Trabajadores despedidos de la empresa “Cerámica Andina”, instalada en zona de Trevelin desde 2013, fueron a la Delegación Esquel de la Secretaría de Trabajo a la audiencia de conciliación, en el marco de su denuncia por atrasos salariales y numerosos despidos que consideran injustificados y sin preaviso.
Reclaman pago de sueldos atrasados y liquidación final; señalaron que además hay falta de cobertura de obra social, de una aseguradora de riesgos de trabajo y de medidas de seguridad para el desarrollo de las tareas.
Con relación a los despidos, informaron que en Trabajo hay 27 denuncias de despidos injustificados, más 6 que se sumaron de las últimas semanas. El motivo de los despidos, dijo uno de los trabajadores, es haber reclamado por 8 horas de actividades por día, ya que cumplían casi 12 con el agravante de que les pagaban media jornada.
El dueño de la ladrillera es Daniel San Bernardino, y “con él no se puede hablar porque es muy cerrado, soberbio y grita”, dijo Diego Alberto Miscus. Otro obrero comentó que manejaba una máquina sobre la que le advirtió al empleador que no andaría, pero no lo entendió por lo que renunció, y hasta la fecha no pudo cobrar la liquidación final pese a que le había prometido hacerlo el lunes.
Todos los testimonios son coincidentes en el reclamo de pagos atrasados, y por eso hicieron que Trabajo llame a las partes con presencia del gremio de la construcción –UOCRA-, para comprometer a San Bernardino a saldar las cuentas, aunque no se presentó y envió a un abogado, sin avances en las negociaciones.
Ariel Toledo manifestó que los seis despedidos en el último tiempo aún no cobraron indemnización. Y confirmó que con el dueño de la cerámica no se puede dialogar, y los maltrata a punto tal de haber llegado a decirles que “no lo molesten mucho porque puede matar a una persona, y al que no le guste, tiene la tranquera abierta para irse”.
Otro trabajador, Alejandro Cabriale, contó que en junio tuvo un accidente mientras se desempeñaba en la planta y debió tratarse en el hospital público porque la empresa no tiene ART ni obra social. Se fracturó una mano y ahora que debe comenzar con la rehabilitación, tendrá que seguir asistiendo al nosocomio, y denunció que “no me ha pagado el sueldo”.
Trabajadores despedidos de la empresa “Cerámica Andina”, instalada en zona de Trevelin desde 2013, fueron a la Delegación Esquel de la Secretaría de Trabajo a la audiencia de conciliación, en el marco de su denuncia por atrasos salariales y numerosos despidos que consideran injustificados y sin preaviso.
Reclaman pago de sueldos atrasados y liquidación final; señalaron que además hay falta de cobertura de obra social, de una aseguradora de riesgos de trabajo y de medidas de seguridad para el desarrollo de las tareas.
Con relación a los despidos, informaron que en Trabajo hay 27 denuncias de despidos injustificados, más 6 que se sumaron de las últimas semanas. El motivo de los despidos, dijo uno de los trabajadores, es haber reclamado por 8 horas de actividades por día, ya que cumplían casi 12 con el agravante de que les pagaban media jornada.
El dueño de la ladrillera es Daniel San Bernardino, y “con él no se puede hablar porque es muy cerrado, soberbio y grita”, dijo Diego Alberto Miscus. Otro obrero comentó que manejaba una máquina sobre la que le advirtió al empleador que no andaría, pero no lo entendió por lo que renunció, y hasta la fecha no pudo cobrar la liquidación final pese a que le había prometido hacerlo el lunes.
Todos los testimonios son coincidentes en el reclamo de pagos atrasados, y por eso hicieron que Trabajo llame a las partes con presencia del gremio de la construcción –UOCRA-, para comprometer a San Bernardino a saldar las cuentas, aunque no se presentó y envió a un abogado, sin avances en las negociaciones.
Ariel Toledo manifestó que los seis despedidos en el último tiempo aún no cobraron indemnización. Y confirmó que con el dueño de la cerámica no se puede dialogar, y los maltrata a punto tal de haber llegado a decirles que “no lo molesten mucho porque puede matar a una persona, y al que no le guste, tiene la tranquera abierta para irse”.
Otro trabajador, Alejandro Cabriale, contó que en junio tuvo un accidente mientras se desempeñaba en la planta y debió tratarse en el hospital público porque la empresa no tiene ART ni obra social. Se fracturó una mano y ahora que debe comenzar con la rehabilitación, tendrá que seguir asistiendo al nosocomio, y denunció que “no me ha pagado el sueldo”.