Lo mató el tiro libre del final

Parecía un empate clavado pero un foul al borde del área provocó un tiro libre que David Basán convirtió en gol, con 49 minutos jugados. Así la CAI que no facturó las que tuvo a su favor, terminó resignando un partido que hasta pudo ganar. Dominó el primer tiempo, decayó en el complemento y otra vez, bronca por el mal cierre.

22 SEP 2013 - 22:25 | Actualizado

Suele ocurrir que los partidos abiertos, generosos en la distribución de situaciones entre dos equipos similares en juego, terminen con un final extraño no previsto. Y la Comisión de Actividades Infantiles que ya pasó por todos los estadíos, ganando y perdiendo terminó sufriendo en carne propia otro golpe al ánimo. Por los puntos que se escaparon como agua entre los dedos; por un cierre equivocado luego de haber sostenido el cero en el arco y de haberse podido llevar algo más que algún recuerdo de Villa Ramallo. Hubo ingenuidad en la última bocha: cuando ya se jugaban 48 minutos. Allí un foul evitable al borde del área en tiempo agregado al regular, le permitió al ingresado David Basán usufructuar una barrera desordenada, permeable y mandó a la red un tiro que ya era el de gracia. Al ángulo e inalcanzable. 1-0 y Defensores de Belgrano pasó por caja, para reclamar un premio que no había terminado de merecer.

La CAI se quedó con la bronca de poder y no tener. Tuvo chances en el PT y no se complicó con la pelota, gozó de buenos momentos para ponerse arriba y como siempre con Mauro Villegas como referencia, se encargó de que el arquero Schomberger no ganara para sustos. De arranque, el equipo de Izquierdo encontró la medida con la pelota; los volantes se plantaron dándole equilibrio y hubo una tras otra, para romper el equilibrio del 0-0. Sin embargo, escaseó la puntería. A los 13’ tras una maniobra de Piñero; Elvio Martínez remató de volea zurda para conmover el travesaño y enseguida el rosarino, asustó con otro tiro libre que advertía la ambición del visitante.

El dúo Villegas-Piñero siempre se movilizó. Juntos armaron una maniobra resuelta in extremis por los defensores y el capitán metió un cabezazo en el palo tras un centro de Chacón. Y habría más porque el mismo Villegas desperdició “la” oportunidad que tuvieron los sureños para ponerse en ventaja: una entrada a pura potencia luego de que Piñero robara la pelota en una salida en falso del local. El tiro que parecía tener destino de gol y hasta comenzaba a gritarse, terminó salvado por el arquero Schomberger. En la suma, la CAI mereció el premio. Pero por distintas razones, falló en la definición y perdonó ante un Defensores limitado pero vivo. Los de Ramallo no encontraron la brújula en el juego asociado y sólo la movilidad de Juan Ceballos rompió el ritmo queriendo imponer la paridad también en el juego.

En el complemento, el local creció. Entró Basán por Cartecchini –en capilla- y el circuito de volantes comenzó a encontrar el juego pretendido. Campo se animó desde afuera, Defensores se adelantó para mostrar los dientes en ataque y ciertamente, a la CAI se le complicó mantener lo que había construído. Benites, Ruíz y Reynoso alternaron buenas y malas; los laterales se clausuraron como vía de ataque y solo la presencia de Villegas generó alguna motivación extra. Con las pelotas paradas como arma, Ramallo puso a prueba más de una vez los reflejos de Mauro Leguiza quien debió multiplicarse para tapar abajo y arriba.

Casi gritan los patagónicos con una corrida de Villegas que derivó en un centro y posterior cabezazo de pique al suelo de Jorge Piñero, frustrado por una notable intervención del uno local, también Reynoso tuvo su chance propia cuando el trámite ya se había encargado de poner a los dos en el mismo escalón. Leguiza salvó increíblemente un cabezazo de Ferrari que se metía en el peor momento del “azzurro” que ya apostaba a cerrar el juego y bajar la persiana con un punto en el bolso. Al final, lo dicho. Un foul al borde del área y en tiempo agregado, la pegada de Basán se encargó de “colgarla” en el punto menos accesible y así, ganar cuando el empate ya era una fija.

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22 SEP 2013 - 22:25

Suele ocurrir que los partidos abiertos, generosos en la distribución de situaciones entre dos equipos similares en juego, terminen con un final extraño no previsto. Y la Comisión de Actividades Infantiles que ya pasó por todos los estadíos, ganando y perdiendo terminó sufriendo en carne propia otro golpe al ánimo. Por los puntos que se escaparon como agua entre los dedos; por un cierre equivocado luego de haber sostenido el cero en el arco y de haberse podido llevar algo más que algún recuerdo de Villa Ramallo. Hubo ingenuidad en la última bocha: cuando ya se jugaban 48 minutos. Allí un foul evitable al borde del área en tiempo agregado al regular, le permitió al ingresado David Basán usufructuar una barrera desordenada, permeable y mandó a la red un tiro que ya era el de gracia. Al ángulo e inalcanzable. 1-0 y Defensores de Belgrano pasó por caja, para reclamar un premio que no había terminado de merecer.

La CAI se quedó con la bronca de poder y no tener. Tuvo chances en el PT y no se complicó con la pelota, gozó de buenos momentos para ponerse arriba y como siempre con Mauro Villegas como referencia, se encargó de que el arquero Schomberger no ganara para sustos. De arranque, el equipo de Izquierdo encontró la medida con la pelota; los volantes se plantaron dándole equilibrio y hubo una tras otra, para romper el equilibrio del 0-0. Sin embargo, escaseó la puntería. A los 13’ tras una maniobra de Piñero; Elvio Martínez remató de volea zurda para conmover el travesaño y enseguida el rosarino, asustó con otro tiro libre que advertía la ambición del visitante.

El dúo Villegas-Piñero siempre se movilizó. Juntos armaron una maniobra resuelta in extremis por los defensores y el capitán metió un cabezazo en el palo tras un centro de Chacón. Y habría más porque el mismo Villegas desperdició “la” oportunidad que tuvieron los sureños para ponerse en ventaja: una entrada a pura potencia luego de que Piñero robara la pelota en una salida en falso del local. El tiro que parecía tener destino de gol y hasta comenzaba a gritarse, terminó salvado por el arquero Schomberger. En la suma, la CAI mereció el premio. Pero por distintas razones, falló en la definición y perdonó ante un Defensores limitado pero vivo. Los de Ramallo no encontraron la brújula en el juego asociado y sólo la movilidad de Juan Ceballos rompió el ritmo queriendo imponer la paridad también en el juego.

En el complemento, el local creció. Entró Basán por Cartecchini –en capilla- y el circuito de volantes comenzó a encontrar el juego pretendido. Campo se animó desde afuera, Defensores se adelantó para mostrar los dientes en ataque y ciertamente, a la CAI se le complicó mantener lo que había construído. Benites, Ruíz y Reynoso alternaron buenas y malas; los laterales se clausuraron como vía de ataque y solo la presencia de Villegas generó alguna motivación extra. Con las pelotas paradas como arma, Ramallo puso a prueba más de una vez los reflejos de Mauro Leguiza quien debió multiplicarse para tapar abajo y arriba.

Casi gritan los patagónicos con una corrida de Villegas que derivó en un centro y posterior cabezazo de pique al suelo de Jorge Piñero, frustrado por una notable intervención del uno local, también Reynoso tuvo su chance propia cuando el trámite ya se había encargado de poner a los dos en el mismo escalón. Leguiza salvó increíblemente un cabezazo de Ferrari que se metía en el peor momento del “azzurro” que ya apostaba a cerrar el juego y bajar la persiana con un punto en el bolso. Al final, lo dicho. Un foul al borde del área y en tiempo agregado, la pegada de Basán se encargó de “colgarla” en el punto menos accesible y así, ganar cuando el empate ya era una fija.


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