De todos los misterios que aún siguen manteniendo en vilo a la ciencia, uno de ellos es la combustión espontánea humana. Es un fenómeno considerado por muchos como paranormal, que consiste en la incineración de un ser humano sin ninguna fuente externa que la provoque. Y para que se entienda mejor de qué se trata, sería algo así como decir que usted se encuentra solo en su casa, se apresta a ver una película en su sillón favorito y mientras disfruta del film, comienza a sentir un dolor agudo en su interior, un ardor inexplicable que lo termina matando. Su torso comienza a arder tanto que un calor abrasador lo consume dejando solo cenizas y sus extremidades superiores e inferiores intactas. Al otro día, la Policía lo reconoce solo por los zapatos que llevaba puestos y se retira con más dudas que certezas ya que nada alrededor de sus cenizas se destruyó por el calor. De esta forma espeluznante actuaría la combustión espontánea.
Este fenómeno ha sido uno de los más hablados entre los seguidores y estudiosos de lo paranormal y hasta el día de hoy no existe una certeza de lo que pueda causar este extraño suceso.
Se han contado historias relacionadas con este fenómeno desde el siglo XVII, pero sólo son historias ya que nunca se verificaron. El primer caso fechado es el de un alcohólico parisino que fue encontrado, en 1673, hecho cenizas, salvo por unos dedos de los pies. El entorno no presentaba ningún daño. Otro caso, esta vez más famoso, ocurrió en 1731, cuando se halló a la condesa Bandi convertida en cenizas, con la excepción de sus extremidades que se encontraron sin daños. En 1763, se realizó la primera investigación por el francés Jonas Dupont, que publicó un popular libro llamado “De Incendis Corporis Humani Spontaneis”. El autor se inspiró en la muerte de Nicole Mollet, causada supuestamente por el fenómeno.
En 1853, el escritor Charles Dickens publicó su novela “Bleak House”, en la que usó la combustión espontánea en la muerte de unos de los personajes principales de la obra. Los detalles de la muerte fueron muy similares a los que hubo en el caso de la condesa Bandi. En 1951, ocurrió el famoso caso de Mary Reeser, que devolvió el interés sobre el tema. Marry se convirtió en cenizas; sólo quedó su pie izquierdo. Este caso se convirtió en un clásico y motivó la realización de algunos libros. Otro clásico fue el caso del doctor Irving Bentley, que, en 1966, fue encontrado en el baño, supuestamente después de haberse incendiado, dejando sólo una pierna sin daños y un agujero de 1 metro de diámetro que permitía ver las tuberías.
Los anteriores son algunos de los casos más representativos de la combustión humana espontánea. Todos ellos han presentado características similares que ayudan a los estudiosos a crear teorías sobre lo que pudiera causar la combustión humana espontánea. Las características que se repiten en los casos incluyen las siguientes: el fuego estaría concentrado en el torso de la víctima, ya que muchas veces se encuentran restos de extremidades o cráneos intactos; el torso y los muslos siempre terminan convertidos en cenizas. El entorno de donde ocurre el hecho, y los objetos cercanos no reciben daño o lo reciben en muy poca magnitud. Los objetos de la habitación que están a más o menos un metro de altura, sufren daño por humo. Los cuerpos han sido encontrados bajo techo. El cuerpo se quema con mucha más rapidez que en un incendio normal. La mayoría de las víctimas han sido mujeres y en general, son personas alcohólicas, con sobrepeso, y de edad avanzada. Un dato interesante es que, a pesar del nombre del fenómeno, siempre ha habido una fuente de ignición, como el hecho de que las víctimas fumaban.
Uno de los factores que más complican a los investigadores de la combustión espontánea es el calor que debería existir para dejar un cuerpo reducido a cenizas. En un incendio normal, la persona resulta carbonizada pero aún con su cuerpo completo. Para lograr que quede como ceniza se debería suministrar combustible por muchas horas al cuerpo, mientras actúa el fuego y aún así es difícil que los huesos sufran daños considerables, teniendo en cuenta que al cremar un cuerpo a 1.100º C los huesos aún siguen completos. Otro factor es que la ceniza en los casos de este fenómeno ha sido de color blanco, lo que indica que el calor debió alcanzar los 2.500º C. Hubo un caso en que una persona que murió por este fenómeno se hallaba dentro de su automóvil. La temperatura que se originó en el lugar fue tan alta que llegó a derretir el parabrisas del auto, o sea se necesitaron más de 5.000 grados C para que eso ocurriera pero el resto de la unidad no se daño. La teoría más satisfactoria que ha surgido es la del “efecto mecha”. Ésta postula que antes del incendio, la persona habría muerto de algún ataque al corazón u otra causa, por el consumo del alcohol o el exceso de cigarro. Como siempre existió una fuente de ignición cercana como un cigarro o una chimenea, el cuerpo ya muerto sería alcanzado por las llamas, prendiéndose la ropa. La ropa sería la mecha y la propia grasa del cuerpo, el combustible que alimentaría la llama. Recordemos que todas las víctimas eran obesas, entonces, la cantidad de grasa, acumulada especialmente en el torso y los muslos, sería suficiente como para darle vida al fuego durante horas. Las temperaturas serían altas y aún más con otros objetos combustibles cercanos, como las sillas, ropa de cama, etc.
La combustión humana espontánea es indudablemente, un suceso extraño. Sin embargo, la gran mayoría de los pocos casos que existen son sólo documentados y no verificados y las versiones contadas son adulteradas para otorgarle al asunto el carácter de paranormal. Es por eso que no se registran víctimas jóvenes sanas y, a pesar de que dicen que no existen fuentes externas de calor, siempre las hay. El desconcierto fue y sigue siendo grande. El tema no ha sido abordado en profundidad tanto por la ciencia como la física. Es bastante escaso y por lo general, afecta a mujeres. Solo afecta a seres humanos, no en animales. Pero no cabe dudas en algo en lo que todos están de acuerdo, el proceso constituye uno de los retos más flagrantes para la ciencia convencional. Uno de los enigmas más grandes por explicar.#
De todos los misterios que aún siguen manteniendo en vilo a la ciencia, uno de ellos es la combustión espontánea humana. Es un fenómeno considerado por muchos como paranormal, que consiste en la incineración de un ser humano sin ninguna fuente externa que la provoque. Y para que se entienda mejor de qué se trata, sería algo así como decir que usted se encuentra solo en su casa, se apresta a ver una película en su sillón favorito y mientras disfruta del film, comienza a sentir un dolor agudo en su interior, un ardor inexplicable que lo termina matando. Su torso comienza a arder tanto que un calor abrasador lo consume dejando solo cenizas y sus extremidades superiores e inferiores intactas. Al otro día, la Policía lo reconoce solo por los zapatos que llevaba puestos y se retira con más dudas que certezas ya que nada alrededor de sus cenizas se destruyó por el calor. De esta forma espeluznante actuaría la combustión espontánea.
Este fenómeno ha sido uno de los más hablados entre los seguidores y estudiosos de lo paranormal y hasta el día de hoy no existe una certeza de lo que pueda causar este extraño suceso.
Se han contado historias relacionadas con este fenómeno desde el siglo XVII, pero sólo son historias ya que nunca se verificaron. El primer caso fechado es el de un alcohólico parisino que fue encontrado, en 1673, hecho cenizas, salvo por unos dedos de los pies. El entorno no presentaba ningún daño. Otro caso, esta vez más famoso, ocurrió en 1731, cuando se halló a la condesa Bandi convertida en cenizas, con la excepción de sus extremidades que se encontraron sin daños. En 1763, se realizó la primera investigación por el francés Jonas Dupont, que publicó un popular libro llamado “De Incendis Corporis Humani Spontaneis”. El autor se inspiró en la muerte de Nicole Mollet, causada supuestamente por el fenómeno.
En 1853, el escritor Charles Dickens publicó su novela “Bleak House”, en la que usó la combustión espontánea en la muerte de unos de los personajes principales de la obra. Los detalles de la muerte fueron muy similares a los que hubo en el caso de la condesa Bandi. En 1951, ocurrió el famoso caso de Mary Reeser, que devolvió el interés sobre el tema. Marry se convirtió en cenizas; sólo quedó su pie izquierdo. Este caso se convirtió en un clásico y motivó la realización de algunos libros. Otro clásico fue el caso del doctor Irving Bentley, que, en 1966, fue encontrado en el baño, supuestamente después de haberse incendiado, dejando sólo una pierna sin daños y un agujero de 1 metro de diámetro que permitía ver las tuberías.
Los anteriores son algunos de los casos más representativos de la combustión humana espontánea. Todos ellos han presentado características similares que ayudan a los estudiosos a crear teorías sobre lo que pudiera causar la combustión humana espontánea. Las características que se repiten en los casos incluyen las siguientes: el fuego estaría concentrado en el torso de la víctima, ya que muchas veces se encuentran restos de extremidades o cráneos intactos; el torso y los muslos siempre terminan convertidos en cenizas. El entorno de donde ocurre el hecho, y los objetos cercanos no reciben daño o lo reciben en muy poca magnitud. Los objetos de la habitación que están a más o menos un metro de altura, sufren daño por humo. Los cuerpos han sido encontrados bajo techo. El cuerpo se quema con mucha más rapidez que en un incendio normal. La mayoría de las víctimas han sido mujeres y en general, son personas alcohólicas, con sobrepeso, y de edad avanzada. Un dato interesante es que, a pesar del nombre del fenómeno, siempre ha habido una fuente de ignición, como el hecho de que las víctimas fumaban.
Uno de los factores que más complican a los investigadores de la combustión espontánea es el calor que debería existir para dejar un cuerpo reducido a cenizas. En un incendio normal, la persona resulta carbonizada pero aún con su cuerpo completo. Para lograr que quede como ceniza se debería suministrar combustible por muchas horas al cuerpo, mientras actúa el fuego y aún así es difícil que los huesos sufran daños considerables, teniendo en cuenta que al cremar un cuerpo a 1.100º C los huesos aún siguen completos. Otro factor es que la ceniza en los casos de este fenómeno ha sido de color blanco, lo que indica que el calor debió alcanzar los 2.500º C. Hubo un caso en que una persona que murió por este fenómeno se hallaba dentro de su automóvil. La temperatura que se originó en el lugar fue tan alta que llegó a derretir el parabrisas del auto, o sea se necesitaron más de 5.000 grados C para que eso ocurriera pero el resto de la unidad no se daño. La teoría más satisfactoria que ha surgido es la del “efecto mecha”. Ésta postula que antes del incendio, la persona habría muerto de algún ataque al corazón u otra causa, por el consumo del alcohol o el exceso de cigarro. Como siempre existió una fuente de ignición cercana como un cigarro o una chimenea, el cuerpo ya muerto sería alcanzado por las llamas, prendiéndose la ropa. La ropa sería la mecha y la propia grasa del cuerpo, el combustible que alimentaría la llama. Recordemos que todas las víctimas eran obesas, entonces, la cantidad de grasa, acumulada especialmente en el torso y los muslos, sería suficiente como para darle vida al fuego durante horas. Las temperaturas serían altas y aún más con otros objetos combustibles cercanos, como las sillas, ropa de cama, etc.
La combustión humana espontánea es indudablemente, un suceso extraño. Sin embargo, la gran mayoría de los pocos casos que existen son sólo documentados y no verificados y las versiones contadas son adulteradas para otorgarle al asunto el carácter de paranormal. Es por eso que no se registran víctimas jóvenes sanas y, a pesar de que dicen que no existen fuentes externas de calor, siempre las hay. El desconcierto fue y sigue siendo grande. El tema no ha sido abordado en profundidad tanto por la ciencia como la física. Es bastante escaso y por lo general, afecta a mujeres. Solo afecta a seres humanos, no en animales. Pero no cabe dudas en algo en lo que todos están de acuerdo, el proceso constituye uno de los retos más flagrantes para la ciencia convencional. Uno de los enigmas más grandes por explicar.#