LA NOTA COMPLETA ACÁ.
Una charla de casi 50 minutos de manera ininterrumpida con un protagonista que siempre puede contar experiencias sustanciosas.
Cuando visitó Tiempo Deportivo el año pasado estaba sin trabajo, se había convertido en el primer técnico argentino en dirigir en Bulgaria al PFC Beroe Stara Zagora (donde después fue a jugar el colombiano Sebastián Villa tras su ruptura con Boca) y en junio de este 2024 logró el mismo hito en Rumania, en el FC Bihor Oradea de la Segunda división.
“Armamos el equipo, la estructura del fútbol del club porque venían de Tercera división, los resultados fueron los que se esperaban, pero cambiaron las políticas del club y tuvimos que dar un paso al costado”, lamentó en la charla con Cadena Tiempo.
“Fui el primer argentino en dirigir en el fútbol rumano, coincidencia, suerte. Creo que profesionalicé mucho el club, no tenían organización ni programación, llevé un profe que trabaja conmigo hace un par de años en Italia y le dimos un sentido a todo; concentraciones, entrenamientos, metodología, horarios, desde el mínimo detalle a todo lo que no estaban acostumbrados”, precisó.
“La mentalidad del rumano no es muy profesional, quizás muy trabajador en los entrenamientos, pero fuera del campo de juego deja mucho que desear, no tiene una vida profesional. Pero dejamos una buena señal en nuestro modo de ver el fútbol. Llené todo el complejo de letras y palabras motivacionales, así que se van a acordar siempre de mí si no las arrancaron”, aseveró.
“El búlgaro es muy cerrado, habla poco, el rumano es más latino, su idioma tiene un poco de italiano y otro de español y es mucho más fácil entenderlo. La comida es buena, y además Oradea es una ciudad muy rica, es una ciudad Unesco, donde está el Art Modern, la Comunidad Europea aporta mucho dinero y todo lo que ves está muy bien conservado, es al norte, en el límite con Hungría”, comparó respecto de su experiencia de 2023 en Bulgaria.
“Hay mucha comunidad gitana, a nivel personal lo sufrí, sufrí traición, que no lo esperaba, pero es parte de lo que uno puede encontrar en un país que no es el de uno, no le gustan los extranjeros, y ahí que luchar con todo eso. Este es el año que más sufrí el desarraigo”, admitió Aragolaza.
Sufrir el desarraigo
“Llevo 24 años afuera desde que llegué a Miami, más tres de Chile, más otros tres en Comodoro, que fue un desarraigo (risas). En la CAI nos hicimos comodorenses con Gustavo Caamaño, Claudio Lemes, al “Chaca” Pérez, Walter Dencor”, expuso.
La CAI y los ascensos
Brotaron los recuerdos de la CAI Comodoro y los ascensos del Argentino “B” al “A” y después a la Primera “B” Nacional.
“Tenemos una anécdota hermosa con Walter (Dencor) en Tres Arroyos con Huracán: tiran el córner y Walter la agarra con la mano, fue tan ingenuo que el árbitro hizo repetir el córner. Él sintió un silbatazo en medio del a trayectoria de la pelota y la agarró, todos quedaron sorprendidos mirándolo, el árbitro muy piola”, recordó.
“Al otro año que me voy a Estados Unidos ya estaba Marcelo Fuentes, su segundo año como técnico, y subieron a la Primera “B” Nacional”, memoró Gustavo.
Dos maestros
“Fuentes fue un gran técnico, pero aprendí mucho de Víctor Doria, me marcó mucho, jugamos distinto a muchas cosas, me marcó no tanto desde lo táctico, sino de la gestión y su pensamiento del fútbol. El creía que teniendo siempre la pelota se podía ganar. Te hablo del año ’97, era un poco adelantado, después Doria se fue a San Lorenzo, llegó Marcelo (Fuentes) y empezó con la táctica, horas y horas, venía de un fútbol más profesional y lo quiso implementar, y también nos gustó mucho. Fueron los dos técnicos que más me marcaron”, valoró.
Jugar como se puede
“En estructura, en Bulgaria y sobre todo en Rumania están un poco mejor que en Argentina, no es tan técnico como acá y se deja jugar un poco más, no hay tanta fricción. Y al mismo tiempo es menos táctico que en Italia. Yo tengo un poco la garra argentina, con la italiana, estudio a los rivales, trato de armar los equipos con lo que tengo, como se dice, jugamos como podemos y no como queremos”, analizó.
“Este año miré mucho fútbol inglés, van para adelante como locos, es ida y vuelta, no hay líneas defensivas, no tienen orden, pero lo equiparan con la fuerza. El fútbol italiano es mucho más compacto, más en bloque. Tuve la suerte de ver Tottenham-Leeds en la temporada pasada, en este momento es el mejor fútbol del mundo. El estadio, impresionante, las hinchadas se cruzan, pueden tomar cerveza en los pasillos y en las tribunas, aunque no la podés entrar”, ponderó sobre la Premier.
Traiciones
“El jugador rumano es respetuoso, recatado, trabajador, pero al final del camino está la traición, las cosas que hacen por atrás, empezando por el capitán, el vice capitán, mi segundo, y el team manager, la famosa cama. El único partido que perdimos feo, 4-0, supuestamente lo vendieron, y eso uno lo sabe después. Apostaron 22 mil euros a que perdíamos. Hay investigaciones…”, recriminó.
“A mí me echaron el 1º de noviembre, el Día de los Muertos, en Bulgaria lo habría sufrido porque no lo esperaba, ahora estaba más curtido”, relativizó.
“El representante que me llevó tenía mucha fuerza al inicio, llevó además a 11 jugadores, el equipo venía de ascender, echaron al entrenador que estaba y que tenía un contrato de dos años todavía, o sea que desde el primer día nunca fue bien visto. Luchando un poco, con los resultados, con mi empatía, logramos calmar las aguas, pero en la primera cosa que le errás, estás expuesto a que te critiquen”, señaló.
“Volví a Brescia que es mi lugar de residencia, dejé el pasaje abierto y sino volveré en enero y trataré de ver algo allá. Hace un par de años me pasó lo mismo y apareció una oferta del Crema, al que logramos salvar del descenso. Ahí aprendí a lo que es jugar por no descender. Me llamaron, logramos ocho fechas positivas, cinco victorias y tres empates, salimos del descenso, pero después vinieron tres derrotas seguidas y volvimos a caer en el “Play Out”. Lo jugamos y lo ganamos. Aprendí de algunos episodios; un mismo jugador me hizo perder los tres partidos; en uno erró un penal que no tenía que patear, en el otro perdió una marca de manera infantil y en el último lo expulsaron por un cabezazo”, puntualizó.
Cerveceros
“Una cosa que me chocó muchísimo en Rumania es que después de los partidos toman cerveza, se quedan una hora, dos horas en el vestuario a tomar cerveza, no una, 10 cervezas por cabeza. Nosotros ganamos a 11 horas de Oradea, habíamos salido el jueves, jugamos el sábado a la mañana, ganamos, pero en el viaje de vuelta paraban a tomar cerveza en las estaciones de servicio. Primero tomaban 10, tratamos que después fueran cinco, y menos también”, reprochó del jugador rumano.
“Tratamos de darles charlas para que traten de saber la importancia de mantener limpio el hígado, pero fue duro sacarles todo de golpe. Ellos tenían una idea, el club otra, y con los resultados negativos, fuimos. Pero desde que yo me vine perdieron cuatro partidos, no ganaron más”, indicó.
Buena academia
“Tienen una buena academia, el proyecto del Vigor era profesionalizarnos y hacer debutar a los jóvenes. Yo hice debutar en Primera un chico 2008 con 15 años que después fue convocado a la selección, lo descubrí yendo a ver las inferiores, y además debutaron cuatro 2006, estábamos en mitad de tabla, ellos querían salvarse, el otro año subir a Primera y al tercero clasificar a alguna Copa, yo tenía tres años de contrato. Podría haber peleado el contrato que era mucho dinero para mí, pero todavía tengo la causa del Beroe de Bulgaria en la FIFA, y preferí acordar y no llegar a un litigio que te lleva muchos años. Aparte mi representante recomendó que hiciera eso”, sostuvo a modo de balance.
De película
“La oportunidad de Rumania fue de película, como las mías. Estaba en Brescia, donde vive Gianluca Nanni, que es director deportivo del Unidense y del Wolford de Inglaterra. Tengo un amigo que me llevó a comer y me lo presentó. Nanni habla español, nos vamos y Gianluca lo llama por teléfono y le avisó que pinchó una cubierta y que había llamado a cinco gomeros y no había ninguno. Entonces le digo a mi amigo Andrea, se la cambió yo”, relató Aragolaza.
“Vamos, le cambió la cubierta, contento, se pudo ir. Nanni me dijo que me había ganado el contrato. Después de tres semanas, me llega un mensaje de noche y me pide que le mande el curriculum, el martes me llama y me avisa que me iban a llamar de Rumania, el representante del Oradea me dice que el viernes íbamos a hacer una video conferencia y el sábado ya estaba firmando el contrato. Todo por cambiar una goma”, celebró.
“Alguna vez volverá a Argentina, pero todavía no la hice, tengo que llegar al millón, pero tengo 998 mil”, bromeó.
“Tal vez alguna vez pueda dirigir a Germinal, el otro día me cruce a Pedro Bravo González, él hizo todo; jugador, entrenador y presidente, y campeón en todos los roles. Pero por ahora poder venir y hablar mi idioma, es un alivio para mí. Estar acá es estar en casa”, sentenció.
LA NOTA COMPLETA ACÁ.
Una charla de casi 50 minutos de manera ininterrumpida con un protagonista que siempre puede contar experiencias sustanciosas.
Cuando visitó Tiempo Deportivo el año pasado estaba sin trabajo, se había convertido en el primer técnico argentino en dirigir en Bulgaria al PFC Beroe Stara Zagora (donde después fue a jugar el colombiano Sebastián Villa tras su ruptura con Boca) y en junio de este 2024 logró el mismo hito en Rumania, en el FC Bihor Oradea de la Segunda división.
“Armamos el equipo, la estructura del fútbol del club porque venían de Tercera división, los resultados fueron los que se esperaban, pero cambiaron las políticas del club y tuvimos que dar un paso al costado”, lamentó en la charla con Cadena Tiempo.
“Fui el primer argentino en dirigir en el fútbol rumano, coincidencia, suerte. Creo que profesionalicé mucho el club, no tenían organización ni programación, llevé un profe que trabaja conmigo hace un par de años en Italia y le dimos un sentido a todo; concentraciones, entrenamientos, metodología, horarios, desde el mínimo detalle a todo lo que no estaban acostumbrados”, precisó.
“La mentalidad del rumano no es muy profesional, quizás muy trabajador en los entrenamientos, pero fuera del campo de juego deja mucho que desear, no tiene una vida profesional. Pero dejamos una buena señal en nuestro modo de ver el fútbol. Llené todo el complejo de letras y palabras motivacionales, así que se van a acordar siempre de mí si no las arrancaron”, aseveró.
“El búlgaro es muy cerrado, habla poco, el rumano es más latino, su idioma tiene un poco de italiano y otro de español y es mucho más fácil entenderlo. La comida es buena, y además Oradea es una ciudad muy rica, es una ciudad Unesco, donde está el Art Modern, la Comunidad Europea aporta mucho dinero y todo lo que ves está muy bien conservado, es al norte, en el límite con Hungría”, comparó respecto de su experiencia de 2023 en Bulgaria.
“Hay mucha comunidad gitana, a nivel personal lo sufrí, sufrí traición, que no lo esperaba, pero es parte de lo que uno puede encontrar en un país que no es el de uno, no le gustan los extranjeros, y ahí que luchar con todo eso. Este es el año que más sufrí el desarraigo”, admitió Aragolaza.
Sufrir el desarraigo
“Llevo 24 años afuera desde que llegué a Miami, más tres de Chile, más otros tres en Comodoro, que fue un desarraigo (risas). En la CAI nos hicimos comodorenses con Gustavo Caamaño, Claudio Lemes, al “Chaca” Pérez, Walter Dencor”, expuso.
La CAI y los ascensos
Brotaron los recuerdos de la CAI Comodoro y los ascensos del Argentino “B” al “A” y después a la Primera “B” Nacional.
“Tenemos una anécdota hermosa con Walter (Dencor) en Tres Arroyos con Huracán: tiran el córner y Walter la agarra con la mano, fue tan ingenuo que el árbitro hizo repetir el córner. Él sintió un silbatazo en medio del a trayectoria de la pelota y la agarró, todos quedaron sorprendidos mirándolo, el árbitro muy piola”, recordó.
“Al otro año que me voy a Estados Unidos ya estaba Marcelo Fuentes, su segundo año como técnico, y subieron a la Primera “B” Nacional”, memoró Gustavo.
Dos maestros
“Fuentes fue un gran técnico, pero aprendí mucho de Víctor Doria, me marcó mucho, jugamos distinto a muchas cosas, me marcó no tanto desde lo táctico, sino de la gestión y su pensamiento del fútbol. El creía que teniendo siempre la pelota se podía ganar. Te hablo del año ’97, era un poco adelantado, después Doria se fue a San Lorenzo, llegó Marcelo (Fuentes) y empezó con la táctica, horas y horas, venía de un fútbol más profesional y lo quiso implementar, y también nos gustó mucho. Fueron los dos técnicos que más me marcaron”, valoró.
Jugar como se puede
“En estructura, en Bulgaria y sobre todo en Rumania están un poco mejor que en Argentina, no es tan técnico como acá y se deja jugar un poco más, no hay tanta fricción. Y al mismo tiempo es menos táctico que en Italia. Yo tengo un poco la garra argentina, con la italiana, estudio a los rivales, trato de armar los equipos con lo que tengo, como se dice, jugamos como podemos y no como queremos”, analizó.
“Este año miré mucho fútbol inglés, van para adelante como locos, es ida y vuelta, no hay líneas defensivas, no tienen orden, pero lo equiparan con la fuerza. El fútbol italiano es mucho más compacto, más en bloque. Tuve la suerte de ver Tottenham-Leeds en la temporada pasada, en este momento es el mejor fútbol del mundo. El estadio, impresionante, las hinchadas se cruzan, pueden tomar cerveza en los pasillos y en las tribunas, aunque no la podés entrar”, ponderó sobre la Premier.
Traiciones
“El jugador rumano es respetuoso, recatado, trabajador, pero al final del camino está la traición, las cosas que hacen por atrás, empezando por el capitán, el vice capitán, mi segundo, y el team manager, la famosa cama. El único partido que perdimos feo, 4-0, supuestamente lo vendieron, y eso uno lo sabe después. Apostaron 22 mil euros a que perdíamos. Hay investigaciones…”, recriminó.
“A mí me echaron el 1º de noviembre, el Día de los Muertos, en Bulgaria lo habría sufrido porque no lo esperaba, ahora estaba más curtido”, relativizó.
“El representante que me llevó tenía mucha fuerza al inicio, llevó además a 11 jugadores, el equipo venía de ascender, echaron al entrenador que estaba y que tenía un contrato de dos años todavía, o sea que desde el primer día nunca fue bien visto. Luchando un poco, con los resultados, con mi empatía, logramos calmar las aguas, pero en la primera cosa que le errás, estás expuesto a que te critiquen”, señaló.
“Volví a Brescia que es mi lugar de residencia, dejé el pasaje abierto y sino volveré en enero y trataré de ver algo allá. Hace un par de años me pasó lo mismo y apareció una oferta del Crema, al que logramos salvar del descenso. Ahí aprendí a lo que es jugar por no descender. Me llamaron, logramos ocho fechas positivas, cinco victorias y tres empates, salimos del descenso, pero después vinieron tres derrotas seguidas y volvimos a caer en el “Play Out”. Lo jugamos y lo ganamos. Aprendí de algunos episodios; un mismo jugador me hizo perder los tres partidos; en uno erró un penal que no tenía que patear, en el otro perdió una marca de manera infantil y en el último lo expulsaron por un cabezazo”, puntualizó.
Cerveceros
“Una cosa que me chocó muchísimo en Rumania es que después de los partidos toman cerveza, se quedan una hora, dos horas en el vestuario a tomar cerveza, no una, 10 cervezas por cabeza. Nosotros ganamos a 11 horas de Oradea, habíamos salido el jueves, jugamos el sábado a la mañana, ganamos, pero en el viaje de vuelta paraban a tomar cerveza en las estaciones de servicio. Primero tomaban 10, tratamos que después fueran cinco, y menos también”, reprochó del jugador rumano.
“Tratamos de darles charlas para que traten de saber la importancia de mantener limpio el hígado, pero fue duro sacarles todo de golpe. Ellos tenían una idea, el club otra, y con los resultados negativos, fuimos. Pero desde que yo me vine perdieron cuatro partidos, no ganaron más”, indicó.
Buena academia
“Tienen una buena academia, el proyecto del Vigor era profesionalizarnos y hacer debutar a los jóvenes. Yo hice debutar en Primera un chico 2008 con 15 años que después fue convocado a la selección, lo descubrí yendo a ver las inferiores, y además debutaron cuatro 2006, estábamos en mitad de tabla, ellos querían salvarse, el otro año subir a Primera y al tercero clasificar a alguna Copa, yo tenía tres años de contrato. Podría haber peleado el contrato que era mucho dinero para mí, pero todavía tengo la causa del Beroe de Bulgaria en la FIFA, y preferí acordar y no llegar a un litigio que te lleva muchos años. Aparte mi representante recomendó que hiciera eso”, sostuvo a modo de balance.
De película
“La oportunidad de Rumania fue de película, como las mías. Estaba en Brescia, donde vive Gianluca Nanni, que es director deportivo del Unidense y del Wolford de Inglaterra. Tengo un amigo que me llevó a comer y me lo presentó. Nanni habla español, nos vamos y Gianluca lo llama por teléfono y le avisó que pinchó una cubierta y que había llamado a cinco gomeros y no había ninguno. Entonces le digo a mi amigo Andrea, se la cambió yo”, relató Aragolaza.
“Vamos, le cambió la cubierta, contento, se pudo ir. Nanni me dijo que me había ganado el contrato. Después de tres semanas, me llega un mensaje de noche y me pide que le mande el curriculum, el martes me llama y me avisa que me iban a llamar de Rumania, el representante del Oradea me dice que el viernes íbamos a hacer una video conferencia y el sábado ya estaba firmando el contrato. Todo por cambiar una goma”, celebró.
“Alguna vez volverá a Argentina, pero todavía no la hice, tengo que llegar al millón, pero tengo 998 mil”, bromeó.
“Tal vez alguna vez pueda dirigir a Germinal, el otro día me cruce a Pedro Bravo González, él hizo todo; jugador, entrenador y presidente, y campeón en todos los roles. Pero por ahora poder venir y hablar mi idioma, es un alivio para mí. Estar acá es estar en casa”, sentenció.