El bailarín trelewense Valentín Marconi está muy cerca de cumplir su sueño. La primera semana de abril viajará a Turquía, luego de haber sido seleccionado en un casting en Buenos Aires. Para costear sus gastos de estadía en aquel país, su madre Paula Fischer organizó un show de burbujas mágicas a la gorra en el parque de juegos de la Laguna Chiquichano ante un mundo de chicos que jugaron y se divirtieron.
“Estoy muy contento y ansioso”, dijo Valentín a Jornada. “Turquía es un país que queda muy lejos, otro idioma, otra cultura, pero estoy feliz porque trabajar afuera de lo que amo es algo que soñé desde muy chiquito”.
Orgullo por su mamá
El pasado fin de semana, Paula Fischer emprendió una campaña para recaudar dinero: vendió 50 burbujeros mágicos. Fue un éxito, sin embargo aún no lograba cubrir todos los gastos del viaje.
Paula asegura que Valentín bailaba desde sus primeros pasos siendo apenas un bebé. Él guarda muchos recuerdos de su infancia: “De chiquito no sabía caminar, me agarraba de la silla y bailaba. Miraba Patito Feo y Barney, me sabía las coreos y las bailaba. Tengo un montón de videos bailando de chico”.
En Turquía, Valentín permanecerá seis meses. Primero tendrá un mes de ensayos, con un trabajo de 8 horas por día, todos los días. “Los shows serían todas las noches en un hotel 5 estrellas que tiene un teatro. El contrato puede extenderse por más tiempo”.
“Somos varios bailarines, algunos nos conocimos en el casting y con otros ya nos habíamos visto. Por suerte hay buena onda con todos”.
El bailarín trelewense Valentín Marconi está muy cerca de cumplir su sueño. La primera semana de abril viajará a Turquía, luego de haber sido seleccionado en un casting en Buenos Aires. Para costear sus gastos de estadía en aquel país, su madre Paula Fischer organizó un show de burbujas mágicas a la gorra en el parque de juegos de la Laguna Chiquichano ante un mundo de chicos que jugaron y se divirtieron.
“Estoy muy contento y ansioso”, dijo Valentín a Jornada. “Turquía es un país que queda muy lejos, otro idioma, otra cultura, pero estoy feliz porque trabajar afuera de lo que amo es algo que soñé desde muy chiquito”.
Orgullo por su mamá
El pasado fin de semana, Paula Fischer emprendió una campaña para recaudar dinero: vendió 50 burbujeros mágicos. Fue un éxito, sin embargo aún no lograba cubrir todos los gastos del viaje.
Paula asegura que Valentín bailaba desde sus primeros pasos siendo apenas un bebé. Él guarda muchos recuerdos de su infancia: “De chiquito no sabía caminar, me agarraba de la silla y bailaba. Miraba Patito Feo y Barney, me sabía las coreos y las bailaba. Tengo un montón de videos bailando de chico”.
En Turquía, Valentín permanecerá seis meses. Primero tendrá un mes de ensayos, con un trabajo de 8 horas por día, todos los días. “Los shows serían todas las noches en un hotel 5 estrellas que tiene un teatro. El contrato puede extenderse por más tiempo”.
“Somos varios bailarines, algunos nos conocimos en el casting y con otros ya nos habíamos visto. Por suerte hay buena onda con todos”.