Por: Esteban Gallo
Con las vacaciones de invierno en marcha para las escuelas de toda la provincia, llegó también el receso para los concejales que cumplen tareas en las principales ciudades de Chubut.
En Madryn, el receso comenzó el lunes y se extenderá hasta el domingo 28 de julio. En Rawson, las vacaciones duran 30 días. En Trelew, los ediles se tomaron una semana de descanso.
Pero los más atrevidos son los concejales de Esquel que se tomaron un mes y medio de vacaciones, desde el 28 de junio hasta el 16 de agosto. Está bien pensada la movida porque además de aprovechar todas las vacaciones de invierno de los chicos, agarran también el festejo del Día del Niño. No son ningunos tarambanas.
Son unos privilegiados los concejales. No solo disfrutan de los apetecibles meses de verano para descansar, sino que, además, cortan el año, con un descansito de 10, 15 o 45 días, según la osadía del que resuelve.
Mientras tanto, la gran mayoría de los trabajadores públicos o privados, que contribuyen de sus bolsillos para que los concejales cobren sus dietas, no gozan de semejantes atribuciones.
Imagínense ustedes a un médico del hospital de Esquel tomándose un mes y medio de vacaciones en invierno y dos meses en el verano, o a un policía de Trelew de receso en julio y de descanso en enero y febrero. Lo mismo podríamos decir de un metalúrgico en Madryn o un empleado gastronómico en Rawson.
Un trabajador común y corriente, no se da esos lujos ni cuando acumula 15, 20 o 25 años de antigüedad en su laburo.
Dejemos a los empleados fuera de la conversación y comparemos concejales con funcionarios del Poder Ejecutivo. ¿Se imaginan al ministro de Educación, o al de Economía o al secretario de Salud, o a cualquier subsecretario que trabaja a destajo todo el día, tomándose vacaciones de invierno y después dos meses más en verano? Me imagino la cara de Nacho Torres si alguien viniera con un planteo descabellado como ese.
Acá hay concejales que asumieron en diciembre, pero que empezaron a trabajar en marzo, y 4 meses después ya tienen su primera tanda de días libres. A ver si alguien nos quiere hacer creer que después de 4 meses de trabajo algún concejal tiene la cabeza quemada de tanto laburar. Eso podría decirlo una maestra que tiene que conducir un aula a la mañana y otra a la tarde, o el enfermero de un hospital que atiende a cientos de enfermos por día, maestra y enfermero que cobra 3 o 4 veces menos de lo que cobra cualquier edil de la provincia.
Cuando le preguntamos a un concejal del Valle sobre esta situación que los deja mal parados ante la sociedad, la respuesta fue que el reglamento interno de los Concejos Deliberantes establece el período de descanso para los integrantes del cuerpo.
Bueno… nadie está atado eternamente a una reglamentación, y mucho menos a una normativa que genera una condición de desigualdad entre el vecino común y el hombre o la mujer que llegó al lugar que ocupa por el voto de la ciudadanía, a la que debería representar y servir.
Que las cosas se pueden hacer distintas lo demuestra el Concejo Deliberante de Comodoro que no se toma ningún receso de invierno. En julio sesionaron dos veces y abordaron temas muy importantes.
La continuidad de la tarea legislativa tiene lógica.
Las necesidades de la gente no se toman vacaciones. Los problemas de salud, educación, minoridad, empleo, discapacidad, no entran en receso. Tampoco la situación de los adultos mayores y otros sectores vulnerables que deben ser atendidos.
Y que no me vengan con la engaña pichanga de las comisiones de receso, los horarios de atención al público o como dijo muy oronda la presidenta del Concejo Deliberante de Trelew, que ella se lleva la compu a la casa.
La gente los votó para que sesionen, para que debatan los temas importantes en el recinto y para que presenten proyectos y voten leyes que le cambien la vida a la comunidad.
Eso se logra trabajando, no tomándose recesos de privilegio que no tienen ni pies ni cabeza.
Por: Esteban Gallo
Con las vacaciones de invierno en marcha para las escuelas de toda la provincia, llegó también el receso para los concejales que cumplen tareas en las principales ciudades de Chubut.
En Madryn, el receso comenzó el lunes y se extenderá hasta el domingo 28 de julio. En Rawson, las vacaciones duran 30 días. En Trelew, los ediles se tomaron una semana de descanso.
Pero los más atrevidos son los concejales de Esquel que se tomaron un mes y medio de vacaciones, desde el 28 de junio hasta el 16 de agosto. Está bien pensada la movida porque además de aprovechar todas las vacaciones de invierno de los chicos, agarran también el festejo del Día del Niño. No son ningunos tarambanas.
Son unos privilegiados los concejales. No solo disfrutan de los apetecibles meses de verano para descansar, sino que, además, cortan el año, con un descansito de 10, 15 o 45 días, según la osadía del que resuelve.
Mientras tanto, la gran mayoría de los trabajadores públicos o privados, que contribuyen de sus bolsillos para que los concejales cobren sus dietas, no gozan de semejantes atribuciones.
Imagínense ustedes a un médico del hospital de Esquel tomándose un mes y medio de vacaciones en invierno y dos meses en el verano, o a un policía de Trelew de receso en julio y de descanso en enero y febrero. Lo mismo podríamos decir de un metalúrgico en Madryn o un empleado gastronómico en Rawson.
Un trabajador común y corriente, no se da esos lujos ni cuando acumula 15, 20 o 25 años de antigüedad en su laburo.
Dejemos a los empleados fuera de la conversación y comparemos concejales con funcionarios del Poder Ejecutivo. ¿Se imaginan al ministro de Educación, o al de Economía o al secretario de Salud, o a cualquier subsecretario que trabaja a destajo todo el día, tomándose vacaciones de invierno y después dos meses más en verano? Me imagino la cara de Nacho Torres si alguien viniera con un planteo descabellado como ese.
Acá hay concejales que asumieron en diciembre, pero que empezaron a trabajar en marzo, y 4 meses después ya tienen su primera tanda de días libres. A ver si alguien nos quiere hacer creer que después de 4 meses de trabajo algún concejal tiene la cabeza quemada de tanto laburar. Eso podría decirlo una maestra que tiene que conducir un aula a la mañana y otra a la tarde, o el enfermero de un hospital que atiende a cientos de enfermos por día, maestra y enfermero que cobra 3 o 4 veces menos de lo que cobra cualquier edil de la provincia.
Cuando le preguntamos a un concejal del Valle sobre esta situación que los deja mal parados ante la sociedad, la respuesta fue que el reglamento interno de los Concejos Deliberantes establece el período de descanso para los integrantes del cuerpo.
Bueno… nadie está atado eternamente a una reglamentación, y mucho menos a una normativa que genera una condición de desigualdad entre el vecino común y el hombre o la mujer que llegó al lugar que ocupa por el voto de la ciudadanía, a la que debería representar y servir.
Que las cosas se pueden hacer distintas lo demuestra el Concejo Deliberante de Comodoro que no se toma ningún receso de invierno. En julio sesionaron dos veces y abordaron temas muy importantes.
La continuidad de la tarea legislativa tiene lógica.
Las necesidades de la gente no se toman vacaciones. Los problemas de salud, educación, minoridad, empleo, discapacidad, no entran en receso. Tampoco la situación de los adultos mayores y otros sectores vulnerables que deben ser atendidos.
Y que no me vengan con la engaña pichanga de las comisiones de receso, los horarios de atención al público o como dijo muy oronda la presidenta del Concejo Deliberante de Trelew, que ella se lleva la compu a la casa.
La gente los votó para que sesionen, para que debatan los temas importantes en el recinto y para que presenten proyectos y voten leyes que le cambien la vida a la comunidad.
Eso se logra trabajando, no tomándose recesos de privilegio que no tienen ni pies ni cabeza.