Sor Juana Inés de la Cruz
Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada
Podcast: Paloma Caria
Diseño: Marcelo Maidana
"Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón y no veis que sos la ocasión de lo mismo que juzgáis".
Hace 375 años nacía con un nombre extensísimo: Juana Inés de Asbaje y Ramirez de Santillana. Se la conoció como sor Juana Inés de la Cruz. Fue la hija del medio de una pareja hereje ante la iglesia y se convirtió en una de las feministas de vanguardia de todos los tiempos de la historia latinoamericana.
Mexicana brava, se juntó con pobres, tachados y ocultos y aprendió idiomas originarios que le estaban prohibidos a las mujeres de la corte virreinal. Aprendió a leer y escribir a los 3 años a escondidas y en veinte lecciones supo del latín y escribió su primer poema a los 8 años con 360 versos en náhuatl y en español.
Se peleó con todos. Solita y sola. Con Dios, la Santísima Trinidad, los ángeles (esos que no tienen sexo) y sus representantes terrenales porque reclamó, a viva voz, igualdad de oportunidades, libertad sexual y educativa para su género. Tanto que se coló vestida de hombre a la Universidad hasta que la descubrieron y la rajaron, no sin antes mandarlos al carajo.
También a todos y con todo. Dejó 180 volúmenes literarios y musicales extraordinarios y para defenderse en el marco de una lucha desigual exclamó a los cuatro vientos: "Si. Yo, la peor de todas". La llamada (muchos años después) “Décima Musa” se fue a los 46 en el medio de una peste de tifus y curando enfermos. Cercanos y lejanos. Si. Ella, la peor de todas. Dámela para mi equipo. A la Juana.
Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada
Podcast: Paloma Caria
Diseño: Marcelo Maidana
"Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón y no veis que sos la ocasión de lo mismo que juzgáis".
Hace 375 años nacía con un nombre extensísimo: Juana Inés de Asbaje y Ramirez de Santillana. Se la conoció como sor Juana Inés de la Cruz. Fue la hija del medio de una pareja hereje ante la iglesia y se convirtió en una de las feministas de vanguardia de todos los tiempos de la historia latinoamericana.
Mexicana brava, se juntó con pobres, tachados y ocultos y aprendió idiomas originarios que le estaban prohibidos a las mujeres de la corte virreinal. Aprendió a leer y escribir a los 3 años a escondidas y en veinte lecciones supo del latín y escribió su primer poema a los 8 años con 360 versos en náhuatl y en español.
Se peleó con todos. Solita y sola. Con Dios, la Santísima Trinidad, los ángeles (esos que no tienen sexo) y sus representantes terrenales porque reclamó, a viva voz, igualdad de oportunidades, libertad sexual y educativa para su género. Tanto que se coló vestida de hombre a la Universidad hasta que la descubrieron y la rajaron, no sin antes mandarlos al carajo.
También a todos y con todo. Dejó 180 volúmenes literarios y musicales extraordinarios y para defenderse en el marco de una lucha desigual exclamó a los cuatro vientos: "Si. Yo, la peor de todas". La llamada (muchos años después) “Décima Musa” se fue a los 46 en el medio de una peste de tifus y curando enfermos. Cercanos y lejanos. Si. Ella, la peor de todas. Dámela para mi equipo. A la Juana.