Cuántas veces ha pasado de sentir un aroma y automáticamente recordar un momento vivido, una persona, algún lugar o comida.
El olfato, según diversas investigaciones, aunque es una parte del cuerpo muy pequeña, la porción del cerebro que percibe las sensaciones destinadas al olfato, es bastante amplia.
Aun así, la importancia del olfato es mayor, dado que sin él los procesos como el lenguaje, la memoria, las emociones (imprescindible para tomar decisiones), el sistema nervioso autónomo (quien trabaja desde las acciones reflejas), el comportamiento, estarían afectados.
Gracias al olfato podemos construir el gusto y la personalidad, aceptar, desear o rechazar algo, podemos clasificar, identificar, crear vínculos sociales y decidir. Somos lo que respiramos y lo hacemos las 24 horas del día, por lo que todo está íntimamente ligado a los olores que nos rodean.
Si hablamos de perfumes de mujeres, el aroma de jazmín aumenta las ondas beta, que aparecen con más frecuencia, cuando se está experimentando un estado de alta emotividad o de concentración.
La combinación de pino y sándalo, por otra parte, más comunes en las fragancias para ellos, es aquel aroma que genera ondas alfa, que es aquella frecuencia cerebral que predomina en los estados de relajación.
Si lo que se quiere lograr es bajar la presión arterial, la utilización de los aromas de valeriana o neroli, son los elegidos para lograrlo.
Cuando se experimenta tensión muscular en los animales, se percibe un fino temblor que disminuye si se utilizan aromas de lavanda y naranja.
Los aromas de almizcle, manzanilla y jazmín, manzanilla, por otro lado, aumentan la micro vibración y por ende, la tensión muscular.
Este aspecto se asocia al estrés psicológico, por lo que el uso de aromas como pimienta y jazmín, se emplean para obtener efectos relajantes.
Si lo que se desea es lograr una desaceleración del ritmo cardíaco, esto puede ser logrado utilizando aromas dulces, sobre todo el de rosas.
Con el aroma de limón también se desacelera, ya que produce una mayor concentración ante la alerta que provoca y la mente se anticipa a dicha situación.
También el jazmín se emplea en estos casos, dado que permite una reducción del tiempo de reacción, ante alguna decisión, a diferencia de la lavanda que lo aumenta.
Los participantes que experimentaron aromas que les resultaron agradables, como el lirio, eucalipto y limón, lograron aumentar su capacidad de memorizar.
Aquellos aromas de naranja, rosa y lavanda permiten una mayor relajación mental, mientras que el almizcle, la manzanilla y el jazmín, la manzanilla estimulan la mente.
El aroma de heliotropo, por otro lado, evoca la ansiedad y el estrés.
Aquellos aromas agradables, aumentan la posibilidad de recordar momentos de placer, mientras que los desagradables los inhiben.
Es decir, entonces, que las cualidades emocionales que pueden inducirse por los aromas son pruebas que se han aprendido, con la experimentación, dentro de determinados contextos.
Se lo conoce como uno de los sentidos químicos, en conjunto con el gusto, dado que sus receptores son estimulados por sustancias químicas, que se encuentran en el aire y en las moléculas que se pueden encontrar en los alimentos, produciendo saliva o mocos en el momento que reciben el estímulo.
La percepción de estas sustancias químicas, producidas por el olfato se llaman olores y las del gusto, sabores.
Hay una serie de pasos que se dan de manera automática, cuando se activa el sentido del olfato.
La percepción de un aroma capta la atención, derivando en una sensación que es una interpretación subjetiva del olor.
Allí aparece la emoción, referida a ese impulso que se despierta y actúa en función del estímulo del olfato y la asociación, que es el significado que le da el cerebro y lo vincula con algún acontecimiento que está relacionado con ese aroma.
El anteúltimo paso es la impronta que es la conexión entre la experiencia y la emoción, relacionado con lo que significa para esa persona y lo que siento, cuando huele ese aroma. De esta manera se genera el recuerdo que llega a la mente, cuando se percibe ese aroma específico.
La anosmia es la pérdida del olfato, que se produce a causa de un virus y no es exclusiva de la pandemia que trajo el Covid.
Perder el olfato, está relacionado con los daños que se producen en el epitelio olfativo, que suele recuperarse cuando desaparece la infección, pero en otros casos persiste meses y hasta años. Hay entrenamientos para recuperar el olfato.
La lluvia de emociones y pensamientos que se desencadenan en las personas, al sentir un olor nostálgico, suceden incluso antes de que la misma pueda procesarlos.
Una vez que el bulbo olfatorio procesa el olor percibido, de allí transporta la información a las neuronas que automáticamente envían señales a las amígdalas y al hipocampo. La primera relacionada con las emociones y el segundo, con el aprendizaje y la memoria.
Por ello, se dice que dada la arquitectura del cerebro es la explicación de por qué los recuerdos que suceden con los olores son más emotivos y evocativos que los que refieren a otros estímulos.
Es un acto vital para el ser humano, ya que es la capacidad que tienen las personas para percibir los olores, agradable o desagradables, incluso cuando se trata de sustancias nocivas, alimentos en descomposición o gases contaminantes.
Colabora con el gusto, dado que permite percibir el sabor de los alimentos. Siendo el sabor la combinación de aferencias que recibe el sistema nervioso, luego de que se activan el sistema somatosensorial, el olfato y el gusto, una vez que los alimentos entran en contacto con las mucosidades de la boca.
El ser humano puede percibir una gran cantidad de olores. Se dice que el rango aproximado es de 5000 a 10.000 olores diferentes son los que se pueden identificar.
Es de gran ayuda para recordar momentos o situaciones, dado que el olfato es el único sentido que tiene vía directa hacia las áreas del cerebro que tienen relación con las emociones y la memoria.
Es un concepto basado en un uso ancestral que tiene efectos terapéuticos.
Refiere al uso tradicional de hierbas y aceites esenciales, los cuales pueden emplearse por vías sanguíneas por medio de la ingestión, vaporizaciones o compresas u absorción de la piel.
Solo emplea ingredientes naturales, que no pueden ser sintetizados en un laboratorio.
Es un concepto basado en datos sistemáticos y científicos, pero que se da en condiciones que pueden controlarse.
Refiere a los efectos que producen los aromas en el comportamiento humano, mediante experimentos científicos, que pueden ser reproducibles.
Puede emplear aromas sintéticos y naturales, contemplando solo los efectos que se producen en el cerebro con los estímulos olfativos.
Cuántas veces ha pasado de sentir un aroma y automáticamente recordar un momento vivido, una persona, algún lugar o comida.
El olfato, según diversas investigaciones, aunque es una parte del cuerpo muy pequeña, la porción del cerebro que percibe las sensaciones destinadas al olfato, es bastante amplia.
Aun así, la importancia del olfato es mayor, dado que sin él los procesos como el lenguaje, la memoria, las emociones (imprescindible para tomar decisiones), el sistema nervioso autónomo (quien trabaja desde las acciones reflejas), el comportamiento, estarían afectados.
Gracias al olfato podemos construir el gusto y la personalidad, aceptar, desear o rechazar algo, podemos clasificar, identificar, crear vínculos sociales y decidir. Somos lo que respiramos y lo hacemos las 24 horas del día, por lo que todo está íntimamente ligado a los olores que nos rodean.
Si hablamos de perfumes de mujeres, el aroma de jazmín aumenta las ondas beta, que aparecen con más frecuencia, cuando se está experimentando un estado de alta emotividad o de concentración.
La combinación de pino y sándalo, por otra parte, más comunes en las fragancias para ellos, es aquel aroma que genera ondas alfa, que es aquella frecuencia cerebral que predomina en los estados de relajación.
Si lo que se quiere lograr es bajar la presión arterial, la utilización de los aromas de valeriana o neroli, son los elegidos para lograrlo.
Cuando se experimenta tensión muscular en los animales, se percibe un fino temblor que disminuye si se utilizan aromas de lavanda y naranja.
Los aromas de almizcle, manzanilla y jazmín, manzanilla, por otro lado, aumentan la micro vibración y por ende, la tensión muscular.
Este aspecto se asocia al estrés psicológico, por lo que el uso de aromas como pimienta y jazmín, se emplean para obtener efectos relajantes.
Si lo que se desea es lograr una desaceleración del ritmo cardíaco, esto puede ser logrado utilizando aromas dulces, sobre todo el de rosas.
Con el aroma de limón también se desacelera, ya que produce una mayor concentración ante la alerta que provoca y la mente se anticipa a dicha situación.
También el jazmín se emplea en estos casos, dado que permite una reducción del tiempo de reacción, ante alguna decisión, a diferencia de la lavanda que lo aumenta.
Los participantes que experimentaron aromas que les resultaron agradables, como el lirio, eucalipto y limón, lograron aumentar su capacidad de memorizar.
Aquellos aromas de naranja, rosa y lavanda permiten una mayor relajación mental, mientras que el almizcle, la manzanilla y el jazmín, la manzanilla estimulan la mente.
El aroma de heliotropo, por otro lado, evoca la ansiedad y el estrés.
Aquellos aromas agradables, aumentan la posibilidad de recordar momentos de placer, mientras que los desagradables los inhiben.
Es decir, entonces, que las cualidades emocionales que pueden inducirse por los aromas son pruebas que se han aprendido, con la experimentación, dentro de determinados contextos.
Se lo conoce como uno de los sentidos químicos, en conjunto con el gusto, dado que sus receptores son estimulados por sustancias químicas, que se encuentran en el aire y en las moléculas que se pueden encontrar en los alimentos, produciendo saliva o mocos en el momento que reciben el estímulo.
La percepción de estas sustancias químicas, producidas por el olfato se llaman olores y las del gusto, sabores.
Hay una serie de pasos que se dan de manera automática, cuando se activa el sentido del olfato.
La percepción de un aroma capta la atención, derivando en una sensación que es una interpretación subjetiva del olor.
Allí aparece la emoción, referida a ese impulso que se despierta y actúa en función del estímulo del olfato y la asociación, que es el significado que le da el cerebro y lo vincula con algún acontecimiento que está relacionado con ese aroma.
El anteúltimo paso es la impronta que es la conexión entre la experiencia y la emoción, relacionado con lo que significa para esa persona y lo que siento, cuando huele ese aroma. De esta manera se genera el recuerdo que llega a la mente, cuando se percibe ese aroma específico.
La anosmia es la pérdida del olfato, que se produce a causa de un virus y no es exclusiva de la pandemia que trajo el Covid.
Perder el olfato, está relacionado con los daños que se producen en el epitelio olfativo, que suele recuperarse cuando desaparece la infección, pero en otros casos persiste meses y hasta años. Hay entrenamientos para recuperar el olfato.
La lluvia de emociones y pensamientos que se desencadenan en las personas, al sentir un olor nostálgico, suceden incluso antes de que la misma pueda procesarlos.
Una vez que el bulbo olfatorio procesa el olor percibido, de allí transporta la información a las neuronas que automáticamente envían señales a las amígdalas y al hipocampo. La primera relacionada con las emociones y el segundo, con el aprendizaje y la memoria.
Por ello, se dice que dada la arquitectura del cerebro es la explicación de por qué los recuerdos que suceden con los olores son más emotivos y evocativos que los que refieren a otros estímulos.
Es un acto vital para el ser humano, ya que es la capacidad que tienen las personas para percibir los olores, agradable o desagradables, incluso cuando se trata de sustancias nocivas, alimentos en descomposición o gases contaminantes.
Colabora con el gusto, dado que permite percibir el sabor de los alimentos. Siendo el sabor la combinación de aferencias que recibe el sistema nervioso, luego de que se activan el sistema somatosensorial, el olfato y el gusto, una vez que los alimentos entran en contacto con las mucosidades de la boca.
El ser humano puede percibir una gran cantidad de olores. Se dice que el rango aproximado es de 5000 a 10.000 olores diferentes son los que se pueden identificar.
Es de gran ayuda para recordar momentos o situaciones, dado que el olfato es el único sentido que tiene vía directa hacia las áreas del cerebro que tienen relación con las emociones y la memoria.
Es un concepto basado en un uso ancestral que tiene efectos terapéuticos.
Refiere al uso tradicional de hierbas y aceites esenciales, los cuales pueden emplearse por vías sanguíneas por medio de la ingestión, vaporizaciones o compresas u absorción de la piel.
Solo emplea ingredientes naturales, que no pueden ser sintetizados en un laboratorio.
Es un concepto basado en datos sistemáticos y científicos, pero que se da en condiciones que pueden controlarse.
Refiere a los efectos que producen los aromas en el comportamiento humano, mediante experimentos científicos, que pueden ser reproducibles.
Puede emplear aromas sintéticos y naturales, contemplando solo los efectos que se producen en el cerebro con los estímulos olfativos.