Por Juan Miguel Bigrevich
El Mundial se disputó en México que meses atrás sufrió un terremoto y que había reemplazado a Colombia que desistió de organizarlo no obstante haber sido designada en 1974, generando qué por primera y única vez, una dimisión en la organización de tan magno acontecimiento.
El seleccionado de Carlos Salvador Bilardo no era, ni por asomo, el candidato al título pero la extraordinaria actuación de Diego Armando Maradona lo catapultó a lo máximo. El nacido futbolísticamente en Argentinos Juniors, tendría, en ese año, la gloria eterna: lideraría la obtención del primer título local con el Nápoli de Italia.
De hecho, hubo operaciones políticas y mediáticas para que Bilardo dejara de ser el técnico del seleccionado (que se había clasificado angustiosamente ante Perú); pero el férreo respaldo del titular de La AFA, Julio Humberto Grondona y el apoyo de un sector influyente de la prensa lo mantuvo en el cargo.
Argentina fue el primer plantel en llegar a tierras aztecas (se alojó en el complejo del club América en el DF) que hacía el ecuménico evento por segunda vez en la historia (ahora lo hará por tercera vez) y el último en irse con la Copa FIFA en su poder. Fue campeón invicto, venciendo en seis ocasiones e igualando en una. En su camino derrotó 3 a 1 a Corea del Sur y 2 a 0 a Bulgaria y empató con Italia 1 a 1 (Argentina jamás pudo vencer a los peninsulares en partidos mundialistas en los 90 reglamentarios). Ya en la segunda fase, venció 1 a 0 a Uruguay, 2 a 1 a Inglaterra con los dos goles más famosos de Maradona; 2 a 0 a Bélgica y el mencionado 3 a 2 a los alemanes del oeste con tantos de José Luis Brown y de los Jorges Valdano y Burruchaga, en una corrida interminable.
El equipo base que aplicó una revolución táctica con tres en el fondo y dos marcadores volantes formó con Pumpido en al arco; Brown de líbero y Ruggeri y Cucciuffo como stopper; Giusti y Olarticoechea como marcadores volantes; Enrique, Batista y Burruchaga cómo medios y Maradona y Valdano arriba.
La llegada del equipo (que había usado la ya legendaria indumentaria Le Coq Sportif que estaba pronta a contar con una crisis empresarial) al país fue apoteósico, tanto como la de 1978 y 2022. Una delegación que se había ido en silencio y de noche, volvió convertida en heroína y con un dios redivido: Diego Armando Maradona. Parece que fue ayer. Y pasaron 37 años.
Por Juan Miguel Bigrevich
El Mundial se disputó en México que meses atrás sufrió un terremoto y que había reemplazado a Colombia que desistió de organizarlo no obstante haber sido designada en 1974, generando qué por primera y única vez, una dimisión en la organización de tan magno acontecimiento.
El seleccionado de Carlos Salvador Bilardo no era, ni por asomo, el candidato al título pero la extraordinaria actuación de Diego Armando Maradona lo catapultó a lo máximo. El nacido futbolísticamente en Argentinos Juniors, tendría, en ese año, la gloria eterna: lideraría la obtención del primer título local con el Nápoli de Italia.
De hecho, hubo operaciones políticas y mediáticas para que Bilardo dejara de ser el técnico del seleccionado (que se había clasificado angustiosamente ante Perú); pero el férreo respaldo del titular de La AFA, Julio Humberto Grondona y el apoyo de un sector influyente de la prensa lo mantuvo en el cargo.
Argentina fue el primer plantel en llegar a tierras aztecas (se alojó en el complejo del club América en el DF) que hacía el ecuménico evento por segunda vez en la historia (ahora lo hará por tercera vez) y el último en irse con la Copa FIFA en su poder. Fue campeón invicto, venciendo en seis ocasiones e igualando en una. En su camino derrotó 3 a 1 a Corea del Sur y 2 a 0 a Bulgaria y empató con Italia 1 a 1 (Argentina jamás pudo vencer a los peninsulares en partidos mundialistas en los 90 reglamentarios). Ya en la segunda fase, venció 1 a 0 a Uruguay, 2 a 1 a Inglaterra con los dos goles más famosos de Maradona; 2 a 0 a Bélgica y el mencionado 3 a 2 a los alemanes del oeste con tantos de José Luis Brown y de los Jorges Valdano y Burruchaga, en una corrida interminable.
El equipo base que aplicó una revolución táctica con tres en el fondo y dos marcadores volantes formó con Pumpido en al arco; Brown de líbero y Ruggeri y Cucciuffo como stopper; Giusti y Olarticoechea como marcadores volantes; Enrique, Batista y Burruchaga cómo medios y Maradona y Valdano arriba.
La llegada del equipo (que había usado la ya legendaria indumentaria Le Coq Sportif que estaba pronta a contar con una crisis empresarial) al país fue apoteósico, tanto como la de 1978 y 2022. Una delegación que se había ido en silencio y de noche, volvió convertida en heroína y con un dios redivido: Diego Armando Maradona. Parece que fue ayer. Y pasaron 37 años.