Editorial / Los riesgos de la política de la negatividad

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03 JUL 2021 - 20:53 | Actualizado

La política se ha convertido en una campaña en escala sobre cuánto de negativo tiene el otro para que la gente evite votarlo, más que en qué voy a hacer en términos de proyecto estratégico, qué voy a hacer con la economía, con la producción”. La frase pertenece al prestigioso sociólogo y consultor político Ricardo Rouvier, que esta semana le concedió una entrevista exclusiva a Cadena Tiempo, que se puede leer completa en la edición de hoy.

Rouvier lo dice en forma general para la Argentina pero aplica al pie de la letra para lo que viene ocurriendo hace tiempo en Chubut. La clase dirigente, de todos los colores, se la pasa señalando al otro con el único afán de buscar culpables para los errores colectivos y de este modo conseguir algún rédito electoral. A veces lo consigue porque, y nos es un tema menor, la sociedad termina acompañando esa estrategia mezquina de la negatividad por sobre las propuestas. Suena duro, pero hay que decirlo: a muchos chubutenses les resulta más fácil señalar los errores ajenos que sentarse a pensar una provincia mejor.

Hace tiempo que en Chubut casi nadie discute un proyecto estratégico de provincia, y mucho menos qué hacer con la economía y la producción. Sólo se trata de salir del paso, echarle la culpa al oficialismo de turno y ganar la próxima elección. Se han convertido, como también dice Rouvier, en una especie de elite o aristocracia política que perdió contacto con el votante, que es su base de sustentación.

Padrinos

Sin dudas, la noticia política de la semana fue la cancelación sin fecha de la “cumbre” de gerentes del Partido Justicialista que iba a redondear en Dolavon una “lista de unidad”. Era tan endeble el consenso que se venía gestando que ni siquiera resistió una apretada firme de un grupo de sindicatos que puso el grito en el cielo, reclamó espacio en las listas y advirtió que enviaría al encuentro del lunes a un “embajador”, el bancario Walter Rey, que tuvo que abortar el viaje porque el domingo se desactivó la reunión.

Desde entonces comenzaron una serie de negociaciones reservadas que demuestran lo evidente: la unidad del peronismo en estas condiciones es inviable. O al menos tiene escasas chances electorales porque los mismos que convocan a la unidad juegan por abajo sus fichas como en un casino.

Justamente, el poderoso empresario de los casinos y los medios, Cristóbal López, fue uno de los que hizo esta semana una movida arriesgada. En medio del río revuelto, cerró con el exvicegobernador César Gustavo Mac Karthy y su esposa, Florencia Papaiani, jugarse un pleno a la exdiputada provincial y el excandidata a intendenta de Trelew. López busca la aprobación de una jugadora importante, la presidenta del Senado Cristina Fernández, para que Papaiani encabece la lista de Senadores. El viaje de los tres hasta el Instituto Patria que dirige la líder del Frente de Todos estaba pautado para estos días. No hubo fotos, ni comentarios ni desmentidas, pero causó mucho enojo en otros aspirantes, que también se creen cercanos a CFK, como la senadora Nancy González y el presidente del PJ, Carlos Linares.

El PJ tiene veinte días para definir sus candidatos. A este paso, la unidad parece lejana y los riesgos de correr contra el tiempo es que se tomen decisiones inconsultas que terminen siendo más un salto al vacío.

Hace cuentas

En medio del berenjenal en el que se ha convertido el camino hacia una lista de unidad del PJ, el Gobierno nacional sigue jugando sus fichas en Chubut con delicada ambigüedad. Sigue haciendo jugar a fondo al candidato más afín a los despachos del albertismo en Balcarce 50, el joven abogado Julián Leunda, que el jueves junto a otros funcionarios nacionales se paseó con sonrisas por Puerto Madryn junto al gobernador Mariano Arcioni, el vice Ricardo Sastre y el intendente local, Gustavo Sastre, en la inauguración del nuevo acceso por la Ruta 3.

También llenaron de intendentes el salón de un hotel de Trelew, con el local Adrián Maderna de anfitrión, para agradecer las gestiones de Leunda a favor de los municipios. El mensaje que pronunció Maderna fue tan claro que no necesita interpretaciones.

A esta altura, al Gobierno nacional le urge mantener la mayor cantidad de bancas que estarán en juego en noviembre (tres senadores y dos diputados nacionales) y parece estar dispuesto a conseguirlas con el PJ o con sus aliados.

Un poco menos atosigado que el año pasado, sobre todo en el tema de los salarios, con el petróleo en alza y las regalías dolarizadas en aumento, el Gobierno provincial aspira a tallar con el Chusoto y sus aliados. Tiene “in péctore” a un candidato totalmente alineado al Gobierno nacional, como el ministro de Salud, Fabián Puratich; y otro que mide bien como Federico Massoni, que le podría restar votos a la alianza conservadora que condensa al radicalismo y al PRO.

En Chubut el reparto de bancas será ineludible. Es más, en el caso de los senadores la ley electoral indica que no hay fórmula matemática de reparto sino una simple pluralidad: es decir, dos bancas para quien gane y una para quien salga segundo. Por eso para el Gobierno nacional es tan importante quién gane como quién salga segundo.

Al pejotismo chubutense se le seguirá haciendo todo muy cuesta arriba, sobre todo si en su rol de opositor con anteojeras sigue actuando con falta de tacto peronista. Haberse abstenido de votar un endeudamiento para pagar salarios y jubilaciones es una torpeza que se podría haber evitado. Hay un sector del peronismo que se ensañó con Arcioni, al que le cuesta distinguir dónde está el adversario a derrotar. Los riesgos de no entenderlo a tiempo son altos y podrían ser letales.#

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03 JUL 2021 - 20:53

La política se ha convertido en una campaña en escala sobre cuánto de negativo tiene el otro para que la gente evite votarlo, más que en qué voy a hacer en términos de proyecto estratégico, qué voy a hacer con la economía, con la producción”. La frase pertenece al prestigioso sociólogo y consultor político Ricardo Rouvier, que esta semana le concedió una entrevista exclusiva a Cadena Tiempo, que se puede leer completa en la edición de hoy.

Rouvier lo dice en forma general para la Argentina pero aplica al pie de la letra para lo que viene ocurriendo hace tiempo en Chubut. La clase dirigente, de todos los colores, se la pasa señalando al otro con el único afán de buscar culpables para los errores colectivos y de este modo conseguir algún rédito electoral. A veces lo consigue porque, y nos es un tema menor, la sociedad termina acompañando esa estrategia mezquina de la negatividad por sobre las propuestas. Suena duro, pero hay que decirlo: a muchos chubutenses les resulta más fácil señalar los errores ajenos que sentarse a pensar una provincia mejor.

Hace tiempo que en Chubut casi nadie discute un proyecto estratégico de provincia, y mucho menos qué hacer con la economía y la producción. Sólo se trata de salir del paso, echarle la culpa al oficialismo de turno y ganar la próxima elección. Se han convertido, como también dice Rouvier, en una especie de elite o aristocracia política que perdió contacto con el votante, que es su base de sustentación.

Padrinos

Sin dudas, la noticia política de la semana fue la cancelación sin fecha de la “cumbre” de gerentes del Partido Justicialista que iba a redondear en Dolavon una “lista de unidad”. Era tan endeble el consenso que se venía gestando que ni siquiera resistió una apretada firme de un grupo de sindicatos que puso el grito en el cielo, reclamó espacio en las listas y advirtió que enviaría al encuentro del lunes a un “embajador”, el bancario Walter Rey, que tuvo que abortar el viaje porque el domingo se desactivó la reunión.

Desde entonces comenzaron una serie de negociaciones reservadas que demuestran lo evidente: la unidad del peronismo en estas condiciones es inviable. O al menos tiene escasas chances electorales porque los mismos que convocan a la unidad juegan por abajo sus fichas como en un casino.

Justamente, el poderoso empresario de los casinos y los medios, Cristóbal López, fue uno de los que hizo esta semana una movida arriesgada. En medio del río revuelto, cerró con el exvicegobernador César Gustavo Mac Karthy y su esposa, Florencia Papaiani, jugarse un pleno a la exdiputada provincial y el excandidata a intendenta de Trelew. López busca la aprobación de una jugadora importante, la presidenta del Senado Cristina Fernández, para que Papaiani encabece la lista de Senadores. El viaje de los tres hasta el Instituto Patria que dirige la líder del Frente de Todos estaba pautado para estos días. No hubo fotos, ni comentarios ni desmentidas, pero causó mucho enojo en otros aspirantes, que también se creen cercanos a CFK, como la senadora Nancy González y el presidente del PJ, Carlos Linares.

El PJ tiene veinte días para definir sus candidatos. A este paso, la unidad parece lejana y los riesgos de correr contra el tiempo es que se tomen decisiones inconsultas que terminen siendo más un salto al vacío.

Hace cuentas

En medio del berenjenal en el que se ha convertido el camino hacia una lista de unidad del PJ, el Gobierno nacional sigue jugando sus fichas en Chubut con delicada ambigüedad. Sigue haciendo jugar a fondo al candidato más afín a los despachos del albertismo en Balcarce 50, el joven abogado Julián Leunda, que el jueves junto a otros funcionarios nacionales se paseó con sonrisas por Puerto Madryn junto al gobernador Mariano Arcioni, el vice Ricardo Sastre y el intendente local, Gustavo Sastre, en la inauguración del nuevo acceso por la Ruta 3.

También llenaron de intendentes el salón de un hotel de Trelew, con el local Adrián Maderna de anfitrión, para agradecer las gestiones de Leunda a favor de los municipios. El mensaje que pronunció Maderna fue tan claro que no necesita interpretaciones.

A esta altura, al Gobierno nacional le urge mantener la mayor cantidad de bancas que estarán en juego en noviembre (tres senadores y dos diputados nacionales) y parece estar dispuesto a conseguirlas con el PJ o con sus aliados.

Un poco menos atosigado que el año pasado, sobre todo en el tema de los salarios, con el petróleo en alza y las regalías dolarizadas en aumento, el Gobierno provincial aspira a tallar con el Chusoto y sus aliados. Tiene “in péctore” a un candidato totalmente alineado al Gobierno nacional, como el ministro de Salud, Fabián Puratich; y otro que mide bien como Federico Massoni, que le podría restar votos a la alianza conservadora que condensa al radicalismo y al PRO.

En Chubut el reparto de bancas será ineludible. Es más, en el caso de los senadores la ley electoral indica que no hay fórmula matemática de reparto sino una simple pluralidad: es decir, dos bancas para quien gane y una para quien salga segundo. Por eso para el Gobierno nacional es tan importante quién gane como quién salga segundo.

Al pejotismo chubutense se le seguirá haciendo todo muy cuesta arriba, sobre todo si en su rol de opositor con anteojeras sigue actuando con falta de tacto peronista. Haberse abstenido de votar un endeudamiento para pagar salarios y jubilaciones es una torpeza que se podría haber evitado. Hay un sector del peronismo que se ensañó con Arcioni, al que le cuesta distinguir dónde está el adversario a derrotar. Los riesgos de no entenderlo a tiempo son altos y podrían ser letales.#


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