Editorial / El día que hablaron las calles de Chubut

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En las calles hubo una representación en la histórica, multitudinaria y pacífica cuando el pueblo se movilizó el miércoles pasado en Chubut.
27 ENE 2024 - 20:46 | Actualizado 28 ENE 2024 - 12:33

Gremios, organizaciones sociales, grupos feministas, militantes de todo perfil, jubilados, estudiantes. Todos tuvieron su representación en la histórica, multitudinaria y pacífica movilización del miércoles en Chubut exigiendo frenar el mega DNU y el proyecto de Ley Ómnibus del presidente Javier Milei. Es que ya no se trata solamente de que la Casa Rosada devuelva algo de las multimillonarias transferencias en dólares que esta provincia históricamente le hizo a la sede central del país, sino de, por ejemplo, conservar la justa y vital soberanía de los hidrocarburos y de la pesca, y alguna que otra mínima ventaja comparativa. Ni hablar de los múltiples derechos laborales y cívicos que los libertarios intentan derrumbar como si detrás no hubiera décadas de lucha popular.

No es que el primer reclamo se disuelva. Al contrario, pedir una Reparación Histórica por esas divisas que se nos van es una bandera para Chubut, que cada año flamea más fuerte. Pero ahora se suma la necesidad imperiosa de pararse de manos para que la Patagonia no sea tierra arrasada.Ya bastante tenemos con la sangría diaria de un federalismo que no es, como para ahora tener que soportar convertirnos en conejillo de Indias de otro experimento neoliberal.

El primer dato a considerar de la medida de fuerza es el acuerdo al que llegaron los gremios para enfrentar el tsunami. A excepción de los desentendidos de siempre, las fuerzas sindicales articularon Multisectoriales en cada localidad con el resto de los sectores sociales, y cada punto decidió su logística para que la protesta fuera ordenada y no un desparramo de voluntades. Hubo comunión.

Y algo aún más importante: hubo un discurso único reflejado en los documentos y nadie aprovechó los micrófonos para filtrar intereses sectoriales desvinculados del ajuste. También es cierto que el ataque al mundo laboral y comunitario es tan amplio que casi nadie sale indemne. Por eso todos se sintieron incluidos en los pronunciamientos. Internas hay hasta en las peores circunstancias, pero nadie dio la nota.

Ahora bien: como bien graficó Luis Collio, líder de Camioneros en Trelew: “La CGT puede hacer 25 mil marchas pero los que tienen que votar son nuestros diputados y senadores. Hay que preguntarle el posicionamiento al gobernador”. Parece que aunque Nacho Torres da señales claras y públicas de que no permitirá que lo flagelen con la billetera para disciplinarlo, la CGT le pide un poco más de intransigencia para frenar el embate. Aunque en rigor, tan o más firmes deberán pararse los legisladores nacionales por Chubut. A excepción del diputado nacional César Treffinger, que transita su beca legitimando todo atentado contra su Chubut.

Al menos en esta provincia, es inaceptable el argumento de que los gremios se movieron recién ahora pero no en los últimos 4 años. Todos los sindicatos tuvieron intereses para la queja callejera cuando la ocasión lo ameritó: a veces por los jubilados, a veces por los docentes, a veces por Ganancias. Sucede que en esta ocasión la Ley Ómnibus daña a todos los colectivos –valga la figura- y obligó a una confluencia masiva. Nadie se salva solo. “Lo que no sirve es no hacer nada”, apuntó el líder de Luz y Fuerza, Héctor González.

Hay que decir que si los representantes de los trabajadores se movieron rápido, la casta que gobierna fue todavía más veloz para escribir una bomba económica que ignora todo contexto regional y la crítica situación social. Una gigantesca estafa electoral para los argentinos que lo votaron de buena fe, esperando que alguna vez los grandes capitales concentrados y no los abuelos, carguen con algo de la mochila del déficit.

La calle habló fuerte. Una gestión razonable correría las cortinas de la ventana, miraría a la gente marchar y replantearía cómo aplicar sus ideas. Ojalá el presidente tenga un rapto de lucidez antes de que el piso queme.

Como sea, vienen tiempos claves. Digan lo que digan, lo que cada dirigente chubutense haga de ahora en más por sus conciudadanos será juzgado por esa dama ineludible: le dicen Historia. #

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En las calles hubo una representación en la histórica, multitudinaria y pacífica cuando el pueblo se movilizó el miércoles pasado en Chubut.
27 ENE 2024 - 20:46

Gremios, organizaciones sociales, grupos feministas, militantes de todo perfil, jubilados, estudiantes. Todos tuvieron su representación en la histórica, multitudinaria y pacífica movilización del miércoles en Chubut exigiendo frenar el mega DNU y el proyecto de Ley Ómnibus del presidente Javier Milei. Es que ya no se trata solamente de que la Casa Rosada devuelva algo de las multimillonarias transferencias en dólares que esta provincia históricamente le hizo a la sede central del país, sino de, por ejemplo, conservar la justa y vital soberanía de los hidrocarburos y de la pesca, y alguna que otra mínima ventaja comparativa. Ni hablar de los múltiples derechos laborales y cívicos que los libertarios intentan derrumbar como si detrás no hubiera décadas de lucha popular.

No es que el primer reclamo se disuelva. Al contrario, pedir una Reparación Histórica por esas divisas que se nos van es una bandera para Chubut, que cada año flamea más fuerte. Pero ahora se suma la necesidad imperiosa de pararse de manos para que la Patagonia no sea tierra arrasada.Ya bastante tenemos con la sangría diaria de un federalismo que no es, como para ahora tener que soportar convertirnos en conejillo de Indias de otro experimento neoliberal.

El primer dato a considerar de la medida de fuerza es el acuerdo al que llegaron los gremios para enfrentar el tsunami. A excepción de los desentendidos de siempre, las fuerzas sindicales articularon Multisectoriales en cada localidad con el resto de los sectores sociales, y cada punto decidió su logística para que la protesta fuera ordenada y no un desparramo de voluntades. Hubo comunión.

Y algo aún más importante: hubo un discurso único reflejado en los documentos y nadie aprovechó los micrófonos para filtrar intereses sectoriales desvinculados del ajuste. También es cierto que el ataque al mundo laboral y comunitario es tan amplio que casi nadie sale indemne. Por eso todos se sintieron incluidos en los pronunciamientos. Internas hay hasta en las peores circunstancias, pero nadie dio la nota.

Ahora bien: como bien graficó Luis Collio, líder de Camioneros en Trelew: “La CGT puede hacer 25 mil marchas pero los que tienen que votar son nuestros diputados y senadores. Hay que preguntarle el posicionamiento al gobernador”. Parece que aunque Nacho Torres da señales claras y públicas de que no permitirá que lo flagelen con la billetera para disciplinarlo, la CGT le pide un poco más de intransigencia para frenar el embate. Aunque en rigor, tan o más firmes deberán pararse los legisladores nacionales por Chubut. A excepción del diputado nacional César Treffinger, que transita su beca legitimando todo atentado contra su Chubut.

Al menos en esta provincia, es inaceptable el argumento de que los gremios se movieron recién ahora pero no en los últimos 4 años. Todos los sindicatos tuvieron intereses para la queja callejera cuando la ocasión lo ameritó: a veces por los jubilados, a veces por los docentes, a veces por Ganancias. Sucede que en esta ocasión la Ley Ómnibus daña a todos los colectivos –valga la figura- y obligó a una confluencia masiva. Nadie se salva solo. “Lo que no sirve es no hacer nada”, apuntó el líder de Luz y Fuerza, Héctor González.

Hay que decir que si los representantes de los trabajadores se movieron rápido, la casta que gobierna fue todavía más veloz para escribir una bomba económica que ignora todo contexto regional y la crítica situación social. Una gigantesca estafa electoral para los argentinos que lo votaron de buena fe, esperando que alguna vez los grandes capitales concentrados y no los abuelos, carguen con algo de la mochila del déficit.

La calle habló fuerte. Una gestión razonable correría las cortinas de la ventana, miraría a la gente marchar y replantearía cómo aplicar sus ideas. Ojalá el presidente tenga un rapto de lucidez antes de que el piso queme.

Como sea, vienen tiempos claves. Digan lo que digan, lo que cada dirigente chubutense haga de ahora en más por sus conciudadanos será juzgado por esa dama ineludible: le dicen Historia. #


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