Micaela, de Rawson a la Antártida en helicóptero sin escalas

Micaela Escalera es cabo de aeronáutica de la Base Almirante Espora. Integra la escuadrilla de los Sea King que volaron a las bases Marambio y Belgrano II. De los cielos blancos luminosos a las playas chubutenses. "El lugar de donde una proviene es el más lindo de todos", asegura

Micaela Escalera, la chubutense que voló a la Antártida
17 MAR 2023 - 18:36 | Actualizado 17 MAR 2023 - 21:10

Cuando Micaela Escalera terminó el secundario, en el Comercial de Rawson, no pasaba por su cabeza unirse a la Armada, aunque sí le interesaba la aeronáutica.

La sorpresa de sus padres no fue menor cuando viajó a Trelew para tramitar el ingreso. "Ellos me apoyaron y los tuve siempre conmigo a pesar de la distancia”, valora.

La chica a la que le fascinaban los aviones voló a la Base Aeronaval Comandante Espora, cerca de Bahía Blanca, y pasó a integrar el Grupo Aéreo embarcado (GAE) a bordo del “Almirante Irízar” junto a pilotos, oficiales técnicos y suboficiales a cargo del mantenimiento.

El hangar "Irizar", que cobija a dos helicópteros Sea King, se convirtió en su segunda casa. Hasta hoy ella se encarga de la inspección y verificación de los sistemas de comunicación, internos y externos, y de navegación de las aeronaves.

Cuando comenzó esta aventura, Micaela no imaginaba que algún día iba a volar por los cielos de la Antártida y llegar hasta las bases Marambio y Belgrano II. Los Sea King, que abastecen a las bases, tienen una capacidad de carga de hasta 2.700 kilogramos y pueden trasladar a 11 personas a bordo.

Desde las alturas, Micaela pintó un paisaje "todo blanco hasta el horizonte, una pequeña luz celeste, y de vuelta todo el cielo blanco. Me impresionó mucho la inmensidad del hielo y tener 24 horas de luz. Es hermoso porque es totalmente diferente a lo que uno conoce”.


“Si es mi turno de volar me mantengo en la parte de atrás de la cabina del helicóptero, a fin de controlar lo que es el enganche y la estabilidad de la carga durante el vuelo de traslado desde el buque hacia las bases antárticas”,describe.

Al llegar a las bases antárticas, sobre todo en Marambio y, la más alejada de la península, Belgrano II, “la tarea se intensificó por el clima, pero se hace llevadero porque nos ayudamos entre todos”, contó.

Si bien Micaela conocíó por tierra y por aire los lugares más inhóspitos, no cambiaría nada de esto por su Rawson natal y los paisajes chubutenses que la marcaron desde que era chica.


Cada vez que Micaela puede se hace una escapada a su lugar en el mundo.

En Rawson la espera su mamá Norma, quien es inspectora de pesca de la Nación y uno de sus hermanos, Ezequiel, quien trabaja en el puerto de la ciudad.


Manuel, su papá, vive en Comodoro Rivadavia, su hermana Paula estudia en Córdoba y tiene más hermanos de parte de la madre y del padre que están radicados en Rawson y Mar del Plata.
Micaela reconoce que lo que más extraña de su ciudad son las salidas familiares en las que iban todos al Dique Florentino Ameghino para acampar el fin de semana y comer los asados de su abuelo.

“El lugar del que uno proviene, es el más lindo de todos, sonríe Micaela. La ciudad es chica pero muy acogedora, con una playa hermosa para poder disfrutar, descansar y despejarse”, concluye.

Micaela Escalera, la chubutense que voló a la Antártida
17 MAR 2023 - 18:36

Cuando Micaela Escalera terminó el secundario, en el Comercial de Rawson, no pasaba por su cabeza unirse a la Armada, aunque sí le interesaba la aeronáutica.

La sorpresa de sus padres no fue menor cuando viajó a Trelew para tramitar el ingreso. "Ellos me apoyaron y los tuve siempre conmigo a pesar de la distancia”, valora.

La chica a la que le fascinaban los aviones voló a la Base Aeronaval Comandante Espora, cerca de Bahía Blanca, y pasó a integrar el Grupo Aéreo embarcado (GAE) a bordo del “Almirante Irízar” junto a pilotos, oficiales técnicos y suboficiales a cargo del mantenimiento.

El hangar "Irizar", que cobija a dos helicópteros Sea King, se convirtió en su segunda casa. Hasta hoy ella se encarga de la inspección y verificación de los sistemas de comunicación, internos y externos, y de navegación de las aeronaves.

Cuando comenzó esta aventura, Micaela no imaginaba que algún día iba a volar por los cielos de la Antártida y llegar hasta las bases Marambio y Belgrano II. Los Sea King, que abastecen a las bases, tienen una capacidad de carga de hasta 2.700 kilogramos y pueden trasladar a 11 personas a bordo.

Desde las alturas, Micaela pintó un paisaje "todo blanco hasta el horizonte, una pequeña luz celeste, y de vuelta todo el cielo blanco. Me impresionó mucho la inmensidad del hielo y tener 24 horas de luz. Es hermoso porque es totalmente diferente a lo que uno conoce”.


“Si es mi turno de volar me mantengo en la parte de atrás de la cabina del helicóptero, a fin de controlar lo que es el enganche y la estabilidad de la carga durante el vuelo de traslado desde el buque hacia las bases antárticas”,describe.

Al llegar a las bases antárticas, sobre todo en Marambio y, la más alejada de la península, Belgrano II, “la tarea se intensificó por el clima, pero se hace llevadero porque nos ayudamos entre todos”, contó.

Si bien Micaela conocíó por tierra y por aire los lugares más inhóspitos, no cambiaría nada de esto por su Rawson natal y los paisajes chubutenses que la marcaron desde que era chica.


Cada vez que Micaela puede se hace una escapada a su lugar en el mundo.

En Rawson la espera su mamá Norma, quien es inspectora de pesca de la Nación y uno de sus hermanos, Ezequiel, quien trabaja en el puerto de la ciudad.


Manuel, su papá, vive en Comodoro Rivadavia, su hermana Paula estudia en Córdoba y tiene más hermanos de parte de la madre y del padre que están radicados en Rawson y Mar del Plata.
Micaela reconoce que lo que más extraña de su ciudad son las salidas familiares en las que iban todos al Dique Florentino Ameghino para acampar el fin de semana y comer los asados de su abuelo.

“El lugar del que uno proviene, es el más lindo de todos, sonríe Micaela. La ciudad es chica pero muy acogedora, con una playa hermosa para poder disfrutar, descansar y despejarse”, concluye.


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