Es ciego y, por amor, cruzó Trelew para rencontrarse con su dueño

La increible odisea de un perro de 18 años, ciego y sordo del barrio Comercio, que siguió el rastro de su dueño, que está en el Hogar de Ancianos “Los Nonos", en el barrio Íllia, porque lo extraña.

17 FEB 2024 - 17:59 | Actualizado 19 FEB 2024 - 9:48

El viernes a la noche Fatiga, un perro ciego y sordo del barrio Comercio de Trelew, se fue de casa sin dejar rastro. Graciela, la dueña de casa, lo buscó por todos lados, pero ningún vecino lo había visto.

A la mañana siguiente, buscando en las redes sociales, se contactó con Ana quien vive cerca del Hogar de Ancianos Los Nonos, cruzando la Musters, en el barrio Arturo Illia.

La mujer se dio cuenta de que ese perrito muerto de sed, agitado, no era del barrio y lo cobijó en su casa donde durmió adentro.

Fatiga solía dormir en la puerta del cuarto de Raúl, su preferido, un hombre de 75 años que hace tres años que se mudó al geriátrico Los Nonos, en la calle Maipú, al 1400.

Llegó en 2006 cuando era un cachorrito algo pachorriento (de ahí el nombre: Fatiga o Faty).El perro desarrolló un fuerte vínculo con Raúl, jubilado, a quien lo seguía para todos lados.

Cuando Graciela se contactó con Ana y lo fue a buscar a Fatiga, no podía creerlo: el perro, que nunca antes había estado en el geriátrico, recorrió un largo trecho hasta llegar adonde estaba Raúl de quien en el fondo nunca se separó.

El perro apareció a solo una cuadra de Los Nonos, el lugar del corazón hasta donde lo guio su olfato. Nadie se explica cómo el perro ciego y sordo hizo semejante odisea.

Graciela confiesa que no es la primera vez que el viejo Fatiga desaparece como por arte de magia. Aunque parezca increíble, una vecina ya había visto al perro ciego y sordo merodeando Los Nonos, buscándolo a Raúl.

Lo insólito de todo esto es que cuando Raúl visita a la familia en la casa del barrio Comercio, Fatiga apenas lo registra, como si no le perdonara que se hubiera ido.

“Raúl lo llama, Fatiga levanta la cabeza y sale para otro lado haciéndose el ofendido”, cuenta Graciela.

Fatiga, que va cumplir 19 años el 30 de noviembre, siempre anduvo por el barrio Comercio y conoce a todo el vecindario. Tenía la costumbre de acompañar al mercado a dos hombres mayores que luego fallecieron.

Con el tiempo el perro se volvió “terrible” porque jugaba y correteaba por todo el barrio. Así fue que se hizo conocido hasta que hoy es todo un personaje.

Cada vez que Fatiga desaparece ahora saben que tienen que ir a buscarlo a Los Nonos. En el barrio se comenta que el perro, que ya está viejito, quizá va a despedirse de su dueño.

17 FEB 2024 - 17:59

El viernes a la noche Fatiga, un perro ciego y sordo del barrio Comercio de Trelew, se fue de casa sin dejar rastro. Graciela, la dueña de casa, lo buscó por todos lados, pero ningún vecino lo había visto.

A la mañana siguiente, buscando en las redes sociales, se contactó con Ana quien vive cerca del Hogar de Ancianos Los Nonos, cruzando la Musters, en el barrio Arturo Illia.

La mujer se dio cuenta de que ese perrito muerto de sed, agitado, no era del barrio y lo cobijó en su casa donde durmió adentro.

Fatiga solía dormir en la puerta del cuarto de Raúl, su preferido, un hombre de 75 años que hace tres años que se mudó al geriátrico Los Nonos, en la calle Maipú, al 1400.

Llegó en 2006 cuando era un cachorrito algo pachorriento (de ahí el nombre: Fatiga o Faty).El perro desarrolló un fuerte vínculo con Raúl, jubilado, a quien lo seguía para todos lados.

Cuando Graciela se contactó con Ana y lo fue a buscar a Fatiga, no podía creerlo: el perro, que nunca antes había estado en el geriátrico, recorrió un largo trecho hasta llegar adonde estaba Raúl de quien en el fondo nunca se separó.

El perro apareció a solo una cuadra de Los Nonos, el lugar del corazón hasta donde lo guio su olfato. Nadie se explica cómo el perro ciego y sordo hizo semejante odisea.

Graciela confiesa que no es la primera vez que el viejo Fatiga desaparece como por arte de magia. Aunque parezca increíble, una vecina ya había visto al perro ciego y sordo merodeando Los Nonos, buscándolo a Raúl.

Lo insólito de todo esto es que cuando Raúl visita a la familia en la casa del barrio Comercio, Fatiga apenas lo registra, como si no le perdonara que se hubiera ido.

“Raúl lo llama, Fatiga levanta la cabeza y sale para otro lado haciéndose el ofendido”, cuenta Graciela.

Fatiga, que va cumplir 19 años el 30 de noviembre, siempre anduvo por el barrio Comercio y conoce a todo el vecindario. Tenía la costumbre de acompañar al mercado a dos hombres mayores que luego fallecieron.

Con el tiempo el perro se volvió “terrible” porque jugaba y correteaba por todo el barrio. Así fue que se hizo conocido hasta que hoy es todo un personaje.

Cada vez que Fatiga desaparece ahora saben que tienen que ir a buscarlo a Los Nonos. En el barrio se comenta que el perro, que ya está viejito, quizá va a despedirse de su dueño.


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