Por Analía Künzli
Abogada Adjunta AFI Puerto Madryn
Especial para Jornada
Para terminar este año consideré relevante rescatar este pequeño artículo de Lucía Etxebarria que narra la historia de Juana de Castilla, o Juana la Loca.
Es muy duro y muy difícil reconocer en estas líneas lo que nos continúa pasando a pesar de todo, de toda la lucha, de todos los esfuerzos. Porque a pesar de todos los avances, seguimos retrocediendo. Porque el techo de cristal sigue estando así como el piso pegajoso, los muros de ladrillo o círculos de hielo.
Es una tarea titánica que algunos podrían pensar que agota nuestras fuerzas. Pero no es así, muy por el contrario, nos fortalece, nos empodera, nos motiva, nos inspira y nos da valor.
Así que se los dejo por acá.
“Cuando te digan que estás loca recuerda que tal día como hoy, 6 o 7 de noviembre, nació Juana de Castilla, una reina que nunca estuvo loca. Nunca. A Juana la casaron con 16 años con un chico al que llamaban el hermoso, aunque no lo era. (Según los retratos, era más bien feo). El tipo se benefició desde el primer día a todas las damas de la corte. Juana se enfadaba lógicamente, porque exigía un respeto que a ella no se le daba. Ni como mujer, ni como reina, ni como esposa. Y por eso la llamaban la loca.
Cuando su marido murió, Juana reivindicó el trono de reina de Castilla que a ella estaba destinado. El rey Fernando, su propio padre, no quería que Juana reinara. Así que decidió que estaba loca y la encerró. Juana era aún muy joven y muy bella. El rey temía que volviera a casarse con un hombre que la apoyara en la lucha por el trono.
Mejor encerrada.
Cuando su hijo Carlos fue a visitarlo dicen que ella decidió graciosamente el poder. Mentira.
Carlos la obligó a firmar ya la dejó a ir: encerrada.
Juana era mujer culta que hablaba latín y escribía poesía.
Pero la historia la ha llamado Juana la Loca y no Juana la Prisionera.
Juana de Castilla es una de tantas mujeres a las que la historia les ha negado su propia voz.
La próxima vez que te llamen loca o loca del l… es una es lo primero que se le dice a una mujer cuando la quieren silenciar”.
“Lindas, libres y locas”, de Lucía Etxebarria.
Por Analía Künzli
Abogada Adjunta AFI Puerto Madryn
Especial para Jornada
Para terminar este año consideré relevante rescatar este pequeño artículo de Lucía Etxebarria que narra la historia de Juana de Castilla, o Juana la Loca.
Es muy duro y muy difícil reconocer en estas líneas lo que nos continúa pasando a pesar de todo, de toda la lucha, de todos los esfuerzos. Porque a pesar de todos los avances, seguimos retrocediendo. Porque el techo de cristal sigue estando así como el piso pegajoso, los muros de ladrillo o círculos de hielo.
Es una tarea titánica que algunos podrían pensar que agota nuestras fuerzas. Pero no es así, muy por el contrario, nos fortalece, nos empodera, nos motiva, nos inspira y nos da valor.
Así que se los dejo por acá.
“Cuando te digan que estás loca recuerda que tal día como hoy, 6 o 7 de noviembre, nació Juana de Castilla, una reina que nunca estuvo loca. Nunca. A Juana la casaron con 16 años con un chico al que llamaban el hermoso, aunque no lo era. (Según los retratos, era más bien feo). El tipo se benefició desde el primer día a todas las damas de la corte. Juana se enfadaba lógicamente, porque exigía un respeto que a ella no se le daba. Ni como mujer, ni como reina, ni como esposa. Y por eso la llamaban la loca.
Cuando su marido murió, Juana reivindicó el trono de reina de Castilla que a ella estaba destinado. El rey Fernando, su propio padre, no quería que Juana reinara. Así que decidió que estaba loca y la encerró. Juana era aún muy joven y muy bella. El rey temía que volviera a casarse con un hombre que la apoyara en la lucha por el trono.
Mejor encerrada.
Cuando su hijo Carlos fue a visitarlo dicen que ella decidió graciosamente el poder. Mentira.
Carlos la obligó a firmar ya la dejó a ir: encerrada.
Juana era mujer culta que hablaba latín y escribía poesía.
Pero la historia la ha llamado Juana la Loca y no Juana la Prisionera.
Juana de Castilla es una de tantas mujeres a las que la historia les ha negado su propia voz.
La próxima vez que te llamen loca o loca del l… es una es lo primero que se le dice a una mujer cuando la quieren silenciar”.
“Lindas, libres y locas”, de Lucía Etxebarria.