A sus 74 años, el contador Alberto Carlos Troiano se convirtió el viernes en el primer Profesor Honorario en la historia de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia, con el voto unánime de los no docentes, docentes y estudiantes.
La propuesta había sido elevada por el equipo de Contabilidad IV de Trelew que encabeza la profesora Beatriz Radice y que integran Héctor Calandri, Ariel Gianandrea y Gabriel Mancini. También adhirieron a la iniciativa los responsables de la materia del resto de las sedes de la Facultad. Por su parte la vicedecana Estela Miguel fue la encargada de realizar la gestión ante el Consejo Superior.
La distinción se concretó en el marco del acto de colación de grado que se realizó en el Teatro Español de Trelew, en donde el emocionado docente recibió el título acompañado por un sostenido aplauso del público, que se puso de pie para homenajearlo.
Sobre el escenario la entrega del nombramiento fue otorgada por el decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Ricardo Barrera, la profesora Beatriz Radice, Marta José como representante de los no docentes, la estudiante María Ceballos Acosta y un integrante del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Trelew. Previamente el docente Gabriel Trucco había sido el encargado de leer unas palabras sobre la trayectoria del profesional distinguido.
Además de sus décadas de experiencia como docente, Troiano tiene ocho libros escritos, otros tres en coautoría y 60 notas de cátedra. Actualmente se desempeña como auditor independiente.
Durante el acto se leyó la resolución que le entregaba el título honorario, en la cual se mencionaban los “méritos de excepción” de Troiano, su “compromiso desinteresado” con la Facultad y la “vocación de servicio reflejada en la donación de sus haberes”.
“Cumplí mi deber”
En diálogo con Jornada, el profesor se mostró sorprendido por la distinción que le otorgó la Universidad: “Sinceramente nunca esperé esta reacción”, aseguró. “Habrán visto algo virtuoso entre comillas, porque yo no hice más que cumplir con mi deber, con mi obligación de venir acá y entregarme en cada acto. Y eso es todo. Así que mi doble gratitud por el reconocimiento y porque además han sabido distinguir algo que para mí es normal”.
Troiano agradeció también a “todas las personas que han hecho posible mi actividad acá, además del afecto que siempre me rodeó. Y eso me motiva a seguir”, indicó.
La trayectoria del contador como docente de nivel superior se remonta a 1970, cuando el profesional comenzó a dictar clases en la Universidad Católica Argentina. Su vinculación con la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia dio inicio en septiembre de 1990, a raíz de la acefalia en la cátedra de Contabilidad IV en la sede de Comodoro Rivadavia.
A Trelew llegó dos años más tarde, por gestión del entonces decano Jorge Stacco. “En todos los lugares a donde fuimos a parar llegamos por crisis de las cátedras locales, lo cual es un indicador preocupante”, contó Troiano. “El hecho de que falte un docente es grave porque los alumnos no pueden cursar, no pueden avanzar”, agregó.
En ese sentido destacó a los profesores Caladri y Radice, quienes conformaron el equipo desde cero: “Como ayudantes venían a mis clases a escucharme. “Venimos a aprender”, me dijo Calandri. Dos colegas… Eso es inédito. Y no vinieron una sola clase… Esto hay que resaltarlo porque ningún contador público recibido que aspira a ser docente viene a escuchar a otro docente como un alumno más. En otras partes no se ve”, afirmó.
Como profesor viajero Troiano destacó: “Es una experiencia muy linda poder ir a un lugar y dejar algo. Ir a donde uno sabe que lo están esperando”. Y agregó que su intención fue “formar recursos en el propio lugar, y eso no siempre es fácil. Pero en todas las delegaciones estamos echando raíces. Está quedando gente que le gusta la materia”, expresó.
“A la docencia debe acercarse la gente a la que le gusta –continuó-, porque es una manera de retribuir lo que nos dio la comunidad, es dejar algo en la vida. Es devolver lo que la Universidad nos dio. Yo soy egresado de la UBA: allí nunca pagué un centavo, nunca me exigieron nada, cursé y salí. Dije ‘algún día voy a devolver lo que la UBA me dio’. Y ahora lo estoy devolviendo. Pero si hay personas que no tienen vocación docente, que no se acerquen porque pueden hacer mucho daño. De las aulas el alumno se lleva un ejemplo de vida”, afirmó.
En referencia al perfil de la cátedra, Troiano describió: “Siempre buscamos darle un carácter profesional, de servicio. Que la gente apruebe la materia para servir, para brindar conocimiento, seguridad. E insistimos siempre en el marco ético y en la responsabilidad del futuro profesional”. “La comunidad espera mucho de un contador, mucho más de lo que él a veces supone. Uno se debe a sus semejantes”, agregó.
Apuntó que también “hay que honrar la fe que el Colegio de Profesionales nos da porque las instituciones nos habilitan para ejercer pero no nos toma examen”.
Con respecto a la decisión de donar sus haberes, Troiano explicó: “Hubo un momento en que la Universidad no podía pagarme y no por eso dejé de ir. Y cuando llegó el momento de reintegrar el dinero, lo doné. Pero nunca hubiese dejado de venir a pesar de que no se me pagara”.
En referencia a su situación actual, el docente comentó que sus haberes “compensan más o menos el costo de viajar... Ninguno se va a enriquecer con la docencia –aclaró sonriendo-, ni nadie busca eso. Esto es por pasión, nada más”.#
A sus 74 años, el contador Alberto Carlos Troiano se convirtió el viernes en el primer Profesor Honorario en la historia de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia, con el voto unánime de los no docentes, docentes y estudiantes.
La propuesta había sido elevada por el equipo de Contabilidad IV de Trelew que encabeza la profesora Beatriz Radice y que integran Héctor Calandri, Ariel Gianandrea y Gabriel Mancini. También adhirieron a la iniciativa los responsables de la materia del resto de las sedes de la Facultad. Por su parte la vicedecana Estela Miguel fue la encargada de realizar la gestión ante el Consejo Superior.
La distinción se concretó en el marco del acto de colación de grado que se realizó en el Teatro Español de Trelew, en donde el emocionado docente recibió el título acompañado por un sostenido aplauso del público, que se puso de pie para homenajearlo.
Sobre el escenario la entrega del nombramiento fue otorgada por el decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Ricardo Barrera, la profesora Beatriz Radice, Marta José como representante de los no docentes, la estudiante María Ceballos Acosta y un integrante del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Trelew. Previamente el docente Gabriel Trucco había sido el encargado de leer unas palabras sobre la trayectoria del profesional distinguido.
Además de sus décadas de experiencia como docente, Troiano tiene ocho libros escritos, otros tres en coautoría y 60 notas de cátedra. Actualmente se desempeña como auditor independiente.
Durante el acto se leyó la resolución que le entregaba el título honorario, en la cual se mencionaban los “méritos de excepción” de Troiano, su “compromiso desinteresado” con la Facultad y la “vocación de servicio reflejada en la donación de sus haberes”.
“Cumplí mi deber”
En diálogo con Jornada, el profesor se mostró sorprendido por la distinción que le otorgó la Universidad: “Sinceramente nunca esperé esta reacción”, aseguró. “Habrán visto algo virtuoso entre comillas, porque yo no hice más que cumplir con mi deber, con mi obligación de venir acá y entregarme en cada acto. Y eso es todo. Así que mi doble gratitud por el reconocimiento y porque además han sabido distinguir algo que para mí es normal”.
Troiano agradeció también a “todas las personas que han hecho posible mi actividad acá, además del afecto que siempre me rodeó. Y eso me motiva a seguir”, indicó.
La trayectoria del contador como docente de nivel superior se remonta a 1970, cuando el profesional comenzó a dictar clases en la Universidad Católica Argentina. Su vinculación con la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia dio inicio en septiembre de 1990, a raíz de la acefalia en la cátedra de Contabilidad IV en la sede de Comodoro Rivadavia.
A Trelew llegó dos años más tarde, por gestión del entonces decano Jorge Stacco. “En todos los lugares a donde fuimos a parar llegamos por crisis de las cátedras locales, lo cual es un indicador preocupante”, contó Troiano. “El hecho de que falte un docente es grave porque los alumnos no pueden cursar, no pueden avanzar”, agregó.
En ese sentido destacó a los profesores Caladri y Radice, quienes conformaron el equipo desde cero: “Como ayudantes venían a mis clases a escucharme. “Venimos a aprender”, me dijo Calandri. Dos colegas… Eso es inédito. Y no vinieron una sola clase… Esto hay que resaltarlo porque ningún contador público recibido que aspira a ser docente viene a escuchar a otro docente como un alumno más. En otras partes no se ve”, afirmó.
Como profesor viajero Troiano destacó: “Es una experiencia muy linda poder ir a un lugar y dejar algo. Ir a donde uno sabe que lo están esperando”. Y agregó que su intención fue “formar recursos en el propio lugar, y eso no siempre es fácil. Pero en todas las delegaciones estamos echando raíces. Está quedando gente que le gusta la materia”, expresó.
“A la docencia debe acercarse la gente a la que le gusta –continuó-, porque es una manera de retribuir lo que nos dio la comunidad, es dejar algo en la vida. Es devolver lo que la Universidad nos dio. Yo soy egresado de la UBA: allí nunca pagué un centavo, nunca me exigieron nada, cursé y salí. Dije ‘algún día voy a devolver lo que la UBA me dio’. Y ahora lo estoy devolviendo. Pero si hay personas que no tienen vocación docente, que no se acerquen porque pueden hacer mucho daño. De las aulas el alumno se lleva un ejemplo de vida”, afirmó.
En referencia al perfil de la cátedra, Troiano describió: “Siempre buscamos darle un carácter profesional, de servicio. Que la gente apruebe la materia para servir, para brindar conocimiento, seguridad. E insistimos siempre en el marco ético y en la responsabilidad del futuro profesional”. “La comunidad espera mucho de un contador, mucho más de lo que él a veces supone. Uno se debe a sus semejantes”, agregó.
Apuntó que también “hay que honrar la fe que el Colegio de Profesionales nos da porque las instituciones nos habilitan para ejercer pero no nos toma examen”.
Con respecto a la decisión de donar sus haberes, Troiano explicó: “Hubo un momento en que la Universidad no podía pagarme y no por eso dejé de ir. Y cuando llegó el momento de reintegrar el dinero, lo doné. Pero nunca hubiese dejado de venir a pesar de que no se me pagara”.
En referencia a su situación actual, el docente comentó que sus haberes “compensan más o menos el costo de viajar... Ninguno se va a enriquecer con la docencia –aclaró sonriendo-, ni nadie busca eso. Esto es por pasión, nada más”.#