“Estamos con una Iglesia pobre en medio de un pueblo pobre”

La mirada de un referente de la Iglesia Católica: los bolsones de pobreza, el impacto de la inflación y el acercamiento de los vecinos a los espacios de fe.

15 DIC 2024 - 10:53 | Actualizado 26 DIC 2024 - 12:35

Por Natalia Ferrari/Redacción Jornada
Fotos: Norman Evans

Los índices de pobreza del país marcan que 2024 cierra con 2 de cada 10 niñosviviendo en la pobreza extrema, según el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina.

Los números del tercer trimestre indican que en el país el 49,9% de los argentinos son pobres y la indigencia llega al 12,3% de la población. Pero lo más grave es que los menores de 18 años son los más afectados: el 65,5% son pobres y el 19,2%, indigentes.

Y esto la Iglesia Católica lo vive a diario. Por eso el obispo Roberto Álvarez, de la Diócesis de Rawson, asegura que en Argentina y en la Patagonia principalmente “estamos con una Iglesia pobre en medio de un pueblo pobre”.

El padre “Chobi”, como lo conocen, afirma que “nos llena de tranquilidad saber que en Argentina, en los lugares pobres la Iglesia es pobre; lo que significa que los curas, los agentes pastorales viven como vive la gente”.

"Chobi" Álvarez, un referente para la gente de fe en el Valle.

“Hay otros lugares donde, por otros momentos de la historia, porque tienen bienes territoriales, hay un desacople en cómo vive la Iglesia y cómo vive la gente. En nuestro caso no, particularmente desde La Pampa para el sur, los curas viven como vive la gente, pasando las mismas necesidades y mismos aprietes. En Argentina la manta es muy corta, no puede tapar todos los pies y se siente el apriete”.

“La preocupación es por los ancianos, por los niños, la nutrición, los espacios vitales. Fue un gran avance evitar la mediación para que la gente pobre pueda comprar con una tarjeta, pero hubo un desentendimiento de todo el resto de los contextos”. En eso, destaca el Obispo, en Chubut “vemos como un enorme logro el tema educativo”.

En su balance del año, Álvarez resalta que “con los niveles municipal y provincial, al menos desde que estoy yo que son 7 años, hemos articulado como nunca, pudimos sentarnos, conversar, pensar las cosas, volver a conversar, proyectar a largo plazo. Como Iglesia fue una novedad y la agradecemos infinitamente”.

En cuanto a la población de la provincia, observa que “la gente puso mucha esperanza y expectativas, todavía les alcanza con frenar la inflación”.

El obispo y una mirada religiosa en tiempos de Fiestas.

Pero mirando los números en frío relata que, “estuve buscando presupuestos para una misma actividad que hicimos el año pasado, en el mismo fin de semana de febrero del año pasado, y el aumento ha sido del 430% en pesos y del 100% en dólares. Pienso en una canasta familiar, en la proyección de estudio y me parece tremendo. Lo que queda de nuestra clase media vuelve a repensar el chico estudiando en otro lado”.

Ante esta situación económica q las fiestas navideñas “posiblemente sean igual o más austeras que el año pasado, pero no se avizora como horizonte que vaya a empeorar. Es un cinturón ajustadísimo que ojalá, o nos han hecho creer que de acá en más va a comenzar a aflojarse, y así se ve a mucha gente aguantando”.

“Algunos casos aguantando la respiración bajo el agua, lo cual significa cuánto oxígeno le queda a esta familia, cuanto oxígeno le queda a este viejito, es como un tiempo de guerra”.

El obispo reconoce que hay disparidad en relación a la participación de vecinos en la comunidad de las iglesias y capillas en distintos puntos de la provincia. “Tenemos mucha presencia en barrios más pobres y hay contrastes. Hay espacios que cuando están bien trabajados eclesialmente hay algo en el corazón de las personas que vuelve a descubrir que cuando está la Iglesia Católica le da cierta garantía de confianza y no lo van a usar, ni le van a sacar el diezmo”.

“Vienen y me preguntan qué me va a pedir a cambio, y cuando se dan cuenta que nadie le va a pedir nada a cambio, ni rezar un Avemaría, eso va haciendo un espíritu de familia”.

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15 DIC 2024 - 10:53

Por Natalia Ferrari/Redacción Jornada
Fotos: Norman Evans

Los índices de pobreza del país marcan que 2024 cierra con 2 de cada 10 niñosviviendo en la pobreza extrema, según el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina.

Los números del tercer trimestre indican que en el país el 49,9% de los argentinos son pobres y la indigencia llega al 12,3% de la población. Pero lo más grave es que los menores de 18 años son los más afectados: el 65,5% son pobres y el 19,2%, indigentes.

Y esto la Iglesia Católica lo vive a diario. Por eso el obispo Roberto Álvarez, de la Diócesis de Rawson, asegura que en Argentina y en la Patagonia principalmente “estamos con una Iglesia pobre en medio de un pueblo pobre”.

El padre “Chobi”, como lo conocen, afirma que “nos llena de tranquilidad saber que en Argentina, en los lugares pobres la Iglesia es pobre; lo que significa que los curas, los agentes pastorales viven como vive la gente”.

"Chobi" Álvarez, un referente para la gente de fe en el Valle.

“Hay otros lugares donde, por otros momentos de la historia, porque tienen bienes territoriales, hay un desacople en cómo vive la Iglesia y cómo vive la gente. En nuestro caso no, particularmente desde La Pampa para el sur, los curas viven como vive la gente, pasando las mismas necesidades y mismos aprietes. En Argentina la manta es muy corta, no puede tapar todos los pies y se siente el apriete”.

“La preocupación es por los ancianos, por los niños, la nutrición, los espacios vitales. Fue un gran avance evitar la mediación para que la gente pobre pueda comprar con una tarjeta, pero hubo un desentendimiento de todo el resto de los contextos”. En eso, destaca el Obispo, en Chubut “vemos como un enorme logro el tema educativo”.

En su balance del año, Álvarez resalta que “con los niveles municipal y provincial, al menos desde que estoy yo que son 7 años, hemos articulado como nunca, pudimos sentarnos, conversar, pensar las cosas, volver a conversar, proyectar a largo plazo. Como Iglesia fue una novedad y la agradecemos infinitamente”.

En cuanto a la población de la provincia, observa que “la gente puso mucha esperanza y expectativas, todavía les alcanza con frenar la inflación”.

El obispo y una mirada religiosa en tiempos de Fiestas.

Pero mirando los números en frío relata que, “estuve buscando presupuestos para una misma actividad que hicimos el año pasado, en el mismo fin de semana de febrero del año pasado, y el aumento ha sido del 430% en pesos y del 100% en dólares. Pienso en una canasta familiar, en la proyección de estudio y me parece tremendo. Lo que queda de nuestra clase media vuelve a repensar el chico estudiando en otro lado”.

Ante esta situación económica q las fiestas navideñas “posiblemente sean igual o más austeras que el año pasado, pero no se avizora como horizonte que vaya a empeorar. Es un cinturón ajustadísimo que ojalá, o nos han hecho creer que de acá en más va a comenzar a aflojarse, y así se ve a mucha gente aguantando”.

“Algunos casos aguantando la respiración bajo el agua, lo cual significa cuánto oxígeno le queda a esta familia, cuanto oxígeno le queda a este viejito, es como un tiempo de guerra”.

El obispo reconoce que hay disparidad en relación a la participación de vecinos en la comunidad de las iglesias y capillas en distintos puntos de la provincia. “Tenemos mucha presencia en barrios más pobres y hay contrastes. Hay espacios que cuando están bien trabajados eclesialmente hay algo en el corazón de las personas que vuelve a descubrir que cuando está la Iglesia Católica le da cierta garantía de confianza y no lo van a usar, ni le van a sacar el diezmo”.

“Vienen y me preguntan qué me va a pedir a cambio, y cuando se dan cuenta que nadie le va a pedir nada a cambio, ni rezar un Avemaría, eso va haciendo un espíritu de familia”.

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