La reconocida actriz habló con Infobae sobre la polémica en torno a las ficciones nacionales subvencionadas, y se mostró confiada en que continuarán durante el gobierno de Macri. “Si hubo corrupción, que se investigue, pero no metan a todos en esa bolsa”, afirmó.
Se publicó hace un par de días el listado de productoras y de actores con subvenciones o ayuda del kirchnerismo. ¿Qué te generó?
—Horrible, me pareció un mamarracho. Me pareció lo más cercano al macarthismo que había visto. Además es una espantosa mentira, porque yo no soy una actriz subvencionada. A mí no me subvenciona nadie, a mí me pagan por hacer un personaje. Me llaman, me dan un personaje, me pagan un cachet y después me voy a mi casa. Es muy gracioso, porque si vos leés la nota sin la malicia que tiene, porque realmente es muy maliciosa, muy resentida y muy desagradable; si vos la leés sin la malicia, decías: “Guau, qué buen proyecto”. Un espectro de actores amplísimo, no hay cuatro o cinco, hay trescientos actores, del teatro alternativo, del cine, mediáticos, no mediáticos. Para mí el 90% buenos actores, buenos proyectos. Si vos lo ves del lado bueno, decís: “Genial, que se siga haciendo, es buenísimo”. La nota está hecha con mucha malicia. No sé por qué se la agarran con los laburantes actores. Están locos. Me parece re feo eso. Parece como una caza de brujas que no está buena. Si vos querés denunciar algo, investigá y denuncialo, si te parece que hubo alguna corrupción. Me parece perfecto que siempre se esté atento a eso, que se denuncie y que se haga. Pero hacer todo general, todos los que trabajaron, todos los que ganaron los concursos, porque eran concursados, todos los que participaron. Pará, no metas en la bolsa a todos.
—¿En tu experiencia no necesariamente era toda gente kirchnerista la que ganó?
—No. Yo no soy kirchnerista. Para mí el gobierno de Cristina fue fabuloso en muchísimas cosas, pero yo soy más zurda. Así que métanme en la lista negra y en la lista roja si quieren. Péguenme por todos lados. En ningún momento me sentí perseguida ni que me llamaban por lo que creo. Quiero creer que me llaman porque soy buena actriz.
—¿Creés que [Mauricio] Macri va a continuar con estos concursos?
—Ojalá, quiero creer que sí. La cultura mientras más amplia y más diversa sea es mejor. Salen mejores programas, más calidad, más diversidad. Hay que darle bola a la cultura.
—Fue un año de mucho trabajo.
—Sí, estuvo buenísimo este año. Hacía bastante que no hacía tele. Estuve haciendo teatro, La casa de Bernarda Alba, dos años y, como no hago dos cosas a la vez, me quedé con las ganas, por suerte se vino esta ola de ficciones re lindas: Cromo, El asesor, Conflictos modernos y la peli Las Ineses también.
—¿Cómo es esto de no hacer teatro y tele a la vez?
—No, prefiero no. Encontré un equilibrio en mi vida cuando dejé de hacer dos cosas a la vez. Tengo un hijo, quiero dedicarle mucho tiempo. Me gusta estar tranquila. Tengo así como un provincianismo que no se me va por más que hace siglos que estoy viviendo acá. No me gusta arrebatarme de trabajo. Me pierdo un montón de cosas, me doy cuenta, soy consciente, porque a veces te salen cosas muy lindas todas a la vez. Prefiero perderme trabajar en muchas cosas, pero estar tranquila y hacerlas bien. Me daba cuenta que empezaba a trabajar mal y no lo disfrutaba.
—Esto que decís de la maternidad y de tener un hijo tiene en un punto que ver con tu capítulo en Conflictos modernos.
—¡Sí! Es una pareja muy enamorada. Están buscando un hijo, pero ella labura en publicidad y le va muy bien. Le cae el ascenso soñado en el momento en que están ahí, formando una familia. Y entonces se le presenta un conflicto interno muy grande, porque siente que las dos cosas no puede —que muchas veces no se pueden las dos cosas— y se presenta un conflicto con la pareja también, porque es: “Pará, bancame unos añitos” y el reloj biológico.
—¿Te interesa la temática del capítulo?
—Claro, porque hay como un mandato que no nos podemos sacar de encima: “Las mujeres tienen que ser madres, sí o sí”. A mí me fascina ser madre, elegí ser madre, deseé mucho a mi hijo, pero fue una decisión tomada desde el deseo y no desde el mandato. Para mí las mujeres también pueden ser muy felices sin tener hijos.
—Sí, claro, es válido.
—No todas las mujeres que tienen hijos son más felices que las que no tienen. O sea, una mujer que decide no tener hijos se la mira siempre raro. Siempre es: “Mmm, algo le pasará” y es: “No, pará. Elegí otra cosa”. Hay que respetar las decisiones y sacarse de encima los mandatos.
—¿Preferís ese tipo de trabajos? ¿Los que plantean temas profundos o cuestiones sociales?
—A mí me gusta actuar y mientras más diversidad haya en los personajes que me ofrecen, más feliz me pongo. Mientras más conflictivos sean los personajes, más feliz soy. Por suerte, me están tocando personajes re lindos.
—¿Qué pasa con los personajes cuando terminan?
—Duelo.
—¿Queda algo del personaje en uno?
—Queda mucho. Queda lo lindo. Ser actriz es hermoso. Los textos dando vueltas por mucho tiempo. Me queda como un lazo afectivo muy fuerte. Eso es hermoso, lo más lindo de actuar, que quede.
—En alguna nota tuya leí una crítica al minuto a minuto para las ficciones.
—Sí. A mí no me gusta eso. Yo no soy de esa época. Cuando empecé ni se hablaba del rating. Eso te da mucha más libertad para trabajar. Me parece que es mucho más valioso para los actores, para los productores, jugarse por una idea y seguir la idea a fondo. Porque después empiezan: “No, esto funciona, esto no” y empezás a cambiar las historias. Por ahí está bueno decir: “Che, yo quise contar esta historia y la voy a contar. Van a ver que va a estar buena”. Después te puede salir o no. Pero me parece que el cambiar y los manotazos de ahogado tampoco sirven demasiado.
Igual te digo, yo he hecho tira ya habiendo estado el minuto a minuto y te da un training que tenés que pegar un volantazo en tu propia historia, que también en ese punto, si lo tomás como positivo, es: “Dale, vamos, vamos a entrenar”.
Pero también está bueno relajarse y dedicarse a construir un personaje, que sepas cómo termina, cuándo es su grado de conflictividad más profundo. Así es el cine, es lo más parecido al cine.
—¿Qué te pasa cuando, por ejemplo, un producto como “Entre caníbales”, que estaba muy bien realizado, no funciona?
—No hay fórmula, en este juego estamos todos metidos. La cantidad de películas excelentes que hay a las que nos le va bien de público: lleno. La cantidad de obras de teatro que son buenísimas. Y ahí está lo mágico, lo angelado, ahí todos somos místicos y decimos por qué. El día que tenga uno la respuesta va a ser todo muy aburrido también, porque se va a tornar todo más previsible.
—¿Te enoja que traigan novelas de afuera?
—Yo valoro la ficción acá. Quiero que no se corte la ficción, sobre todo por las fuentes de trabajo y porque está lleno de re contra buenos actores, directores y productores, que me parece que se tiene que fomentar. Obviamente, yo no miro las ficciones de afuera, no me interesan a mí personalmente.
Si a la gente le gusta, todo bien, pero no me gusta que ocupen el lugar. Está bueno defender la cultura nacional. Somos un país muy rico culturalmente, entonces defendámoslo, porque mientras más se defiende, mejores son los productos.
—El otro día leí en tu cuenta de Twitter la siguiente frase: “Lo que no me banco de ser actriz es tener que hacerme la actriz”.
—¡Qué horror! ¡Me voy a sacar la cuenta de Twitter ya! (risas). Me gusta mucho actuar y hace un montón que trabajo, pero me gustaría a veces que sólo me llamen para trabajar, hacer personajes y no estar yendo a lugares y careteando una persona que por ahí no soy. No, no, esa parte no me gusta.
—Tengo más tuits tuyos: “Dejé de fumar y me puse Twitter, algo es algo”.
—Sí, porque es una especie de vicio. Soy muy nueva, hace poquito que tengo Twitter.
—¿Cuánto tiempo fumaste?
—Muchos años.
—Twitter es más fácil de dejar.
—Sí, ¿no? Sigo escribiendo pelotudeces en Twitter. Lo que pasa es que se pierde mucho tiempo. Está muy bueno para los baches de filmación y eso, que estás 2 horas esperando actuar.
—Otro dice: “Este telefonito inteligente que me compré está hundiendo levemente mi personalidad”.
—Estoy muy de acuerdo con lo que tuiteo. Me lo compré hace poco al teléfono y me puse todo. De repente tenía todo: Facebook, Instagram, Twitter, de un día para el otro y estuve creo que un mes así. No leí más libros, no hice más nada. Mi hijo estaba comiendo y yo estaba en otra (risas). Pobre hijo mío. “¿Qué?”, le decía. Sí. Horroroso. Espantoso. Y me di cuenta de que todo lo que traía no estaba bueno. O sea, me volví insoportable.
—Estamos a días de terminar un año que para vos fue de mucho trabajo. ¿Qué viene para el 2016?
—Un proyecto muy lindo que tengo muchas ganas de hacerlo, que es una película con Ulises Rosell, que es mi marido, en la Patagonia. Por el momento, eso.(Por Tatiana Shapiro). #
La reconocida actriz habló con Infobae sobre la polémica en torno a las ficciones nacionales subvencionadas, y se mostró confiada en que continuarán durante el gobierno de Macri. “Si hubo corrupción, que se investigue, pero no metan a todos en esa bolsa”, afirmó.
Se publicó hace un par de días el listado de productoras y de actores con subvenciones o ayuda del kirchnerismo. ¿Qué te generó?
—Horrible, me pareció un mamarracho. Me pareció lo más cercano al macarthismo que había visto. Además es una espantosa mentira, porque yo no soy una actriz subvencionada. A mí no me subvenciona nadie, a mí me pagan por hacer un personaje. Me llaman, me dan un personaje, me pagan un cachet y después me voy a mi casa. Es muy gracioso, porque si vos leés la nota sin la malicia que tiene, porque realmente es muy maliciosa, muy resentida y muy desagradable; si vos la leés sin la malicia, decías: “Guau, qué buen proyecto”. Un espectro de actores amplísimo, no hay cuatro o cinco, hay trescientos actores, del teatro alternativo, del cine, mediáticos, no mediáticos. Para mí el 90% buenos actores, buenos proyectos. Si vos lo ves del lado bueno, decís: “Genial, que se siga haciendo, es buenísimo”. La nota está hecha con mucha malicia. No sé por qué se la agarran con los laburantes actores. Están locos. Me parece re feo eso. Parece como una caza de brujas que no está buena. Si vos querés denunciar algo, investigá y denuncialo, si te parece que hubo alguna corrupción. Me parece perfecto que siempre se esté atento a eso, que se denuncie y que se haga. Pero hacer todo general, todos los que trabajaron, todos los que ganaron los concursos, porque eran concursados, todos los que participaron. Pará, no metas en la bolsa a todos.
—¿En tu experiencia no necesariamente era toda gente kirchnerista la que ganó?
—No. Yo no soy kirchnerista. Para mí el gobierno de Cristina fue fabuloso en muchísimas cosas, pero yo soy más zurda. Así que métanme en la lista negra y en la lista roja si quieren. Péguenme por todos lados. En ningún momento me sentí perseguida ni que me llamaban por lo que creo. Quiero creer que me llaman porque soy buena actriz.
—¿Creés que [Mauricio] Macri va a continuar con estos concursos?
—Ojalá, quiero creer que sí. La cultura mientras más amplia y más diversa sea es mejor. Salen mejores programas, más calidad, más diversidad. Hay que darle bola a la cultura.
—Fue un año de mucho trabajo.
—Sí, estuvo buenísimo este año. Hacía bastante que no hacía tele. Estuve haciendo teatro, La casa de Bernarda Alba, dos años y, como no hago dos cosas a la vez, me quedé con las ganas, por suerte se vino esta ola de ficciones re lindas: Cromo, El asesor, Conflictos modernos y la peli Las Ineses también.
—¿Cómo es esto de no hacer teatro y tele a la vez?
—No, prefiero no. Encontré un equilibrio en mi vida cuando dejé de hacer dos cosas a la vez. Tengo un hijo, quiero dedicarle mucho tiempo. Me gusta estar tranquila. Tengo así como un provincianismo que no se me va por más que hace siglos que estoy viviendo acá. No me gusta arrebatarme de trabajo. Me pierdo un montón de cosas, me doy cuenta, soy consciente, porque a veces te salen cosas muy lindas todas a la vez. Prefiero perderme trabajar en muchas cosas, pero estar tranquila y hacerlas bien. Me daba cuenta que empezaba a trabajar mal y no lo disfrutaba.
—Esto que decís de la maternidad y de tener un hijo tiene en un punto que ver con tu capítulo en Conflictos modernos.
—¡Sí! Es una pareja muy enamorada. Están buscando un hijo, pero ella labura en publicidad y le va muy bien. Le cae el ascenso soñado en el momento en que están ahí, formando una familia. Y entonces se le presenta un conflicto interno muy grande, porque siente que las dos cosas no puede —que muchas veces no se pueden las dos cosas— y se presenta un conflicto con la pareja también, porque es: “Pará, bancame unos añitos” y el reloj biológico.
—¿Te interesa la temática del capítulo?
—Claro, porque hay como un mandato que no nos podemos sacar de encima: “Las mujeres tienen que ser madres, sí o sí”. A mí me fascina ser madre, elegí ser madre, deseé mucho a mi hijo, pero fue una decisión tomada desde el deseo y no desde el mandato. Para mí las mujeres también pueden ser muy felices sin tener hijos.
—Sí, claro, es válido.
—No todas las mujeres que tienen hijos son más felices que las que no tienen. O sea, una mujer que decide no tener hijos se la mira siempre raro. Siempre es: “Mmm, algo le pasará” y es: “No, pará. Elegí otra cosa”. Hay que respetar las decisiones y sacarse de encima los mandatos.
—¿Preferís ese tipo de trabajos? ¿Los que plantean temas profundos o cuestiones sociales?
—A mí me gusta actuar y mientras más diversidad haya en los personajes que me ofrecen, más feliz me pongo. Mientras más conflictivos sean los personajes, más feliz soy. Por suerte, me están tocando personajes re lindos.
—¿Qué pasa con los personajes cuando terminan?
—Duelo.
—¿Queda algo del personaje en uno?
—Queda mucho. Queda lo lindo. Ser actriz es hermoso. Los textos dando vueltas por mucho tiempo. Me queda como un lazo afectivo muy fuerte. Eso es hermoso, lo más lindo de actuar, que quede.
—En alguna nota tuya leí una crítica al minuto a minuto para las ficciones.
—Sí. A mí no me gusta eso. Yo no soy de esa época. Cuando empecé ni se hablaba del rating. Eso te da mucha más libertad para trabajar. Me parece que es mucho más valioso para los actores, para los productores, jugarse por una idea y seguir la idea a fondo. Porque después empiezan: “No, esto funciona, esto no” y empezás a cambiar las historias. Por ahí está bueno decir: “Che, yo quise contar esta historia y la voy a contar. Van a ver que va a estar buena”. Después te puede salir o no. Pero me parece que el cambiar y los manotazos de ahogado tampoco sirven demasiado.
Igual te digo, yo he hecho tira ya habiendo estado el minuto a minuto y te da un training que tenés que pegar un volantazo en tu propia historia, que también en ese punto, si lo tomás como positivo, es: “Dale, vamos, vamos a entrenar”.
Pero también está bueno relajarse y dedicarse a construir un personaje, que sepas cómo termina, cuándo es su grado de conflictividad más profundo. Así es el cine, es lo más parecido al cine.
—¿Qué te pasa cuando, por ejemplo, un producto como “Entre caníbales”, que estaba muy bien realizado, no funciona?
—No hay fórmula, en este juego estamos todos metidos. La cantidad de películas excelentes que hay a las que nos le va bien de público: lleno. La cantidad de obras de teatro que son buenísimas. Y ahí está lo mágico, lo angelado, ahí todos somos místicos y decimos por qué. El día que tenga uno la respuesta va a ser todo muy aburrido también, porque se va a tornar todo más previsible.
—¿Te enoja que traigan novelas de afuera?
—Yo valoro la ficción acá. Quiero que no se corte la ficción, sobre todo por las fuentes de trabajo y porque está lleno de re contra buenos actores, directores y productores, que me parece que se tiene que fomentar. Obviamente, yo no miro las ficciones de afuera, no me interesan a mí personalmente.
Si a la gente le gusta, todo bien, pero no me gusta que ocupen el lugar. Está bueno defender la cultura nacional. Somos un país muy rico culturalmente, entonces defendámoslo, porque mientras más se defiende, mejores son los productos.
—El otro día leí en tu cuenta de Twitter la siguiente frase: “Lo que no me banco de ser actriz es tener que hacerme la actriz”.
—¡Qué horror! ¡Me voy a sacar la cuenta de Twitter ya! (risas). Me gusta mucho actuar y hace un montón que trabajo, pero me gustaría a veces que sólo me llamen para trabajar, hacer personajes y no estar yendo a lugares y careteando una persona que por ahí no soy. No, no, esa parte no me gusta.
—Tengo más tuits tuyos: “Dejé de fumar y me puse Twitter, algo es algo”.
—Sí, porque es una especie de vicio. Soy muy nueva, hace poquito que tengo Twitter.
—¿Cuánto tiempo fumaste?
—Muchos años.
—Twitter es más fácil de dejar.
—Sí, ¿no? Sigo escribiendo pelotudeces en Twitter. Lo que pasa es que se pierde mucho tiempo. Está muy bueno para los baches de filmación y eso, que estás 2 horas esperando actuar.
—Otro dice: “Este telefonito inteligente que me compré está hundiendo levemente mi personalidad”.
—Estoy muy de acuerdo con lo que tuiteo. Me lo compré hace poco al teléfono y me puse todo. De repente tenía todo: Facebook, Instagram, Twitter, de un día para el otro y estuve creo que un mes así. No leí más libros, no hice más nada. Mi hijo estaba comiendo y yo estaba en otra (risas). Pobre hijo mío. “¿Qué?”, le decía. Sí. Horroroso. Espantoso. Y me di cuenta de que todo lo que traía no estaba bueno. O sea, me volví insoportable.
—Estamos a días de terminar un año que para vos fue de mucho trabajo. ¿Qué viene para el 2016?
—Un proyecto muy lindo que tengo muchas ganas de hacerlo, que es una película con Ulises Rosell, que es mi marido, en la Patagonia. Por el momento, eso.(Por Tatiana Shapiro). #