El día que echaron a todos... menos a dos

A 43 años de un bochornoso final entre Racing y Huracán de Trelew, jugado en cancha de Independiente. Qué pasó y quiénes fueron los únicos que no vieron la roja.

El comienzo del fin. Freddy Valdéz corre, el "Loco" Moleni (y otros) lo persiguen. (Archivo Jornada)
11 NOV 2022 - 18:12 | Actualizado 11 NOV 2022 - 18:22

Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada

Faltaban once minutos. Once. Del tiempo reglamentario. Quizás unos cinco más si Aniceto González contaba el tumulto anterior cuando lo echó a Méndez por insultar a Nelson Osuna por un presunto orsai que no cobró. Racing de Trelew -vestido de Sportandia- ya acariciaba el Regional del ‘80 ante el Alto Valle y los barilochenses (en donde no le iba a ir muy bien). Había vencido al Huracán de blanco con camisetas Nanque, esas con el escudo grande en el pecho, en el partido de ida 1 a 0 con un solitario tanto de Vigna.

El utilitario académico de Benicio Acosta vencía 2 a 1 desde cinco minutos antes y le quedaba muy poco a los “Betos”, Barreiro y Gargini, y compañía para quebrar esa historia. Y el clima venía caldeado. Al Globito, por ese entonces, el mejor equipo doméstico junto a Gaiman FC, veía como uno de sus grandes rivales trelewenses le copaba la supremacía.

Siendo menos vistoso pero más efectivo le había dado la vuelta en su cancha en el Oficial, aunque sin vencerlo; había logrado llevarlo a la tierra de Independiente y lo estaba dejando afuera de todo. Y fue cuando sucedió también todo.

Precisamente, el Loco Vigna (que había llegado con Jorge Rinaldi y Osvaldo Rodríguez unos años atrás de Ferro, aunque este último se cruzó de vereda) picó por enésima vez en esas contras potenciada por esa férrea defensa de Feulleit, Gregorat o Ibáñez, Franklyn Cadagán, De Pedro y Juancito Nehigual, y orquestada por el Dany Kobalski.

Concretar ese ataque usufructuando la desesperación de “los merengues” significaba cerrar el partido. Pero apareció el otro loco. De apellido Molteni. Que era el arquero del conjunto que lo perdía todo tras vencer en el Preparación. Y lo cruzó. Mal. En el ala izquierda del ataque. O derecho la defensa; si uno se ubicara donde quisiera. La roja de Aniceto no se hizo esperar. Tampoco alguna frase indeseada del Freddy Valdéz, lo que hizo explotar todo.

Otra imagen del descontrol. Todos pegaban (menos dos).

Y vino el caos. “Se dieron con de todo”, diría el Monito Lagos. Y los echaron a todos. Menos a los dos “rusos”. Al Dany Kobalski por Racing y al Beto Zulkoski por Huracán. Que se quedaron con el otro línea, Domingo Roque Leiva (el de la Fiat Multicarga) mientras el resto se entremezclaba en un pandemonium en donde también participó la milicada.

Tanto que la abrumadora mayoría de los players terminaron detenidos en la Seccional Primera, por aquellos edictos policiales a cumplir a rajatabla por el entonces comisario Tito Nichols.

Sucedió un 11 de noviembre de 1979. A 43 años exactos de uno de los espectáculos más dantescos que se recuerden y que las crónicas deportivas futboleras de su tiempo lo calificaron de “gresca generalizada” y “bochornoso fin”, muestra que nada nuevo existe bajo el sol.

La tapa de Jornada del 12 de noviembre: "Un grave incidente".

La mayoría de los protagonistas del caos fue sancionado, aunque luego se le rebajó la pena y a la Academia le otorgaron la clasificación. Aunque faltaron once minutos para jugar. Once. Igual que cantidad de jugadores que cada uno pone en cancha. Los que -casi todos- terminaron en un calabozo.

En su edición del 13 de noviembre de 1979, Jornada dio más detalles del escándalo en Trelew.

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El comienzo del fin. Freddy Valdéz corre, el "Loco" Moleni (y otros) lo persiguen. (Archivo Jornada)
11 NOV 2022 - 18:12

Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada

Faltaban once minutos. Once. Del tiempo reglamentario. Quizás unos cinco más si Aniceto González contaba el tumulto anterior cuando lo echó a Méndez por insultar a Nelson Osuna por un presunto orsai que no cobró. Racing de Trelew -vestido de Sportandia- ya acariciaba el Regional del ‘80 ante el Alto Valle y los barilochenses (en donde no le iba a ir muy bien). Había vencido al Huracán de blanco con camisetas Nanque, esas con el escudo grande en el pecho, en el partido de ida 1 a 0 con un solitario tanto de Vigna.

El utilitario académico de Benicio Acosta vencía 2 a 1 desde cinco minutos antes y le quedaba muy poco a los “Betos”, Barreiro y Gargini, y compañía para quebrar esa historia. Y el clima venía caldeado. Al Globito, por ese entonces, el mejor equipo doméstico junto a Gaiman FC, veía como uno de sus grandes rivales trelewenses le copaba la supremacía.

Siendo menos vistoso pero más efectivo le había dado la vuelta en su cancha en el Oficial, aunque sin vencerlo; había logrado llevarlo a la tierra de Independiente y lo estaba dejando afuera de todo. Y fue cuando sucedió también todo.

Precisamente, el Loco Vigna (que había llegado con Jorge Rinaldi y Osvaldo Rodríguez unos años atrás de Ferro, aunque este último se cruzó de vereda) picó por enésima vez en esas contras potenciada por esa férrea defensa de Feulleit, Gregorat o Ibáñez, Franklyn Cadagán, De Pedro y Juancito Nehigual, y orquestada por el Dany Kobalski.

Concretar ese ataque usufructuando la desesperación de “los merengues” significaba cerrar el partido. Pero apareció el otro loco. De apellido Molteni. Que era el arquero del conjunto que lo perdía todo tras vencer en el Preparación. Y lo cruzó. Mal. En el ala izquierda del ataque. O derecho la defensa; si uno se ubicara donde quisiera. La roja de Aniceto no se hizo esperar. Tampoco alguna frase indeseada del Freddy Valdéz, lo que hizo explotar todo.

Otra imagen del descontrol. Todos pegaban (menos dos).

Y vino el caos. “Se dieron con de todo”, diría el Monito Lagos. Y los echaron a todos. Menos a los dos “rusos”. Al Dany Kobalski por Racing y al Beto Zulkoski por Huracán. Que se quedaron con el otro línea, Domingo Roque Leiva (el de la Fiat Multicarga) mientras el resto se entremezclaba en un pandemonium en donde también participó la milicada.

Tanto que la abrumadora mayoría de los players terminaron detenidos en la Seccional Primera, por aquellos edictos policiales a cumplir a rajatabla por el entonces comisario Tito Nichols.

Sucedió un 11 de noviembre de 1979. A 43 años exactos de uno de los espectáculos más dantescos que se recuerden y que las crónicas deportivas futboleras de su tiempo lo calificaron de “gresca generalizada” y “bochornoso fin”, muestra que nada nuevo existe bajo el sol.

La tapa de Jornada del 12 de noviembre: "Un grave incidente".

La mayoría de los protagonistas del caos fue sancionado, aunque luego se le rebajó la pena y a la Academia le otorgaron la clasificación. Aunque faltaron once minutos para jugar. Once. Igual que cantidad de jugadores que cada uno pone en cancha. Los que -casi todos- terminaron en un calabozo.

En su edición del 13 de noviembre de 1979, Jornada dio más detalles del escándalo en Trelew.


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