La conmemoración, que fue organizada por el Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, incluirá la presencia del ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, el decano de la Facultad, Jorge Aliaga, y de Diego Fernández Slezak y Santiago Ceria, autoridades del área.
El festejo se desarrollará desde las 18 en el Aula Magna del Pabellón I de Ciudad Universitaria.
La Carrera de Computador Científico, la primera de nivel universitario en Latinoamérica, fue creada en 1963 a partir de un proyecto presentado el año anterior por los profesores Manuel Sadosky y Pedro Elías Zadunaisky, del Departamento de Matemáticas, dirigido por Nicolás Babini.
La posibilidad de creación de la carrera de Computador Científico se fundó "en la creciente incidencia del uso de computadoras electrónicas en las actividades científicas y técnicas y la consiguiente exigencia de formar a los expertos para satisfacer la demanda en esa materia", decía el proyecto.
La idea de Manuel Sadosky (1914-2005) y sus colaboradores, quienes habían comenzado a organizar el Instituto de Cálculo en 1958, era que la computadora resultaba una importante herramienta de apoyo a los científicos y había que tratar de formar auxiliares que pudieran resolver problemas de cálculo numérico en general.
En consecuencia, promovieron que el Conicet comprara la primera computadora electrónica de Sudamérica, un modelo Mercury al que apodaron "Clementina", que fue instalada en 1961 en el pabellón de Ciudad Universitaria, en plena construcción.
Al principio, la máquina funcionaba con cintas de papel perforado; más adelante se le agregó un convertidor para tarjetas que diseñó el propio Instituto: aunque no fue el único cambio, ya que al ritmo fox "Clementine" con el que venía de origen -y que motivó el apodo del aparato, los matemáticos le agregaron la música del tango "La Cumparsita".
"En la Argentina existen en este momento cerca de cuarenta computadoras electrónicas y la gran mayoría de ellas está consagrada sólo a trabajos de tipo administrativo o contable", dijo por entonces el pionero, cuyo testimonio fue recopilado en el libro "Sadosky por Sadosky", compilado por Raúl Carnota y Carlos Borches.
El científico fundamentaba que "bajo la dirección de computadores científicos podrá aumentarse mucho su rendimiento y encararse la resolución efectiva de los grandes problemas que se conocen con el nombre genérico de `investigación operativa´".
Argentina adhería al Centro Internacional de Cálculo, en Roma, a través del cual ya mantenía relaciones con todos los institutos del mundo en la nueva rama científica.
El primer modelo matemático con el que se trabajó, con el impulso de Oscar Varsavsky, serviría para estudiar el aprovechamiento de los ríos de la zona cuyana, prever crecidas y proyectar la construcción de diques.
"Nos vinculamos con organismos estatales como YPF, Ferrocarriles del Estado, Obras Públicas, el INTA..., pero lo más importante fue el Censo Nacional de 1960, cuando por primera vez se usó la computación para el desarrollo y la evaluación de los datos, y eso ahorró muchísimo tiempo", sostuvo el propio Varsasky como experiencia.
Desde entonces, esta carrera de la UBA cumplió un rol fundamental en formar a los pioneros de la computación en Argentina, y alcanzó la cifra de 3000 graduados desde 1963 hasta la actualidad, incluida en esta población tanto la carrera de Computador Científico como la Licenciatura en Computación, creada en 1982.
La Agencia CyTA del Instituto Leloir consigna que las ciencias de la computación representan una de las disciplinas con mayor demanda laboral, con unos 3.500 profesionales que actualmente se reciben en Argentina por año, con una demanda estimada por las cámaras empresarias en al menos 7.000.
La conmemoración, que fue organizada por el Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, incluirá la presencia del ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, el decano de la Facultad, Jorge Aliaga, y de Diego Fernández Slezak y Santiago Ceria, autoridades del área.
El festejo se desarrollará desde las 18 en el Aula Magna del Pabellón I de Ciudad Universitaria.
La Carrera de Computador Científico, la primera de nivel universitario en Latinoamérica, fue creada en 1963 a partir de un proyecto presentado el año anterior por los profesores Manuel Sadosky y Pedro Elías Zadunaisky, del Departamento de Matemáticas, dirigido por Nicolás Babini.
La posibilidad de creación de la carrera de Computador Científico se fundó "en la creciente incidencia del uso de computadoras electrónicas en las actividades científicas y técnicas y la consiguiente exigencia de formar a los expertos para satisfacer la demanda en esa materia", decía el proyecto.
La idea de Manuel Sadosky (1914-2005) y sus colaboradores, quienes habían comenzado a organizar el Instituto de Cálculo en 1958, era que la computadora resultaba una importante herramienta de apoyo a los científicos y había que tratar de formar auxiliares que pudieran resolver problemas de cálculo numérico en general.
En consecuencia, promovieron que el Conicet comprara la primera computadora electrónica de Sudamérica, un modelo Mercury al que apodaron "Clementina", que fue instalada en 1961 en el pabellón de Ciudad Universitaria, en plena construcción.
Al principio, la máquina funcionaba con cintas de papel perforado; más adelante se le agregó un convertidor para tarjetas que diseñó el propio Instituto: aunque no fue el único cambio, ya que al ritmo fox "Clementine" con el que venía de origen -y que motivó el apodo del aparato, los matemáticos le agregaron la música del tango "La Cumparsita".
"En la Argentina existen en este momento cerca de cuarenta computadoras electrónicas y la gran mayoría de ellas está consagrada sólo a trabajos de tipo administrativo o contable", dijo por entonces el pionero, cuyo testimonio fue recopilado en el libro "Sadosky por Sadosky", compilado por Raúl Carnota y Carlos Borches.
El científico fundamentaba que "bajo la dirección de computadores científicos podrá aumentarse mucho su rendimiento y encararse la resolución efectiva de los grandes problemas que se conocen con el nombre genérico de `investigación operativa´".
Argentina adhería al Centro Internacional de Cálculo, en Roma, a través del cual ya mantenía relaciones con todos los institutos del mundo en la nueva rama científica.
El primer modelo matemático con el que se trabajó, con el impulso de Oscar Varsavsky, serviría para estudiar el aprovechamiento de los ríos de la zona cuyana, prever crecidas y proyectar la construcción de diques.
"Nos vinculamos con organismos estatales como YPF, Ferrocarriles del Estado, Obras Públicas, el INTA..., pero lo más importante fue el Censo Nacional de 1960, cuando por primera vez se usó la computación para el desarrollo y la evaluación de los datos, y eso ahorró muchísimo tiempo", sostuvo el propio Varsasky como experiencia.
Desde entonces, esta carrera de la UBA cumplió un rol fundamental en formar a los pioneros de la computación en Argentina, y alcanzó la cifra de 3000 graduados desde 1963 hasta la actualidad, incluida en esta población tanto la carrera de Computador Científico como la Licenciatura en Computación, creada en 1982.
La Agencia CyTA del Instituto Leloir consigna que las ciencias de la computación representan una de las disciplinas con mayor demanda laboral, con unos 3.500 profesionales que actualmente se reciben en Argentina por año, con una demanda estimada por las cámaras empresarias en al menos 7.000.