Cuando Perón detuvo un Mundial

Hace 50 años, Juan Domingo Perón detenía, al menos por algunos segundos, un Mundial de Fútbol. Es qué a raíz de su muerte, la organización de ese evento internacional que se desarrollaba en la por entonces República Federal de Alemania, permitía que los cuatro partidos que se disputaban por la última fecha de la segunda fase, le rindieran un minuto de silencio en su homenaje. Fue un hecho histórico.

Telch. Heredia y Fillol en el 1 a 1 ante los alemanes del Este.
30 JUN 2024 - 18:19 | Actualizado 30 JUN 2024 - 21:58

Por primera y única vez, la FIFA, una entidad que no se caracteriza por su sensibilidad, le rendía tributo a uno de los líderes más carismáticos e influyentes del siglo XX. Después, no lo hizo nunca más ya que el show debe seguir. Nazca quién nazca o muera quién muera. Después, también, el Mundial siguió su marcha y lo ganó la Alemania Federal de Franz Beckenbauer y Gerd Muller que lo había organizado para ganarlo. Venció en la final a la admirada Holanda de Johan Cruyff y Rinus Michels que pagaba dos pesos por el título.

A esa Holanda, hoy llamada Países Bajos, le decían el fútbol total por el movimiento permanente de sus jugadores y que había trastocado el amor que los europeos le tenían al esquema defensivo. También La Naranja Mecánica, en una curiosa comparación con la película dirigida por Stanley Kubrick e interpretada por Malcom McDowell. Polémico film que había sido prohibido en algunos países como Argentina y que le habían significado a sus productores -entre ellos Kubrick- logran el objetivo: no ser indiferente y hacer caja.

Pero volviendo al fútbol, la muerte de Juan Domingo Perón, sucedida a las 14,10 del 1° de julio de 1974, forzó la realización de minutos de silencio en plena disputa de los partidos. El impacto del fallecimiento del teniente general tuvo un alcance de 12 mil kilómetros. En la concentración nacional en el hotel de Metzkausen se armó un altar improvisado con una imagen de Perón. En la iglesia de San Lambertus, ubicada en la ciudad de Mettmann, se ofició una misa en alemán y en castellano en memoria del teniente general.

Yazalde y Heredia en una capilla alemana con la imagen de Perón.

El Gobierno decretó tres días de duelo. La AFA intentó postergar sin éxito el partido, previsto para el 3 de julio. En FIFA entendieron la solicitud, pero optaron por no defraudar a los 50 mil aficionados que ya habían sacado su entrada. Con la organización del Mundial 78 en el horizonte nadie quería asumir la responsabilidad de semejante desplante.

La respuesta fue tajante: si Argentina no se presentaba a jugar tendría que pagar una multa de 600.000 dólares y se le quitaría la organización del próximo mundial. Simple: a llorar frente al altar y a jugar. Sin embargo, emitieron un comunicado: “Ante la congoja total que nos aflige a todos los integrantes de esta delegación por la irreparable pérdida de nuestro Presidente Juan Domingo Perón, nosotros, los jugadores, sentimos en este momento la obligación de expresar nuestro estado de ánimo. En esta situación, anímicamente consideramos que es imposible competir, y así se lo hemos hecho saber a los señores directivos. Ante el compromiso que tiene nuestro país en esta Copa Mundial no nos cabe otra alternativa que ajustarnos a las disposiciones reglamentarias, pero las mismas no pueden disimular nuestro profundo pesar por el momento que vivimos nosotros y todo el pueblo argentino”. Eso sí; ya el ente del balompié mundial con el único sudamericano a la cabeza como Joao Havelange, aceptó un minuto de silencio, que en realidad fueron 20 segundos.

Setenta y dos horas después, con una fina lluvia y algo de viento sobre el estadio Parkstadion en Gelsenkirchen, Argentina enfrentó a Alemania Oriental; aquella que bajo la órbita del Pacto de Varsovia había ganado su grupo sobre sus pares de occidente y que les permitió a los futuros campeones no cruzarse ni con Brasil y menos con la Holanda candidata previo a la final.

A las 15:30, el árbitro inglés Johm Keith Taylor pitó el comienzo del partido con los futbolistas argentinos -con camiseta alternativa azul y una cinta negra en el brazo. A los 10 minutos, el 10 de Huracán Carlos Babington cometió una falta en mitad de cancha sobre el alemán oriental Jürgen Sparwasser y se sancionó la falta. Pero antes de que Bernd Bransch, defensor y capitán teutón la hiciera efectiva , se ordenó una pausa. Se hace el homenaje que se convierte en un episodio histórico sin precedentes en los mundiales de fútbol: a un presidente de una Nación. En este caso el de Juan Domingo Perón.

El partido fue una anécdota porque los dos equipos estaban eliminados pues ambos habían caído ante Brasil y Holanda respectivamente.

El quipo que salió a la cancha para medirse con Alemania Oriental con brazalete negro.

Ese día, la selección vistió su camiseta alternativa azul, que hasta entonces sólo había usado en una ocasión y ante Hungría en Chile 62 y que recién volvería a ponerse en 1986, contra Uruguay e Inglaterra.

El partido, que finalizó 1-1 con goles de Joachim Streich (14m) y René Houseman (20m) marcó además el debut absoluto de Ubaldo Matildo Fillol, quien se adueñaría del arco argentino hasta 1985, y la despedida de la selección de varias figuras: Enrique Wolff (River), Roberto Telch (San Lorenzo), Ramón "Cacho" Heredia (Atlético de Madrid), Angel Bargas (Nantes) y Rubén "Ratón" Ayala (Atlético de Madrid).

Telch. Heredia y Fillol en el 1 a 1 ante los alemanes del Este.

Argentina formó ese día con Ubaldo Fillol; Enrique Wolff, Angel Bargas, Ramón Heredia y Jorge Carrascosa; Miguel Brindisi, Roberto Telch y Carlos Babington; René Houseman, Mario Kempes y Rubén Ayala.

En pleno tramo decisivo de la Copa del Mundo de Alemania Federal, cuatro partidos fueron detenidos durante su desarrollo para -a través de un minuto de silencio; o algunos segundos menos- se le rindiera homenaje a Perón.

Como ato no menor, al igualar Houseman, su tanto no fue celebrado por él con el clásico grito de gol con la boca bien abierta como para comerse el mundo. Fue un “Viva Perón”. Con una mueca de un dolor sin alivio.
En ese mismo Grupo A, Holanda le ganaba a Brasil 2 a 0 y accedía a la final. Asimismo, en el B, Alemania Federal, el local, se imponía 1-0 a Polonia y Suecia vencía 2-1 a Yugoslavia. En esos dos escenarios, Francfort y Düsseldorf, también hubo respetuoso silencio.


Fue hace 50 años. En un verano lluvioso europeo. Cuando un presidente argentino detuvo un Mundial de Fútbol. El mismo día que su corazón dijo no va más. A 12.000 kilómetros. En su tierra y tras volver luego de más de una década y media en el exilio.

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Telch. Heredia y Fillol en el 1 a 1 ante los alemanes del Este.
30 JUN 2024 - 18:19

Por primera y única vez, la FIFA, una entidad que no se caracteriza por su sensibilidad, le rendía tributo a uno de los líderes más carismáticos e influyentes del siglo XX. Después, no lo hizo nunca más ya que el show debe seguir. Nazca quién nazca o muera quién muera. Después, también, el Mundial siguió su marcha y lo ganó la Alemania Federal de Franz Beckenbauer y Gerd Muller que lo había organizado para ganarlo. Venció en la final a la admirada Holanda de Johan Cruyff y Rinus Michels que pagaba dos pesos por el título.

A esa Holanda, hoy llamada Países Bajos, le decían el fútbol total por el movimiento permanente de sus jugadores y que había trastocado el amor que los europeos le tenían al esquema defensivo. También La Naranja Mecánica, en una curiosa comparación con la película dirigida por Stanley Kubrick e interpretada por Malcom McDowell. Polémico film que había sido prohibido en algunos países como Argentina y que le habían significado a sus productores -entre ellos Kubrick- logran el objetivo: no ser indiferente y hacer caja.

Pero volviendo al fútbol, la muerte de Juan Domingo Perón, sucedida a las 14,10 del 1° de julio de 1974, forzó la realización de minutos de silencio en plena disputa de los partidos. El impacto del fallecimiento del teniente general tuvo un alcance de 12 mil kilómetros. En la concentración nacional en el hotel de Metzkausen se armó un altar improvisado con una imagen de Perón. En la iglesia de San Lambertus, ubicada en la ciudad de Mettmann, se ofició una misa en alemán y en castellano en memoria del teniente general.

Yazalde y Heredia en una capilla alemana con la imagen de Perón.

El Gobierno decretó tres días de duelo. La AFA intentó postergar sin éxito el partido, previsto para el 3 de julio. En FIFA entendieron la solicitud, pero optaron por no defraudar a los 50 mil aficionados que ya habían sacado su entrada. Con la organización del Mundial 78 en el horizonte nadie quería asumir la responsabilidad de semejante desplante.

La respuesta fue tajante: si Argentina no se presentaba a jugar tendría que pagar una multa de 600.000 dólares y se le quitaría la organización del próximo mundial. Simple: a llorar frente al altar y a jugar. Sin embargo, emitieron un comunicado: “Ante la congoja total que nos aflige a todos los integrantes de esta delegación por la irreparable pérdida de nuestro Presidente Juan Domingo Perón, nosotros, los jugadores, sentimos en este momento la obligación de expresar nuestro estado de ánimo. En esta situación, anímicamente consideramos que es imposible competir, y así se lo hemos hecho saber a los señores directivos. Ante el compromiso que tiene nuestro país en esta Copa Mundial no nos cabe otra alternativa que ajustarnos a las disposiciones reglamentarias, pero las mismas no pueden disimular nuestro profundo pesar por el momento que vivimos nosotros y todo el pueblo argentino”. Eso sí; ya el ente del balompié mundial con el único sudamericano a la cabeza como Joao Havelange, aceptó un minuto de silencio, que en realidad fueron 20 segundos.

Setenta y dos horas después, con una fina lluvia y algo de viento sobre el estadio Parkstadion en Gelsenkirchen, Argentina enfrentó a Alemania Oriental; aquella que bajo la órbita del Pacto de Varsovia había ganado su grupo sobre sus pares de occidente y que les permitió a los futuros campeones no cruzarse ni con Brasil y menos con la Holanda candidata previo a la final.

A las 15:30, el árbitro inglés Johm Keith Taylor pitó el comienzo del partido con los futbolistas argentinos -con camiseta alternativa azul y una cinta negra en el brazo. A los 10 minutos, el 10 de Huracán Carlos Babington cometió una falta en mitad de cancha sobre el alemán oriental Jürgen Sparwasser y se sancionó la falta. Pero antes de que Bernd Bransch, defensor y capitán teutón la hiciera efectiva , se ordenó una pausa. Se hace el homenaje que se convierte en un episodio histórico sin precedentes en los mundiales de fútbol: a un presidente de una Nación. En este caso el de Juan Domingo Perón.

El partido fue una anécdota porque los dos equipos estaban eliminados pues ambos habían caído ante Brasil y Holanda respectivamente.

El quipo que salió a la cancha para medirse con Alemania Oriental con brazalete negro.

Ese día, la selección vistió su camiseta alternativa azul, que hasta entonces sólo había usado en una ocasión y ante Hungría en Chile 62 y que recién volvería a ponerse en 1986, contra Uruguay e Inglaterra.

El partido, que finalizó 1-1 con goles de Joachim Streich (14m) y René Houseman (20m) marcó además el debut absoluto de Ubaldo Matildo Fillol, quien se adueñaría del arco argentino hasta 1985, y la despedida de la selección de varias figuras: Enrique Wolff (River), Roberto Telch (San Lorenzo), Ramón "Cacho" Heredia (Atlético de Madrid), Angel Bargas (Nantes) y Rubén "Ratón" Ayala (Atlético de Madrid).

Telch. Heredia y Fillol en el 1 a 1 ante los alemanes del Este.

Argentina formó ese día con Ubaldo Fillol; Enrique Wolff, Angel Bargas, Ramón Heredia y Jorge Carrascosa; Miguel Brindisi, Roberto Telch y Carlos Babington; René Houseman, Mario Kempes y Rubén Ayala.

En pleno tramo decisivo de la Copa del Mundo de Alemania Federal, cuatro partidos fueron detenidos durante su desarrollo para -a través de un minuto de silencio; o algunos segundos menos- se le rindiera homenaje a Perón.

Como ato no menor, al igualar Houseman, su tanto no fue celebrado por él con el clásico grito de gol con la boca bien abierta como para comerse el mundo. Fue un “Viva Perón”. Con una mueca de un dolor sin alivio.
En ese mismo Grupo A, Holanda le ganaba a Brasil 2 a 0 y accedía a la final. Asimismo, en el B, Alemania Federal, el local, se imponía 1-0 a Polonia y Suecia vencía 2-1 a Yugoslavia. En esos dos escenarios, Francfort y Düsseldorf, también hubo respetuoso silencio.


Fue hace 50 años. En un verano lluvioso europeo. Cuando un presidente argentino detuvo un Mundial de Fútbol. El mismo día que su corazón dijo no va más. A 12.000 kilómetros. En su tierra y tras volver luego de más de una década y media en el exilio.


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