Los trastornos bipolares de Milei

11 MAR 2024 - 10:34 | Actualizado 11 MAR 2024 - 10:37

- Por Esteban Gallo

Fue en el marco de la muestra ExpoAgro, un par de días antes de que el gobierno recibiera a los mandatarios provinciales, cuando Milei le dijo a algunos empresarios, en referencia a los gobernadores: - Los voy a mear a todos, ¿quiénes se creen que son?"-

El exabrupto se parece bastante a aquel otro que lanzara a fines de enero, cuando, enojado, por la no aprobación de la ley ómnibus sostuvo:-Los voy a dejar sin un peso-

Es rara la cabecita de Milei. Por un lado, propone un pacto del 25 de mayo que supone una apuesta al dialogo y a la búsqueda de consensos y al otro día, expresa que va a mear a todos los gobernadores.

Los trastornos bipolares de Milei son difíciles de digerir, por varias razones.

En primer lugar, porque quien los padece es nada más y nada menos que el presidente de la República, que debería tener todos los patitos en fila para sacar al país de la crisis en la que nos encontramos.

En segundo término, porque los destinatarios de esos arrebatos son nuestros gobernadores y no hay forma de que la orina del presidente no nos moje a todos, en caso de que cumpla con su amenaza escatológica.

Por ejemplo, si el gobierno nacional recorta fondos destinados a la educación, lo que se resiente es la calidad educativa de nuestros pibes. Si el Estado nacional decide terminar con la obra pública, son miles los trabajadores que se quedan en la calle y otras miles las familias que se quedan sin las viviendas, los hospitales o las escuelas que dejan de construirse. Si el subsidio al transporte se cae, son los estudiantes, los enfermeros, los jubilados, los que terminan pagando el aumento del boleto.

El viernes pasado, el jefe de gabinete Miguel Posse y el ministro del Interior Guillermo Francos recibieron en la Casa Rosada a los gobernadores. A la cita no faltó ningún mandatario, lo que demuestra que, el problema no lo ocasionan ellos, que siguen apostando al diálogo, a pesar de las bravuconadas del presidente.

Al final del camino está la firma del Pacto del 25 de mayo, siempre y cuando los diputados y senadores levanten sin chistar la mano para aprobar la ley ómnibus.

Según el ministro del Interior hay consenso para avanzar en la declaración de emergencias, las facultades delegadas, la protección a las grandes inversiones y el régimen hidrocarburífero. Sin embargo, reconoce que hay diferencias que no están zanjadas. Por ejemplo, no hay consenso absoluto para avanzar con la restitución del impuesto a las ganancias para la cuarta categoría que el gobierno quiere implementar a cambio de asegurarle a las provincias un reparto de 6 mil millones de dólares anuales.

Algunos mandatarios estarían de acuerdo, pero otros no quieren saber nada. El gobernador de Rio Negro, Alberto Wereltineck dijo en Madryn la semana pasada, que, con la caída del poder adquisitivo del último año, bajo ningún punto de vista los gobernadores patagónicos aceptarán ninguna reducción al salario de los trabajadores.
Si algo quedó en claro durante el encuentro de las Provincias Unidas del Sur es que los jefes de los Estados provinciales no permitirán ningún avasallamiento a la región y se opondrán a cualquier intento de atropellar sus autonomías o menoscabar sus recursos.

Lo que es música para los oídos de los habitantes de este suelo, en la oreja del presidente suena como un irreverente acto de rebeldía.

¿Qué frase matadora tendrá preparada Milei en caso de que los gobernadores objeten algunos de los postulados expresados en el proyecto de ley que tanto lo desvive?

Qué viene después de aquel “los voy a dejar sin un peso” que lanzó en enero” o del más reciente “Los voy a mear a todos”, es una incógnita.

Quizá se despache con el clásico “que me la chupen” o alguna guarangada parecida.

De la lengua del presidente puede salir cualquier barbaridad.

Y de esa cabecita, ni les cuento.

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11 MAR 2024 - 10:34

- Por Esteban Gallo

Fue en el marco de la muestra ExpoAgro, un par de días antes de que el gobierno recibiera a los mandatarios provinciales, cuando Milei le dijo a algunos empresarios, en referencia a los gobernadores: - Los voy a mear a todos, ¿quiénes se creen que son?"-

El exabrupto se parece bastante a aquel otro que lanzara a fines de enero, cuando, enojado, por la no aprobación de la ley ómnibus sostuvo:-Los voy a dejar sin un peso-

Es rara la cabecita de Milei. Por un lado, propone un pacto del 25 de mayo que supone una apuesta al dialogo y a la búsqueda de consensos y al otro día, expresa que va a mear a todos los gobernadores.

Los trastornos bipolares de Milei son difíciles de digerir, por varias razones.

En primer lugar, porque quien los padece es nada más y nada menos que el presidente de la República, que debería tener todos los patitos en fila para sacar al país de la crisis en la que nos encontramos.

En segundo término, porque los destinatarios de esos arrebatos son nuestros gobernadores y no hay forma de que la orina del presidente no nos moje a todos, en caso de que cumpla con su amenaza escatológica.

Por ejemplo, si el gobierno nacional recorta fondos destinados a la educación, lo que se resiente es la calidad educativa de nuestros pibes. Si el Estado nacional decide terminar con la obra pública, son miles los trabajadores que se quedan en la calle y otras miles las familias que se quedan sin las viviendas, los hospitales o las escuelas que dejan de construirse. Si el subsidio al transporte se cae, son los estudiantes, los enfermeros, los jubilados, los que terminan pagando el aumento del boleto.

El viernes pasado, el jefe de gabinete Miguel Posse y el ministro del Interior Guillermo Francos recibieron en la Casa Rosada a los gobernadores. A la cita no faltó ningún mandatario, lo que demuestra que, el problema no lo ocasionan ellos, que siguen apostando al diálogo, a pesar de las bravuconadas del presidente.

Al final del camino está la firma del Pacto del 25 de mayo, siempre y cuando los diputados y senadores levanten sin chistar la mano para aprobar la ley ómnibus.

Según el ministro del Interior hay consenso para avanzar en la declaración de emergencias, las facultades delegadas, la protección a las grandes inversiones y el régimen hidrocarburífero. Sin embargo, reconoce que hay diferencias que no están zanjadas. Por ejemplo, no hay consenso absoluto para avanzar con la restitución del impuesto a las ganancias para la cuarta categoría que el gobierno quiere implementar a cambio de asegurarle a las provincias un reparto de 6 mil millones de dólares anuales.

Algunos mandatarios estarían de acuerdo, pero otros no quieren saber nada. El gobernador de Rio Negro, Alberto Wereltineck dijo en Madryn la semana pasada, que, con la caída del poder adquisitivo del último año, bajo ningún punto de vista los gobernadores patagónicos aceptarán ninguna reducción al salario de los trabajadores.
Si algo quedó en claro durante el encuentro de las Provincias Unidas del Sur es que los jefes de los Estados provinciales no permitirán ningún avasallamiento a la región y se opondrán a cualquier intento de atropellar sus autonomías o menoscabar sus recursos.

Lo que es música para los oídos de los habitantes de este suelo, en la oreja del presidente suena como un irreverente acto de rebeldía.

¿Qué frase matadora tendrá preparada Milei en caso de que los gobernadores objeten algunos de los postulados expresados en el proyecto de ley que tanto lo desvive?

Qué viene después de aquel “los voy a dejar sin un peso” que lanzó en enero” o del más reciente “Los voy a mear a todos”, es una incógnita.

Quizá se despache con el clásico “que me la chupen” o alguna guarangada parecida.

De la lengua del presidente puede salir cualquier barbaridad.

Y de esa cabecita, ni les cuento.


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