A lo largo de la historia, la flora y la fauna van dejando huellas que permiten conocer cómo era un ambiente hace, por ejemplo, diez o veinte millones de años. Uno de los grupos más importantes en ese sentido son las diatomeas, unas algas microscópicas que tienen la capacidad de formar un esqueleto de mineral y que, una vez que se deposita en el fondo marino, logra preservarse y convertirse en fósil.
Aylén Allende Mosquera es becaria del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP-CONICET) y logró realizar el primer análisis de diatomeas para la Formación Puerto Madryn de hace alrededor de 10 millones de años (Mioceno Tardío). De esta manera, los especialistas van desentrañando las características del ambiente de la región para aquel momento: “Como parte del trabajo de mi doctorado estudio las algas fósiles del Mioceno que tienen entre diez y veinte millones de años. Lo que tratamos de hacer es reconstruir cómo eran los mares en ese momento, ya que todo este territorio de la Patagonia (Madryn, la Península) estaba cubierto por el océano”, cuenta la especialista del CENPAT.
Para llevar adelante este trabajo, los científicos recolectaron muestras de un afloramiento de rocas sedimentarias durante dos viajes de campo dentro del Área Natural Protegida Península Valdés. “Tratamos de buscar sedimentos que sean finos como arenas o arcillas. Tenemos un criterio de muestreo, tomamos una sección en particular de los afloramientos y tomamos muestras representativas de cada estrato. Este trabajo es valioso porque son los primeros registros de las diatomeas fósiles en la región. Además, en este estudio pudimos identificar cuatro especies que hoy están extintas y tres de ellas son las primeras menciones para Sudamérica”, agrega la paleontóloga quien realizó este trabajo junto a su director José Cuitiño del mismo instituto y colegas de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Los resultados de este estudio reflejan que para aquel momento existía una importante entrada de agua dulce al sistema costero, lo que refleja condiciones climáticas más húmedas en comparación con lo que ocurre actualmente. “Las diatomeas nos permitieron corroborar que algún río descargaba en el mar porque muchas de las especies que encontramos en sedimentos marinos son de agua dulce. Nosotros vemos una constante mezcla de diatomeas marinas y de aguas dulces aportadas por el río, lo que es diferente a lo actual, donde prácticamente no hay ríos aportando al mar. Esto indica que esta región era ampliamente más húmeda, cálida y con muchos más ríos llegando a la costa”.
El trabajo, denominado “Desentrañando la paleoecología de las asociaciones dominadas por Paralia sulcata de depósitos marinos del Mioceno Tardío de la Patagonia (Atlántico Sur, Argentina)” fue publicado en la tapa de la prestigiosa revista internacional Marine Micropalentology: “Estamos muy contentos porque, al ser revistas de alto impacto, nuestro estudio y la ciencia argentina llegan a mucha gente de todas partes del mundo”, finaliza la científica del CENPAT.
A lo largo de la historia, la flora y la fauna van dejando huellas que permiten conocer cómo era un ambiente hace, por ejemplo, diez o veinte millones de años. Uno de los grupos más importantes en ese sentido son las diatomeas, unas algas microscópicas que tienen la capacidad de formar un esqueleto de mineral y que, una vez que se deposita en el fondo marino, logra preservarse y convertirse en fósil.
Aylén Allende Mosquera es becaria del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP-CONICET) y logró realizar el primer análisis de diatomeas para la Formación Puerto Madryn de hace alrededor de 10 millones de años (Mioceno Tardío). De esta manera, los especialistas van desentrañando las características del ambiente de la región para aquel momento: “Como parte del trabajo de mi doctorado estudio las algas fósiles del Mioceno que tienen entre diez y veinte millones de años. Lo que tratamos de hacer es reconstruir cómo eran los mares en ese momento, ya que todo este territorio de la Patagonia (Madryn, la Península) estaba cubierto por el océano”, cuenta la especialista del CENPAT.
Para llevar adelante este trabajo, los científicos recolectaron muestras de un afloramiento de rocas sedimentarias durante dos viajes de campo dentro del Área Natural Protegida Península Valdés. “Tratamos de buscar sedimentos que sean finos como arenas o arcillas. Tenemos un criterio de muestreo, tomamos una sección en particular de los afloramientos y tomamos muestras representativas de cada estrato. Este trabajo es valioso porque son los primeros registros de las diatomeas fósiles en la región. Además, en este estudio pudimos identificar cuatro especies que hoy están extintas y tres de ellas son las primeras menciones para Sudamérica”, agrega la paleontóloga quien realizó este trabajo junto a su director José Cuitiño del mismo instituto y colegas de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Los resultados de este estudio reflejan que para aquel momento existía una importante entrada de agua dulce al sistema costero, lo que refleja condiciones climáticas más húmedas en comparación con lo que ocurre actualmente. “Las diatomeas nos permitieron corroborar que algún río descargaba en el mar porque muchas de las especies que encontramos en sedimentos marinos son de agua dulce. Nosotros vemos una constante mezcla de diatomeas marinas y de aguas dulces aportadas por el río, lo que es diferente a lo actual, donde prácticamente no hay ríos aportando al mar. Esto indica que esta región era ampliamente más húmeda, cálida y con muchos más ríos llegando a la costa”.
El trabajo, denominado “Desentrañando la paleoecología de las asociaciones dominadas por Paralia sulcata de depósitos marinos del Mioceno Tardío de la Patagonia (Atlántico Sur, Argentina)” fue publicado en la tapa de la prestigiosa revista internacional Marine Micropalentology: “Estamos muy contentos porque, al ser revistas de alto impacto, nuestro estudio y la ciencia argentina llegan a mucha gente de todas partes del mundo”, finaliza la científica del CENPAT.