La integrante de Monotributistas Asociados de la República Argentina (MARA), Noelia Villafañe, aclaró que la categorización no implica “limitarse” en la facturación sino observar los topes para no ser “subidos” automáticamente en el régimen. “La gente se confunde y piensa que se compara con lo que se facturará en el futuro. No se hace futurología sino que se compara con el período que ya devengó y ya sucedió”, aclaró.
En diálogo con el programa “Antes que sea tarde” (CADENA TIEMPO) explicó que su organización es la única que a nivel nacional defiende y protege los intereses de los monotributistas. “Reconocemos que el gobierno y el Congreso de la Nación nos escucharon, no en todos los puntos pero sí en la mayoría. Expuse en el plenario de comisiones como contadora y presidente de la Asociación de Monotributistas explicando las modificaciones que tenía que tener la ley de medidas fiscales paliativas y relevantes conocida como paquete fiscal y nos recibió el propio jefe de gabinete de ministros Guillermo Franco”.
“El problema más grave era que el paquete fiscal eliminaba la figura del monotributo social que incluye al sector más vulnerable y logramos salvarlo con modificaciones para que no se sienta tanto el impacto a partir de agosto con el aumento que viene en la cuota”.
Aclaró que para los monotributistas comunes no “sociales” tenían un tope mayor según el proyecto de ley en marzo pasado. “Nosotros peleamos y logramos que se aumentara más del doble los topes, y de ésta manera el monotributista pueda bajar de categoría. El que hoy está en la categoría B, C, D, E, incluso en F, va a poder bajar a la categoría A. El que está en la categoría G va a poder bajar a la categoría B, y así sucesivamente, producto de este incremento en los topes de facturación que se logró modificando el proyecto de ley original”, explicó.
Sostuvo que la recategorización no es automática y que no es solamente una cuestión ascendente sino también hacia abajo.”Por ejemplo, si un monotributista categoría E no hace el trámite de recategorización para bajar a la A, seguirá pagando como E y el aumento va a ser muy alto en su bolsillo porque se quedó en una categoría que ahora no es compatible con su nivel de facturación. Hoy una categoría K paga 106 mil pesos más ingresos brutos. Si se queda ahí y no baja, a la categoría C que le correspondería ahora, pagará casi 400 mil pesos y es muchísima la diferencia. El aumento de la cuota también va acompañado de una suba mucho mayor del tope de facturación. Por lo tanto, el efecto tiene que ser que se baje de categoría”.
Y en el otro extremo, planteó que quien haya experimentado un aumento en su actividad económica debe “subir” de categoría ya que en el período de recategorización lo que hace la AFIP es elevarlo de oficio aunque nunca a la inversa.
De acuerdo al censo 2021 se determinó que existen 4.880.000 de monotributistas aproximadamente, un número que se incrementó en casi 85 mil casos más. “Muchos se dan de baja y pasan a la clandestinidad. Hay otros que ingresan y que son empleados con relación de dependencia y además ahora son monotributistas . Son más los “no puros” que los puros por lo que ha cambiado la parte cualitativa pero no la cantidad absoluta”, explicó Villafañe.
Advirtió un aumento de monotributistas a partir del aumento de los toques de facturación ya que se recuperaría a muchos responsables inscriptos. “Hay muchas personas que hoy con el sueldo en relación de dependencia no les alcanza y toman como una segunda actividad, por ejemplo ser conductores de plataformas virtuales como Uber”.
“Logramos que tanto servicios como venta de bienes muebles puedan facturar hasta la categoría K. Ya no habrá diferenciación y van a poder facturar hasta 68 millones anuales” y aclaró que no la totalidad de los responsables inscritos pueden recuperar su antigua condición fiscal. “Eso depende. Si una persona fue excluida del monotributo de oficio o renunció sin que transcurran tres años no podría volver excepto lo que logramos incorporar ahora en la Ley de Medidas Fiscales Paliativas Irrelevantes, que admite a quienes fueron excluidos de oficio desde enero del 2024”.
La integrante de Monotributistas Asociados de la República Argentina (MARA), Noelia Villafañe, aclaró que la categorización no implica “limitarse” en la facturación sino observar los topes para no ser “subidos” automáticamente en el régimen. “La gente se confunde y piensa que se compara con lo que se facturará en el futuro. No se hace futurología sino que se compara con el período que ya devengó y ya sucedió”, aclaró.
En diálogo con el programa “Antes que sea tarde” (CADENA TIEMPO) explicó que su organización es la única que a nivel nacional defiende y protege los intereses de los monotributistas. “Reconocemos que el gobierno y el Congreso de la Nación nos escucharon, no en todos los puntos pero sí en la mayoría. Expuse en el plenario de comisiones como contadora y presidente de la Asociación de Monotributistas explicando las modificaciones que tenía que tener la ley de medidas fiscales paliativas y relevantes conocida como paquete fiscal y nos recibió el propio jefe de gabinete de ministros Guillermo Franco”.
“El problema más grave era que el paquete fiscal eliminaba la figura del monotributo social que incluye al sector más vulnerable y logramos salvarlo con modificaciones para que no se sienta tanto el impacto a partir de agosto con el aumento que viene en la cuota”.
Aclaró que para los monotributistas comunes no “sociales” tenían un tope mayor según el proyecto de ley en marzo pasado. “Nosotros peleamos y logramos que se aumentara más del doble los topes, y de ésta manera el monotributista pueda bajar de categoría. El que hoy está en la categoría B, C, D, E, incluso en F, va a poder bajar a la categoría A. El que está en la categoría G va a poder bajar a la categoría B, y así sucesivamente, producto de este incremento en los topes de facturación que se logró modificando el proyecto de ley original”, explicó.
Sostuvo que la recategorización no es automática y que no es solamente una cuestión ascendente sino también hacia abajo.”Por ejemplo, si un monotributista categoría E no hace el trámite de recategorización para bajar a la A, seguirá pagando como E y el aumento va a ser muy alto en su bolsillo porque se quedó en una categoría que ahora no es compatible con su nivel de facturación. Hoy una categoría K paga 106 mil pesos más ingresos brutos. Si se queda ahí y no baja, a la categoría C que le correspondería ahora, pagará casi 400 mil pesos y es muchísima la diferencia. El aumento de la cuota también va acompañado de una suba mucho mayor del tope de facturación. Por lo tanto, el efecto tiene que ser que se baje de categoría”.
Y en el otro extremo, planteó que quien haya experimentado un aumento en su actividad económica debe “subir” de categoría ya que en el período de recategorización lo que hace la AFIP es elevarlo de oficio aunque nunca a la inversa.
De acuerdo al censo 2021 se determinó que existen 4.880.000 de monotributistas aproximadamente, un número que se incrementó en casi 85 mil casos más. “Muchos se dan de baja y pasan a la clandestinidad. Hay otros que ingresan y que son empleados con relación de dependencia y además ahora son monotributistas . Son más los “no puros” que los puros por lo que ha cambiado la parte cualitativa pero no la cantidad absoluta”, explicó Villafañe.
Advirtió un aumento de monotributistas a partir del aumento de los toques de facturación ya que se recuperaría a muchos responsables inscriptos. “Hay muchas personas que hoy con el sueldo en relación de dependencia no les alcanza y toman como una segunda actividad, por ejemplo ser conductores de plataformas virtuales como Uber”.
“Logramos que tanto servicios como venta de bienes muebles puedan facturar hasta la categoría K. Ya no habrá diferenciación y van a poder facturar hasta 68 millones anuales” y aclaró que no la totalidad de los responsables inscritos pueden recuperar su antigua condición fiscal. “Eso depende. Si una persona fue excluida del monotributo de oficio o renunció sin que transcurran tres años no podría volver excepto lo que logramos incorporar ahora en la Ley de Medidas Fiscales Paliativas Irrelevantes, que admite a quienes fueron excluidos de oficio desde enero del 2024”.