Investigadores del CENPAT y un gran hallazgo

Marcelo Tejedor y Nelson Novo forman parte del grupo que descubrió los restos de monos más antiguos del continente. En Perú encontraron molares de animales que vivieron hace 35 millones de años. El hallazgo ratifica la conexión de África con América del Sur.

04 FEB 2015 - 21:16 | Actualizado

Los monos sudamericanos son mucho más antiguos de lo que se creía y el hallazgo de molares cuya datación supera los 35 millones de años confirmaría la conexión entre África y América del Sur que habría permitido el ingreso a nuestro continente de estos animales.

El descubrimiento fue publicado por la destacada revista Nature y en el hallazgo de los restos participaron, entre otros científicos, Marcelo Tejedor, Investigador Independiente del CENPAT y Nelson Novo, becario doctoral de la institución científica con base en Puerto Madryn, dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Todo comenzó en plena Amazonia peruana con el hallazgo de tres diminutos molares superiores y uno inferior, los cuales a partir de un exhaustivo análisis, podrían obligar a reescribir gran parte de la historia conocida sobre los primates sudamericanos. Hasta ahora, los restos más antiguos de estos animales en la región habían sido encontrados en Bolivia y datan de 26 millones de años atrás, momento en que se sospechaba que habrían arribado desde el actual continente africano. La aparición de los dientes indicaría, sin embargo, que ese desembarco sucedió en realidad unos 10 millones de años antes.

El primer informe

Las piezas se extrajeron de un yacimiento paleontológico ubicado en el distrito de Santa Rosa, en el país andino, junto con fósiles pertenecientes a mamíferos pequeños y medianos, entre ellos marsupiales, murciélagos, ungulados nativos y, en mayor medida, roedores.

“Los materiales fueron colectados en la década del ’90 por colegas norteamericanos que trabajan en colaboración con grupos argentinos”, contó Mariano Bond, investigador independiente del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM –UNLP) y primer autor de la publicación.

Según explicó el científico, casi toda esta fauna recolectada fue descripta preliminarmente en un artículo aparecido en el año 2004 en el que se estableció su existencia durante el Terciario inferior, hace no menos de 35 millones de años.

Es decir que su arribo a la actual América del Sur en la segunda de las tres oleadas inmigratorias que poblaron este subcontinente, probablemente proveniente de África, donde sí se conocen registros de primates más antiguos.

“Por aquel entonces, ambos territorios distaban aproximadamente 1.500 km entre sí; mucho más cerca que hoy, separados en sus puntos más cercanos por 2.600 km. A medida que se fueron alejando, la dispersión de las especies habría sucedido por medio de islotes y balsas naturales”, explicó Bond.

El trabajo de investigación

El nuevo trabajo investigativo se dio a partir del primero de los dientes en ser hallado y se trata de un molar superior completo que mide 2,6 milímetros de largo por 3,5 de ancho. A diferencia de la mayor parte del material recolectado, estudiado y clasificado a mediados de la década pasada, este molar recién fue analizado en 2012. “Nos lo enviaron desde Estados Unidos para que determináramos de qué se trataba. Aquí, los expertos en marsupiales no lo reconocieron dentro de ese grupo, entonces me pregunté si podría ser un mono, aunque los más antiguos conocidos hasta ahora en esta región corresponden a una etapa posterior en el tiempo”, relató el investigador afincado en La Plata.

Para despejar la duda, el material fue en principio cotejado con piezas dentarias de monos de la colección de mamíferos vivientes del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN, CONICET). El análisis mostró similitudes con algunas especies actuales pertenecientes a la subfamilia Callitrichinae, en concreto a los vulgarmente llamadas tamarinos, “monos pequeños con una morfología en apariencia muy primitiva”, describe Bond.

Aquella revisión preliminar –según cuenta Bond- arrojaba como resultado que si el molar se correspondía con una especie de primate, se alejaba bastante de Branisella, el primer ejemplar que se creía pisó suelo americano, encontrado en tierra boliviana. Así fue que el paso siguiente del estudio fue compararlo a través de fotos con restos de monos hallados en Libia, norte del continente africano, que existieron hace unos 37 a 40 millones de años. Las piezas eran prácticamente indiferenciables. “Al pequeño diente traído de Perú le faltaba la inscripción made in África”, dijo Bond a modo de broma, en referencia a que el parentesco entre las especies es tan cercano, que incluso podría tratarse de las mismas formas, es decir, de un “recién llegado”, según añade.

Tras la confirmación de lo extraordinario del hallazgo, Bond tomó contacto con Marcelo Tejedor, investigador independiente del CONICET en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT, CONICET) y especialista en platirrinos, tal como se conoce a los primates que evolucionaron en América del Sur. El experto solicitó a grupos internacionales más datos sobre el primitivo animalito africano, y recibió, incluso, un calco de los restos originales, es decir, una réplica en resina. Bajo la lupa, se confirmó que las diferencias eran casi imperceptibles; estaban ante el individuo más antiguo que arribó a nuestro continente.

Según la información publicada en la revista Nature y difundida ayer desde el Centro Científico Tecnológico (CCT) de La Plata, también dependiente del CONICET, el hallazgo confirmaría el vínculo entre los dos continentes. “Los 35 millones son en realidad un piso mínimo, pero es posible que sean más antiguos. Los restos de Libia pertenecen a un yacimiento que tiene entre 37 y 40 millones de años”, dijo el investigador del CENPAT Marcelo Tejedor, quien agregó que “esta edad es realmente impensada para América del Sur; quienes trabajamos en el tema nunca hubiéramos imaginado encontrar primates tan primitivos. Se confirma lo que se sospechaba: definitivamente los monos llegaron a este continente desde África”, señala Bond.

Los restos fósiles fueron enviados por Kenneth Campbell -quien es, además, su descubridor- ornitólogo del Museo de Historia Natural de Los Ángeles, quien ha trabajado en colaboración con científicos locales desde comienzos de los ‘80. “Hay muy buenos paleontólogos argentinos, cuyas investigaciones son altamente valoradas en todo el mundo”, indicó el investigador norteamericano, en tanto Mariano Bond afirmó que “no es pedantería; realmente los profesionales de esta disciplina en el país, ya sea los dedicados a vertebrados, invertebrados o paleobotánica, siempre hemos sido bien considerados internacionalmente, debido a la tradición que tenemos y por figuras como Florentino Ameghino y otros”.

Anuncio en conferencia

Los científicos del CENPAT, Marcelo Tejedor y Nelson Novo, quienes participaron del estudio brindarán mañana a las 11 una conferencia de prensa donde darán detalles del hallazgo. Además de Tejedor y Novo, en el hallazgo e investigación participaron Mariano Bond, Investigador Independiente de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, de la Universidad Nacional de Plata; Kenneth E. Campbell Jr., del Museo de Historia Natural de Los Ángeles, EEUU; Laura Chornogubsky Clerici, Investigadora Asistente del Museo Argentino de Ciencias Naturales y Francisco Goin, Investigador Principal de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP).#

04 FEB 2015 - 21:16

Los monos sudamericanos son mucho más antiguos de lo que se creía y el hallazgo de molares cuya datación supera los 35 millones de años confirmaría la conexión entre África y América del Sur que habría permitido el ingreso a nuestro continente de estos animales.

El descubrimiento fue publicado por la destacada revista Nature y en el hallazgo de los restos participaron, entre otros científicos, Marcelo Tejedor, Investigador Independiente del CENPAT y Nelson Novo, becario doctoral de la institución científica con base en Puerto Madryn, dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Todo comenzó en plena Amazonia peruana con el hallazgo de tres diminutos molares superiores y uno inferior, los cuales a partir de un exhaustivo análisis, podrían obligar a reescribir gran parte de la historia conocida sobre los primates sudamericanos. Hasta ahora, los restos más antiguos de estos animales en la región habían sido encontrados en Bolivia y datan de 26 millones de años atrás, momento en que se sospechaba que habrían arribado desde el actual continente africano. La aparición de los dientes indicaría, sin embargo, que ese desembarco sucedió en realidad unos 10 millones de años antes.

El primer informe

Las piezas se extrajeron de un yacimiento paleontológico ubicado en el distrito de Santa Rosa, en el país andino, junto con fósiles pertenecientes a mamíferos pequeños y medianos, entre ellos marsupiales, murciélagos, ungulados nativos y, en mayor medida, roedores.

“Los materiales fueron colectados en la década del ’90 por colegas norteamericanos que trabajan en colaboración con grupos argentinos”, contó Mariano Bond, investigador independiente del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM –UNLP) y primer autor de la publicación.

Según explicó el científico, casi toda esta fauna recolectada fue descripta preliminarmente en un artículo aparecido en el año 2004 en el que se estableció su existencia durante el Terciario inferior, hace no menos de 35 millones de años.

Es decir que su arribo a la actual América del Sur en la segunda de las tres oleadas inmigratorias que poblaron este subcontinente, probablemente proveniente de África, donde sí se conocen registros de primates más antiguos.

“Por aquel entonces, ambos territorios distaban aproximadamente 1.500 km entre sí; mucho más cerca que hoy, separados en sus puntos más cercanos por 2.600 km. A medida que se fueron alejando, la dispersión de las especies habría sucedido por medio de islotes y balsas naturales”, explicó Bond.

El trabajo de investigación

El nuevo trabajo investigativo se dio a partir del primero de los dientes en ser hallado y se trata de un molar superior completo que mide 2,6 milímetros de largo por 3,5 de ancho. A diferencia de la mayor parte del material recolectado, estudiado y clasificado a mediados de la década pasada, este molar recién fue analizado en 2012. “Nos lo enviaron desde Estados Unidos para que determináramos de qué se trataba. Aquí, los expertos en marsupiales no lo reconocieron dentro de ese grupo, entonces me pregunté si podría ser un mono, aunque los más antiguos conocidos hasta ahora en esta región corresponden a una etapa posterior en el tiempo”, relató el investigador afincado en La Plata.

Para despejar la duda, el material fue en principio cotejado con piezas dentarias de monos de la colección de mamíferos vivientes del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN, CONICET). El análisis mostró similitudes con algunas especies actuales pertenecientes a la subfamilia Callitrichinae, en concreto a los vulgarmente llamadas tamarinos, “monos pequeños con una morfología en apariencia muy primitiva”, describe Bond.

Aquella revisión preliminar –según cuenta Bond- arrojaba como resultado que si el molar se correspondía con una especie de primate, se alejaba bastante de Branisella, el primer ejemplar que se creía pisó suelo americano, encontrado en tierra boliviana. Así fue que el paso siguiente del estudio fue compararlo a través de fotos con restos de monos hallados en Libia, norte del continente africano, que existieron hace unos 37 a 40 millones de años. Las piezas eran prácticamente indiferenciables. “Al pequeño diente traído de Perú le faltaba la inscripción made in África”, dijo Bond a modo de broma, en referencia a que el parentesco entre las especies es tan cercano, que incluso podría tratarse de las mismas formas, es decir, de un “recién llegado”, según añade.

Tras la confirmación de lo extraordinario del hallazgo, Bond tomó contacto con Marcelo Tejedor, investigador independiente del CONICET en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT, CONICET) y especialista en platirrinos, tal como se conoce a los primates que evolucionaron en América del Sur. El experto solicitó a grupos internacionales más datos sobre el primitivo animalito africano, y recibió, incluso, un calco de los restos originales, es decir, una réplica en resina. Bajo la lupa, se confirmó que las diferencias eran casi imperceptibles; estaban ante el individuo más antiguo que arribó a nuestro continente.

Según la información publicada en la revista Nature y difundida ayer desde el Centro Científico Tecnológico (CCT) de La Plata, también dependiente del CONICET, el hallazgo confirmaría el vínculo entre los dos continentes. “Los 35 millones son en realidad un piso mínimo, pero es posible que sean más antiguos. Los restos de Libia pertenecen a un yacimiento que tiene entre 37 y 40 millones de años”, dijo el investigador del CENPAT Marcelo Tejedor, quien agregó que “esta edad es realmente impensada para América del Sur; quienes trabajamos en el tema nunca hubiéramos imaginado encontrar primates tan primitivos. Se confirma lo que se sospechaba: definitivamente los monos llegaron a este continente desde África”, señala Bond.

Los restos fósiles fueron enviados por Kenneth Campbell -quien es, además, su descubridor- ornitólogo del Museo de Historia Natural de Los Ángeles, quien ha trabajado en colaboración con científicos locales desde comienzos de los ‘80. “Hay muy buenos paleontólogos argentinos, cuyas investigaciones son altamente valoradas en todo el mundo”, indicó el investigador norteamericano, en tanto Mariano Bond afirmó que “no es pedantería; realmente los profesionales de esta disciplina en el país, ya sea los dedicados a vertebrados, invertebrados o paleobotánica, siempre hemos sido bien considerados internacionalmente, debido a la tradición que tenemos y por figuras como Florentino Ameghino y otros”.

Anuncio en conferencia

Los científicos del CENPAT, Marcelo Tejedor y Nelson Novo, quienes participaron del estudio brindarán mañana a las 11 una conferencia de prensa donde darán detalles del hallazgo. Además de Tejedor y Novo, en el hallazgo e investigación participaron Mariano Bond, Investigador Independiente de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, de la Universidad Nacional de Plata; Kenneth E. Campbell Jr., del Museo de Historia Natural de Los Ángeles, EEUU; Laura Chornogubsky Clerici, Investigadora Asistente del Museo Argentino de Ciencias Naturales y Francisco Goin, Investigador Principal de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP).#