A medio siglo de la inauguración del Gimnasio N° 1

Fue el 29 de marzo de 1975 y en el marco del 42° Campeonato Argentino de Básquetbol; el evento más importante de ese deporte por ese entonces. La ciclópea tarea de quienes concretaron tener un recinto cerrado en la ciudad fue obra de dirigentes, comunidad educativa, cooperadoras, gremios y la población en general.

Tapa de diario Jornada en la cobertura de la inauguración del gimnasio municipal N° 1.
27 MAR 2025 - 18:02 | Actualizado 29 MAR 2025 - 1:00

Hace 50 años, se inauguraba oficialmente el Gimnasio Municipal N ° 1 de Trelew; pegadito a la Escuela 21. Fue para la 42° Edición del Campeonato Argentino de Básquetbol de selecciones, ganada a la postre por Capital Federal, uno de los candidatos desde el comienzo cuando el 5 de abril vencía a Provincia de Buenos Aires en la final.

Trelew fue subsede; al igual que Esquel con centro neurálgico en Comodoro Rivadavia.

En la por entonces “la ciudad más progresista del sur argentino” que se expandía con su maquinaria textil estuvieron los seleccionados de Entre Ríos, San Juan, Jujuy, La Rioja, Chaco, Salta, Catamarca y Formosa. El representativo local lo hacía desde la urbe petrolera chubutense.

Si bien, el certamen comenzó el 27 de junio; Trelew lo hizo 48 horas después, con ceremonias y palabras alusivas de las entonces autoridades.

Y fue allí, cuando abrió sus puertas por primera vez un recinto icónico relacionado con quehacer no sólo de la ciudad que lo vio nacer; sino de todo el Valle del Chubut.

Tapa de diario Jornada en la cobertura de la inauguración del gimnasio municipal N° 1.

Pero antes existió un trabajo extraordinario desde la subsecretaría de deportes con Guillermo Belzunce a la cabeza, el Consejo Provincial de Educación, la Municipalidad de Trelew, de los directivos Sabino Suárez y María del Carmen Linares y la Cooperadora de la Escuela 21, quienes motorizaron la idea de que Trelew contara con un recinto cerrado de magnitud para eventos importantes.

Aprovechando una pista asfaltada de atletismo de 200 metros de largos y unas tribunas existentes, se decidió emplazar el futuro gimnasio en un marco desafiante y a contrarreloj. Hasta con campañas para adquirir los materiales de construcción. La mano de obra para la instalación eléctrica fue aportada por el sindicato de Luz y Fuerza.

Subsidios

“No importa el valor del aporte, importa sí, el esfuerzo de la provincia, de la Nación y de la comunidad para concretar un complejo deportivo para Trelew”, fueron los dichos del gobernador Benito Fernández al entregar un subsidio de 250 mil pesos que se sumaría otro de 80 mil de la misma moneda para la concreción del primer gran gimnasio para la ciudad.


Sin embargo, el 29 de marzo no fue un día cualquiera. Quedaba inaugurado un lugar que ha sido centro de encuentros de eventos deportivos, sociales, políticos y culturales memorables a través de ese medio siglo.

Alumnos de escuelas primarias en formaciones antes de empezar la ceremonia.

Bienvenida

El intendente César Mac Karthy les dio la bienvenida a las delegaciones con una especial mención a quién “desde la primera magistratura del país comprendió la importancia del deporte para la salud de los pueblos y que se convirtió en paladín de su difusión”, en obvia referencia a Juan Domingo Perón.

A su turno, el subsecretario de Previsión, Turismo Social y Deportes, Manuel Cardo en representación del gobernador Benito Fernández (había viajado a Buenos Aires), destacó “la unión de fuerzas del Estado Nacional, Provincial, Municipal y del pueblo en la concreción de la obra que hace este escenario a los partidos”.

Finalmente, Nino Mónaco, en representación de la Cooperadora de la escuela 21, resaltó “el sentido social” que significaba la obra construida.

Las delegaciones presentes en Trelew.

Tras ello, pequeños alumnos desfilaron con la bandera para coronarse con una gran explosión al anunciarse que Omar Carminatti se coronaba campeón sudamericano de natación con aletas de aguas de Puerto Madryn.
Los participantes de la Zona B ingresaron al escenario precedidos de alumnos de nivel secundario. En ese sentido, Patricia Antonio portaba el cartel de Entre Ríos, Patricia Otermin por San Juan; Elliane Fernández Muller con Jujuy; Noemí Mónaco por la Rioja, Nadine Laporte por Chaco; Liliana Pérez para Salta; Ana Mirta Daroca ´por Catamarca y Silvia Ezlapeliz por Formosa.
Vuestra casa

“Delegaciones participantes de la Zona B del 42° Campeonato Argentino de Básquetbol: Trelew es vuestra casa hasta la finalización del torneo”, dijo Mac Karthy en compañía de los subsecretarios de Hacienda y Producción provinciales, Gandolfo Sauro y José Zuazo; del director provincial de Deportes, Guillermo Belzunce y los miembros del gabinete municipal Néstor Morejón y Eduardo Abraham y una multitud que dejó esa primera noche una recaudación 65.000 pesos de ese entonces.

El torneo se desarrolló con 8 equipos, disputando del 1 al 8 puesto en Comodoro Rivadavia, en Trelew se jugó del 9 al 16, y en Esquel del 17 al 24.

En la Cordillera, más precisamente en el gimnasio Municipal de Esquel, se conformó la Zona C con la participación de las representaciones de Rio Negro, Neuquén, Tierra del Fuego, La Pampa, Santa Cruz, San Luis y Misiones.

El más Argentino, bien al sur

Por Ismael Tebes

Se sentía, se palpaba. Era lo que vendría algunos años después: el básquet en otra dimensión; el profesionalismo rompiendo la pasión barrial y el furor por una bocha naranja, gente grande, elástica y cuerpos capaces de saltar como si no hubiera límites. El más argentino de los campeonatos llegó a Comodoro Rivadavia en 1975 y se convirtió en un torneo tan exitoso como premonitorio: a cancha llena; con seleccionados de elite; figuras incipientes y un equipo provincial que rompió el molde entre veteranos y promesas juveniles, casi adolescentes.

El seleccionado chubutense jugó en Comodoro Rivadavia.


En el piso del Liceo Militar “General Roca” y el club “Ingeniero Luis A. Huergo” se disputaron la totalidad de los partidos, siempre con tribunas colmadas y una notable difusión para la época. Trelew y Esquel fueron subsedes. Por si hacía falta un “empujón” promocional, se contrató a Alejo Eduardo Bermúdez Coward como entrenador del equipo de Chubut; un “cuarentón” nacido en Costa Rica que seguía volcándola en los entrenamientos con brazos elásticos y manos gigantes tras jugar en los Harlem Globetrotters. Era un “adelantado” por su mirada del juego que revolucionó el deporte y a la vez un bohemio, peleador, sabio a su manera que se robaba todas las miradas adentro y afuera de la cancha. Amante del buen whisky y de la vida bien vivida, era también un motivador serial que “exprimía” al máximo, las condiciones de cualquier jugador. Dicen que era capaz de convertir a un grandote sin técnica en un “NBA”; cambiar, si fuera necesario, a los cinco jugadores de su equipo si no se cumplían las consignas o pedir minuto para no dar ni una sola indicación, ya en un gesto de extrema ira.

La preparación del equipo anfitrión no tuvo precedentes: se concentraron veinte días antes y se protagonizó una gira agotadora por el sur de Chile (Ancud, Calbuco, Puerto Montt) que incluyó amistosos en Mendoza, Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Corrientes y Santa Fe. A razón de casi cuatrocientos kilómetros diarios a bordo de un antiguo transporte 608 de asientos rígidos y escaso confort con partidos amistosos incluidos; el tiempo no tardaba en pasar debido a las sesiones de guitarra y truco pero especialmente por el reto que aguardaba al regreso: enfrentar a los mejores jugadores del país. Se extendieron permisos laborales para la mayoría de los jugadores que se mudaron al búnker de Km. 3, una residencia cedida por las autoridades de YPF. Aquella larga convivencia y una mezcla generacional eran la característica del grupo. Miguel “La Vieja” Leonori –que había jugado cruzando la Cordillera-; Alberto Pachano, Roberto “Gofio” Otegui representaban a la vieja guardia mientras que Levan Macharashvili y Eduardo Stepa, el “Gringo”, representaban el otro extremo cronológico con 15 años. Igual, ambos eran figuras y titulares indiscutidos en la inicial. Además jugaban Miguel Stepa; los hermanos Omar y Oscar Avila; Darío Pagano, Héctor Simón, Eduardo Willhuber; Julio Perujo, Mario Contreras, Héctor Braña, Raúl “Bocha” Ríos y Lito Baulde, un mix atrevido que sabía de sus limitaciones pero también de su alto espíritu competitivo. “Nos cuidaban mucho pero el aprendizaje con Bermúdez me marcó”, resume Macharashvili, último convocado sin siquiera haber jugado en Primera local y años después, profesional de la LNB.

Una circunstancia puso a prueba a la Selección a veinte días del salto inicial. En un amistoso de entrenamiento disputado en el gimnasio Municipal frente a Liniers, el pivote Eduardo Stepa sufrió una gravísima lesión: fractura de peroné y luxación de tobillo de la pierna izquierda.

Aquel 25 de febrero del ’75 pareció templar el espíritu del “Gringo” quien quedó al margen de un campeonato que debió ser para él consagratorio. Igual acompañó al equipo y recibió simbólicamente la camiseta azul número 15 que tenía asignada. Terminó volviendo a jugar a los cuatro meses siendo convocado a la Selección Argentina Juvenil junto a Macharashvili para luego triunfar entre otros clubes en San Lorenzo de Bahía Blanca y Boca Juniors, cuando se habilitó la llegada de refuerzos extranjeros. Se dijo, décadas después, que el Real Madrid tenía agendadas entonces a las dos figuras de aquel Seleccionado de Chubut.

De los seis primeros del ranking ni hablar, pero sí de quienes parecían estar más abajo, ganables. Pero, envalentonado, Bermúdez eligió integrar el grupo “A”, quizás el inalcanzable con Córdoba, Provincia, Santa Fe, Capital y Corrientes entre otros rivales. No se ganó pero el equipo, televisado en vivo por Canal 9 y con tribunas que explotaban, estuvo un par de veces cerca de la hazaña.

Era entonces el “más argentino de los campeonatos” desde su concepto más genuino. Y aunque podría seguir disputándose, parece devorado por la realidad de una Liga Nacional que llegó para quedarse aún con sus aciertos y errores. Jugar en una Selección era un plus por cualquier jugador; un incentivo no escrito y una puerta abierta para el progreso del deporte que más creció en términos de proyecto por la cabeza avanzada de un tal León David. El Argentino jugado en Chubut terminó teniendo un campeón repetido, abrochando un “sexteto” inolvidable. Capital Federal, un equipazo con el “Nene” Martín; “Tola” Cadillac, Contardi, Gaggero y Gustavo Aguirre como figuras, terminó ganándole la final por 73 a 70 al Provincia de Buenos Aires del “Beto” Cabrera, Cortondo y De Lizaso. Con los jugadores de Chubut, los mismos que fueron héroes deportivos por algunos días desde las páginas de todos los diarios, mezclados de buzo entre la gente.

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Tapa de diario Jornada en la cobertura de la inauguración del gimnasio municipal N° 1.
27 MAR 2025 - 18:02

Hace 50 años, se inauguraba oficialmente el Gimnasio Municipal N ° 1 de Trelew; pegadito a la Escuela 21. Fue para la 42° Edición del Campeonato Argentino de Básquetbol de selecciones, ganada a la postre por Capital Federal, uno de los candidatos desde el comienzo cuando el 5 de abril vencía a Provincia de Buenos Aires en la final.

Trelew fue subsede; al igual que Esquel con centro neurálgico en Comodoro Rivadavia.

En la por entonces “la ciudad más progresista del sur argentino” que se expandía con su maquinaria textil estuvieron los seleccionados de Entre Ríos, San Juan, Jujuy, La Rioja, Chaco, Salta, Catamarca y Formosa. El representativo local lo hacía desde la urbe petrolera chubutense.

Si bien, el certamen comenzó el 27 de junio; Trelew lo hizo 48 horas después, con ceremonias y palabras alusivas de las entonces autoridades.

Y fue allí, cuando abrió sus puertas por primera vez un recinto icónico relacionado con quehacer no sólo de la ciudad que lo vio nacer; sino de todo el Valle del Chubut.

Tapa de diario Jornada en la cobertura de la inauguración del gimnasio municipal N° 1.

Pero antes existió un trabajo extraordinario desde la subsecretaría de deportes con Guillermo Belzunce a la cabeza, el Consejo Provincial de Educación, la Municipalidad de Trelew, de los directivos Sabino Suárez y María del Carmen Linares y la Cooperadora de la Escuela 21, quienes motorizaron la idea de que Trelew contara con un recinto cerrado de magnitud para eventos importantes.

Aprovechando una pista asfaltada de atletismo de 200 metros de largos y unas tribunas existentes, se decidió emplazar el futuro gimnasio en un marco desafiante y a contrarreloj. Hasta con campañas para adquirir los materiales de construcción. La mano de obra para la instalación eléctrica fue aportada por el sindicato de Luz y Fuerza.

Subsidios

“No importa el valor del aporte, importa sí, el esfuerzo de la provincia, de la Nación y de la comunidad para concretar un complejo deportivo para Trelew”, fueron los dichos del gobernador Benito Fernández al entregar un subsidio de 250 mil pesos que se sumaría otro de 80 mil de la misma moneda para la concreción del primer gran gimnasio para la ciudad.


Sin embargo, el 29 de marzo no fue un día cualquiera. Quedaba inaugurado un lugar que ha sido centro de encuentros de eventos deportivos, sociales, políticos y culturales memorables a través de ese medio siglo.

Alumnos de escuelas primarias en formaciones antes de empezar la ceremonia.

Bienvenida

El intendente César Mac Karthy les dio la bienvenida a las delegaciones con una especial mención a quién “desde la primera magistratura del país comprendió la importancia del deporte para la salud de los pueblos y que se convirtió en paladín de su difusión”, en obvia referencia a Juan Domingo Perón.

A su turno, el subsecretario de Previsión, Turismo Social y Deportes, Manuel Cardo en representación del gobernador Benito Fernández (había viajado a Buenos Aires), destacó “la unión de fuerzas del Estado Nacional, Provincial, Municipal y del pueblo en la concreción de la obra que hace este escenario a los partidos”.

Finalmente, Nino Mónaco, en representación de la Cooperadora de la escuela 21, resaltó “el sentido social” que significaba la obra construida.

Las delegaciones presentes en Trelew.

Tras ello, pequeños alumnos desfilaron con la bandera para coronarse con una gran explosión al anunciarse que Omar Carminatti se coronaba campeón sudamericano de natación con aletas de aguas de Puerto Madryn.
Los participantes de la Zona B ingresaron al escenario precedidos de alumnos de nivel secundario. En ese sentido, Patricia Antonio portaba el cartel de Entre Ríos, Patricia Otermin por San Juan; Elliane Fernández Muller con Jujuy; Noemí Mónaco por la Rioja, Nadine Laporte por Chaco; Liliana Pérez para Salta; Ana Mirta Daroca ´por Catamarca y Silvia Ezlapeliz por Formosa.
Vuestra casa

“Delegaciones participantes de la Zona B del 42° Campeonato Argentino de Básquetbol: Trelew es vuestra casa hasta la finalización del torneo”, dijo Mac Karthy en compañía de los subsecretarios de Hacienda y Producción provinciales, Gandolfo Sauro y José Zuazo; del director provincial de Deportes, Guillermo Belzunce y los miembros del gabinete municipal Néstor Morejón y Eduardo Abraham y una multitud que dejó esa primera noche una recaudación 65.000 pesos de ese entonces.

El torneo se desarrolló con 8 equipos, disputando del 1 al 8 puesto en Comodoro Rivadavia, en Trelew se jugó del 9 al 16, y en Esquel del 17 al 24.

En la Cordillera, más precisamente en el gimnasio Municipal de Esquel, se conformó la Zona C con la participación de las representaciones de Rio Negro, Neuquén, Tierra del Fuego, La Pampa, Santa Cruz, San Luis y Misiones.

El más Argentino, bien al sur

Por Ismael Tebes

Se sentía, se palpaba. Era lo que vendría algunos años después: el básquet en otra dimensión; el profesionalismo rompiendo la pasión barrial y el furor por una bocha naranja, gente grande, elástica y cuerpos capaces de saltar como si no hubiera límites. El más argentino de los campeonatos llegó a Comodoro Rivadavia en 1975 y se convirtió en un torneo tan exitoso como premonitorio: a cancha llena; con seleccionados de elite; figuras incipientes y un equipo provincial que rompió el molde entre veteranos y promesas juveniles, casi adolescentes.

El seleccionado chubutense jugó en Comodoro Rivadavia.


En el piso del Liceo Militar “General Roca” y el club “Ingeniero Luis A. Huergo” se disputaron la totalidad de los partidos, siempre con tribunas colmadas y una notable difusión para la época. Trelew y Esquel fueron subsedes. Por si hacía falta un “empujón” promocional, se contrató a Alejo Eduardo Bermúdez Coward como entrenador del equipo de Chubut; un “cuarentón” nacido en Costa Rica que seguía volcándola en los entrenamientos con brazos elásticos y manos gigantes tras jugar en los Harlem Globetrotters. Era un “adelantado” por su mirada del juego que revolucionó el deporte y a la vez un bohemio, peleador, sabio a su manera que se robaba todas las miradas adentro y afuera de la cancha. Amante del buen whisky y de la vida bien vivida, era también un motivador serial que “exprimía” al máximo, las condiciones de cualquier jugador. Dicen que era capaz de convertir a un grandote sin técnica en un “NBA”; cambiar, si fuera necesario, a los cinco jugadores de su equipo si no se cumplían las consignas o pedir minuto para no dar ni una sola indicación, ya en un gesto de extrema ira.

La preparación del equipo anfitrión no tuvo precedentes: se concentraron veinte días antes y se protagonizó una gira agotadora por el sur de Chile (Ancud, Calbuco, Puerto Montt) que incluyó amistosos en Mendoza, Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Corrientes y Santa Fe. A razón de casi cuatrocientos kilómetros diarios a bordo de un antiguo transporte 608 de asientos rígidos y escaso confort con partidos amistosos incluidos; el tiempo no tardaba en pasar debido a las sesiones de guitarra y truco pero especialmente por el reto que aguardaba al regreso: enfrentar a los mejores jugadores del país. Se extendieron permisos laborales para la mayoría de los jugadores que se mudaron al búnker de Km. 3, una residencia cedida por las autoridades de YPF. Aquella larga convivencia y una mezcla generacional eran la característica del grupo. Miguel “La Vieja” Leonori –que había jugado cruzando la Cordillera-; Alberto Pachano, Roberto “Gofio” Otegui representaban a la vieja guardia mientras que Levan Macharashvili y Eduardo Stepa, el “Gringo”, representaban el otro extremo cronológico con 15 años. Igual, ambos eran figuras y titulares indiscutidos en la inicial. Además jugaban Miguel Stepa; los hermanos Omar y Oscar Avila; Darío Pagano, Héctor Simón, Eduardo Willhuber; Julio Perujo, Mario Contreras, Héctor Braña, Raúl “Bocha” Ríos y Lito Baulde, un mix atrevido que sabía de sus limitaciones pero también de su alto espíritu competitivo. “Nos cuidaban mucho pero el aprendizaje con Bermúdez me marcó”, resume Macharashvili, último convocado sin siquiera haber jugado en Primera local y años después, profesional de la LNB.

Una circunstancia puso a prueba a la Selección a veinte días del salto inicial. En un amistoso de entrenamiento disputado en el gimnasio Municipal frente a Liniers, el pivote Eduardo Stepa sufrió una gravísima lesión: fractura de peroné y luxación de tobillo de la pierna izquierda.

Aquel 25 de febrero del ’75 pareció templar el espíritu del “Gringo” quien quedó al margen de un campeonato que debió ser para él consagratorio. Igual acompañó al equipo y recibió simbólicamente la camiseta azul número 15 que tenía asignada. Terminó volviendo a jugar a los cuatro meses siendo convocado a la Selección Argentina Juvenil junto a Macharashvili para luego triunfar entre otros clubes en San Lorenzo de Bahía Blanca y Boca Juniors, cuando se habilitó la llegada de refuerzos extranjeros. Se dijo, décadas después, que el Real Madrid tenía agendadas entonces a las dos figuras de aquel Seleccionado de Chubut.

De los seis primeros del ranking ni hablar, pero sí de quienes parecían estar más abajo, ganables. Pero, envalentonado, Bermúdez eligió integrar el grupo “A”, quizás el inalcanzable con Córdoba, Provincia, Santa Fe, Capital y Corrientes entre otros rivales. No se ganó pero el equipo, televisado en vivo por Canal 9 y con tribunas que explotaban, estuvo un par de veces cerca de la hazaña.

Era entonces el “más argentino de los campeonatos” desde su concepto más genuino. Y aunque podría seguir disputándose, parece devorado por la realidad de una Liga Nacional que llegó para quedarse aún con sus aciertos y errores. Jugar en una Selección era un plus por cualquier jugador; un incentivo no escrito y una puerta abierta para el progreso del deporte que más creció en términos de proyecto por la cabeza avanzada de un tal León David. El Argentino jugado en Chubut terminó teniendo un campeón repetido, abrochando un “sexteto” inolvidable. Capital Federal, un equipazo con el “Nene” Martín; “Tola” Cadillac, Contardi, Gaggero y Gustavo Aguirre como figuras, terminó ganándole la final por 73 a 70 al Provincia de Buenos Aires del “Beto” Cabrera, Cortondo y De Lizaso. Con los jugadores de Chubut, los mismos que fueron héroes deportivos por algunos días desde las páginas de todos los diarios, mezclados de buzo entre la gente.


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