- Por Esteban Gallo
Desde hace algunos días, la situación de los afiliados del PAMI de Chubut se encuentra en el centro de le escena y en los primeros planos de la agenda pública.
El drama de jubilados y pensionados, carentes de un servicio de salud eficiente, no se corresponde con la contribución que han hecho a la obra social a lo largo de sus años de aporte.
Pero el destrato del que son víctimas, no surgió con el último gobierno. Es verdad que la gestión de Javier Milei manifiesta un especial desprecio por los sectores vulnerables, pero es honesto señalar que, ningún gobierno que lo precedió se ocupó apropiadamente de la salud de nuestros abuelos. Radicales, peronistas, aliancistas, menemistas, kirchneristas, liberales, todos han defeccionado rotundamente.
No solo ha sido un fracaso de quienes han gobernado este país en las últimas décadas, sino de toda la clase dirigente y de los partidos políticos que nunca se ocuparon del tema. Tampoco los intendentes, concejales o diputados provinciales o nacionales, han mostrado un verdadero interés por defender los derechos de nuestros adultos mayores en materia de salud.
Hoy la preocupación está centrada en la situación de los afiliados del PAMI de Esquel, que a raíz de un conflicto con el Colegio Médico de esa ciudad padecieron gravísimos problemas de atención en los últimos tiempos y podrían quedarse nuevamente sin servicios, a fines de este mes. Pero la crisis está latente en todas las ciudades de la provincia. En Madryn, hace más de dos décadas que los afiliados vienen pariendo los destratos de la obra social, más la intermediación del PROSATE, que ha funcionado de modo paupérrimo.
En ese contexto, las declaraciones de Vanesa Nieva, directora ejecutiva del PAMI CHUBUT, diciendo que todo está en orden, son una afrenta para los afiliados. “Los ejes de nuestra administración son la eficiencia, la austeridad, el orden y la planificación” escribió en las redes, sin ponerse colorada.
Hay que ser muy cara rota para hacer semejante afirmación, como si la comunidad no supiera lo que está pasando con el PAMI.
¿Es mentira que hay afiliados que se gastan la jubilación en remedios y que, incluso, han tenido que pedir préstamos para cubrir los gastos de los estudios porque el PAMI no se hace cargo?
¿Es mentira que nuestros viejos tienen que hacer colas interminables para conseguir turno con un especialista, cuando pueden conseguir uno?
¿Es mentira que tienen que esperar meses o años por una prótesis?
¿Es mentira que los reintegros se pagan con dos o tres años de atraso?
Cuando uno entra a la página web o al Facebook de PAMI se encuentra con imágenes de funcionarios sonrientes y abuelos felices. Hay profusa información sobre asistencia oncológica, programas sociales y medicamentos gratuitos.
Es el mundo color de rosas que la titular del PAMI intenta mostrar en las redes sociales, pero que no tiene nada que ver con la realidad, ni con lo que relatan los abuelos en los medios de comunicación.
Ellos no hacen especulaciones políticas ni reclaman ningún privilegio. Lo único que quieren es que les devuelvan con servicios adecuados los aportes que hicieron toda la vida.
Después de mucho tiempo y por primera vez, un gobernador de la provincia pone a los afiliados del PAMI en el centro de la escena.
En esa dirección, presentará una ley de protección de adultos mayores que propicia exenciones impositivas, tributarias y de tasas para los Centros de Jubilados de la provincia, instituciones que se encargan de la problemática de los abuelos. La iniciativa contempla también la asistencia legal para trámites burocráticos y el nombramiento de un vocero de la tercera edad que tendrá representación en la Justicia, para accionar con mayor fuerza cuando sus derechos sean vulnerados.
Ojalá el posicionamiento firme de Nacho Torres se traslade a los funcionarios de su gabinete y al resto de la dirigencia política para que el interés no se desvanezca y la situación de los afiliados del PAMI permanezca en la agenda política de Chubut hasta encontrar una solución definitiva.
Quizá llegó el momento de que la salud de nuestros viejos, por fin, sea prioritario para un gobierno y sea tratada como una cuestión de Estado.
- Por Esteban Gallo
Desde hace algunos días, la situación de los afiliados del PAMI de Chubut se encuentra en el centro de le escena y en los primeros planos de la agenda pública.
El drama de jubilados y pensionados, carentes de un servicio de salud eficiente, no se corresponde con la contribución que han hecho a la obra social a lo largo de sus años de aporte.
Pero el destrato del que son víctimas, no surgió con el último gobierno. Es verdad que la gestión de Javier Milei manifiesta un especial desprecio por los sectores vulnerables, pero es honesto señalar que, ningún gobierno que lo precedió se ocupó apropiadamente de la salud de nuestros abuelos. Radicales, peronistas, aliancistas, menemistas, kirchneristas, liberales, todos han defeccionado rotundamente.
No solo ha sido un fracaso de quienes han gobernado este país en las últimas décadas, sino de toda la clase dirigente y de los partidos políticos que nunca se ocuparon del tema. Tampoco los intendentes, concejales o diputados provinciales o nacionales, han mostrado un verdadero interés por defender los derechos de nuestros adultos mayores en materia de salud.
Hoy la preocupación está centrada en la situación de los afiliados del PAMI de Esquel, que a raíz de un conflicto con el Colegio Médico de esa ciudad padecieron gravísimos problemas de atención en los últimos tiempos y podrían quedarse nuevamente sin servicios, a fines de este mes. Pero la crisis está latente en todas las ciudades de la provincia. En Madryn, hace más de dos décadas que los afiliados vienen pariendo los destratos de la obra social, más la intermediación del PROSATE, que ha funcionado de modo paupérrimo.
En ese contexto, las declaraciones de Vanesa Nieva, directora ejecutiva del PAMI CHUBUT, diciendo que todo está en orden, son una afrenta para los afiliados. “Los ejes de nuestra administración son la eficiencia, la austeridad, el orden y la planificación” escribió en las redes, sin ponerse colorada.
Hay que ser muy cara rota para hacer semejante afirmación, como si la comunidad no supiera lo que está pasando con el PAMI.
¿Es mentira que hay afiliados que se gastan la jubilación en remedios y que, incluso, han tenido que pedir préstamos para cubrir los gastos de los estudios porque el PAMI no se hace cargo?
¿Es mentira que nuestros viejos tienen que hacer colas interminables para conseguir turno con un especialista, cuando pueden conseguir uno?
¿Es mentira que tienen que esperar meses o años por una prótesis?
¿Es mentira que los reintegros se pagan con dos o tres años de atraso?
Cuando uno entra a la página web o al Facebook de PAMI se encuentra con imágenes de funcionarios sonrientes y abuelos felices. Hay profusa información sobre asistencia oncológica, programas sociales y medicamentos gratuitos.
Es el mundo color de rosas que la titular del PAMI intenta mostrar en las redes sociales, pero que no tiene nada que ver con la realidad, ni con lo que relatan los abuelos en los medios de comunicación.
Ellos no hacen especulaciones políticas ni reclaman ningún privilegio. Lo único que quieren es que les devuelvan con servicios adecuados los aportes que hicieron toda la vida.
Después de mucho tiempo y por primera vez, un gobernador de la provincia pone a los afiliados del PAMI en el centro de la escena.
En esa dirección, presentará una ley de protección de adultos mayores que propicia exenciones impositivas, tributarias y de tasas para los Centros de Jubilados de la provincia, instituciones que se encargan de la problemática de los abuelos. La iniciativa contempla también la asistencia legal para trámites burocráticos y el nombramiento de un vocero de la tercera edad que tendrá representación en la Justicia, para accionar con mayor fuerza cuando sus derechos sean vulnerados.
Ojalá el posicionamiento firme de Nacho Torres se traslade a los funcionarios de su gabinete y al resto de la dirigencia política para que el interés no se desvanezca y la situación de los afiliados del PAMI permanezca en la agenda política de Chubut hasta encontrar una solución definitiva.
Quizá llegó el momento de que la salud de nuestros viejos, por fin, sea prioritario para un gobierno y sea tratada como una cuestión de Estado.