Un día como hoy, pero diez años atrás, Diego Maradona tenía su partido de despedida en el estadio la Bombonera, donde pronunció una de sus máximas frases célebres: "la pelota no se mancha".<br /><br /> Con esas palabras intentó defender a sus colegas futbolistas, en medio de la ovación de todo el público, tras el amistoso que habían jugado un combinado de estrellas extranjeras contra la selección que por entonces dirigía Marcelo Bielsa.<br /><br /> Ese partido se jugó cuatro año después de su último encuentro oficial, un superclásico, por el torneo Apertura de 1997 en el que Boca se impuso por 2 a 1, y en el que fue reemplazado por Juan Román Riquelme en el entretiempo.<br /><br /> En su partido homenaje, Maradona lució un tanto lento y fuera de forma, pero mostró algunas pinceladas de su talento y hasta convirtió un gol de tiro penal.<br /><br /> El ex capitán se dio el gusto de jugar con Riquelme y otras figuras de aquel equipo de Bielsa, que se preparaba para el Mundial de Corea y Japón 2002.<br /><br /> Del lado de enfrente estaban los colombianos René Higuita, Oscar Córdoba, Jorge Bermúdez, Carlos Valderrma y el peruano Nolberto Solano, entre otros.<br /><br /> Enfundado en la camiseta número 10 de Boca, que le había dado Riquelme, el legendario Maradona se subió a una tarima en la mitad de la cancha y le habló a la gente.<br /><br /> "El fútbol es lo más lindo y lo más sano. Me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha", dijo Maradona, y añadió que "ojalá no se termine nunca este amor".<br /><br /> Sin embargo, diez años más tarde, su entredicho público con Riquelme, cuando estaba al frente de la Selección, dejó a Maradona en un segundo plano en la preferencia del público de Boca.<br /><br />
Un día como hoy, pero diez años atrás, Diego Maradona tenía su partido de despedida en el estadio la Bombonera, donde pronunció una de sus máximas frases célebres: "la pelota no se mancha".<br /><br /> Con esas palabras intentó defender a sus colegas futbolistas, en medio de la ovación de todo el público, tras el amistoso que habían jugado un combinado de estrellas extranjeras contra la selección que por entonces dirigía Marcelo Bielsa.<br /><br /> Ese partido se jugó cuatro año después de su último encuentro oficial, un superclásico, por el torneo Apertura de 1997 en el que Boca se impuso por 2 a 1, y en el que fue reemplazado por Juan Román Riquelme en el entretiempo.<br /><br /> En su partido homenaje, Maradona lució un tanto lento y fuera de forma, pero mostró algunas pinceladas de su talento y hasta convirtió un gol de tiro penal.<br /><br /> El ex capitán se dio el gusto de jugar con Riquelme y otras figuras de aquel equipo de Bielsa, que se preparaba para el Mundial de Corea y Japón 2002.<br /><br /> Del lado de enfrente estaban los colombianos René Higuita, Oscar Córdoba, Jorge Bermúdez, Carlos Valderrma y el peruano Nolberto Solano, entre otros.<br /><br /> Enfundado en la camiseta número 10 de Boca, que le había dado Riquelme, el legendario Maradona se subió a una tarima en la mitad de la cancha y le habló a la gente.<br /><br /> "El fútbol es lo más lindo y lo más sano. Me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha", dijo Maradona, y añadió que "ojalá no se termine nunca este amor".<br /><br /> Sin embargo, diez años más tarde, su entredicho público con Riquelme, cuando estaba al frente de la Selección, dejó a Maradona en un segundo plano en la preferencia del público de Boca.<br /><br />