“Sin mis perros, no me voy”: la decisión de un puestero en medio de la nieve

En medio de los operativos del Ejército, se conoció el caso de Leandro Leupichun, un joven que vive en el puesto La Verdadera Argentina, ubicada al sur del río Santa Cruz, cerca de la frontera con Chile. El puestero se negó a ser rescatado porque no quiso abandonar a sus 12 perros.

03 JUL 2024 - 20:12 | Actualizado 03 JUL 2024 - 20:23

Las ventanas del clima para volar no son prolongadas. El piloto del Bell UH -1 de aviación del Ejército Argentino (conocidos por haber participado en la guerra de Vietnam) que volará hasta el puesto La Verdadera Argentina anuncia que hay “techo” para viajar.



El viaje desde Rospentek hasta el puesto dura 30 minutos. Desde el aire Santa Cruz es una monótona y dramática superficie apenas ondulada de color blanco inorgánico. De a ratos se ven guanacos saltando entre la nieve, siguiendo la línea que se presiente de los alambrados. Las montañas están tapadas con el gran telón de nieve y hielo. Un rancho se ve a lo lejos. Es el puesto del solitario Leupichun.


El piloto del helicóptero avisa que no podrá aterrizar porque el volumen de nieve es muy grande y un curso de agua cruza cerca del puesto, la nave queda suspendida a unos centímetros de la nieve. Las palas del rotor ocasionan una súbita y violenta cortina de polvo de nieve.


La visibilidad se reduce a centímetros. Los soldados bajan con bolsas y cajas. Al encuentro sale un despreocupado Leandro Leupichun, morador de un mundo de silencios en la Patagonia indómita. Lleva puestas rodilleras de chivo, aislante natural del frío. Le dan medio capón y verduras. Se niega irse, los perros no pueden subir al helicóptero, sin ellos no va a dejar su hogar.


Su lugar en el mundo está en esta casa de madera y chapa (congelada) a los pies del cerro Tridente. “Acabamos de ver a un hombre haciendo patria”, dice a los gritos el Coronel Fierro. Como un insecto de metal, el viejo Bell alza vuelo y se pierde en el profundo azul del cielo…(La Nación)

03 JUL 2024 - 20:12

Las ventanas del clima para volar no son prolongadas. El piloto del Bell UH -1 de aviación del Ejército Argentino (conocidos por haber participado en la guerra de Vietnam) que volará hasta el puesto La Verdadera Argentina anuncia que hay “techo” para viajar.



El viaje desde Rospentek hasta el puesto dura 30 minutos. Desde el aire Santa Cruz es una monótona y dramática superficie apenas ondulada de color blanco inorgánico. De a ratos se ven guanacos saltando entre la nieve, siguiendo la línea que se presiente de los alambrados. Las montañas están tapadas con el gran telón de nieve y hielo. Un rancho se ve a lo lejos. Es el puesto del solitario Leupichun.


El piloto del helicóptero avisa que no podrá aterrizar porque el volumen de nieve es muy grande y un curso de agua cruza cerca del puesto, la nave queda suspendida a unos centímetros de la nieve. Las palas del rotor ocasionan una súbita y violenta cortina de polvo de nieve.


La visibilidad se reduce a centímetros. Los soldados bajan con bolsas y cajas. Al encuentro sale un despreocupado Leandro Leupichun, morador de un mundo de silencios en la Patagonia indómita. Lleva puestas rodilleras de chivo, aislante natural del frío. Le dan medio capón y verduras. Se niega irse, los perros no pueden subir al helicóptero, sin ellos no va a dejar su hogar.


Su lugar en el mundo está en esta casa de madera y chapa (congelada) a los pies del cerro Tridente. “Acabamos de ver a un hombre haciendo patria”, dice a los gritos el Coronel Fierro. Como un insecto de metal, el viejo Bell alza vuelo y se pierde en el profundo azul del cielo…(La Nación)


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