Mientras crecen los casos de muerte súbita durante la práctica deportiva, el doctor Gustavo Quevedo, cardiólogo (M.N. 3041), advirtió sobre el incumplimiento de una normativa clave: la obligatoriedad de contar con Desfibriladores Externos Automáticos (DEA) en gimnasios y espacios públicos.
“La ley obliga a que haya desfibriladores en lugares de mucha afluencia, pero no se está cumpliendo”, sostuvo el especialista en declaraciones a Jornada Radio haciendo referencia a la leyN° 27.159, de prevención integral de eventos por muerte súbita, establece la obligación de instalar desfibriladores externos automáticos (DEA) en espacios públicos y privados de acceso público.
Los DEA están diseñados para ser utilizados por cualquier persona, ya que funcionan de manera automatizada y dan instrucciones paso a paso. “Son equipos muy inteligentes, no hace falta que sea un médico para usarlos”, explicó Quevedo.
Para graficar la gravedad del problema, Quevedo trazó una comparación contundente:“En todos los lugares públicos hay matafuegos. La posibilidad de morir en un incendio es mucho menor que por muerte súbita, y sin embargo no hay DEA”.
Mencionó que en Trelew hay esfuerzos tanto públicos como privados para instalar desfibriladores y capacitar al personal, aunque aclaró que aún no es suficiente.
“Incluso con estudios completos, hay un 3% de pacientes que pueden morir sin haber mostrado anomalías. Por eso es fundamental tener estos equipos en shoppings, aeropuertos, gimnasios y todo lugar de alta concurrencia”, sostuvo.
Riesgo creciente en el deporte recreativo
La reciente muerte súbita de un jugador de pádel en Madryn, junto a casos similares registrados en ciudades como Trelew o Rawson, puso en evidencia una situación preocupante: muchas personas retoman la actividad física sin controles previos, y con factores de riesgo preexistentes como hipertensión, sobrepeso o tabaquismo.
“El deporte es salud, siempre y cuando hagamos los controles previos con un médico y tengamos ciertos cuidados al momento de hacer actividad física”, remarcó el cardiólogo.
Qué estudios deben realizarse antes de volver al ejercicio
Para quienes inician o retoman el deporte, especialmente a partir de los 35 años, Quevedo recomendó estudios básicos que pueden prevenir complicaciones graves:
En personas jóvenes, la muerte súbita suele estar relacionada con enfermedades genéticas o hereditarias. En adultos, las causas más frecuentes son infartos silenciosos ligados a la cardiopatía isquémica.
Sin relación con la vacuna contra el COVID-19
Consultado sobre las versiones que vinculan las muertes súbitas con la vacunación contra el COVID-19, Quevedo fue categórico: “Decir que las vacunas producen esto no tiene ningún asidero científico. No hay publicaciones que lo respalden”.
Agregó que “esto pasaba antes del COVID y sigue pasando, relacionado con los factores de riesgo habituales”. En cuanto a posibles secuelas del virus, señaló: “En un porcentaje muy bajo hubo afectación cardíaca, pero la mayoría de los pacientes se recuperó. No hay una asociación directa entre haber tenido COVID y desarrollar enfermedad cardiovascular”.
Mientras crecen los casos de muerte súbita durante la práctica deportiva, el doctor Gustavo Quevedo, cardiólogo (M.N. 3041), advirtió sobre el incumplimiento de una normativa clave: la obligatoriedad de contar con Desfibriladores Externos Automáticos (DEA) en gimnasios y espacios públicos.
“La ley obliga a que haya desfibriladores en lugares de mucha afluencia, pero no se está cumpliendo”, sostuvo el especialista en declaraciones a Jornada Radio haciendo referencia a la leyN° 27.159, de prevención integral de eventos por muerte súbita, establece la obligación de instalar desfibriladores externos automáticos (DEA) en espacios públicos y privados de acceso público.
Los DEA están diseñados para ser utilizados por cualquier persona, ya que funcionan de manera automatizada y dan instrucciones paso a paso. “Son equipos muy inteligentes, no hace falta que sea un médico para usarlos”, explicó Quevedo.
Para graficar la gravedad del problema, Quevedo trazó una comparación contundente:“En todos los lugares públicos hay matafuegos. La posibilidad de morir en un incendio es mucho menor que por muerte súbita, y sin embargo no hay DEA”.
Mencionó que en Trelew hay esfuerzos tanto públicos como privados para instalar desfibriladores y capacitar al personal, aunque aclaró que aún no es suficiente.
“Incluso con estudios completos, hay un 3% de pacientes que pueden morir sin haber mostrado anomalías. Por eso es fundamental tener estos equipos en shoppings, aeropuertos, gimnasios y todo lugar de alta concurrencia”, sostuvo.
Riesgo creciente en el deporte recreativo
La reciente muerte súbita de un jugador de pádel en Madryn, junto a casos similares registrados en ciudades como Trelew o Rawson, puso en evidencia una situación preocupante: muchas personas retoman la actividad física sin controles previos, y con factores de riesgo preexistentes como hipertensión, sobrepeso o tabaquismo.
“El deporte es salud, siempre y cuando hagamos los controles previos con un médico y tengamos ciertos cuidados al momento de hacer actividad física”, remarcó el cardiólogo.
Qué estudios deben realizarse antes de volver al ejercicio
Para quienes inician o retoman el deporte, especialmente a partir de los 35 años, Quevedo recomendó estudios básicos que pueden prevenir complicaciones graves:
En personas jóvenes, la muerte súbita suele estar relacionada con enfermedades genéticas o hereditarias. En adultos, las causas más frecuentes son infartos silenciosos ligados a la cardiopatía isquémica.
Sin relación con la vacuna contra el COVID-19
Consultado sobre las versiones que vinculan las muertes súbitas con la vacunación contra el COVID-19, Quevedo fue categórico: “Decir que las vacunas producen esto no tiene ningún asidero científico. No hay publicaciones que lo respalden”.
Agregó que “esto pasaba antes del COVID y sigue pasando, relacionado con los factores de riesgo habituales”. En cuanto a posibles secuelas del virus, señaló: “En un porcentaje muy bajo hubo afectación cardíaca, pero la mayoría de los pacientes se recuperó. No hay una asociación directa entre haber tenido COVID y desarrollar enfermedad cardiovascular”.