Esa catástrofe, sucedida entre el 1º y el 5 de enero ocasionó severos daños productivos y económicos a los establecimientos agropecuarios aledaños. Y como debería suceder con otros tipos de calamidades similares, la presencia del que representa a quién debe velar por nuestra educación, seguridad y salud, tiene que estar.
Con los damnificados. Junto a ellos. Es una obviedad que el aporte no solucionará todos los males; sin embargo, significará que los perjudicados por ese voraz fuego no se encuentran ni solos ni desamparados ante tamaño daño.
Por supuesto que se necesita una optimización de recursos para lograr el mejor resultado, pero la sensación de horfandad no es placentera y aquellos que han padecido algún tipo de desastre natural o provocado lo saben.
Y la historia también. Por ello, está bueno que ese Estado, muchas veces cuestionado por su ineficiencia, su ineficacia, elefanteásico y burocrático, esté con aquellos que la pasan mal. Empatía que le llaman. Y obligación, también.
Esa catástrofe, sucedida entre el 1º y el 5 de enero ocasionó severos daños productivos y económicos a los establecimientos agropecuarios aledaños. Y como debería suceder con otros tipos de calamidades similares, la presencia del que representa a quién debe velar por nuestra educación, seguridad y salud, tiene que estar.
Con los damnificados. Junto a ellos. Es una obviedad que el aporte no solucionará todos los males; sin embargo, significará que los perjudicados por ese voraz fuego no se encuentran ni solos ni desamparados ante tamaño daño.
Por supuesto que se necesita una optimización de recursos para lograr el mejor resultado, pero la sensación de horfandad no es placentera y aquellos que han padecido algún tipo de desastre natural o provocado lo saben.
Y la historia también. Por ello, está bueno que ese Estado, muchas veces cuestionado por su ineficiencia, su ineficacia, elefanteásico y burocrático, esté con aquellos que la pasan mal. Empatía que le llaman. Y obligación, también.