Un ejemplar de tiburón cazón hembra que fue marcado por un equipo de científicos frente a las costas de Puerto Madryn, apareció en las artes de pesca de un buque uruguayo frente a las costas de ese país, a más de 1.500 kilómetros del sitio donde fue señalado.
Según la información difundida por el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), el hallazgo se produjo a 140 km de distancia de la costa por un buque pesquero uruguayo, al levantar su arte de pesca desde 290 metros de profundidad.
La especie fue reconocida en medio de la faena por un observador científico a bordo, quien advirtió sobre la presencia en la aleta dorsal del animal de una “caravana”, por lo cual dio aviso al Laboratorio de Recursos Pelágicos de la DINARA (Dirección Nacional de Recursos Acuáticos) con sede en Montevideo (Uruguay) para reportar el hallazgo al contacto inscripto en la marca, perteneciente a instituciones e investigadores argentinos con un número que identifica al ejemplar.
El animal, una hembra de cazón (Galeorhinus galeus) de 1,12 m de largo, tenía en su aleta dorsal una caravana con el número 4.165 colocada a una hembra de cazón y eso permitió constatar que se trataba del mismo espécimen que fuera marcado el pasado 22 de febrero de 2015 frente a Puerto Madryn por un equipo de trabajo conformado por los investigadores Alejo Irigoyen y Gastón Trobbiani (CENPAT-CONICET), Andrés Jaureguizar y Andrés Milessi (CIC-INIDEP), Federico Argemi y Marco Rossi (Fundación Temaiken), todos integrantes de un proyecto denominado “Uso de hábitat, y patrones de migración de grandes tiburones en aguas costeras del Atlántico Sudoccidental”
Según la publicación, el objetivo general de este proyecto es determinar la importancia bio-ecológica de los distintos hábitats (ej. Caleta Valdés, Bahía Anegada, Cabo San Antonio) que utilizan con frecuencia diversas especies de grandes tiburones como el cazón y el gatopardo.
Hasta el momento dentro del proyecto se han señalado 95 ejemplares de cazones en aguas del Golfo Nuevo y 55 gatopardos (5 en aguas del Golfo Nuevo, 27 en Caleta Valdés y 23 en Cabo San Antonio) para ver su migración y determinar patrones de uso de las distintas áreas.
Según los datos que se tenían hasta el momento, en un marcado previo durante 2011 dentro del Proyecto Arrecife, se habían recapturado dos cazones cerca de Mar del Plata y de San Blas, pero nunca tan lejos.
Según los resultados obtenidos por el grupo de trabajo antes mencionado, confirman la hipótesis (basada en conocimiento de pescadores y datos pesqueros) de que existiría una única población de cazones para todo el Atlántico. Se supone que en primavera esta población migra desde las aguas del sur de Brasil y Uruguay, donde pasa los meses más fríos del año, hasta el sur de Argentina, a la altura del Golfo San Jorge, donde pasa los meses más cálidos del hemisferio sur.
De acuerdo a la publicación del INIDEP, así como las aves realizan grandes migraciones, muchas especies migratorias de tiburones en su camino encuentran sitios claves de reproducción y alimentación, los cuales son cruciales conocer para ayudar a preservar la especie.
Al contrario de las rutas migratorias de aves que son conocidas por ser fácilmente trazables y monitoreadas, se conoce muy poco sobre las rutas de peces y tiburones en el Atlántico Sur occidental, de manera que se espera, en el futuro, y gracias a la ayuda de pescadores artesanales, industriales y deportivos que reportan sus recapturas, contar con otras piezas del rompecabezas para conocer y así cuidar mejor nuestro patrimonio natural.
El cazón ha sido una especie con alto valor comercial a mediados del siglo pasado, en especial durante la Segunda Guerra Mundial, ya que el conflicto armado impedía operar los grandes caladeros de bacalao en Europa y la fuerte demanda de vitamina A que posee el hígado de esta especie hizo que desde Mar del Plata al sur se iniciara un verdadero auge de los cazoneros.
Al mismo tiempo que esta “fiebre de pesca” levantó las primeras industrias pesqueras de Argentina, lideradas en su mayoría por inmigrantes italianos, llevó casi al colapso a la población de la especie. La situación actual del cazón no es mucho mejor, ya que estudios recientes estiman que las poblaciones continúan en un estado crítico, según indica el informe.
Un ejemplar de tiburón cazón hembra que fue marcado por un equipo de científicos frente a las costas de Puerto Madryn, apareció en las artes de pesca de un buque uruguayo frente a las costas de ese país, a más de 1.500 kilómetros del sitio donde fue señalado.
Según la información difundida por el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), el hallazgo se produjo a 140 km de distancia de la costa por un buque pesquero uruguayo, al levantar su arte de pesca desde 290 metros de profundidad.
La especie fue reconocida en medio de la faena por un observador científico a bordo, quien advirtió sobre la presencia en la aleta dorsal del animal de una “caravana”, por lo cual dio aviso al Laboratorio de Recursos Pelágicos de la DINARA (Dirección Nacional de Recursos Acuáticos) con sede en Montevideo (Uruguay) para reportar el hallazgo al contacto inscripto en la marca, perteneciente a instituciones e investigadores argentinos con un número que identifica al ejemplar.
El animal, una hembra de cazón (Galeorhinus galeus) de 1,12 m de largo, tenía en su aleta dorsal una caravana con el número 4.165 colocada a una hembra de cazón y eso permitió constatar que se trataba del mismo espécimen que fuera marcado el pasado 22 de febrero de 2015 frente a Puerto Madryn por un equipo de trabajo conformado por los investigadores Alejo Irigoyen y Gastón Trobbiani (CENPAT-CONICET), Andrés Jaureguizar y Andrés Milessi (CIC-INIDEP), Federico Argemi y Marco Rossi (Fundación Temaiken), todos integrantes de un proyecto denominado “Uso de hábitat, y patrones de migración de grandes tiburones en aguas costeras del Atlántico Sudoccidental”
Según la publicación, el objetivo general de este proyecto es determinar la importancia bio-ecológica de los distintos hábitats (ej. Caleta Valdés, Bahía Anegada, Cabo San Antonio) que utilizan con frecuencia diversas especies de grandes tiburones como el cazón y el gatopardo.
Hasta el momento dentro del proyecto se han señalado 95 ejemplares de cazones en aguas del Golfo Nuevo y 55 gatopardos (5 en aguas del Golfo Nuevo, 27 en Caleta Valdés y 23 en Cabo San Antonio) para ver su migración y determinar patrones de uso de las distintas áreas.
Según los datos que se tenían hasta el momento, en un marcado previo durante 2011 dentro del Proyecto Arrecife, se habían recapturado dos cazones cerca de Mar del Plata y de San Blas, pero nunca tan lejos.
Según los resultados obtenidos por el grupo de trabajo antes mencionado, confirman la hipótesis (basada en conocimiento de pescadores y datos pesqueros) de que existiría una única población de cazones para todo el Atlántico. Se supone que en primavera esta población migra desde las aguas del sur de Brasil y Uruguay, donde pasa los meses más fríos del año, hasta el sur de Argentina, a la altura del Golfo San Jorge, donde pasa los meses más cálidos del hemisferio sur.
De acuerdo a la publicación del INIDEP, así como las aves realizan grandes migraciones, muchas especies migratorias de tiburones en su camino encuentran sitios claves de reproducción y alimentación, los cuales son cruciales conocer para ayudar a preservar la especie.
Al contrario de las rutas migratorias de aves que son conocidas por ser fácilmente trazables y monitoreadas, se conoce muy poco sobre las rutas de peces y tiburones en el Atlántico Sur occidental, de manera que se espera, en el futuro, y gracias a la ayuda de pescadores artesanales, industriales y deportivos que reportan sus recapturas, contar con otras piezas del rompecabezas para conocer y así cuidar mejor nuestro patrimonio natural.
El cazón ha sido una especie con alto valor comercial a mediados del siglo pasado, en especial durante la Segunda Guerra Mundial, ya que el conflicto armado impedía operar los grandes caladeros de bacalao en Europa y la fuerte demanda de vitamina A que posee el hígado de esta especie hizo que desde Mar del Plata al sur se iniciara un verdadero auge de los cazoneros.
Al mismo tiempo que esta “fiebre de pesca” levantó las primeras industrias pesqueras de Argentina, lideradas en su mayoría por inmigrantes italianos, llevó casi al colapso a la población de la especie. La situación actual del cazón no es mucho mejor, ya que estudios recientes estiman que las poblaciones continúan en un estado crítico, según indica el informe.