Por Ismael Tebes / @ismatebes
A pocos minutos de evacuar a los pacientes y al personal debido al avance del fuego, un inesperado cambio en la dirección del viento, alejó el peligro y generó una de las historias del peor incendio en la Comarca. “Llevo 12 radicado en El Hoyo y desde hace 5 años soy director del Hospital. Llevo cuatro incendios forestales pero ninguno como éste. La velocidad y la ferocidad del fuego yo no la había vivido nunca. Fue rápido y muy complicado porque atacó por todos lados y el saldo que dejó fue lamentable”, dijo Febo Sosa, comodorense radicado en la Cordillera y responsable del Hospital.
“Mucha gente la está pasando mal. El fuego no dio tiempo a nada. Desde el primer momento, desde las 16 tuvimos un intenso trabajo hasta las 3. Tuvimos que hacer derivaciones a otros centros porque no tenemos complejidad y hubo pacientes derivados a El Maitén y a Esquel, algunos de gravedad con quemaduras menores, irritación ocular y problemas respiratorios”.
Lo que viene, el lento y tortuoso proceso de reconstrucción plantea revisar el esquema social y ayudar a quienes lo perdieron todo, menos el orgullo. “Ahora tenemos que contener el coletazo social; trabajar esta situación con Salud Mental y con trabajadores comunitarios en terreno. Es una tarea titánica porque recién comienza. Es desolador porque las familias huyeron de su casa, no pudieron sacar nada y salieron con lo puesto”, lamenta Sosa.
“Esto es muy chiquito. Acá no somos números, somos nombres. Y nos conocemos todos. Todos tenemos algún amigo; familiar o conocido que se quedó en la calle. Los trabajadores de la salud tenemos que ser lo más fríos posible pero tratamos con gente que nos cruzamos en la calle y el supermercado”.
Aventuró que al panorama desalentador post-incendio se suma una época del año difícil desde lo climático. “Tuvimos recursos humanos y material para afrontar el primer ataque y contener la situación. No nos vimos desbordados. Rescato el trabajo de los compañeros porque sin llamar nadie, todos se acercaron a colaborar, dejaron sus casas y sus familias. Y simplemente vinieron a ayudar”.
El director del Hospital de El Hoyo dijo que el cerro Piltriquitrón “se quemó en cinco horas” y que la situación extrema se vivió, a metros del fuego y con un avance imparable.
“Estaba en comunicación permanente con el ministro de Salud transmitiendo casi en vivo lo que pasaba. Y además atendiendo a pacientes. En el patio trasero del Hospital veíamos la cercanía de las llamas a 200 o 300 metros con la amenaza de tener que evacuar. Por un milagro o la mano de Dios, como quiera llamársele, el viento rotó y no tuvimos que hacerlo. Era el momento de mayor demanda y hubiera sido muy complejo”.
El cambio fortuito del viento hizo que el fuego se redireccionara. “Tuvimos la bendición de que no nos llegara pero estuvimos a media hora o quince minutos de tener que irnos del hospital”. En el exterior, personal y vehículos de Gendarmería y de Defensa Civil ya se disponían a trasladar personal y pacientes; con ambulancias preparadas para la peor situación. “Con las instalaciones si llegaba el fuego, lamentablemente no hubiéramos podido hacer nada”.
“Estamos –dijo Febo Sosa- medio acostumbrados. Todos los años tenemos incendios forestales y no es algo nuevo pero se sale adelante con la unión de los compañeros. Rescato el apoyo del personal para seguir y de la gente. No puedo dejar de agradecer los gestos y el apoyo moral. Lo que está llegando es monstruoso y sobrepasa todo lo que uno imagine. Todas estas cosas nos dan fuerzas para seguir”.#
Por Ismael Tebes / @ismatebes
A pocos minutos de evacuar a los pacientes y al personal debido al avance del fuego, un inesperado cambio en la dirección del viento, alejó el peligro y generó una de las historias del peor incendio en la Comarca. “Llevo 12 radicado en El Hoyo y desde hace 5 años soy director del Hospital. Llevo cuatro incendios forestales pero ninguno como éste. La velocidad y la ferocidad del fuego yo no la había vivido nunca. Fue rápido y muy complicado porque atacó por todos lados y el saldo que dejó fue lamentable”, dijo Febo Sosa, comodorense radicado en la Cordillera y responsable del Hospital.
“Mucha gente la está pasando mal. El fuego no dio tiempo a nada. Desde el primer momento, desde las 16 tuvimos un intenso trabajo hasta las 3. Tuvimos que hacer derivaciones a otros centros porque no tenemos complejidad y hubo pacientes derivados a El Maitén y a Esquel, algunos de gravedad con quemaduras menores, irritación ocular y problemas respiratorios”.
Lo que viene, el lento y tortuoso proceso de reconstrucción plantea revisar el esquema social y ayudar a quienes lo perdieron todo, menos el orgullo. “Ahora tenemos que contener el coletazo social; trabajar esta situación con Salud Mental y con trabajadores comunitarios en terreno. Es una tarea titánica porque recién comienza. Es desolador porque las familias huyeron de su casa, no pudieron sacar nada y salieron con lo puesto”, lamenta Sosa.
“Esto es muy chiquito. Acá no somos números, somos nombres. Y nos conocemos todos. Todos tenemos algún amigo; familiar o conocido que se quedó en la calle. Los trabajadores de la salud tenemos que ser lo más fríos posible pero tratamos con gente que nos cruzamos en la calle y el supermercado”.
Aventuró que al panorama desalentador post-incendio se suma una época del año difícil desde lo climático. “Tuvimos recursos humanos y material para afrontar el primer ataque y contener la situación. No nos vimos desbordados. Rescato el trabajo de los compañeros porque sin llamar nadie, todos se acercaron a colaborar, dejaron sus casas y sus familias. Y simplemente vinieron a ayudar”.
El director del Hospital de El Hoyo dijo que el cerro Piltriquitrón “se quemó en cinco horas” y que la situación extrema se vivió, a metros del fuego y con un avance imparable.
“Estaba en comunicación permanente con el ministro de Salud transmitiendo casi en vivo lo que pasaba. Y además atendiendo a pacientes. En el patio trasero del Hospital veíamos la cercanía de las llamas a 200 o 300 metros con la amenaza de tener que evacuar. Por un milagro o la mano de Dios, como quiera llamársele, el viento rotó y no tuvimos que hacerlo. Era el momento de mayor demanda y hubiera sido muy complejo”.
El cambio fortuito del viento hizo que el fuego se redireccionara. “Tuvimos la bendición de que no nos llegara pero estuvimos a media hora o quince minutos de tener que irnos del hospital”. En el exterior, personal y vehículos de Gendarmería y de Defensa Civil ya se disponían a trasladar personal y pacientes; con ambulancias preparadas para la peor situación. “Con las instalaciones si llegaba el fuego, lamentablemente no hubiéramos podido hacer nada”.
“Estamos –dijo Febo Sosa- medio acostumbrados. Todos los años tenemos incendios forestales y no es algo nuevo pero se sale adelante con la unión de los compañeros. Rescato el apoyo del personal para seguir y de la gente. No puedo dejar de agradecer los gestos y el apoyo moral. Lo que está llegando es monstruoso y sobrepasa todo lo que uno imagine. Todas estas cosas nos dan fuerzas para seguir”.#