Motosierra mata turismo
- Por Esteban Gallo
Se acerca el verano y el nivel de reservas para Puerto Madryn y la Cordillera chubutense ronda entre el 15 % y el 20%, guarismos similares a los que se manejan en las ciudades más importantes del país.
El primero en pegar el grito en el cielo fue el intendente de Puerto Madryn, Gustavo Sastre, pero la preocupación ya está instalada en todos los municipios turísticos de Chubut, que pronostican una temporada compleja, con muy poca gente.
Prestadores de servicios, funcionarios provinciales y municipales están en alerta porque el impacto de la merma de visitantes puede ser devastador para el sector. Ayer, Leticia Benítez, presidenta de la Asociación de Agencias de Viajes y Turismo, señaló que “estamos volviendo a sufrir lo que vivimos en pandemia” y aseveró que “el objetivo es no perder puestos de trabajo, como sucedió durante los aciagos meses de la emergencia sanitaria”.
A ese punto hemos llegado. Ya no hablamos de crecimiento, ni siquiera de mantener los porcentajes de ocupación de los años anteriores, sino de la magnitud de la crisis que se viene y el descalabro que la misma va a generar.
El golpe que deviene de la caída de las reservas no solo impactará en la actividad hotelera, sino que repercutirá, por efecto cascada, en todos los sectores de la economía, incluso los que parecen no tener relación con el turismo.
Sin turistas en el verano, no trabajarán los hoteles, pero tampoco los restaurantes, confiterías, ni estaciones de servicio. Puedo seguir. Tampoco laburarán las empresas receptivas, ni el chofer de la camioneta que lleva a los turistas a las reservas, ni la persona que prepara las viandas. Y sigo. Tampoco trabaja el kiosco, el almacén, el remisero, ni los vendedores ambulantes de la playa. Podría sumar al cine, los artesanos, las heladerías y a un sinnúmero de actividades más.
Cuando el dinero gastado en el turismo deja de circular, pierden todos los sectores económicos de la ciudad, incluso los que creen que están afuera del sistema.
Cámaras del sector, operadores turísticos y funcionarios se reunirán en las próximas horas para definir los pasos a seguir. La idea es transmitirle al gobierno nacional que en nombre del ajuste no se destruya a un sector de la economía que necesita de políticas y acciones inteligentes y mesuradas.
La motosierra no es un chiste. Utilizarla a mansalva para despedazar al sector turístico tampoco es joda.
Desde el vamos, hay un desprecio del gobierno nacional para con el Turismo. Es así, desde el momento en que un ministerio es degradado al rango de Secretaría. El turismo “le chupa un huevo” a Javier Milei, al punto tal que dos semanas después de su asunción, todavía no formalizó la asunción de la titular del área, que aparentemente será Yanina Martínez.
El gobierno libertario no ha tenido ni siquiera la virtud de copiar las cosas que se han hecho bien. Los operadores del sector sostienen que con la malaria que se viene el programa PREVIAJE sería una herramienta muy favorable.
PreViaje es un programa de preventa turística que reintegraba el 50% del valor de los gastos del viaje en crédito. Además, incluía un esquema especial para personas afiliadas de PAMI mediante el cual la devolución era del 70%. En sus cinco ediciones, el programa benefició a 7,5 millones de personas, con un impacto económico de $792 mil millones para el sector turístico.
Es elemental. Si el ajuste que vas a aplicar incluye una suba indiscriminada del combustible y los pasajes de avión van a aumentar el 150 por ciento, dejá algún beneficio que ayude a morigerar el efecto de semejante sogazo.
¿Quién puede pagar un pasaje de avión entre Buenos Aires-Trelew o Buenos Aires-Madryn a 250 mil pesos? Una familia integrada por 4 personas tiene que desembolsar 1 millón de pesos para venir a veranear a la Patagonia. Solo en pasajes. Súmele el alojamiento, la comida y alguna excursión y la película se llama “Misión Imposible”.
El gobierno anterior hizo muchas cosas mal. Pero tenía una política de Estado en materia turística y una visión integral que contemplaba al que prestaba el servicio y al que lo usufructuaba.
En octubre de este año, las agencias de turismo habían vendido para el verano 2024 más del doble de paquetes para viajar por la Argentina. Eso representaba un 150 % más que el año anterior.
El país se encaminaba a registrar una temporada 2023/2024 récord en viajes a destinos nacionales. El verano pasado el impacto económico fue de 1,3 billones de pesos y se esperaba un incremento del 5% para este año.
Se esperaba…porque llegó la motosierra de un gobierno desalmado que se lleva todo puesto, dejando los pedazos del turismo esparcidos por todas partes.
Esos pedazos son empresas, hoteleros, operadores, guías, choferes, restaurantes, comerciantes. Todo eso se pone en riesgo cuando se gobierna sin sentido y sin conciencia.
- Por Esteban Gallo
Se acerca el verano y el nivel de reservas para Puerto Madryn y la Cordillera chubutense ronda entre el 15 % y el 20%, guarismos similares a los que se manejan en las ciudades más importantes del país.
El primero en pegar el grito en el cielo fue el intendente de Puerto Madryn, Gustavo Sastre, pero la preocupación ya está instalada en todos los municipios turísticos de Chubut, que pronostican una temporada compleja, con muy poca gente.
Prestadores de servicios, funcionarios provinciales y municipales están en alerta porque el impacto de la merma de visitantes puede ser devastador para el sector. Ayer, Leticia Benítez, presidenta de la Asociación de Agencias de Viajes y Turismo, señaló que “estamos volviendo a sufrir lo que vivimos en pandemia” y aseveró que “el objetivo es no perder puestos de trabajo, como sucedió durante los aciagos meses de la emergencia sanitaria”.
A ese punto hemos llegado. Ya no hablamos de crecimiento, ni siquiera de mantener los porcentajes de ocupación de los años anteriores, sino de la magnitud de la crisis que se viene y el descalabro que la misma va a generar.
El golpe que deviene de la caída de las reservas no solo impactará en la actividad hotelera, sino que repercutirá, por efecto cascada, en todos los sectores de la economía, incluso los que parecen no tener relación con el turismo.
Sin turistas en el verano, no trabajarán los hoteles, pero tampoco los restaurantes, confiterías, ni estaciones de servicio. Puedo seguir. Tampoco laburarán las empresas receptivas, ni el chofer de la camioneta que lleva a los turistas a las reservas, ni la persona que prepara las viandas. Y sigo. Tampoco trabaja el kiosco, el almacén, el remisero, ni los vendedores ambulantes de la playa. Podría sumar al cine, los artesanos, las heladerías y a un sinnúmero de actividades más.
Cuando el dinero gastado en el turismo deja de circular, pierden todos los sectores económicos de la ciudad, incluso los que creen que están afuera del sistema.
Cámaras del sector, operadores turísticos y funcionarios se reunirán en las próximas horas para definir los pasos a seguir. La idea es transmitirle al gobierno nacional que en nombre del ajuste no se destruya a un sector de la economía que necesita de políticas y acciones inteligentes y mesuradas.
La motosierra no es un chiste. Utilizarla a mansalva para despedazar al sector turístico tampoco es joda.
Desde el vamos, hay un desprecio del gobierno nacional para con el Turismo. Es así, desde el momento en que un ministerio es degradado al rango de Secretaría. El turismo “le chupa un huevo” a Javier Milei, al punto tal que dos semanas después de su asunción, todavía no formalizó la asunción de la titular del área, que aparentemente será Yanina Martínez.
El gobierno libertario no ha tenido ni siquiera la virtud de copiar las cosas que se han hecho bien. Los operadores del sector sostienen que con la malaria que se viene el programa PREVIAJE sería una herramienta muy favorable.
PreViaje es un programa de preventa turística que reintegraba el 50% del valor de los gastos del viaje en crédito. Además, incluía un esquema especial para personas afiliadas de PAMI mediante el cual la devolución era del 70%. En sus cinco ediciones, el programa benefició a 7,5 millones de personas, con un impacto económico de $792 mil millones para el sector turístico.
Es elemental. Si el ajuste que vas a aplicar incluye una suba indiscriminada del combustible y los pasajes de avión van a aumentar el 150 por ciento, dejá algún beneficio que ayude a morigerar el efecto de semejante sogazo.
¿Quién puede pagar un pasaje de avión entre Buenos Aires-Trelew o Buenos Aires-Madryn a 250 mil pesos? Una familia integrada por 4 personas tiene que desembolsar 1 millón de pesos para venir a veranear a la Patagonia. Solo en pasajes. Súmele el alojamiento, la comida y alguna excursión y la película se llama “Misión Imposible”.
El gobierno anterior hizo muchas cosas mal. Pero tenía una política de Estado en materia turística y una visión integral que contemplaba al que prestaba el servicio y al que lo usufructuaba.
En octubre de este año, las agencias de turismo habían vendido para el verano 2024 más del doble de paquetes para viajar por la Argentina. Eso representaba un 150 % más que el año anterior.
El país se encaminaba a registrar una temporada 2023/2024 récord en viajes a destinos nacionales. El verano pasado el impacto económico fue de 1,3 billones de pesos y se esperaba un incremento del 5% para este año.
Se esperaba…porque llegó la motosierra de un gobierno desalmado que se lleva todo puesto, dejando los pedazos del turismo esparcidos por todas partes.
Esos pedazos son empresas, hoteleros, operadores, guías, choferes, restaurantes, comerciantes. Todo eso se pone en riesgo cuando se gobierna sin sentido y sin conciencia.