Y 44 años más tarde, el estadio Raúl Conti se hizo “Nacional”

Un 25 de mayo de 1967, el club Guillermo Brown y la comunidad vivían una fiesta especial. Ese día la Banda inauguraba su propio estadio, denominado “Raúl Alberto Conti”. A 44 años de ese día, su hijo “Ruly” revive aquel momento y recuerda a su padre en un presente muy especial para la institución portuaria. Ahora llega el tiempo de las modificaciones en el predio para la próxima temporada.

24 MAY 2011 - 21:50 | Actualizado

Raúl Alberto Conti -padre-, tuvo una hija mujer, Sara, que por su belleza llegó a ser reina de Guillermo Brown y dos hijos varones. Rodolfo Mario, que al igual que uno de sus hijos, son fanáticos de la Banda. Y Raúl Alberto Conti, reconocido por la sociedad como hincha de Deportivo Madryn. Los tres asistieron emocionados el sábado 14 de mayo, al estadio que lleva el nombre y apellido de su padre, con los sentimientos que solo un nativo de Puerto Madryn, más allá de banderías puede expresar.

Recuerdan a la vez, Rodolfo y Raúl que acariciaban sus primeros diez años de vida, que sentían un verdadero placer ser llevados por su padre a laburar como lo hicieron un montón de socios y simpatizantes en los cimientos de ahora brillante estadio donde Brown jugará en la siguiente temporada la B Nacional.

Raúl recuerda “que son momentos lindos, hermosos. De una época absolutamente diferente a la vive nuestra ciudad en estos momentos. En aquel entonces, se iba mucha gente. Por estudio, por trabajo. Había solo una fábrica que era la que mantenía la ciudad. La juventud buscaba nuevos horizontes. Con esta estampa, estos dirigentes de Guillermo Brown, se largaron a llevar a cabo un proyecto casi faraónico. Alejada de la ciudad en sí y en una parcela de campo que siempre era ganada por las inundaciones. Se abovedó todo ese sector a través de un esfuerzo de Darwin Williams. De ahí en más, son recuerdos fugaces, que no dejan de simplificar el esfuerzo de todos. Fue todo a pulmón. Nombres como lo del “Negro” Méndez, Vargas, Zunino, los Sanabra, el “Bolo” González, tío de los “muchachos” del club Ferrito”, Mondragón, y unos pocos más. José Pepitone. Y tantos otros. Estos nombres, estos señores, forman parte de mi niñez, si a mi viejo le hubieran dicho de poner su nombre al Complejo Deportivo, no lo hubiera aceptado. Hasta se hubiera enojado. Porque el esfuerzo realizado por ese grupo de socios fue realmente fantástico”.

Motivos del corazón

Como reconocido hincha de Deportivo Madryn, dijo que “Sirve como muestra para destacar que eran otras épocas, otros hombres. Hombres sabios, como ‘mi viejo’. Simpatizo por el “aurinegro” porque él era demasiado buen tipo y como vecinos tenía a “Periquín” Díaz y a Walter Casado. Se peleaban entre ellos, competían entre ellos, para que yo definiera mi simpatía por uno de los dos clubes. Cuando Casado me trajo la ficha, el ‘viejo’ solo me preguntó, firmó y jamás puso un reparo. A pesar del enojo de mamá. Mi viejo fue socio de los clubes Madryn y también del Ferro”.

Reconoce que siente un orgullo difícil de igualar cuando escucha el nombre de Estadio “Raúl Conti”. Y se asombra mucho más por estos tiempos debido a su trabajo particular. “Vienen turistas y escuchan mi nombre y apellido y es casi inevitable la pregunta. Siento un orgullo extraordinario. Es imposible no contar la historia del estadio. Y esto me produce una gran emoción, como la tarde del 14 de mayo, en que ví a mi hermano y a mi sobrino llorando de la emoción, casi la misma alegría que tenía yo como nativo de Madryn. Fui a la cancha y sentí una gran emoción. Hubiera sido hipócrita, o muy loco en pensar en ir a una cancha a ver perder el equipo que representa a Puerto Madryn”.

La historia del estadio

La inauguración del denominado Estadio “Raúl Conti” del club Guillermo Brown, fue punto final de un ambicioso proyecto que comenzó a hacerse realidad a fines del año ‘63 y principios del ’64, en un terreno especialmente cedido a título precario por aquel entonces por la Secretaria de Marina de la Nación. La cesión del terreno había sido cedida el 29 de mayo de 1961 bajo las gestiones realizadas por los presidentes Norberto Rico y Salustiano Sebastián Eguillor en cada una de sus gestiones. El terreno en cuestión, se encuentra ubicado en el extremo Sur, ángulo comprendido por las calles Juan B. Justo y Mariano Moreno, con una superficie estimada en casi 50.000 metros cuadrados, según los planos esgrimidos por aquel entonces. El correr de los tiempos depositó aquel sueño a un 25 de mayo de 1.967 donde junto a los festejos patrios quedaba inaugurado el nuevo campo de deportes del Club Social y Atlético Guillermo Brown, cristalizando un sueño comenzado en el verano del ‘64.

El moderno estadio contaba con una tribuna de cemento con capacidad para 500 personas cómodamente instaladas, una tribuna de veinte metros de largo debajo de la cual se encontraban depositada los baños públicos, tres vestuarios (para el equipo local, visitante y árbitros). Mediante dos túneles totalmente independiente de cinco metros de largo cada uno, los protagonistas tenían acceso directo al campo de juego que se encontraba totalmente cercado por un alambre olímpico reglamentario.

Con vista al campo de juego que a su vez contenía una pista de atletismo de 400 metros de largo y una pista para carreras de caballos, se encontraba ubicada una cabina de transmisión de extraordinaria visualidad.

El pórtico de entrada al campo de deportes, condice con el resto de las modernas instalaciones luciendo un diseño moderno y simple, a la vez estético diseñado por el Arquitecto Mario Abad y que al momento de la inauguración no se encontraba finalizada, un trabajo llevado a cabo por Ismael Zunino.

Aquel día inolvidable de la inauguración, con varias delegaciones deportivas, había comenzado con el izamiento del pabellón nacional donado por Juan Patané Deleo y la bendición del campo de juego por el presbístero Jorge Berh.#

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24 MAY 2011 - 21:50

Raúl Alberto Conti -padre-, tuvo una hija mujer, Sara, que por su belleza llegó a ser reina de Guillermo Brown y dos hijos varones. Rodolfo Mario, que al igual que uno de sus hijos, son fanáticos de la Banda. Y Raúl Alberto Conti, reconocido por la sociedad como hincha de Deportivo Madryn. Los tres asistieron emocionados el sábado 14 de mayo, al estadio que lleva el nombre y apellido de su padre, con los sentimientos que solo un nativo de Puerto Madryn, más allá de banderías puede expresar.

Recuerdan a la vez, Rodolfo y Raúl que acariciaban sus primeros diez años de vida, que sentían un verdadero placer ser llevados por su padre a laburar como lo hicieron un montón de socios y simpatizantes en los cimientos de ahora brillante estadio donde Brown jugará en la siguiente temporada la B Nacional.

Raúl recuerda “que son momentos lindos, hermosos. De una época absolutamente diferente a la vive nuestra ciudad en estos momentos. En aquel entonces, se iba mucha gente. Por estudio, por trabajo. Había solo una fábrica que era la que mantenía la ciudad. La juventud buscaba nuevos horizontes. Con esta estampa, estos dirigentes de Guillermo Brown, se largaron a llevar a cabo un proyecto casi faraónico. Alejada de la ciudad en sí y en una parcela de campo que siempre era ganada por las inundaciones. Se abovedó todo ese sector a través de un esfuerzo de Darwin Williams. De ahí en más, son recuerdos fugaces, que no dejan de simplificar el esfuerzo de todos. Fue todo a pulmón. Nombres como lo del “Negro” Méndez, Vargas, Zunino, los Sanabra, el “Bolo” González, tío de los “muchachos” del club Ferrito”, Mondragón, y unos pocos más. José Pepitone. Y tantos otros. Estos nombres, estos señores, forman parte de mi niñez, si a mi viejo le hubieran dicho de poner su nombre al Complejo Deportivo, no lo hubiera aceptado. Hasta se hubiera enojado. Porque el esfuerzo realizado por ese grupo de socios fue realmente fantástico”.

Motivos del corazón

Como reconocido hincha de Deportivo Madryn, dijo que “Sirve como muestra para destacar que eran otras épocas, otros hombres. Hombres sabios, como ‘mi viejo’. Simpatizo por el “aurinegro” porque él era demasiado buen tipo y como vecinos tenía a “Periquín” Díaz y a Walter Casado. Se peleaban entre ellos, competían entre ellos, para que yo definiera mi simpatía por uno de los dos clubes. Cuando Casado me trajo la ficha, el ‘viejo’ solo me preguntó, firmó y jamás puso un reparo. A pesar del enojo de mamá. Mi viejo fue socio de los clubes Madryn y también del Ferro”.

Reconoce que siente un orgullo difícil de igualar cuando escucha el nombre de Estadio “Raúl Conti”. Y se asombra mucho más por estos tiempos debido a su trabajo particular. “Vienen turistas y escuchan mi nombre y apellido y es casi inevitable la pregunta. Siento un orgullo extraordinario. Es imposible no contar la historia del estadio. Y esto me produce una gran emoción, como la tarde del 14 de mayo, en que ví a mi hermano y a mi sobrino llorando de la emoción, casi la misma alegría que tenía yo como nativo de Madryn. Fui a la cancha y sentí una gran emoción. Hubiera sido hipócrita, o muy loco en pensar en ir a una cancha a ver perder el equipo que representa a Puerto Madryn”.

La historia del estadio

La inauguración del denominado Estadio “Raúl Conti” del club Guillermo Brown, fue punto final de un ambicioso proyecto que comenzó a hacerse realidad a fines del año ‘63 y principios del ’64, en un terreno especialmente cedido a título precario por aquel entonces por la Secretaria de Marina de la Nación. La cesión del terreno había sido cedida el 29 de mayo de 1961 bajo las gestiones realizadas por los presidentes Norberto Rico y Salustiano Sebastián Eguillor en cada una de sus gestiones. El terreno en cuestión, se encuentra ubicado en el extremo Sur, ángulo comprendido por las calles Juan B. Justo y Mariano Moreno, con una superficie estimada en casi 50.000 metros cuadrados, según los planos esgrimidos por aquel entonces. El correr de los tiempos depositó aquel sueño a un 25 de mayo de 1.967 donde junto a los festejos patrios quedaba inaugurado el nuevo campo de deportes del Club Social y Atlético Guillermo Brown, cristalizando un sueño comenzado en el verano del ‘64.

El moderno estadio contaba con una tribuna de cemento con capacidad para 500 personas cómodamente instaladas, una tribuna de veinte metros de largo debajo de la cual se encontraban depositada los baños públicos, tres vestuarios (para el equipo local, visitante y árbitros). Mediante dos túneles totalmente independiente de cinco metros de largo cada uno, los protagonistas tenían acceso directo al campo de juego que se encontraba totalmente cercado por un alambre olímpico reglamentario.

Con vista al campo de juego que a su vez contenía una pista de atletismo de 400 metros de largo y una pista para carreras de caballos, se encontraba ubicada una cabina de transmisión de extraordinaria visualidad.

El pórtico de entrada al campo de deportes, condice con el resto de las modernas instalaciones luciendo un diseño moderno y simple, a la vez estético diseñado por el Arquitecto Mario Abad y que al momento de la inauguración no se encontraba finalizada, un trabajo llevado a cabo por Ismael Zunino.

Aquel día inolvidable de la inauguración, con varias delegaciones deportivas, había comenzado con el izamiento del pabellón nacional donado por Juan Patané Deleo y la bendición del campo de juego por el presbístero Jorge Berh.#


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