La semana que comienza mañana es la última chance que tiene el gobernador Mariano Arcioni para convocar a elecciones adelantadas. Además del límite que le impone el calendario, el gobernador tiene un segundo condicionante: el clima. ¿Por qué? Si Arcioni decidiera adelantar las elecciones para desdoblarlas de las PASO (13 de agosto) y las generales nacionales (22 de octubre), necesitará al menos 90 días por delante para cumplir con el cronograma electoral básico.
Es decir, si esta semana decidiera adelantarlas, la primera fecha que permitiría cumplir con ese cronograma sería el 25 de junio (día en que también se vota en la Provincia de Córdoba, por ejemplo). En su defecto, podría ser un domingo después, el 2 de julio. Pero no más allá porque aquí se activaría el segundo condicionante: en una provincia como Chubut no se puede (está permitido pero no es conveniente) votar en invierno. Entrado julio, las condiciones climáticas en muchos rincones de la provincia harían muy complicado que muchos chubutenses pudieran ir a votar.
¿Entonces? La disyuntiva que tiene Arcioni desde hace varios meses empieza a exigirle una definición. El adelantamiento que muchas veces es criticado desde la oposición de turno, no es algo que sólo ronde por la cabeza de algunos dirigentes chubutenses. De hecho, ya hay 12 provincias argentinas que definieron adelantar sus elecciones entre el 16 de abril y el 25 de junio, y los gobernadores que las convocaron son de distintos colores políticos: Neuquén y Río Negro, el 16 de abril; Jujuy, Misiones y La Rioja, el 7 de mayo; Tierra del Fuego, San Juan, Salta, Tucumán y La Pampa, el 14 de mayo; San Luis, el 11 de junio; y Córdoba, el 25 de junio.
Nada de nada
La reunión que el jueves pasado juntó en la residencia del gobernador al anfitrión, al vicegobernador Ricardo Sastre y al intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, no arrancó bien y tampoco tuvo un buen final. No porque haya habido tensión extrema sino porque cada uno volvió a girar sobre su propio eje y los temas que se intentaban definir quedaron otra vez en el candelero.
El vicegobernador llegó al encuentro junto a su hermano, el intendente de Puerto Madryn, Gustavo Sastre, y el diputado provincial Carlos Eliceche. Luque lamentó no haber sumado al encuentro a algún ladero que equilibrara el número. Arcioni les dijo a ambos lo que viene deslizando en público: sigue sin tener motivos reales para adelantar los comicios. “Primero, pónganse de acuerdo ustedes”, les habría dicho.
Luque ya dijo que él quiere ser candidato a gobernador o se va a su casa. El madrynense no es tan tajante y evalúa junto a los suyos la posibilidad de ser primer candidato a diputado provincial y ocupar lugares claves en la lista del FdT. Eso le permitiría quedar bien posicionado en caso de un triunfo pero, sobre todo, si una eventual derrota achica la cantidad de legisladores peronistas. Como fuere, la lista de diputados provinciales del Frente de Todos “está más sobrevendida que vuelo de Flybondi”, bromeó un peronista que prefiere una sonrisa a recordar el festival de derrotas que acumula el peronismo en los últimos años.
Luque y Sastre, aunque cada uno con sus posturas, coinciden en el argumento central: hay que provincializar la elección para no mezclar los tantos con la nacional, en donde además el Frente de Todos tiene un camino lleno de espinas. Adelantarlas le permitiría al peronismo chubutense tener más chances de contener las aspiraciones de la oposición, que por cierto también tiene su guerra interna. Pero a este ritmo cancino, el peronismo de Chubut se encamina hacia una nueva e inexorable derrota.
Un largo camino
El senador Ignacio Torres sigue su marcha firme a pesar de algunos sobresaltos mediáticos, le pega a Luque y a Arcioni como si fueran sus únicos adversarios y se prueba el traje de gobernador todos los días. Muchos –sin embargo- le recuerdan en público y en privado una máxima de Juan Manuel Fangio: nadie gana una carrera en la primera curva.
Torres tiene todavía dos barreras que cruzar antes de ir por la gobernación. La primera, la elección en Trelew (el 16 de abril), en donde su candidato Gerardo Merino deberá ratificar el triunfo en la interna de Juntos por el Cambio. El cálculo es sencillo: si a Torres le adjudicaron el “histórico triunfo” en la interna entre radicales y un puñado de afiliados al PRO, una derrota de Merino bien podría achacársele al senador.
Esta semana se conocerán los resultados de las primeras encuestas sobre la elección en Trelew. El nivel de exposición que empiecen a tener cada uno de los candidatos de los distintos sectores dará a entender las verdaderas chances que tienen de cara a la elección de dentro de tres semanas.
El segundo obstáculo de Torres será pasar una interna con el intendente de Rawson y presidente de la UCR, Damián Biss, que jura y perjura que no piensa bajarse de la contienda. Ocurra lo que ocurriere en esa eventual interna, las heridas seguirán tan abiertas que algunos presumen que muchos votos radicales buscarán otro destino en la elección general.
Hay un factor que muchos no tienen en cuenta: el libertario César Treffinger, el tercero en discordia. Las encuestas que se filtran (de manera interesada, por cierto), lo ubican con una intención de voto de entre 10 y 15 puntos. Si el empresario comodorense lograra mantener esos porcentajes, ¿a quién le restaría más votos: a un candidato peronista o a uno de centro-derecha?
Las urnas responderán esa y otras tantas incógnitas.#
La semana que comienza mañana es la última chance que tiene el gobernador Mariano Arcioni para convocar a elecciones adelantadas. Además del límite que le impone el calendario, el gobernador tiene un segundo condicionante: el clima. ¿Por qué? Si Arcioni decidiera adelantar las elecciones para desdoblarlas de las PASO (13 de agosto) y las generales nacionales (22 de octubre), necesitará al menos 90 días por delante para cumplir con el cronograma electoral básico.
Es decir, si esta semana decidiera adelantarlas, la primera fecha que permitiría cumplir con ese cronograma sería el 25 de junio (día en que también se vota en la Provincia de Córdoba, por ejemplo). En su defecto, podría ser un domingo después, el 2 de julio. Pero no más allá porque aquí se activaría el segundo condicionante: en una provincia como Chubut no se puede (está permitido pero no es conveniente) votar en invierno. Entrado julio, las condiciones climáticas en muchos rincones de la provincia harían muy complicado que muchos chubutenses pudieran ir a votar.
¿Entonces? La disyuntiva que tiene Arcioni desde hace varios meses empieza a exigirle una definición. El adelantamiento que muchas veces es criticado desde la oposición de turno, no es algo que sólo ronde por la cabeza de algunos dirigentes chubutenses. De hecho, ya hay 12 provincias argentinas que definieron adelantar sus elecciones entre el 16 de abril y el 25 de junio, y los gobernadores que las convocaron son de distintos colores políticos: Neuquén y Río Negro, el 16 de abril; Jujuy, Misiones y La Rioja, el 7 de mayo; Tierra del Fuego, San Juan, Salta, Tucumán y La Pampa, el 14 de mayo; San Luis, el 11 de junio; y Córdoba, el 25 de junio.
Nada de nada
La reunión que el jueves pasado juntó en la residencia del gobernador al anfitrión, al vicegobernador Ricardo Sastre y al intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, no arrancó bien y tampoco tuvo un buen final. No porque haya habido tensión extrema sino porque cada uno volvió a girar sobre su propio eje y los temas que se intentaban definir quedaron otra vez en el candelero.
El vicegobernador llegó al encuentro junto a su hermano, el intendente de Puerto Madryn, Gustavo Sastre, y el diputado provincial Carlos Eliceche. Luque lamentó no haber sumado al encuentro a algún ladero que equilibrara el número. Arcioni les dijo a ambos lo que viene deslizando en público: sigue sin tener motivos reales para adelantar los comicios. “Primero, pónganse de acuerdo ustedes”, les habría dicho.
Luque ya dijo que él quiere ser candidato a gobernador o se va a su casa. El madrynense no es tan tajante y evalúa junto a los suyos la posibilidad de ser primer candidato a diputado provincial y ocupar lugares claves en la lista del FdT. Eso le permitiría quedar bien posicionado en caso de un triunfo pero, sobre todo, si una eventual derrota achica la cantidad de legisladores peronistas. Como fuere, la lista de diputados provinciales del Frente de Todos “está más sobrevendida que vuelo de Flybondi”, bromeó un peronista que prefiere una sonrisa a recordar el festival de derrotas que acumula el peronismo en los últimos años.
Luque y Sastre, aunque cada uno con sus posturas, coinciden en el argumento central: hay que provincializar la elección para no mezclar los tantos con la nacional, en donde además el Frente de Todos tiene un camino lleno de espinas. Adelantarlas le permitiría al peronismo chubutense tener más chances de contener las aspiraciones de la oposición, que por cierto también tiene su guerra interna. Pero a este ritmo cancino, el peronismo de Chubut se encamina hacia una nueva e inexorable derrota.
Un largo camino
El senador Ignacio Torres sigue su marcha firme a pesar de algunos sobresaltos mediáticos, le pega a Luque y a Arcioni como si fueran sus únicos adversarios y se prueba el traje de gobernador todos los días. Muchos –sin embargo- le recuerdan en público y en privado una máxima de Juan Manuel Fangio: nadie gana una carrera en la primera curva.
Torres tiene todavía dos barreras que cruzar antes de ir por la gobernación. La primera, la elección en Trelew (el 16 de abril), en donde su candidato Gerardo Merino deberá ratificar el triunfo en la interna de Juntos por el Cambio. El cálculo es sencillo: si a Torres le adjudicaron el “histórico triunfo” en la interna entre radicales y un puñado de afiliados al PRO, una derrota de Merino bien podría achacársele al senador.
Esta semana se conocerán los resultados de las primeras encuestas sobre la elección en Trelew. El nivel de exposición que empiecen a tener cada uno de los candidatos de los distintos sectores dará a entender las verdaderas chances que tienen de cara a la elección de dentro de tres semanas.
El segundo obstáculo de Torres será pasar una interna con el intendente de Rawson y presidente de la UCR, Damián Biss, que jura y perjura que no piensa bajarse de la contienda. Ocurra lo que ocurriere en esa eventual interna, las heridas seguirán tan abiertas que algunos presumen que muchos votos radicales buscarán otro destino en la elección general.
Hay un factor que muchos no tienen en cuenta: el libertario César Treffinger, el tercero en discordia. Las encuestas que se filtran (de manera interesada, por cierto), lo ubican con una intención de voto de entre 10 y 15 puntos. Si el empresario comodorense lograra mantener esos porcentajes, ¿a quién le restaría más votos: a un candidato peronista o a uno de centro-derecha?
Las urnas responderán esa y otras tantas incógnitas.#