El caníbal alemán que solicitaba a sus víctimas por internet

Locura y horror que conmocionó a Alemania en 2001.

29 OCT 2011 - 23:33 | Actualizado

Por Jorge Aquino

Hay una frase muy usada a menudo que dice que a “los gustos hay que dárselos en vida”, pero el deseo muchas veces choca contra la posibilidad real de llevar a cabo ese “gusto”. La edad, lo económico o lo moral podrían ser obstáculos que nos impidan cumplir con nuestros anhelos, pero, ¿que hay de aquellas personas que pese al tabú de algunos gustos, deciden cruzar la línea de lo prohibido y consumar su deseo? Soñar con matar y devorar a una persona, podrá ser una locura, pero si solo queda en un deseo, la idea, a priori, no le hace mal a nadie, pero llevarlo a la practica, sería un crimen atroz.

En informes anteriores, habíamos tratados historias sobre caníbales, como la familia de Sawney Bean, los devoradores de hombres de Escocia o la espeluznante tarea de Issei Sagawa, el japonés que engulló a su amiga francesa. Pero el relato que trataremos hoy es sobre un caso que conmocionó al mundo hace pocos años. Esta es la historia de dos hombres que quisieron darse un gusto en vida, uno, comerse a una persona, el otro, ser devorado.

El sueño de un caníbal

Armin Meiwes era un chico normal en la escuela, algo retraído y apartado de sus compañeros. En su familia vivió las sucesivas separaciones de su madre y al final en su adolescencia vivía sólo con ella, sometido a una estricta disciplina. Estos antecedentes no son nuevos en la historia de los criminales más famosos del mundo. En su juventud, Armin presenció escenas de matanza que podrían haber influenciado su estado Psicológico y alimentado su deseo caníbal. Matanzas de animales en las que él participaba para darse después el gran banquete con su carne.

A la edad de 18 años, Armin se muda con su madre a la enorme casa que la familia poseía a las afueras de Rotemburgo. La casa tenía un total de 44 habitaciones y los amigos de Armin la llamaban “la casa de los espíritus”. Posteriormente ingresó en el ejército alemán donde destacó por su disciplina. Apoyaba a lo subalternos y se llevaba bien con ellos. Llevaba a su madre con las excursiones de su brigada y pasaba la noche con ella en habitación separada. Tras su servicio en el ejército, trabajó como técnico de computadoras en un centro informático de Kassel. En su trabajo también se le consideraba servicial y eficiente. Entre sus preferencias estaban la lectura de libros de caníbales, muertes y asesinos en serie. Además juntaba partes del cuerpo de muñecas que coleccionaba en un cofre para ocultarlas de su madre.

A la muerte de su madre en 1999, Armin se quedó solo en la casona y en el mundo y los únicos lazos familiares y sentimentales que mantenía desaparecieron de su vida. A partir de este punto, Armin Meiwes inició su carrera criminal por Internet. Fotos de crímenes, accidentes, cuerpos abiertos y otras muchas fantasías violentas componían el archivo fotográfico de su computadora. Foros como “Gourmet” o “Caníbal –Café” le proporcionaban la plataforma ideal para contar y compartir sus fantasías más profundas. En la Red, comienza la nueva doble vida de Armin como el “Dr. Jekill y Mr. Hyde”. El Mr. Hyde sigue siendo el buen trabajador, buen vecino y ciudadano que busca la mujer de su vida pero el Dr. Jekill aparece en escena por las noches con sus fantasías caníbales.

El deseo de ser devorado

Así comenzaron sus primeros contactos. La línea que comenzó a cruzar Armin se inició primero cuando un cocinero ofreció a uno de sus ayudantes para ser degustados. Armin habría tenido la oportunidad de matarlo y devorarlo. Sin embargo, ante las dudas de la víctima, lo dejó marchar. El banquete sólo tenía sentido si la víctima también estaba de acuerdo con ser devorada.

Pero Armin no perdió la fe, sabia que tarde o temprano la suerte golpearía a su puerta. Durante sus noches de chat, conoció a Bernd Brandes, un ingeniero de Berlín. Bernd se declaraba bisexual y su comportamiento no era lo que se puede llamar “normal”. Era amante de la violencia y la tortura formaba parte de sus rituales sexuales del día a día.

Pero Bernd tenia una fantasía que le rondaba su cabeza hacía una largo tiempo: la de ser comido vivo. La suerte finalmente había golpeado la puerta a Armin. Tras confesarse ambos sus particulares “gustos”, se citaron primero para un fin de semana donde pusieron a prueba sus instintos caníbales. Luego de haber pasado el día juntos, los dos hombres se despidieron en la estación, Brandes estaba lleno de dudas, y mientras aguardaba su tren, lo pensó mejor y finalmente llamó a Armin para que lo buscara. Quería probar otra vez.

Tras varias horas de conversación, los hombres se pusieron de acuerdo y ahora había que elegir que parte iban a comer del cuerpo. Brandes quiso que Armin le amputase el pene. “Córtalo de una vez”, dijo la víctima. Con gran cantidad de alcohol y medicamentos, ya no sentía dolor. Por fin Bernd pudo cumplir su sueño, comerse sus propios genitales. Armin cortó el pene en dos trozos y los puso en la sartén aderezándolos con pimienta, sal y ajo.

En cuanto a los motivos que llevaron a la víctima a ofrecerse, Armin manifestó en su juicio que no entendía el sentimiento de felicidad que Bernd experimentaba al ser devorado.

Videos del horror

Bernd Brandes era un suicida en potencia y un desequilibrado mental. El aviso de Armin solicitando a alguien para ser comido fue la excusa ideal para completar dos anhelos de su perturbada mente: morir y ser devorado.

Armin asesinó posteriormente a su víctima en una mesa de descuartizar que poseía en su sótano y grabó todo en cámara de vídeo. Cual programa del Gourmet, Armin explicaba los cortes que realizaba y la ventaja culinaria de cada uno de ellos. Despostó el cuerpo y conservó la carne en la heladera. Después de la faena, Armin vio cumplido su deseo de comer carne humana. Según dijo después a la Policía, “la carne humana tiene un sabor parecido a la carne de cerdo”.

El “Caníbal” finalmente se había pegado una panzada, pero esto no era suficiente para él y su heladera ya vacía. Los meses siguientes los pasó buscando nuevas víctimas. Necesitaba carne joven y fresca. Esta actitud fue la que condujo a la Policía a caer sobre él y desenmascararlo. Un estudiante de Innsbruck denunció a Meiwes, que aseguraba en los foros haber probado la carne humana. Pero lo increíble de toda esta historia, que en la solicitud macabra de Armin, se registraron varios centenares de víctimas, dispuestas a dejarse devorar por un caníbal. Luego de un trabajo de inteligencia, la policía lo arrestó un año después del asesinato de Bernd.

Asesinato o eutanasia

El veredicto de los psicólogos y psiquiatras que estudiaron el caso del Caníbal alemán muestra que no estaba loco cuando cometió el crimen, pero consideran que la víctima no podía pensar racionalmente lo que estaba proponiendo.

La fiscalía quería juzgarlo por asesinato con motivos sexuales e imponerle cadena perpetua. Pero el problema era que la víctima dio su consentimiento en video al asesino y la defensa estaba dispuesta a usar este argumento para que se considere como homicidio a petición, una especie de eutanasia ilegal, lo que llevaría a una sentencia de entre 6 meses y 5 años, anulando la consideración de que fue un asesinato.

Según el profesor Arthur Kreuzer, del instituto de criminología de la Universidad de Giessen, el caso podría marcar un hito en la historia judicial. “Es un asesinato convenido por víctima y asesino. No creo que pueda considerarse como el peor caso de asesinato premeditado” aseguró el profesor. El abogado del Caníbal citó como una carta favorable a su defendido, que Armin dejó libres a cuatro personas que se habían ofrecido voluntarias para el sacrificio, por las dudas que mostraban. Su víctima dio el pleno consentimiento antes de que Armin la matase.

El caso de Armin Meiwes conmovió a todo el mundo por su crueldad. Sobre todo por la popularidad que le dieron los medios de comunicación ese año. El fallo judicial se enfrentó a así a problemas para condenar justamente al acusado, pero finalmente Meiwes fue condenado en 2004 a cadena perpetua, no por haberse comido a una persona, ya que el canibalismo no estaba contemplado en el Código Penal alemán, sino por cometer un asesinato con motivos sexuales. Armin Meiwes se había dado un gusto en vida que le costó la prisión, Bernd Brandes, también, pero a él ese gusto le costó la vida.#

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29 OCT 2011 - 23:33

Por Jorge Aquino

Hay una frase muy usada a menudo que dice que a “los gustos hay que dárselos en vida”, pero el deseo muchas veces choca contra la posibilidad real de llevar a cabo ese “gusto”. La edad, lo económico o lo moral podrían ser obstáculos que nos impidan cumplir con nuestros anhelos, pero, ¿que hay de aquellas personas que pese al tabú de algunos gustos, deciden cruzar la línea de lo prohibido y consumar su deseo? Soñar con matar y devorar a una persona, podrá ser una locura, pero si solo queda en un deseo, la idea, a priori, no le hace mal a nadie, pero llevarlo a la practica, sería un crimen atroz.

En informes anteriores, habíamos tratados historias sobre caníbales, como la familia de Sawney Bean, los devoradores de hombres de Escocia o la espeluznante tarea de Issei Sagawa, el japonés que engulló a su amiga francesa. Pero el relato que trataremos hoy es sobre un caso que conmocionó al mundo hace pocos años. Esta es la historia de dos hombres que quisieron darse un gusto en vida, uno, comerse a una persona, el otro, ser devorado.

El sueño de un caníbal

Armin Meiwes era un chico normal en la escuela, algo retraído y apartado de sus compañeros. En su familia vivió las sucesivas separaciones de su madre y al final en su adolescencia vivía sólo con ella, sometido a una estricta disciplina. Estos antecedentes no son nuevos en la historia de los criminales más famosos del mundo. En su juventud, Armin presenció escenas de matanza que podrían haber influenciado su estado Psicológico y alimentado su deseo caníbal. Matanzas de animales en las que él participaba para darse después el gran banquete con su carne.

A la edad de 18 años, Armin se muda con su madre a la enorme casa que la familia poseía a las afueras de Rotemburgo. La casa tenía un total de 44 habitaciones y los amigos de Armin la llamaban “la casa de los espíritus”. Posteriormente ingresó en el ejército alemán donde destacó por su disciplina. Apoyaba a lo subalternos y se llevaba bien con ellos. Llevaba a su madre con las excursiones de su brigada y pasaba la noche con ella en habitación separada. Tras su servicio en el ejército, trabajó como técnico de computadoras en un centro informático de Kassel. En su trabajo también se le consideraba servicial y eficiente. Entre sus preferencias estaban la lectura de libros de caníbales, muertes y asesinos en serie. Además juntaba partes del cuerpo de muñecas que coleccionaba en un cofre para ocultarlas de su madre.

A la muerte de su madre en 1999, Armin se quedó solo en la casona y en el mundo y los únicos lazos familiares y sentimentales que mantenía desaparecieron de su vida. A partir de este punto, Armin Meiwes inició su carrera criminal por Internet. Fotos de crímenes, accidentes, cuerpos abiertos y otras muchas fantasías violentas componían el archivo fotográfico de su computadora. Foros como “Gourmet” o “Caníbal –Café” le proporcionaban la plataforma ideal para contar y compartir sus fantasías más profundas. En la Red, comienza la nueva doble vida de Armin como el “Dr. Jekill y Mr. Hyde”. El Mr. Hyde sigue siendo el buen trabajador, buen vecino y ciudadano que busca la mujer de su vida pero el Dr. Jekill aparece en escena por las noches con sus fantasías caníbales.

El deseo de ser devorado

Así comenzaron sus primeros contactos. La línea que comenzó a cruzar Armin se inició primero cuando un cocinero ofreció a uno de sus ayudantes para ser degustados. Armin habría tenido la oportunidad de matarlo y devorarlo. Sin embargo, ante las dudas de la víctima, lo dejó marchar. El banquete sólo tenía sentido si la víctima también estaba de acuerdo con ser devorada.

Pero Armin no perdió la fe, sabia que tarde o temprano la suerte golpearía a su puerta. Durante sus noches de chat, conoció a Bernd Brandes, un ingeniero de Berlín. Bernd se declaraba bisexual y su comportamiento no era lo que se puede llamar “normal”. Era amante de la violencia y la tortura formaba parte de sus rituales sexuales del día a día.

Pero Bernd tenia una fantasía que le rondaba su cabeza hacía una largo tiempo: la de ser comido vivo. La suerte finalmente había golpeado la puerta a Armin. Tras confesarse ambos sus particulares “gustos”, se citaron primero para un fin de semana donde pusieron a prueba sus instintos caníbales. Luego de haber pasado el día juntos, los dos hombres se despidieron en la estación, Brandes estaba lleno de dudas, y mientras aguardaba su tren, lo pensó mejor y finalmente llamó a Armin para que lo buscara. Quería probar otra vez.

Tras varias horas de conversación, los hombres se pusieron de acuerdo y ahora había que elegir que parte iban a comer del cuerpo. Brandes quiso que Armin le amputase el pene. “Córtalo de una vez”, dijo la víctima. Con gran cantidad de alcohol y medicamentos, ya no sentía dolor. Por fin Bernd pudo cumplir su sueño, comerse sus propios genitales. Armin cortó el pene en dos trozos y los puso en la sartén aderezándolos con pimienta, sal y ajo.

En cuanto a los motivos que llevaron a la víctima a ofrecerse, Armin manifestó en su juicio que no entendía el sentimiento de felicidad que Bernd experimentaba al ser devorado.

Videos del horror

Bernd Brandes era un suicida en potencia y un desequilibrado mental. El aviso de Armin solicitando a alguien para ser comido fue la excusa ideal para completar dos anhelos de su perturbada mente: morir y ser devorado.

Armin asesinó posteriormente a su víctima en una mesa de descuartizar que poseía en su sótano y grabó todo en cámara de vídeo. Cual programa del Gourmet, Armin explicaba los cortes que realizaba y la ventaja culinaria de cada uno de ellos. Despostó el cuerpo y conservó la carne en la heladera. Después de la faena, Armin vio cumplido su deseo de comer carne humana. Según dijo después a la Policía, “la carne humana tiene un sabor parecido a la carne de cerdo”.

El “Caníbal” finalmente se había pegado una panzada, pero esto no era suficiente para él y su heladera ya vacía. Los meses siguientes los pasó buscando nuevas víctimas. Necesitaba carne joven y fresca. Esta actitud fue la que condujo a la Policía a caer sobre él y desenmascararlo. Un estudiante de Innsbruck denunció a Meiwes, que aseguraba en los foros haber probado la carne humana. Pero lo increíble de toda esta historia, que en la solicitud macabra de Armin, se registraron varios centenares de víctimas, dispuestas a dejarse devorar por un caníbal. Luego de un trabajo de inteligencia, la policía lo arrestó un año después del asesinato de Bernd.

Asesinato o eutanasia

El veredicto de los psicólogos y psiquiatras que estudiaron el caso del Caníbal alemán muestra que no estaba loco cuando cometió el crimen, pero consideran que la víctima no podía pensar racionalmente lo que estaba proponiendo.

La fiscalía quería juzgarlo por asesinato con motivos sexuales e imponerle cadena perpetua. Pero el problema era que la víctima dio su consentimiento en video al asesino y la defensa estaba dispuesta a usar este argumento para que se considere como homicidio a petición, una especie de eutanasia ilegal, lo que llevaría a una sentencia de entre 6 meses y 5 años, anulando la consideración de que fue un asesinato.

Según el profesor Arthur Kreuzer, del instituto de criminología de la Universidad de Giessen, el caso podría marcar un hito en la historia judicial. “Es un asesinato convenido por víctima y asesino. No creo que pueda considerarse como el peor caso de asesinato premeditado” aseguró el profesor. El abogado del Caníbal citó como una carta favorable a su defendido, que Armin dejó libres a cuatro personas que se habían ofrecido voluntarias para el sacrificio, por las dudas que mostraban. Su víctima dio el pleno consentimiento antes de que Armin la matase.

El caso de Armin Meiwes conmovió a todo el mundo por su crueldad. Sobre todo por la popularidad que le dieron los medios de comunicación ese año. El fallo judicial se enfrentó a así a problemas para condenar justamente al acusado, pero finalmente Meiwes fue condenado en 2004 a cadena perpetua, no por haberse comido a una persona, ya que el canibalismo no estaba contemplado en el Código Penal alemán, sino por cometer un asesinato con motivos sexuales. Armin Meiwes se había dado un gusto en vida que le costó la prisión, Bernd Brandes, también, pero a él ese gusto le costó la vida.#


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