Salven a los locos; a los soñadores. Salven a Germinal

Se acabó el sueño para Germinal. Cayó derrotado por Sarmiento de La Banda en Santiago del Estero por 2 a 1 y habrá que empezar de nuevo y luego de una extraordinaria campaña.

Germinal en la revancha de las semifinales ante Sarmiento de La Banda.
17 NOV 2024 - 20:04 | Actualizado 17 NOV 2024 - 20:09

Por Juan Miguel Bigrevich/ Redacción Jornada

Salven a los locos; a los soñadores. Salven a Germinal. Sálvenlos.

A los que desde su ingenuidad aún creen en utopías. Ante tanta mala gente que camina y va apestando la tierra.

A los descosidos, cuyas heridas de amor lloran poesía y que se lamentan que perdimos hasta el carnaval de la alegría.

A las almas sufridas, a los nostálgicos, a los artistas que pintan sonrisas. A Germinal.

Salven a los distintos, a los idealistas, a los románticos que fueron a buscar un tinglado para el primer gimnasio del pueblo. Y que sigue siendo del pueblo a pesar de los días y de los años. A los ingenuos que sangran melodías y que ven como el puerto que está en la puerta reparte sólo migajas de sus ganancias.

A los anormales que se rebelan contra el prejuicio y que tratan de evitar las caravanas de tristeza y a los borrachos de sombra negra.

Hoy, con la derrota (que jamás es definitiva) habrá momentos de escepticismo, de algún escarnio; tal una que otra monserga y los jinetes que cabalgan con la victoria-que también nunca es definitiva-, desaparecerán.

Salven a los heridos que a pesar de todo siguen cantando en una ciudad triste desplazada del tiempo como una vieja fotografías sepia y con un sueño inacabado que se repite siempre.

Salven la ternura y a quienes abrazan al amor como única ideología y en darnos esperanza de ese lugar accesible y lejano al mismo tiempo y que cree equivocadamente que su puente icónico nació de un malentendido.

Salven a Germinal que nos convierte en más líder que rehén, en más dominante que cautivo; en más propio que ajeno. Evitando ser la ciudad de los imposibles, de los barcos encallados, de las prostitutas que no cobran y de los mendigos que recitan la Biblia.

Esta caída es sólo un residual anecdotario en una historia que tiene más de 102 años de vida enmarcada en una notable campaña y en donde los partidos se ganan adentro y afuera.

Sálvenlos.

Sálvenlo.

Ellos. El nos salvará. Si no, el sol dejará de sonreír en una tarde de ardiente verano. Si no, Rawson no tendrá solución y no habrá bengalas encendidas para maldecir tanta oscuridad.

El tiempo es un pintor que colorea la vida con pinceladas de memorias y hachazos de olvido. Pero, en la gente, en su gente está el sustento cierto de la esperanza, que, bajo una inspiración seráfica, le pone coraje aunque el mundo le de la espalda; la que tiene miedo y acelera, la que se mantiene fiel y no cambia y la que no confunde valor con precio.

Salven a Germinal. Es el único que nos puede salvar.

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Germinal en la revancha de las semifinales ante Sarmiento de La Banda.
17 NOV 2024 - 20:04

Por Juan Miguel Bigrevich/ Redacción Jornada

Salven a los locos; a los soñadores. Salven a Germinal. Sálvenlos.

A los que desde su ingenuidad aún creen en utopías. Ante tanta mala gente que camina y va apestando la tierra.

A los descosidos, cuyas heridas de amor lloran poesía y que se lamentan que perdimos hasta el carnaval de la alegría.

A las almas sufridas, a los nostálgicos, a los artistas que pintan sonrisas. A Germinal.

Salven a los distintos, a los idealistas, a los románticos que fueron a buscar un tinglado para el primer gimnasio del pueblo. Y que sigue siendo del pueblo a pesar de los días y de los años. A los ingenuos que sangran melodías y que ven como el puerto que está en la puerta reparte sólo migajas de sus ganancias.

A los anormales que se rebelan contra el prejuicio y que tratan de evitar las caravanas de tristeza y a los borrachos de sombra negra.

Hoy, con la derrota (que jamás es definitiva) habrá momentos de escepticismo, de algún escarnio; tal una que otra monserga y los jinetes que cabalgan con la victoria-que también nunca es definitiva-, desaparecerán.

Salven a los heridos que a pesar de todo siguen cantando en una ciudad triste desplazada del tiempo como una vieja fotografías sepia y con un sueño inacabado que se repite siempre.

Salven la ternura y a quienes abrazan al amor como única ideología y en darnos esperanza de ese lugar accesible y lejano al mismo tiempo y que cree equivocadamente que su puente icónico nació de un malentendido.

Salven a Germinal que nos convierte en más líder que rehén, en más dominante que cautivo; en más propio que ajeno. Evitando ser la ciudad de los imposibles, de los barcos encallados, de las prostitutas que no cobran y de los mendigos que recitan la Biblia.

Esta caída es sólo un residual anecdotario en una historia que tiene más de 102 años de vida enmarcada en una notable campaña y en donde los partidos se ganan adentro y afuera.

Sálvenlos.

Sálvenlo.

Ellos. El nos salvará. Si no, el sol dejará de sonreír en una tarde de ardiente verano. Si no, Rawson no tendrá solución y no habrá bengalas encendidas para maldecir tanta oscuridad.

El tiempo es un pintor que colorea la vida con pinceladas de memorias y hachazos de olvido. Pero, en la gente, en su gente está el sustento cierto de la esperanza, que, bajo una inspiración seráfica, le pone coraje aunque el mundo le de la espalda; la que tiene miedo y acelera, la que se mantiene fiel y no cambia y la que no confunde valor con precio.

Salven a Germinal. Es el único que nos puede salvar.


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