Cuatro policías fueron absueltos por vejaciones

Les imputaban conductas ilegales en perjuicio de cuatro vecinos durante una marcha antiminera en 2019. La jueza consideró que no hubo pruebas y que en rigor, la testimonios fueron impulsados por la animadversión contra la fuerza y que era la propia institución la apuntada con la denuncia.

Absueltos. Los uniformados llevados a juicio que fueron desincriminados por la jueza Ana Breckle.
30 OCT 2023 - 20:24

Todo se encontró contaminado de ideología. Todo”. Lo escribió la jueza de Rawson Karina Breckle y es una suerte de síntesis de su fallo de casi 100 páginas para absolver al subcomisario Juan Benigno García, a la cabo 1ª Verónica Larsen, y a los cabos Matías Leonardo Basualdo y Cintia Rodríguez. Estaban imputados por detener ilegalmente y vejar a los vecinos Noelia Silva, Jairo Epulef, Roberta Gogorza y Juan Salvador Gigirey, durante la marcha antiminera del 6 de diciembre de 2019.

La magistrada consideró que el Ministerio de la Defensa Pública –que actuó como querella- no probó “ningún acto que exceda el uso racional de la fuerza y los protocolos de actuación vigentes para cualquier persona detenida”.

No consideró acreditado golpes, heridas, empujones, escupitajos, humillaciones, amenazas, manotazos, ni insultos de los efectivos más allá de lo que sucede con personas que resisten una detención. Y hasta calificó de “inverosímil” algún relato de los denunciantes. a de Rawson.

“Todo lo malo, lo atroz, o lo ilícito que pudieron haber hecho las fuerzas de seguridad en Chubut, o en Argentina, o en el mundo no pueden ser reprochables y adjudicadas a García, Larsen, Basualdo y Rodríguez y pretender la querella sobre ellos una condena ejemplificadora para toda la institución policial”.

Breckle no encontró secuelas físicas atribuibles a las presuntas acciones denunciadas “y sí a las propias de una refriega violenta por la que terminaron lastimadas muchas personas”. Tampoco secuelas psíquicas.

“Lamento que tampoco se hayan acompañado –dijo la jueza- ninguno de los videos de los manifestantes, ni de las fuerzas policiales, a efectos de traer luz, objetivamente, sobre los sucesos y las conductas aquí reprochadas. Cantidad de manifestantes filmaron la situación, bajo diferentes ángulos, en diferentes sectores”.

Las declaraciones de las cuatro presuntas víctimas y de los testigos “estuvieron plagadas de comentarios oportunistas (…) Existe una enemistad ideológica de las personas que defienden derechos colectivos con las fuerzas de seguridad. Ello transitó todas las declaraciones de los compañeros de lucha. Creen en la `autodefensa´”.

De acuerdo a la sentencia, “fue notorio sobremanera que consciente o inconscientemente los testimonios eran impulsados por un interés específico, una motivación oculta y ello produce, en mayor o menor medida, su descrédito ante el juzgador. Hubo denunciantes que incluso afirmaron que con dos imputados condenados les alcanzaba para que no lo hagan más. Dos, cualesquiera”.

Para la jueza, pareció en casi todos los testimonios de la querella que “el punto de juzgamiento era el comportamiento de las fuerzas policiales en general, no sobre García, Larsen, Basualdo y Rodríguez. Es la definición de la policía, la detestable policía, que pudo ser fuente de atropellos, vejaciones y tratos crueles o incluso torturas y así se habló de cantidad de casos de nuestro país e incluso en EE.UU. que bajo atropello policial pudo o hubo responsabilidad de las fuerzas”.

“Quedó claro que todos los testimonios intentaron sentar en el banquillo de los acusados a la policía como institución, en cabeza de los cuatro traídos, aunque bien pudieron ser otros”.

De las declaraciones surgieron cantidad de situaciones que “por prácticas pasadas, por prácticas actuales o por convencimiento psicológico de quienes se sienten de alguna manera perseguidos, enardeció una denuncia y fueron descriptas y percibidas por las presuntas víctimas como reales, sin andamiaje probatorio alguno”.

Por ejemplo en el juicio se habló de “pinchazos de inyección en las manos, de anestesia, sin comprobación probatoria alguna, de un detenido que presuntamente no fue mencionado y con ello estaba `desaparecido´ o quería hacérselo desaparecer, de vehículos detenidos en calles de tierra (ello no fue confirmado ni desde el propio testimonio de los tres trasladados) que podrían ser propicios para “ejecuciones”, de George Floyd, de lugares de detención secretos o confusos, de Videla, de Falcon verde, de “teléfonos pinchados” presuntamente bajo orden del Sr. Fiscal Dr. Rivarola, de espionaje ilegal, de policías con “caras tapadas”, de campos de concentración de la policía de Massoni, de ser vigilados por móviles que pasaban despacito, de ser encapuchadas, de su miedo a ser violadas, de genocidio, de corrupción de la justicia”.#

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Absueltos. Los uniformados llevados a juicio que fueron desincriminados por la jueza Ana Breckle.
30 OCT 2023 - 20:24

Todo se encontró contaminado de ideología. Todo”. Lo escribió la jueza de Rawson Karina Breckle y es una suerte de síntesis de su fallo de casi 100 páginas para absolver al subcomisario Juan Benigno García, a la cabo 1ª Verónica Larsen, y a los cabos Matías Leonardo Basualdo y Cintia Rodríguez. Estaban imputados por detener ilegalmente y vejar a los vecinos Noelia Silva, Jairo Epulef, Roberta Gogorza y Juan Salvador Gigirey, durante la marcha antiminera del 6 de diciembre de 2019.

La magistrada consideró que el Ministerio de la Defensa Pública –que actuó como querella- no probó “ningún acto que exceda el uso racional de la fuerza y los protocolos de actuación vigentes para cualquier persona detenida”.

No consideró acreditado golpes, heridas, empujones, escupitajos, humillaciones, amenazas, manotazos, ni insultos de los efectivos más allá de lo que sucede con personas que resisten una detención. Y hasta calificó de “inverosímil” algún relato de los denunciantes. a de Rawson.

“Todo lo malo, lo atroz, o lo ilícito que pudieron haber hecho las fuerzas de seguridad en Chubut, o en Argentina, o en el mundo no pueden ser reprochables y adjudicadas a García, Larsen, Basualdo y Rodríguez y pretender la querella sobre ellos una condena ejemplificadora para toda la institución policial”.

Breckle no encontró secuelas físicas atribuibles a las presuntas acciones denunciadas “y sí a las propias de una refriega violenta por la que terminaron lastimadas muchas personas”. Tampoco secuelas psíquicas.

“Lamento que tampoco se hayan acompañado –dijo la jueza- ninguno de los videos de los manifestantes, ni de las fuerzas policiales, a efectos de traer luz, objetivamente, sobre los sucesos y las conductas aquí reprochadas. Cantidad de manifestantes filmaron la situación, bajo diferentes ángulos, en diferentes sectores”.

Las declaraciones de las cuatro presuntas víctimas y de los testigos “estuvieron plagadas de comentarios oportunistas (…) Existe una enemistad ideológica de las personas que defienden derechos colectivos con las fuerzas de seguridad. Ello transitó todas las declaraciones de los compañeros de lucha. Creen en la `autodefensa´”.

De acuerdo a la sentencia, “fue notorio sobremanera que consciente o inconscientemente los testimonios eran impulsados por un interés específico, una motivación oculta y ello produce, en mayor o menor medida, su descrédito ante el juzgador. Hubo denunciantes que incluso afirmaron que con dos imputados condenados les alcanzaba para que no lo hagan más. Dos, cualesquiera”.

Para la jueza, pareció en casi todos los testimonios de la querella que “el punto de juzgamiento era el comportamiento de las fuerzas policiales en general, no sobre García, Larsen, Basualdo y Rodríguez. Es la definición de la policía, la detestable policía, que pudo ser fuente de atropellos, vejaciones y tratos crueles o incluso torturas y así se habló de cantidad de casos de nuestro país e incluso en EE.UU. que bajo atropello policial pudo o hubo responsabilidad de las fuerzas”.

“Quedó claro que todos los testimonios intentaron sentar en el banquillo de los acusados a la policía como institución, en cabeza de los cuatro traídos, aunque bien pudieron ser otros”.

De las declaraciones surgieron cantidad de situaciones que “por prácticas pasadas, por prácticas actuales o por convencimiento psicológico de quienes se sienten de alguna manera perseguidos, enardeció una denuncia y fueron descriptas y percibidas por las presuntas víctimas como reales, sin andamiaje probatorio alguno”.

Por ejemplo en el juicio se habló de “pinchazos de inyección en las manos, de anestesia, sin comprobación probatoria alguna, de un detenido que presuntamente no fue mencionado y con ello estaba `desaparecido´ o quería hacérselo desaparecer, de vehículos detenidos en calles de tierra (ello no fue confirmado ni desde el propio testimonio de los tres trasladados) que podrían ser propicios para “ejecuciones”, de George Floyd, de lugares de detención secretos o confusos, de Videla, de Falcon verde, de “teléfonos pinchados” presuntamente bajo orden del Sr. Fiscal Dr. Rivarola, de espionaje ilegal, de policías con “caras tapadas”, de campos de concentración de la policía de Massoni, de ser vigilados por móviles que pasaban despacito, de ser encapuchadas, de su miedo a ser violadas, de genocidio, de corrupción de la justicia”.#


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