Por Edgardo Lillo y Sandro Giménez. Imágenes: Daniel Feldman (Jornada Medios).
"Hasta los 11, 12 años me formé en La Terraza con papá y a los 15 me fui a Buenos Aires con la idea de dedicarme al fútbol profesional. Hice inferiores primero en Racing, después en Estudiantes de Buenos Aires y terminé en Arsenal de Sarandí los últimos tres años antes de irme a Europa", contó Ramiro en diálogo con Jornada Stream desde Alemania.
"Nos peleábamos mucho con mi viejo por Racing, éramos los dos enfermos de la Academia. De hecho en el primer año tuve la oportunidad de venirme a Europa, pero como había quedado en Racing y el club me quería mi viejo no dudó dos segundos en que me quedara", memoró.
"Se me pone la piel de gallina, es difícil de expresar lo que genera mi viejo, porque trasciende más allá del fútbol, a todas las personas que nos formó trascendió en nuestras vidas, no sólo como formador de futbolistas. Las cosas que hacía mi papá con los chicos de La Terraza era una locura, era el papá de cada uno; estaba pendiente del colegio, si comían o no comían, que daba igual si podían pagar la cuota para que vayan todos, los pasaba a buscar por la casa a cada uno para que fueran a entrenar. Teniamos un Senda, creo al principio del 2000, y metíamos 15 pibes adentro para llevarlos al complejo. Por eso todos los chicos que han pasado por el club lo recuerdan tanto, y a mí me emociona un montonazo", evocó el futbolista de 30 años.
"Pichi Calderón es mi padrino, los dos estuvieron juntos desde los inicios, para mi viejo fue clave no sólo en La Terraza, en todo. Tenían historias para tirar para arriba. Y también representa muchísimo en mi vida", aseguró.
"No llegué por la edad a ver los grandes torneos infantiles, en los que La Terraza jugó con los clubes grandes de Primera, aunque creo que cuando se inauguró la cancha de fútbol 11 vinieron River, Vélez. Sí llegué a jugar dos torneos, el último fue un internacional en Córdoba en el que salimos campeones con la ’95 antes de que La Terraza desapareciera. Fue el último viaje largo que hicimos", recordó.
El complejo fue emplazado a pico y pala en los ‘90 por Gerardo De Lillo en el predio familiar, con el asesoramiento profesional de su papá y su hermano mayor -ambos ingenieros-, José y Fernando.
La Escuela de Fútbol de La Terraza se fundó en 1992 y tuvo una vigencia de 15 años. El predio era también utilizado por Guillermo Brown, Deportivo Madryn y Racing para realizar sus entrenamientos en medios de sus participaciones en los torneos federales.
"Cuando vuelvo a Trelew me llena el alma, también por ahí me llega algún mensaje y me cuenta que se juntaron a comer los chicos de la ’87, la ’88, a comer un asado", valoró Ramiro.
En 2001 se organizó el primer Torneo Argentino de Baby Fútbol en conjunto con Racing, que fue la continuidad del Torneo Nacional que organizó por varios años el Departamento de Fútbol Infantil que creó dentro de la Liga del Valle el inolvidable Carlos Rodríguez.
"La hija de Carlos (Julieta), cuando se empezó a formar el fútbol femenino, también lo tengo muy presente", señaló.
"Cuando íbamos al diario, mi papá hacía una charla preparatoria en casa para que no hiciera macanas, pero subíamos la escalera y me agarraba una emoción para desenchufar todo", confesó a modo de anécdota.
"Es durísimo ver cómo está el predio ahora porque yo vi a mi viejo ahí 10 horas por día levantando cada poste, cada árbol, sembrando las canchas, pasando por cada cosa, encima siempre a pulmón, no recibía ayuda de nadie. Y también sufría muchos robos, y era levantarse de vuelta e ir a comprar la bolsa de semillas y la de cal para pintar. Ver eso es tremendo", lamentó.
"Lo que es el vivero (Betula Plantas) también se hizo a pulmón y mi abuelo fue fundamental. Hoy en día las conexiones para regar cualquier cancha son por subsuelo y automáticas, no se imaginan lo que eran antes, unos caños tremendos que venían de la chacra de abajo, más de un kilómetro de recorrido, era una aventura regar las canchas todos los días; que se rompía las bombas, los caños, mi abuelo también un fenómeno", reivindicó.
"El año que fallece papá (2016), me hice cargo yo que estaba allá, pero en ese momento estaba jugando en Madryn, entonces entrenaba a la mañana, y me quedaba laburando en La Terraza desde el mediodía hasta las 10 de la noche. Y de ahí me iba a Madryn, así todos los días", señaló.
"El predio estaba bien, seguía funcionando normalmente, pero a mí se presentó la oportunidad de venirme acá a Europa y entonces La Terraza fue un dilema enorme, qué hacer con el predio porque los robos tampoco paraban de suceder, cada vez más seguidos, y era una responsabilidad enorme y el miedo era cada vez más grande que pasara algo mayor porque el complejo tenía casa, quincho, entonces teníamos miedo que lo usurparan", fundamentó.
"La Terraza la alquilaron Los Aromos, Atlas, la quisieron alquilar Independiente, Camioneros, hasta hablé con gente de Buenos Aires, pero ninguno se quiso realmente hacer cargo, porque llevaba mucho trabajo, requería mucha inversión, gente todos los días ahí, todos los que la alquilaron la devolvieron en meses", expuso.
"Creo que es un reflejo que nadie quiso cuidarlo y preservarlo para la ciudad, es cómo vuelvo y veo los espacios verdes de Trelew. Me dio mucha pena porque nadie quiso hacerse cargo ni sacarle provecho a un espacio tan próspero como ese", se apenó.
"La Terraza como club se disolvió mucho tiempo atrás, pero lo que funcionaba en el complejo siguió normalmente incluso después de la muerte de papá. Contactos hubo millones, pero cuando veían lo que había que hacer, nadie se hizo cargo", remarcó.
"La Terraza es parte de todo un conjunto del predio de mi abuelo, mi tío Fernando (De Lillo) también trabajó muchísimo", sostuvo en el final.
Por Edgardo Lillo y Sandro Giménez. Imágenes: Daniel Feldman (Jornada Medios).
"Hasta los 11, 12 años me formé en La Terraza con papá y a los 15 me fui a Buenos Aires con la idea de dedicarme al fútbol profesional. Hice inferiores primero en Racing, después en Estudiantes de Buenos Aires y terminé en Arsenal de Sarandí los últimos tres años antes de irme a Europa", contó Ramiro en diálogo con Jornada Stream desde Alemania.
"Nos peleábamos mucho con mi viejo por Racing, éramos los dos enfermos de la Academia. De hecho en el primer año tuve la oportunidad de venirme a Europa, pero como había quedado en Racing y el club me quería mi viejo no dudó dos segundos en que me quedara", memoró.
"Se me pone la piel de gallina, es difícil de expresar lo que genera mi viejo, porque trasciende más allá del fútbol, a todas las personas que nos formó trascendió en nuestras vidas, no sólo como formador de futbolistas. Las cosas que hacía mi papá con los chicos de La Terraza era una locura, era el papá de cada uno; estaba pendiente del colegio, si comían o no comían, que daba igual si podían pagar la cuota para que vayan todos, los pasaba a buscar por la casa a cada uno para que fueran a entrenar. Teniamos un Senda, creo al principio del 2000, y metíamos 15 pibes adentro para llevarlos al complejo. Por eso todos los chicos que han pasado por el club lo recuerdan tanto, y a mí me emociona un montonazo", evocó el futbolista de 30 años.
"Pichi Calderón es mi padrino, los dos estuvieron juntos desde los inicios, para mi viejo fue clave no sólo en La Terraza, en todo. Tenían historias para tirar para arriba. Y también representa muchísimo en mi vida", aseguró.
"No llegué por la edad a ver los grandes torneos infantiles, en los que La Terraza jugó con los clubes grandes de Primera, aunque creo que cuando se inauguró la cancha de fútbol 11 vinieron River, Vélez. Sí llegué a jugar dos torneos, el último fue un internacional en Córdoba en el que salimos campeones con la ’95 antes de que La Terraza desapareciera. Fue el último viaje largo que hicimos", recordó.
El complejo fue emplazado a pico y pala en los ‘90 por Gerardo De Lillo en el predio familiar, con el asesoramiento profesional de su papá y su hermano mayor -ambos ingenieros-, José y Fernando.
La Escuela de Fútbol de La Terraza se fundó en 1992 y tuvo una vigencia de 15 años. El predio era también utilizado por Guillermo Brown, Deportivo Madryn y Racing para realizar sus entrenamientos en medios de sus participaciones en los torneos federales.
"Cuando vuelvo a Trelew me llena el alma, también por ahí me llega algún mensaje y me cuenta que se juntaron a comer los chicos de la ’87, la ’88, a comer un asado", valoró Ramiro.
En 2001 se organizó el primer Torneo Argentino de Baby Fútbol en conjunto con Racing, que fue la continuidad del Torneo Nacional que organizó por varios años el Departamento de Fútbol Infantil que creó dentro de la Liga del Valle el inolvidable Carlos Rodríguez.
"La hija de Carlos (Julieta), cuando se empezó a formar el fútbol femenino, también lo tengo muy presente", señaló.
"Cuando íbamos al diario, mi papá hacía una charla preparatoria en casa para que no hiciera macanas, pero subíamos la escalera y me agarraba una emoción para desenchufar todo", confesó a modo de anécdota.
"Es durísimo ver cómo está el predio ahora porque yo vi a mi viejo ahí 10 horas por día levantando cada poste, cada árbol, sembrando las canchas, pasando por cada cosa, encima siempre a pulmón, no recibía ayuda de nadie. Y también sufría muchos robos, y era levantarse de vuelta e ir a comprar la bolsa de semillas y la de cal para pintar. Ver eso es tremendo", lamentó.
"Lo que es el vivero (Betula Plantas) también se hizo a pulmón y mi abuelo fue fundamental. Hoy en día las conexiones para regar cualquier cancha son por subsuelo y automáticas, no se imaginan lo que eran antes, unos caños tremendos que venían de la chacra de abajo, más de un kilómetro de recorrido, era una aventura regar las canchas todos los días; que se rompía las bombas, los caños, mi abuelo también un fenómeno", reivindicó.
"El año que fallece papá (2016), me hice cargo yo que estaba allá, pero en ese momento estaba jugando en Madryn, entonces entrenaba a la mañana, y me quedaba laburando en La Terraza desde el mediodía hasta las 10 de la noche. Y de ahí me iba a Madryn, así todos los días", señaló.
"El predio estaba bien, seguía funcionando normalmente, pero a mí se presentó la oportunidad de venirme acá a Europa y entonces La Terraza fue un dilema enorme, qué hacer con el predio porque los robos tampoco paraban de suceder, cada vez más seguidos, y era una responsabilidad enorme y el miedo era cada vez más grande que pasara algo mayor porque el complejo tenía casa, quincho, entonces teníamos miedo que lo usurparan", fundamentó.
"La Terraza la alquilaron Los Aromos, Atlas, la quisieron alquilar Independiente, Camioneros, hasta hablé con gente de Buenos Aires, pero ninguno se quiso realmente hacer cargo, porque llevaba mucho trabajo, requería mucha inversión, gente todos los días ahí, todos los que la alquilaron la devolvieron en meses", expuso.
"Creo que es un reflejo que nadie quiso cuidarlo y preservarlo para la ciudad, es cómo vuelvo y veo los espacios verdes de Trelew. Me dio mucha pena porque nadie quiso hacerse cargo ni sacarle provecho a un espacio tan próspero como ese", se apenó.
"La Terraza como club se disolvió mucho tiempo atrás, pero lo que funcionaba en el complejo siguió normalmente incluso después de la muerte de papá. Contactos hubo millones, pero cuando veían lo que había que hacer, nadie se hizo cargo", remarcó.
"La Terraza es parte de todo un conjunto del predio de mi abuelo, mi tío Fernando (De Lillo) también trabajó muchísimo", sostuvo en el final.