Hace 40 años se disputaba un de los partidos que tuvo uno de los condimentos más violentos que afuera y adentro de un campo de juego pudo existir en los cruces de clubes patagónicos.
Por la final del Torneo Regional de fútbol de 1985, Cipolletti de Rio Negro vencía a Huracán de Comodoro Rivadavia en los últimos minutos por 2 a 1 y accedía al Campeonato Nacional de ese año.
Pero, lo más trascedente, aparte del resultado, fue la emboscada que los chubutenses padecieron en esa final disputada en Bahía Blanca. Tanto los vehículos particulares como colectivos que contaban con la matrícula U fueron dañados a piedrazos; elemento contundente si los hay y que también fue objeto el arquero Adrián Llesona segundos antes del gol del triunfo rionegrino.
Sucedió un 27 de enero y fue para clasificar al último Torneo Nacional de Fútbol, esa extraordinaria creación del dirigente banfileño Valentín Suárez que a partir de fines de la década del 60 del siglo pasado, les permitía a los clubes indirectamente afiliados a la AFA jugar con los conjuntos “metropolitanos”. Era el certamen del segundo semestre del año y terminaba cerca de las fiestas.
Para llegar se jugaban eliminatorias. Algunas ligas tenían cupo directo: Mar del Plata, Córdoba, el NOA y Cuyo; el resto, a competir entre sí y entre ellos los patagónicos.
Y en el último Regional y como no podía ser de otra manera se midieron en una final; quizás los dos equipos más exitosos de la región. Cipolletti de la ciudad rionegrina homónima y Huracán de Comodoro Rivadavia. El enfrentamiento histórico se llamó (y se llama) “El clásico de la Patagonia”, por esos duelos de gloria y cenizas.
“El capataz” había jugado los Nacionales de 1973, 1975, 1977, 1979 y 1980) y “El Globo” los de 1971, 1974, 1976, con victorias históricas. Uno con un 4 a 2 a Boca en la mismísima Bombonera en el 77 y el otro ante el Huracán de Menotti en el 74 por 4 a 0.
Para llegar a esa instancia final, los albinegros superaron a Boca de Bariloche, Alianza de Cutral-Co, Ferro de General Pico y All Boys de Santa Rosa. Por su parte, Huracán venció a Germinal, San Lorenzo de Carmen de Patagones e Independiente de Rio Gallegos.
La serie final se inició en La Visera rionegrina con victoria local por 3 a 2, un 13 de enero. Una semana después, los merengues se tomaron revancha ganando 2 a 1 y debieron ir a un tercer juego definitorio.
Y allí comenzó todo. Primero las operaciones para lograr una cancha neutral óptima para cada uno. Mientras que los comodorenses propusieron Trelew, los rionegrinos solicitaron General Pico en La Pampa. Ante la ausencia de un acuerdo, el Consejo Federal decidió la cancha de Olimpo de Bahía Blanca. Afuera de la cancha comenzaba ganando Cipolletti: 528 contra 1093 kilómetros entre ambas ciudades y ese sur bonaerense.
Y, afuera, también, el clima se tornó muy tenso. El representante del Alto Valle se quejó profusamente del maltrato que padeció el 20 de enero en la revancha en Chubut; lo que llevó que ese 27 de enero el ambiente de hostilidad no pudo ser evitado por el flojo operativo policial y a aquella presunta emboscada de siete días atrás en la capital del petróleo argentino; si se produjo; pero al revés. Un ataque brutal contra todo vehículo que rodara por Bahía Blanca con la patente con la U (por ese entonces la chapa identificatoria de Chubut era esa letra) los que fueron literalmente destrozados a piedrazos. Ni hablar de la masa de hinchas del “Globito petrolero”, rodeados en el Parque de Mayo. Y como si esto fuera poco no lo dejaron ingresar al estadio “Roberto Carminatti” hasta comenzado el segundo tiempo y cuando el partido iba 0 a 0. Afuera de la cancha, Cipolletti volvía “a ganar”.
Goles son amores
Sin embargo, todo se estremeció cuando Marcelino Britapaja, a los 20 de ese segundo período puso el 1 a 0 para los chubutenses. Cipolletti, que había contratado a Yorno (después Boca y Estudiantes); al ex River Carlos Russo, al exAtlanta y Betis de Sevilla y Platense y Huracán, Osvaldo “Baby” Cortez y que ese día no pudo contar ni con Blas Giunta ni con Walter Parodi, aspiraba a sumar su sexta participación en primera división; pero se encontró con un Huracán sin tantas estrellas pero con Giordanella y Crossara en el medio, “Palalá” Willhuber arriba, más la experiencia de “Pirulo” y una defensa sólida y se llevaba todos los premios.
Sin embargo, a los 39 llegó el empate de Ricardo Ginar y en tiempo agregado por el árbitro Carlos Mastrángelo, Ricardo Ogas le dio el pase a los rionegrinos.
Para no ser menos polémico ese final; segundos antes el arquero Adrián Llesona había quedado tumbado en el piso por un piedrazo que recibió en su cabeza. Mastrángelo, no sólo no suspendió el juego, sino que lo hizo recuperar y volver al partido con el fatídico final para los comodorenses. Cipolletti volvía a vencer. Afuera y también adentro.
Fue la última vez que Cipolletti jugó en primera y la última vez que el Huracán petrolero estuvo tan cerca…y tan lejos. Afuera y adentro. Emboscado.
Síntesis
Cipolletti: Marcelo Arturo Yorno, Osvaldo Cortés, Carlos Russo, Jorge Solari Gil y Jorge Fernández; Rodolfo Torres, Ricardo Oggas, Edgard Cifuentes; Rubén Diéguez, Marcelo Sissi y Jorge Giner.
Huracán: Adrián Llesona, Roberto Miranda, Abel Trezeguet, Evaristo León y Jorge Albariño, Jaime Giordanella, Miguel Crossara y Marcelino Britapaja; Ricardo Rubilar, Héctor Willhuber y Juan C. Sotelo.
Goles: ST: 20' Marcelino Britapaja (H), 41' Ricardo Giner (C) y 45' Ricardo Ogas (C).
Estadio: Olimpo de Bahía Blanca.
Hace 40 años se disputaba un de los partidos que tuvo uno de los condimentos más violentos que afuera y adentro de un campo de juego pudo existir en los cruces de clubes patagónicos.
Por la final del Torneo Regional de fútbol de 1985, Cipolletti de Rio Negro vencía a Huracán de Comodoro Rivadavia en los últimos minutos por 2 a 1 y accedía al Campeonato Nacional de ese año.
Pero, lo más trascedente, aparte del resultado, fue la emboscada que los chubutenses padecieron en esa final disputada en Bahía Blanca. Tanto los vehículos particulares como colectivos que contaban con la matrícula U fueron dañados a piedrazos; elemento contundente si los hay y que también fue objeto el arquero Adrián Llesona segundos antes del gol del triunfo rionegrino.
Sucedió un 27 de enero y fue para clasificar al último Torneo Nacional de Fútbol, esa extraordinaria creación del dirigente banfileño Valentín Suárez que a partir de fines de la década del 60 del siglo pasado, les permitía a los clubes indirectamente afiliados a la AFA jugar con los conjuntos “metropolitanos”. Era el certamen del segundo semestre del año y terminaba cerca de las fiestas.
Para llegar se jugaban eliminatorias. Algunas ligas tenían cupo directo: Mar del Plata, Córdoba, el NOA y Cuyo; el resto, a competir entre sí y entre ellos los patagónicos.
Y en el último Regional y como no podía ser de otra manera se midieron en una final; quizás los dos equipos más exitosos de la región. Cipolletti de la ciudad rionegrina homónima y Huracán de Comodoro Rivadavia. El enfrentamiento histórico se llamó (y se llama) “El clásico de la Patagonia”, por esos duelos de gloria y cenizas.
“El capataz” había jugado los Nacionales de 1973, 1975, 1977, 1979 y 1980) y “El Globo” los de 1971, 1974, 1976, con victorias históricas. Uno con un 4 a 2 a Boca en la mismísima Bombonera en el 77 y el otro ante el Huracán de Menotti en el 74 por 4 a 0.
Para llegar a esa instancia final, los albinegros superaron a Boca de Bariloche, Alianza de Cutral-Co, Ferro de General Pico y All Boys de Santa Rosa. Por su parte, Huracán venció a Germinal, San Lorenzo de Carmen de Patagones e Independiente de Rio Gallegos.
La serie final se inició en La Visera rionegrina con victoria local por 3 a 2, un 13 de enero. Una semana después, los merengues se tomaron revancha ganando 2 a 1 y debieron ir a un tercer juego definitorio.
Y allí comenzó todo. Primero las operaciones para lograr una cancha neutral óptima para cada uno. Mientras que los comodorenses propusieron Trelew, los rionegrinos solicitaron General Pico en La Pampa. Ante la ausencia de un acuerdo, el Consejo Federal decidió la cancha de Olimpo de Bahía Blanca. Afuera de la cancha comenzaba ganando Cipolletti: 528 contra 1093 kilómetros entre ambas ciudades y ese sur bonaerense.
Y, afuera, también, el clima se tornó muy tenso. El representante del Alto Valle se quejó profusamente del maltrato que padeció el 20 de enero en la revancha en Chubut; lo que llevó que ese 27 de enero el ambiente de hostilidad no pudo ser evitado por el flojo operativo policial y a aquella presunta emboscada de siete días atrás en la capital del petróleo argentino; si se produjo; pero al revés. Un ataque brutal contra todo vehículo que rodara por Bahía Blanca con la patente con la U (por ese entonces la chapa identificatoria de Chubut era esa letra) los que fueron literalmente destrozados a piedrazos. Ni hablar de la masa de hinchas del “Globito petrolero”, rodeados en el Parque de Mayo. Y como si esto fuera poco no lo dejaron ingresar al estadio “Roberto Carminatti” hasta comenzado el segundo tiempo y cuando el partido iba 0 a 0. Afuera de la cancha, Cipolletti volvía “a ganar”.
Goles son amores
Sin embargo, todo se estremeció cuando Marcelino Britapaja, a los 20 de ese segundo período puso el 1 a 0 para los chubutenses. Cipolletti, que había contratado a Yorno (después Boca y Estudiantes); al ex River Carlos Russo, al exAtlanta y Betis de Sevilla y Platense y Huracán, Osvaldo “Baby” Cortez y que ese día no pudo contar ni con Blas Giunta ni con Walter Parodi, aspiraba a sumar su sexta participación en primera división; pero se encontró con un Huracán sin tantas estrellas pero con Giordanella y Crossara en el medio, “Palalá” Willhuber arriba, más la experiencia de “Pirulo” y una defensa sólida y se llevaba todos los premios.
Sin embargo, a los 39 llegó el empate de Ricardo Ginar y en tiempo agregado por el árbitro Carlos Mastrángelo, Ricardo Ogas le dio el pase a los rionegrinos.
Para no ser menos polémico ese final; segundos antes el arquero Adrián Llesona había quedado tumbado en el piso por un piedrazo que recibió en su cabeza. Mastrángelo, no sólo no suspendió el juego, sino que lo hizo recuperar y volver al partido con el fatídico final para los comodorenses. Cipolletti volvía a vencer. Afuera y también adentro.
Fue la última vez que Cipolletti jugó en primera y la última vez que el Huracán petrolero estuvo tan cerca…y tan lejos. Afuera y adentro. Emboscado.
Síntesis
Cipolletti: Marcelo Arturo Yorno, Osvaldo Cortés, Carlos Russo, Jorge Solari Gil y Jorge Fernández; Rodolfo Torres, Ricardo Oggas, Edgard Cifuentes; Rubén Diéguez, Marcelo Sissi y Jorge Giner.
Huracán: Adrián Llesona, Roberto Miranda, Abel Trezeguet, Evaristo León y Jorge Albariño, Jaime Giordanella, Miguel Crossara y Marcelino Britapaja; Ricardo Rubilar, Héctor Willhuber y Juan C. Sotelo.
Goles: ST: 20' Marcelino Britapaja (H), 41' Ricardo Giner (C) y 45' Ricardo Ogas (C).
Estadio: Olimpo de Bahía Blanca.