A 60 años de un hito histórico

El 6 de abril de 1965, "El aurinegro" se presentó en La Bombonera como el representante chubutense en el Campeonato Argentino de Clubes organizado por Boca Juniors a raíz de su sesenta aniversario. Fue el corolario de una época dorada de diez títulos en siete años.

El equipo que arrancó el partido ante el talleres entrerriano.
05 ABR 2025 - 16:39 | Actualizado 06 ABR 2025 - 1:00

Por Juan Miguel Bigrevich/ Redacción Jornada

El primer relámpago de la memoria nos retrotrae a un tiempo sin fronteras y sin edad.

Hacen 60 años exactos, Deportivo Madryn se convertía en el único club de Chubut en pisar La Bombonera. Fue un 6 de abril de 1965 y “El aurinegro” fue como representante de la flamante provincia a un certamen que Boca Juniors organizó por sus también 60 años -pero de vida- entre los campeones de cada Estado de nuestro país.

Y allí aparecen pinchazos de emoción que perforan el alma. Que ingresan por la piel, pasan a las venas, alimentan el corazón y terminan en la cabeza.

“El Madryn” había empezado andar por el 16 cuando jugó hasta un partido internacional contra los Kaiser, aunque se formalizó un 7 de mayo de 1924. Se pintó en su piel el amarillo y el negro que lo sigue adonde vaya. Uno, caliente, ilumina el sol de cada mañana y el otro, frio, nos recuerda aquellos que ya no están pero que siguen viviendo con su imagen diáfana de bravura.

La historia, de cualquier manera es confusa, desdoblando de a pedazos, envuelta en trapos, con ratitos de desdicha y ratitos de felicidad. Pero es la historia. Su historia. Pero esa biografía va construyendo su propia banda sonora a medida que van pasando las páginas.

Y varias veces apareció esa pregunta mortificante que versa que el tiempo sepulta la pasión, aleja el recuerdo, elimina la emoción y que hace asomar la cara al precipicio. Sin embargo, apareció la memoria y junto a los últimos testigos, se respetó la historia. Esa llama del recuerdo que permanece ardiente.

Es la que habla de 10 campeonatos en 7 años.

Es que desde 1959 “El Depo” se hizo tanto con el Preparación como con el Oficial, que volvió a obtener tras ocho años, y a partir de allí repitió en 1960 (Preparación y Oficial), 1961 (Preparación y Oficial), 1962 (Oficial), 1963 (Oficial) y 1964 (Preparación), completando así una magnífica marca de cinco campeonatos consecutivos

La "época de oro" se vio coronada con la obtención del Campeonato Provincial, en Comodoro Rivadavia, venciendo a Florentino Ameghino de aquella ciudad, y la posterior representación de la provincia de Chubut en el Campeonato Argentino de Clubes Campeones de 1965, organizado por Alberto J. Armando, por entonces presidente de Boca Juniors, con motivo del 60º aniversario del club "Xeneize". Dicho certamen se llevó a cabo en la mítica "Bombonera" y Deportivo Madryn enfrentó al Club Atlético Talleres, de la ciudad de Paraná (a la postre subcampeón de la competencia -el ganador fue Gimnasia y Esgrima de Mendoza-), cayendo por 3 a 0.

Aún hoyesos pinchazos de emoción perforan el alma.

Porquesu nombre retumba en los diferentes ámbitos donde su recuerdo se perpetúa como el núcleo central de algo. Con olor a bíblico. Y porque dejó de serlo. Ahora es un símbolo abismal de la altivez de la ciudad que fue matriz de este sueño y que le despertó la autoestima.

Es que "El aurinegro" es el principal sujeto de una pasión; con demandas empíricas de barrio y de la alta competencia y que te hace gritar identidad sin vergüenza, devolviendo un credo que parecía una utopía.

Con algún residual anecdotario, Madryn pertenece a la cultura inamovible de su comunidad y con una ferocidad pasional su nombre se renueva en oídos queridos de nuevas generaciones, llenos de voces y cantos.

¿Qué es el Deportivo Madryn? Es un domingo con sol. Son los abuelos sonrientes y los niños felices. Es el Tongui Melín. Son los Casado (siempre hay un Casado). Es Abel. Y Gustavo. Y Ricardo y los que vienen atrás, como Renzo que cumplió años. Es "El ñandú" indomable de Rufino Echaide y sus 243 goles. Es Luján; el Poldo y Ubaldo. Son los Paollela (también, siempre hay un Paollela) y los Peinilpil (también siempre hay un Milipil). Y los Regués y el petiso Antín desbordando por la derecha o aquel tiro libre del Mara Sayhueque afirmando un título luego de 18 años de sequía.

Hoy, el ayer y el hoy se encuentran. Se reconocen y se abrazan. Como aquel tiro libre del "Mara" Sayhueque afirmando un título tras 18 años de sequía. Como los que se cansó de hacer Carolo o aquel inolvidable del Caio, eludiendo a cuanto rival se le ponía adelante. Y al revivirlo en blanco y negro, todavía emociona.

Allí está Cirilo y los suyos, Alfredo, Coco y los que vienen abajo sintiendo que Madryn es un huésped con rango familiar y que los hace más líder que rehén, más dominante que cautivo; más propio que ajeno.

Hay fuegos que arden con tantas ganas que uno no puede mirarlos sin dejar de parpadear y eso es aquel Deportivo Madryn con Barbudo, Rojas, Regués, Ñonquepan, Iglesias, Díaz, Scurti, Mariño, Antonio Paolella, Melín y Rufino Etchaide.

No pregunten por quién doblan las campanas. Doblan por aquella criatura creada en el avatar de una calle oscura un 7 de mayo, que le peleó a la vida y le ganó a la muerte, jugando en La Bombonera de Buenos Aires y ante el mundo. Hace 60 años; aunque parece que fue ayer nomás.

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El equipo que arrancó el partido ante el talleres entrerriano.
05 ABR 2025 - 16:39

Por Juan Miguel Bigrevich/ Redacción Jornada

El primer relámpago de la memoria nos retrotrae a un tiempo sin fronteras y sin edad.

Hacen 60 años exactos, Deportivo Madryn se convertía en el único club de Chubut en pisar La Bombonera. Fue un 6 de abril de 1965 y “El aurinegro” fue como representante de la flamante provincia a un certamen que Boca Juniors organizó por sus también 60 años -pero de vida- entre los campeones de cada Estado de nuestro país.

Y allí aparecen pinchazos de emoción que perforan el alma. Que ingresan por la piel, pasan a las venas, alimentan el corazón y terminan en la cabeza.

“El Madryn” había empezado andar por el 16 cuando jugó hasta un partido internacional contra los Kaiser, aunque se formalizó un 7 de mayo de 1924. Se pintó en su piel el amarillo y el negro que lo sigue adonde vaya. Uno, caliente, ilumina el sol de cada mañana y el otro, frio, nos recuerda aquellos que ya no están pero que siguen viviendo con su imagen diáfana de bravura.

La historia, de cualquier manera es confusa, desdoblando de a pedazos, envuelta en trapos, con ratitos de desdicha y ratitos de felicidad. Pero es la historia. Su historia. Pero esa biografía va construyendo su propia banda sonora a medida que van pasando las páginas.

Y varias veces apareció esa pregunta mortificante que versa que el tiempo sepulta la pasión, aleja el recuerdo, elimina la emoción y que hace asomar la cara al precipicio. Sin embargo, apareció la memoria y junto a los últimos testigos, se respetó la historia. Esa llama del recuerdo que permanece ardiente.

Es la que habla de 10 campeonatos en 7 años.

Es que desde 1959 “El Depo” se hizo tanto con el Preparación como con el Oficial, que volvió a obtener tras ocho años, y a partir de allí repitió en 1960 (Preparación y Oficial), 1961 (Preparación y Oficial), 1962 (Oficial), 1963 (Oficial) y 1964 (Preparación), completando así una magnífica marca de cinco campeonatos consecutivos

La "época de oro" se vio coronada con la obtención del Campeonato Provincial, en Comodoro Rivadavia, venciendo a Florentino Ameghino de aquella ciudad, y la posterior representación de la provincia de Chubut en el Campeonato Argentino de Clubes Campeones de 1965, organizado por Alberto J. Armando, por entonces presidente de Boca Juniors, con motivo del 60º aniversario del club "Xeneize". Dicho certamen se llevó a cabo en la mítica "Bombonera" y Deportivo Madryn enfrentó al Club Atlético Talleres, de la ciudad de Paraná (a la postre subcampeón de la competencia -el ganador fue Gimnasia y Esgrima de Mendoza-), cayendo por 3 a 0.

Aún hoyesos pinchazos de emoción perforan el alma.

Porquesu nombre retumba en los diferentes ámbitos donde su recuerdo se perpetúa como el núcleo central de algo. Con olor a bíblico. Y porque dejó de serlo. Ahora es un símbolo abismal de la altivez de la ciudad que fue matriz de este sueño y que le despertó la autoestima.

Es que "El aurinegro" es el principal sujeto de una pasión; con demandas empíricas de barrio y de la alta competencia y que te hace gritar identidad sin vergüenza, devolviendo un credo que parecía una utopía.

Con algún residual anecdotario, Madryn pertenece a la cultura inamovible de su comunidad y con una ferocidad pasional su nombre se renueva en oídos queridos de nuevas generaciones, llenos de voces y cantos.

¿Qué es el Deportivo Madryn? Es un domingo con sol. Son los abuelos sonrientes y los niños felices. Es el Tongui Melín. Son los Casado (siempre hay un Casado). Es Abel. Y Gustavo. Y Ricardo y los que vienen atrás, como Renzo que cumplió años. Es "El ñandú" indomable de Rufino Echaide y sus 243 goles. Es Luján; el Poldo y Ubaldo. Son los Paollela (también, siempre hay un Paollela) y los Peinilpil (también siempre hay un Milipil). Y los Regués y el petiso Antín desbordando por la derecha o aquel tiro libre del Mara Sayhueque afirmando un título luego de 18 años de sequía.

Hoy, el ayer y el hoy se encuentran. Se reconocen y se abrazan. Como aquel tiro libre del "Mara" Sayhueque afirmando un título tras 18 años de sequía. Como los que se cansó de hacer Carolo o aquel inolvidable del Caio, eludiendo a cuanto rival se le ponía adelante. Y al revivirlo en blanco y negro, todavía emociona.

Allí está Cirilo y los suyos, Alfredo, Coco y los que vienen abajo sintiendo que Madryn es un huésped con rango familiar y que los hace más líder que rehén, más dominante que cautivo; más propio que ajeno.

Hay fuegos que arden con tantas ganas que uno no puede mirarlos sin dejar de parpadear y eso es aquel Deportivo Madryn con Barbudo, Rojas, Regués, Ñonquepan, Iglesias, Díaz, Scurti, Mariño, Antonio Paolella, Melín y Rufino Etchaide.

No pregunten por quién doblan las campanas. Doblan por aquella criatura creada en el avatar de una calle oscura un 7 de mayo, que le peleó a la vida y le ganó a la muerte, jugando en La Bombonera de Buenos Aires y ante el mundo. Hace 60 años; aunque parece que fue ayer nomás.