Playa Bonita: la marejada derrumbó la calle y vecinos temen por sus hogares

El mar socavó la calle y los autos ya no pueden llegar hasta el final. El cerco de una casa quedó en el aire. “Lo único que pedimos es que hagan la calle”, dice uno de los vecinos.

Foto: Sergio Esparza
16 FEB 2024 - 18:37 | Actualizado 19 FEB 2024 - 17:33

El panorama es desolador: el mar se llevó la mitad de la calle y los vehículos ya no pueden llegar hasta el final. En la última casa vive un jubilado de 82 años y un joven de 30. Su hijo, Alejandro Porcel de Peralta, dice que los vecinos han hecho múltiples pedidos a la Municipalidad de Rawson, pero no recibieron respuesta.


El agua impacta con tal fuerza, que el piso interior de la casa quedó agrietado. “Lo único que pedimos es que hagan la calle, porque con la calle armada podríamos poner cemento y hacer unas defensas”, dice. “Si el agua llega se lleva esta casa, la otra y se lleva el resto”.

Les resulta imposible invertir en construcción por cuenta propia. “No estamos haciendo nada para que no se caiga porque no hay plata. Una máquina sale 2 millones, y acá vive un jubilado”.

El día de la marea extraordinaria ellos estaban presentes. La sensación de ver venir el oleaje contra su casa, cuentan, es terrible. “Sentimos cagazo. Cuando las olas revientan, suena como escopetazos y cae el agua adentro”. Dicen que de noche es mucho peor.


Es la primera vez que el agua provoca un socavado tan grande. A lo largo de la calle quedó solo y desamparado el tacho de basura que utilizan todos los vecinos. La calle quedó tan destruida que el camión de la basura no se anima a ingresar.

“El camión de la basura no viene más, tienen miedo de caerse. Uno de los vecinos tuvo que tirar tierra para agrandar el camino, no se puede cruzar”.

Por temor a un derrumbe, se ven obligados a estacionar los autos lejos de la casa. “El cerco quedó en el aire. La última vez que apareció un funcionario acá fue en las elecciones. El Municipio solo vino a tirar unos escombros con una camioneta. Agradecemos, pero no fue mucho. Vino alguien de Infraestructura del puerto y dijo que no era posible hacer nada”.

Había una escalera que la gente usaba para bajar a la restinga. Ahora esa escalera no existe. Nada más quedaron los caños y los alambres. “Hay una barrera de contención que crearon los vecinos, pero el resto no quiso pagar y no pudieron estirarlo. Es plata del bolsillo de los vecinos. Si no fuera por esa barrera, ya no tendríamos calle”.

Hoy en día les dicen que en esa zona está prohibido construir, pero esas casas llevan muchos años ahí. “Hace 40 años estamos acá. El paisaje cambió muchísimo, se nota que hay un avance del mar. Cambió mucho más desde que hicieron la escollera en Playa Unión.

“Mi papá no puede decir nada, ya le pidió ayuda a todos. Ha pagado máquinas que han venido, tiraron tierra, y la tristeza de decir que pagaste 250 mil pesos para que una marejada se lleve todo. Es triste porque es un jubilado”.

Foto: Sergio Esparza
16 FEB 2024 - 18:37

El panorama es desolador: el mar se llevó la mitad de la calle y los vehículos ya no pueden llegar hasta el final. En la última casa vive un jubilado de 82 años y un joven de 30. Su hijo, Alejandro Porcel de Peralta, dice que los vecinos han hecho múltiples pedidos a la Municipalidad de Rawson, pero no recibieron respuesta.


El agua impacta con tal fuerza, que el piso interior de la casa quedó agrietado. “Lo único que pedimos es que hagan la calle, porque con la calle armada podríamos poner cemento y hacer unas defensas”, dice. “Si el agua llega se lleva esta casa, la otra y se lleva el resto”.

Les resulta imposible invertir en construcción por cuenta propia. “No estamos haciendo nada para que no se caiga porque no hay plata. Una máquina sale 2 millones, y acá vive un jubilado”.

El día de la marea extraordinaria ellos estaban presentes. La sensación de ver venir el oleaje contra su casa, cuentan, es terrible. “Sentimos cagazo. Cuando las olas revientan, suena como escopetazos y cae el agua adentro”. Dicen que de noche es mucho peor.


Es la primera vez que el agua provoca un socavado tan grande. A lo largo de la calle quedó solo y desamparado el tacho de basura que utilizan todos los vecinos. La calle quedó tan destruida que el camión de la basura no se anima a ingresar.

“El camión de la basura no viene más, tienen miedo de caerse. Uno de los vecinos tuvo que tirar tierra para agrandar el camino, no se puede cruzar”.

Por temor a un derrumbe, se ven obligados a estacionar los autos lejos de la casa. “El cerco quedó en el aire. La última vez que apareció un funcionario acá fue en las elecciones. El Municipio solo vino a tirar unos escombros con una camioneta. Agradecemos, pero no fue mucho. Vino alguien de Infraestructura del puerto y dijo que no era posible hacer nada”.

Había una escalera que la gente usaba para bajar a la restinga. Ahora esa escalera no existe. Nada más quedaron los caños y los alambres. “Hay una barrera de contención que crearon los vecinos, pero el resto no quiso pagar y no pudieron estirarlo. Es plata del bolsillo de los vecinos. Si no fuera por esa barrera, ya no tendríamos calle”.

Hoy en día les dicen que en esa zona está prohibido construir, pero esas casas llevan muchos años ahí. “Hace 40 años estamos acá. El paisaje cambió muchísimo, se nota que hay un avance del mar. Cambió mucho más desde que hicieron la escollera en Playa Unión.

“Mi papá no puede decir nada, ya le pidió ayuda a todos. Ha pagado máquinas que han venido, tiraron tierra, y la tristeza de decir que pagaste 250 mil pesos para que una marejada se lleve todo. Es triste porque es un jubilado”.


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