra elegían su lugar de descanso y el espacio para emprender un nuevo viaje hacia el wuenu mapu, la raíz de las cosas, la “tierra de arriba”.

Jesús Emanuel Roko, representante del pueblo mapuche tehuelche propone hablar del tema desde un imaginario viaje al pasado. “Comodoro Rivadavia fue un lugar donde los ancestros y antepasados convivieron. Se fundó sobre cementerios originarios o chenques. Una de las principales referencias que tenemos lleva ese nombre”.

Roko, defensor de sus costumbres y su cultura, explica que a través del relato de la historia o de los mayores que “toda la costa de la Patagonia era elegida para hacer el último viaje. Al crecer las urbes y la elección de las costas para el asentamiento, empezaron a convivir con nuestros enterratorios. La ciudad avanzó y lamentablemente el hallazgo de restos óseos es continuo”.

No son sólo restos humanos sino ropa, armas, flechas o picaderos donde se pueden hallar puntas de flecha, lanzas y trahuiles. “Nuestra gente no elegía un lugar al azar para irse sino que vemos desde otro lado el hecho de partir. Antes de morir se elegía dónde se quería estar. Comodoro siempre fue elegido para ser último destino”.

Roko, veedor en caso de alumbramientos por parte de su comunidad, reconoce que pese a los avances en este proceso intercultural, todavía existen puntos grises. “Es algo muy sensible. Somos material de estudio y estamos en un constante tira y afloje con antropólogos y coleccionistas privados. Aunque parezca descabellado hay personas que buscan enterratorios para llevarse como trofeo cráneos, huesos y otras cosas. Cuando nos encontramos con estas colecciones en las redes sociales, nos siguen generando escozor”.

“No hay que olvidarse del gran daño que hizo el perito Moreno, creador del Museo de La Plata que recorrió la región llevando casi diez mil cráneos. Es algo pendiente y que exigimos poder reparar como también la devolución de los museos, ya que nuestros ancestros siguen guardados en los sótanos de los museos y en varias escuelas”.

Planteó que la sociedad debe en principio, denunciar los alumbramientos para poder resguardar el lugar. “Nosotros por lo general tratamos de pelear para que los restos queden ahí. Una vez que fallecen para nosotros pasan a ser “protectores” de la tierra y del lugar. Para nosotros, los ancestros nos impulsan y nos guían para seguir caminando nuestra vida. Generan un equilibrio en la naturaleza y muchas veces, al ser profanados o “tocados”, la gente no le da el respeto que se merecen”.

Y relacionó estos episodios con un “impacto” natural que provoca fenómenos. “Después no entendemos porqué se genera tanto desequilibrio y tantas catástrofes. Inclusive el propio mar y el Chenque se han comportado así, haciéndose oír”.

Para el referente de la comunidad mapuche tehuelche, el avance inmobiliario y el crecimiento territorial provocaron un desequilibrio. “Muchas veces, las urbes avanzaron tanto y se hace imposible dejarlos en el lugar. Se conversa, se pide permiso a las comunidades, se levantan y se acuerda un lugar para el último descanso”. Y lamentó que se califique como “macabro” y con un tinte policial, al descubrimiento de éstos restos.

“Está todo muy susceptible. Queremos darle el tratamiento que corresponde, fueron personas y a nadie le gustaría que cualquiera ingresara a un cementerio y tocara elementos”.

Roko dejó de lado la referencia territorial que se tiene respecto a estos pueblos. “Queremos romper el mito de que el mapuche es chileno y el tehuelche es argentino, son pueblos preexistentes a esta Nación. Caminamos esta tierra con nuestra cosmovisión hace más de quince mil años. Nuestras familias vivieron de ambos lados de la Cordillera hasta que se fundó el Estado. Fueron dos pueblos con autodeterminación, lengua y cultura propia y siempre estuvieron juntos”.

Reconoció que al plantearse la discusión respecto al derecho indígena y el reconocimiento constitucional como pueblo preexistente, se “enciende la luz de alarma con el tema de las tierras”.

Y pidió regularizar y entregar a las comunidades el título para que puedan trabajar y ser dueños. “Nuestras familias vivieron ahí hace quinientos años y de golpe aparecen terratenientes que dicen que la tierra es de ellos. Creemos en los ancestros y en la espiritualidad; buscamos el equilibrio con la tierra y no solamente el bienestar para nosotros sino para todos. No somos terroristas y queremos vivir en paz después de tantos años de resistencia”, cerró.

11 OCT 2021 - 20:22

Los “alumbramientos” o hallazgos de restos óseos en las costas de la Patagonia no son casualidad e implica en tiempos de convivencia y amplitud cultural, una demanda para atender. Los habitantes originarios de la tierra elegían su lugar de descanso y el espacio para emprender un nuevo viaje hacia el wuenu mapu, la raíz de las cosas, la “tierra de arriba”.

Jesús Emanuel Roko, representante del pueblo mapuche tehuelche propone hablar del tema desde un imaginario viaje al pasado. “Comodoro Rivadavia fue un lugar donde los ancestros y antepasados convivieron. Se fundó sobre cementerios originarios o chenques. Una de las principales referencias que tenemos lleva ese nombre”.

Roko, defensor de sus costumbres y su cultura, explica que a través del relato de la historia o de los mayores que “toda la costa de la Patagonia era elegida para hacer el último viaje. Al crecer las urbes y la elección de las costas para el asentamiento, empezaron a convivir con nuestros enterratorios. La ciudad avanzó y lamentablemente el hallazgo de restos óseos es continuo”.

No son sólo restos humanos sino ropa, armas, flechas o picaderos donde se pueden hallar puntas de flecha, lanzas y trahuiles. “Nuestra gente no elegía un lugar al azar para irse sino que vemos desde otro lado el hecho de partir. Antes de morir se elegía dónde se quería estar. Comodoro siempre fue elegido para ser último destino”.

Roko, veedor en caso de alumbramientos por parte de su comunidad, reconoce que pese a los avances en este proceso intercultural, todavía existen puntos grises. “Es algo muy sensible. Somos material de estudio y estamos en un constante tira y afloje con antropólogos y coleccionistas privados. Aunque parezca descabellado hay personas que buscan enterratorios para llevarse como trofeo cráneos, huesos y otras cosas. Cuando nos encontramos con estas colecciones en las redes sociales, nos siguen generando escozor”.

“No hay que olvidarse del gran daño que hizo el perito Moreno, creador del Museo de La Plata que recorrió la región llevando casi diez mil cráneos. Es algo pendiente y que exigimos poder reparar como también la devolución de los museos, ya que nuestros ancestros siguen guardados en los sótanos de los museos y en varias escuelas”.

Planteó que la sociedad debe en principio, denunciar los alumbramientos para poder resguardar el lugar. “Nosotros por lo general tratamos de pelear para que los restos queden ahí. Una vez que fallecen para nosotros pasan a ser “protectores” de la tierra y del lugar. Para nosotros, los ancestros nos impulsan y nos guían para seguir caminando nuestra vida. Generan un equilibrio en la naturaleza y muchas veces, al ser profanados o “tocados”, la gente no le da el respeto que se merecen”.

Y relacionó estos episodios con un “impacto” natural que provoca fenómenos. “Después no entendemos porqué se genera tanto desequilibrio y tantas catástrofes. Inclusive el propio mar y el Chenque se han comportado así, haciéndose oír”.

Para el referente de la comunidad mapuche tehuelche, el avance inmobiliario y el crecimiento territorial provocaron un desequilibrio. “Muchas veces, las urbes avanzaron tanto y se hace imposible dejarlos en el lugar. Se conversa, se pide permiso a las comunidades, se levantan y se acuerda un lugar para el último descanso”. Y lamentó que se califique como “macabro” y con un tinte policial, al descubrimiento de éstos restos.

“Está todo muy susceptible. Queremos darle el tratamiento que corresponde, fueron personas y a nadie le gustaría que cualquiera ingresara a un cementerio y tocara elementos”.

Roko dejó de lado la referencia territorial que se tiene respecto a estos pueblos. “Queremos romper el mito de que el mapuche es chileno y el tehuelche es argentino, son pueblos preexistentes a esta Nación. Caminamos esta tierra con nuestra cosmovisión hace más de quince mil años. Nuestras familias vivieron de ambos lados de la Cordillera hasta que se fundó el Estado. Fueron dos pueblos con autodeterminación, lengua y cultura propia y siempre estuvieron juntos”.

Reconoció que al plantearse la discusión respecto al derecho indígena y el reconocimiento constitucional como pueblo preexistente, se “enciende la luz de alarma con el tema de las tierras”.

Y pidió regularizar y entregar a las comunidades el título para que puedan trabajar y ser dueños. “Nuestras familias vivieron ahí hace quinientos años y de golpe aparecen terratenientes que dicen que la tierra es de ellos. Creemos en los ancestros y en la espiritualidad; buscamos el equilibrio con la tierra y no solamente el bienestar para nosotros sino para todos. No somos terroristas y queremos vivir en paz después de tantos años de resistencia”, cerró.


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